7.-Recompensa.
El jefe de todos ellos lo llamó urgente a su oficina, Dégel nervioso pues temía que la reyerta con Charlotte haya perjudicado su trabajo como jefe de uno de los departamentos, se encomendó a todas las deidades que no sea para decirle...
" Señor DuPont, pase por Recursos Humanos"
-no creo que sea eso que estás pensando-habló con absoluta calma Sisifo mientras disolvía el café en su jarro perdilecto-tu departamento ha reportado ingresos que ni en los cuarenta años de esta compañía ha tenido.
-¿ crees que me llame para felicitarme por eso?-dio vueltas al frasco de café, el castaño asintió apartando el café-es que luego de....
-ya te dije que El Cid-al pronunciar el nombre del consultor financiero, amigo de Manigoldo y Kardia un rubor se pintó en sus mejillas, Dégel se rió malicioso-él conoce a muchos abogados, contadores y hasta economistas.
Por ese lado no debía preocuparse, en lo legal contaba con ese as bajo la manga si es que la madre de Camus cumplía con su amenaza.
Esperó que Sisifo terminara su pequeño break para ir con él hasta el tercer piso del edicifio donde Zodiac S.A mantenía sus operaciones y saber qué deseaba el CEO.
-¿ tienes galletas?
-te daría , pero Milo y Camus se las comieron ayer-contó el peliverde.
-son golosinientos-comentó risueño Sisifo-Aioria es igual, Aioros... es mas amante a lo cítrico, dulce casi poco.
Ahora que mencionaba al joven, Dégel sintió curiosidad, se preguntó como se tomaría una eventual relación entre su padre y El Cid. Aioria se mostraba más abierto con el español, en cambio el joven era más reservado.
-Vamos al tercer piso-dijo el galo recogiendo las tazas-después lavo esto...
***********
-¿ puedo quedarme en su casa?-consultó un apenado Aioria a Camus y a Milo que en esos instantes escribían la tarea para el día siguiente.
Milo paralizó sus actividades para alzar una ceja y confrontar a su amigo.
-¿ tu hermano ya no te quiere gato?
-no es eso-suspiró dramático-es que quiere hablar con nuestro futuro padrastro sobre algo que escuchó hablar ayer con mi papá y me dijo que era cosa de grandes...
Marín se acercó a los tres pubertos, Aioria cambió su ánimo. De deprimido pasó a caérsele las babas cuando la jovencita pidió prestado un lápiz.
-Chicos... ¿ tienen un lápiz?
-¡ TOMA EL MÍO!-gritó cual loco fan a su estrella favorita, la adolescente lo miró con cara de " no me interesas... ni eres mi tipo"
-errrr.
-jejejejeje, busca en mi...
-¡ toma el mío!-insistía Aioria con carita de enamorado-además los lapices de este par estan en franca decadencia.
En eso apareció Sheena, la madrastra de Milo. El puberto palideció y atinó a a pellizcar a Camus que dio un gritito para pisarle el pie en venganza.
-¡ carajo! ¡ por que no te pisas las....!
El profesor paralizó sus actividades para dar una larga mirada al francesito, negó con la cabeza y anotó en la carpeta de conducta esa observación. No quería alumnos vándalos, ni mal hablados suficiente tenía con Milo, sus bromitas y su léxico barriobajero.
-perdón profe...
-que no se vuelva a repetir señor DuPont, si no me veré obligado a llamar a su representante.
Marín rechazó la galantería melosa de Aioria, Sheena le dio un jalón de pelos a Milo que se quejó. Esa era su desquite por todas sus estúpidas bromas.
Al fin luego de dos tortuosas horas de clases, fue la hora de recreo; los tres amigos salieron con su dinero a comprar algo con qué alegrar su estómago. Aioria con el corazón roto decidió matar su penas con gaseosa oscura.
-me duele el corazón, snif...-destapó la botella y se la bebió de un trago-¿ qué pedirán ustedes? ¡ no me digan...!
-¿ tiene manzanas?-preguntó Milo empinándose en el mostrador de la pequeña tienda a lado del colegio, Camus distraído no prestaba atención a lo que hacían sus amigos.
-¿ cuantas quiere niño?-preguntó la tendera.
-ehhhhh-buscó ayuda en Camus, más este se hallaba mirando atento un auto BMW azul estacionado a las afueras del colegio-Cam.. me estás...
-es mi mamá-dijo serio el francesito, Aioria escupió la tercera gaseosa a sus pies.
-eres un repugnante-apostrofó Milo asqueado-tu baba se pegó a mis zapatos nuevos, ¡puaj!
-¿nuevos?-se mofo Aioria limpiándose la boca-los pintas con el rímel de la tía de Camus y la tinta negra del señor Krest...
Cuando no el bocon, metido, lengua de siete azotes que le reveló su más intimo secreto, Camus se cruzó de brazos y torció la boca, el auto quedó en segundo plano. Por eso la tía compraba rímel cada tres días por que pensaba que se le secaban o venían con poco contenido sin imaginar que un manito largo escorpión hacía fiesta su cosmético.
El timbre sonó alertando que debían regresar a sus clases, Milo pidió dos manzanas las cuales guardó en su abrigo, Aioria repleto de gaseosa no quiso nada más. Camus con una secreta pena comenzó a caminar hacia el bólido del cual Charlotte salió con varias bolsas, Milo lo tironeó de su mano impidiéndole avanzar.
El escorpioncito con tono de voz preocupado le hizo saber que no le dejaría irse solo.
-¡ no!
-no me pasará nada Milo-dijo con una sonrisa segura-sólo quiero hablar con ella...
-Dégel se molestará, Cam.
-no nos metas en problemas-dijo Aioria preocupado-tu papá se enojó feo la última vez y casi un carro los mata a ustedes dos.
Sopesó lo dicho por sus amigos, Milo no lo dejaría irse así porque si y Aioria no dudaría en contarle a Sisifo y este le diría a Dégel... no quería repasar más porque sería el zafarrancho del siglo. El guardia ya cerraba la puerta de entrada, Aioria por señas les indicó que debían entrar, el pequeño francés se resistió cuando Milo lo jaló hacia esa dirección.
-ya te dije que no voy... ve, no quiero que por mi culpa repruebes, yo..-miró de soslayo a la mujer castaña que permanecía sentada en una banca cercana al establecimiento educativo con los ojos cerrados-debo hablar con ella, si me aprecias como tu hermano, no le cuentes a mi papá ni a mi abuelo.
-¡ VÁMONOS BICHO, LA PROFE DE MATE NOS PONDRÁ FALTA!
Reacio Milo se desprendió del agarre, antes abrazó con fuerza a Camus al que se le aguaron los ojos, debía saber de labios de su madre porqué no estaba con él, qué aconteció entre su padre y ella que Dégel no le decía ni Krest permitía.
-prométeme que no te irás con ella Cam-habló sin romper el abrazo, él asintió-no quiero perderte...
-no le haría eso a mi papá, sólo quiero hablar nada más.
-¡ BICHO LERDO!-apremió Aioria aferrado de la puerta casi cerrada ante el enfurruñamiento del guardia-¡ mueve el trasero ese flaco que tienes!
Inseguro, el escorpión acató la decisión. Mientras se acercaba a la puerta, volteó y miró preocupado a Camus que agitó la mano, tenía un hondo temor que crecía en su corazón, esperaba que sea un miedo absurdo.
Charlotte sintió una especie de orgullo cuando vio al muchacho de cabellos aguamarinas, su estatura la sobrepasaba a ella, su belleza juvenil semejaba a un rey recién ungido y adorado por sus súbditos, pero sus ojos azules lucían tristes.
-mi niño-ella lo arropó entre sus brazos.
-¡ buenos días!-saludó educado-¿ cómo estás mamá?
Ella le señaló a la banca donde descansaban varias bolsas que seguramente eran obsequios destinados para él, sin chistar se sentó seguido por ella, el auto azul desapareció en un suspiro quedándose madre e hijo al amparo de un árbol y la mirada desdeñosa del guardia del colegio.
-quise estar en tu cumpleaños pero estuve muy ocupada-comenzó mientras deshacía el abrazo.
-no importa, lo entiendo...
Ella no podía estar, Dégel ni Krest lo permitirían, pero él fue feliz ese día lo único que deseaba era que sus padres pensaran en él y no en luchas legales por su custodia
-¿ tú me quieres?-preguntó sorprendiendo a la mujer.
-claro mi niño... por eso vine quiero estar más tiempo contigo.
Una intensa felicidad se instaló en su pecho, sin embargo Camus ignoraba las intenciones de su madre.
-prometes que no intentarás discutir con papá, él me ha cuidado mucho.
Disimuló su molestia ante la mención de Dégel. Camus estaba tan acostumbrado a él que si entablaba la demanda podría salir en contra. Contratando un buen abogado ella ganaría no sólo la custodia temporal si no definitiva del pre-adolescente al que daría todo apoyo económico.
-no hablemos de él hoy-coló sus manos en las bolsas de las que sacó dos cajas envueltas-son para ti mi niño...
Al principio Camus fue reacio a aceptar los regalos, pero dada a que quién se los daba era su madre, terminó por aceptarlos. Charlotte le explicó que eran obras de autores como Gustavo Adolfo Becquer, Fiódor Dostoyevski, Charles Dickens, entre otros. Sus ojos se iluminaron ante las obras exquisitas que sus orbes devorarían sin cesar.
-¡ gracias!
Consultó la hora en su reloj, vio que ya se le hacía tarde por lo que aceleró la despedida.
-amor...
-si-Camus dejó de romper el papel-¿ tienes que irte?
-si, mi trabajo es algo...asfixiante. Además tú tienes clases...
Entendía. Recogió la basura que había echo, puso debajo de su axila los libros y mientras su madre se alisaba su vestido echó los trozos de papel al tacho de la basura.
-pasa bien mi niño...
-me llamo Camus, mamá, llámame así-pidió el francesito sin sonar maleducado.
-de acuerdo Camus-sonrió, el auto azul regresó y se estacionó frente a ellos-¡ adiós!-dijo y se subió al bólido que se perdió por una esquina metros más adelante.
La dicha inicial se convirtió en un sentimiento de desaire para el puberto, ni siquiera lo acompañó hasta el colegio, quería que fuera hasta su aula y conociera donde se educaba, pero no... ella volvió a irse como una brisa fugaz dejándole un amargor en su boca.
-¡ gracias mamá!
¿ Sería posible comprar el cariño de un hijo?
¿Charlotte sabría lo que quería Camus?
***************
El CEO revisaba en completo silencio los balances del departamento financiero mientras él aguardaba que le diera la palabra. Al fin luego de cinco minutos de agónica espera, el CEO comenzó a revelarle los motivos de porqué lo llamó hasta sus oficinas.
-te has destacado muy bien durante estos años en este compañía-cruzó sus dedos sobre el escritorio-por eso he decidido recompensarte de nuevo...
Debía decir algo como " me siento halagado señor o gracias", más su lengua se trabó en su paladar provocando una corta risa en el superior.
-ay muchacho, es normal sentirse abrumado, pero te aseguro que tu premio es a tu altura... verás...
Le explicó que la empresa hizo una alianza estratégica con una universidad, aquellos que se destacaban en sus puestos de trabajo, Zodiac los enviaba a terminar sus estudios universitarios o especializarse en una área en específica claro relacionada con los negocios y administración. Zodiac cubría los gastos y lo único que él tenía que hacer era asistir y demostrar que era digno de esa oportunidad.
-¿ cuando yo..?
-a partir del otro mes querido muchacho-aclaró el CEO sacando unos papeles de una carpeta azul-estos son los documentos que necesitas para enviar la solicitud y que quedes matriculado-analízalos, comentale a tu padre y cuando te sientas listo para que elijas el horario de clases.
Camus se pondría feliz con esa noticia, Krest ni que se diga, su padre anhelaba que se preparara y obtenga un título profesional. Kardia igual, lo estrecharía y lo llenaría de besos por doquier.
Tembloroso estrechó la mano del CEO que emitió otra risa por su nerviosismo.
-hoy puedes salir una hora antes, eso si no le comentes a Sisifo ni a nadie de esto. Yo les comunicaré cuando sea pertinente.
-como diga-abrió la puerta y se marchó, Sisifo habia retornado a su oficina pues tenía una reunión con el personal a cargo suyo por lo que tomó el ascensor solo.
-ahora si te esntirás más orgulloso padre-apretó los papeles contra su pecho-cumpliré mi promesa...
o-o-o-o-o-o-o-o-o-o
Muchas gracias por llegar hasta aquí n.n
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