Cap. 14
Reconquista:
Jacob:
Hay cosas que nunca cambian ¿no?.
Como el que tenga los mismo sentimientos que me surgieron cinco años atrás.
Vuelvo y me repito la pregunta: ¿Por qué no le respondí de la misma forma cuando me dijo el te amo ese?.
En verdad no lo sé, intento buscar una excusa pero no la hay, ahora la tengo aquí, en mis piernas, con la cara escondida en mi cuello, llorando.
Saco los dedos de su interior -Nena... - acaricio su cabello, no sé que más decir.
Sigue llorando y me limito a consolarla con mi silencio, de repente se levanta de mis piernas y la dejo.
Se arregla el sostén y la blusa, abrocha sus jeans y me tira la camisa que estaba sobre la mesita.
-Deberías irte.
Se seca las lágrimas.
-Debería irme- repito -así porque sí.
-Sí, Jacob, así porque sí.
Me levanto, acomodo mi erección, siento una punzada en la herida pero la omito.
-¿Qué es lo que te pasa?.
-No me pasa nada- farfulla y se acerca a la puerta, pasa el dorso de su mano por la nariz -tan solo te quiero lejos de mí- la abre.
-De aquí no salgo hasta que no me respondas porque no entiendo ni un carajo- se queda en silencio -¿te repito la pregunta?.
-Jacob, por favor, vete- aprieta la mandíbula -de seguro tu novia te está esperando.
-Ella no es nada mío- aclaro.
-Como sea.
-¿Es eso?.
-¡No Jacob, no es eso!- explota -¡Solo que no quiero volver a repetir lo mismo! ¡No quiero volver a ser tu segunda opción! ¡No quiero volver a un manicomio otra vez porque la persona que amo no me correspondía o porque me cambió por otra!- se le salen las lágrimas -tengo miedo ¿vale? Y no quiero sufrir, otra vez no.
Me acerco a ella -Mi odalis...
-No te atrevas a llamarme así- afianza -hace tiempo perdiste el derecho a hacerlo.
Respiro hondo y empiezo a ponerme la camisa -Tarde o temprano tenemos que hablar- abre más la puerta para que salga.
Camino hasta la entrada, cuando estoy en el marco de la puerta me giro con rapidez y la enfrento.
Ella me mira con las mejillas mojadas y otra vez las palabras se atascan.
-Te pesa ¿no?- habla -te pesa decir lo que piensas.
Cierro los ojos y vuelvo a abrirlos.
-Hablemos.
-¿De qué? ¿De como mientras yo estaba cuatro años encerrada tú te tirabas a otra?- se cruza de brazos -¿de cómo me usaste durante todo un año? Pues entonces hablemos de eso ¿Qué se sintió, Jacob?.
-No te castigues así.
-No, respóndeme, quiero saber.
-Mejor me voy- doy media vuelta y emprendo camino hasta la salida.
-Eso- exclama -¡Huye! ¡Maldito cobarde!- escucho como estrella la puerta.
Llego a mi auto, abro la puerta y entro, me dejo caer sobre el asiento y suelto un poco de aire.
Pongo el auto en marcha hacia mi apartamento.
Tengo miedo ¿vale? Y no quiero sufrir, otra vez no.
Tenso la mandíbula y trato de dejar mi mente en blanco hasta que llego al estacionamiento del edificio. Dejo el auto ahí y subo encontrándome con Amanda en la puerta.
-Hola.
No respondo y abro, ella me sigue.
-Vine para curarte la herida- avisa -esta mañana te dije que lo haría.
-No hace falta- dejo las llaves sobre el sofá.
-¿Por qué?.
-Porque ya está curada.
-Ah ¿Y dónde estabas?- se sienta en lo que yo voy directo a la cocina.
-En un lugar.
-¿Cuál?.
-Amanda- exclamo desde el lugar donde estoy.
La vez que Amanda fue hasta la casa presidencial para verme fue para pedirme ser amigos ya que le había aclarado una y otra vez que no quería nada más con ella.
-Fuiste a verla- deduce mientras se pone de pie y se acerca.
-Sí fui a verla ¿y qué?.
-¿Qué te dijo?- se recuesta del marco de la puerta de la cocina mientras yo sigo rebuscando en la despensa.
-Eso a ti no te incumbe.
-Vale, una última pregunta- diviso como traga saliva -¿fue ella la que curó tu herida?.
La miro -Sí.
-¿Entonces volvieron?.
-Dijiste una última pregunta.
-Yo... mejor me voy.
-Sí, deberías irte.
Gira sobre sus talones y se retira, escucho como cierra la puerta.
Recuesto la cadera en la meseta, cierro los ojos, los abro y sigo buscando hasta encontrar la botella de ron que tanto buscaba.
La agarro y me la llevo hasta la habitación donde me saco las botas y me tiro sobre la cama con la espalda recostada del cabezal.
Me doy un largo trago y me permito pensar en todo.
Una duda ataca mi cabeza: Si ella no está casada, ¿El anillo que lleva en la mano de quién es? ¿Acaso se comprometió?.
Continúo bebiendo hasta vaciar la botella para luego quedarme dormido.
×××
El teléfono suena y me cubro la cara con la almohada, deja de sonar para luego hacerlo, creo que con más fuerza.
Al final me levanto a regañadientes, la herida me duele más de lo que debería, voy hasta el baño, hago mis necesidades y cuando me quito las vendas para darme un baño veo que estoy sangrando.
-Mierda.
Me baño como puedo, salgo y me seco para luego curarme eso, después igual sigue doliendo y de vez en cuando siento punzadas.
El móvil vuelve a sonar, dejo que siga sonando, me visto con el uniforme de guardaespaldas. Al fin tomo el teléfono, miro la hora y es bastante tarde, con razón tengo 10 llamadas perdidas de la asiática y 8 de Nicole pero ninguna de ella.
Salgo hacia la sala, no como nada porque no tengo hambre, cojo las llaves y me voy.
×××
Al llegar a la mansión, Lee Min se me acerca y la ignoro siguiendo de largo.
-Jacob- el coreano me llama y me volteo a verlo -el presidente te espera en su despacho.
Asiento y sigo hasta llegar ahí, toco y el "adelante" me permite entrar.
-Buenos días- me saluda y no respondo -¿cómo está tu herida?.
-Bien.
-He decidido darte unos días para que te recuperes y...
-No- me niego -prefiero seguir en mi trabajo.
Si me quedo en mi apartamento me ahogo.
-Bueno está bien, pensé en no salir de casa esta semana hasta que se calmen un poco las aguas, así tendrás para recuperarte.
-Bien.
-Puedes irte.
Salgo y comienzo mi trabajo consultando las cámaras donde veo a Héctor con Marcus, este último me da mala espina. Sigo dando vueltas hasta que encuentro a Melou jugando con la hija del presidente en el patio trasero, Nicole está a un lado sonriendo.
Me quedo entre las sombras mirándolas, Vida corre de un lado a otro con Melou persiguiéndola, las dos están carcajeándose como nunca.
-¡Te voy a atrapar miniatura!- le dice ella a la niña -¡ven acá, Vida!.
-¡No, no y no!.
Nicole gira la cabeza a un lado y me ve, se acerca a mí.
-Hola- la miro y vuelvo la vista hacia lo que me importa -¿se han reconciliado?.
-¿Qué?.
-Melou y tú.
-¿Por qué últimamente se preocupan por si he vuelto con ella?.
-Porque juntos se complementan mejor.
No le respondo.
-Bueno ya, que me muero- escucho decir a Melou con la respiración turbada.
-Eres una floja- se queja Vida.
-¿Quieres que me desmaye?- le pregunta y ella niega -entonces vamos a descansar.
Se preparan para entrar a la casa y cuando Melou me ve en la entrada decide esquivarme pero no lo logra ya que la detengo del brazo.
Vida se escabulle con Nicole siguiéndola.
-¿Tienes un minuto?.
-No, mi tiempo es oro.
-60 segundos.
Ella arquea una ceja y veo la sombra de una sonrisa -¿Para qué?.
-Para hablar contigo.
-Ayer pudiste haberlo hecho y decidiste irte.
-Porque me echaste.
-Sí, es cierto pero pudiste haberte quedado.
-¿Querías que me quedara?- ella rueda los ojos -por favor, Melou hablemos.
-Está bien.
-Vamos- la llevo hasta mi habitación.
-No pensarás aprovecharte de mí ¿o sí?- inquiere al entrar.
-Depende.
Se sienta en la cama y mira a todos lados.
-¿Depende?.
-De como quieres que me aproveche.
-¿De qué quieres hablar?- cambia el tema.
-Melou, lo que hice años atrás me vi en la obligación de hacerlo- me siento a su lado -lo necesitabas.
-Lo sé, pero al menos pudiste irte conmigo y acompañarme como lo hizo Celin ¿no crees?.
-Ese fue mi error.
-¿Por qué? ¿Por qué no te fuiste conmigo?.
-Semanas después quise hacerlo pero...
-Ya era tarde ¿Sabes el infierno que yo pasé allí encerrada? ¿Sabes cuántas veces clamé tu nombre con la esperanza de que en cualquier momento llegarías?- me mira -no, no sabes, mientras tanto estabas aquí con la otra, con la chica por la cual me cambiaste.
-Yo nunca te cambié.
-No lo parecía cuando decidiste dejarme para irte con ella al hospital ese día.
-Tenía que hacerlo porque casi moría y por tu culpa.
-Bueno las cucarachas tarde o temprano mueren, un día más, un día menos da igual.
Nos quedamos en silencio mirándonos a los ojos.
-¿Me perdonas?.
-Estás perdonado desde el instante en que te volví a ver cuando caímos por las escaleras- declara -aunque quiera odiarte, aunque piense en hacer de tu vida una mierda no puedo porque te amo- mi expresión cambia y ella se da cuenta -sí, yo si no tengo miedo decirlo, te amo Jacob Banner.
-Vas a tener que darme un ramo de rosas para que te acepte por completo- bromeo y ella me da un golpe cerca de la herida en las costillas.
Suelto un quejido.
-Lo siento.
-Está bien.
-¿Viste que contigo no se puede hablar en serio?.
-¿Y ahora?.
-¿Ahora qué?.
-¿En que posición estamos?.
-En ninguna, somos amigos y...
-Ahora mismo dijiste que me amabas.
-Pero tú no me correspondiste.
Abro la boca y... -Eso es chantaje emocional.
-Nunca he jugado limpio, además tienes que reconquistarme.
Sonrío y rozo con mis nudillos su mejilla -Lo haré.
-¿Qué cosa?.
-Reconquistarte.
N/A
Perdonen los errores, había decidido editar estos capítulos antes de subirlos pero cambié de opinión, los editaré luego de terminada la historia. Así que si encuentran cualquier discordancia, error ortográfico o más, no se preocupen, pronto lo arreglaré.
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