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23.-Mi hermano.

—¡Debo regresar mamá!—ofuscado Aioros le quitó su celular, Otón alarmado ante los primeros signos de ansiedad en el joven actuó atajándolo—¿ Qué haces? ¡ Tú no eres mi padre!

—Al que lo es no lo obedeces y lo desafiaste un tiempo... Tu madre sabe bien que entre tú y él aún subsiste una grieta pequeñísima.

—¡Pero mi hermano...!

Su madre le volvió a quitar el aparato y buscó el número de Aioria al cual Aioros tenía identificado como hermanito fastidioso. El joven se tapó el rostro con ambas manos y rompió a llorar desolado, no entendía los motivos de su padre para negarle ver a su madre en su tierra natal y temía que su hermano pagara los platos rotos de su indiscreción en las redes sociales.

—Es mejor que...

—Sisifo es un idiota—espetó indignada cuando le salió apagado, ante eso, Aioros  comenzó a sudar frío y procedió a teclear furioso en los contactos, el contacto de Saga, su amigo se marcó.

—¿ A quién llamas?—indagó curiosa su progenitora.

Grecia.

Casa de los gemelos.

Tirados en el suelo, cansados de limpiar el desastre de su mascota, Saga  miraba el techo de cielo raso en tanto el menor fisgoneaba en las aplicaciones que el mayor quién poseía el celular último modelo del año, le prestó para que se " familiarizara con el mismo". La tía Cris, contenta de verlos hacendosos, les preparó una bandeja con chucherías para que recuperaran energías.

—¿ Qué asco Saga? ¿ Juegas esto?—con una mueca, Kanon le tiró el celular ante el juego que su gemelo descargó para sus momentos de aburrimiento—hasta el hermano de Aioros tiene mejores gustos que tú...

—Hablas mucho del inmaduro, sufrido hermano de Aioros últimamente—apostrofó el mayor ante el silencio bochornoso de Kanon que rodó los ojos—no lo conoces bien...

—Ni li cinicis bin—lo imitó el menor cansado de que quieran venderle una versión inmadura de Aioria—es un incomprendido, un adolescente que...

El sonido a todo volumen de una canción de Nirvana " Smells Like Teen Spirit" que Saga colocó de tono de llamada a su celular, interrumpió su charla de hermanos. Kanon estiró la mano para tomar una bandeja con aceitunas y papas fritas que esperaba sobre la mesa de centro y se zampó un puñado cuyo sabor lo llevó hasta las nubes.

—¡Qué quieres Aioros! ¡ Si vi tu foto, pero el tonto de Kanon no me dejó comentar!

Su mal humor se esfumó de golpe cuando la voz amortiguada de Aioros llegó a su cerebro, dirigió una fugaz mirada a su hermano que dejó de comer para prestar atención. Le indicó que pusiera el altavoz.

—¡Espera, calma amigo!—dicho esto colocó el altavoz—ahora si, cuéntame, ¿ Qué es eso que te tiene tan alterado?

—Quiero que vayas a ver a mi hermano... Papá ya sabe que me fui de Francia sin su permiso y creo ha castigado a Aioria...

Kanon alzó una ceja asombrado. Las veces que coincidió con el caballero, lo tomó por  amable y un hombre que daría todo por sus hijos, más no como sobreprotector, cosa que hostigaba a Aioros.

—¿ Qué pasa exactamente?

—No preguntes y vamos—instó el mayor dispuesto a cumplir con la petición de Aioros que agradecido le prometió que cuando regrese lo invitaría a comer hamburguesas con todos los aderezos disponibles.

Dejaron a su amado perro en el cuarto del menor y dejando una nota para su tía, se fueron.

*****

—No están en casa Aioros...—Saga compungido tuvo que comunicar a su amigo del alma que su hermano no estaba en casa—¿ Sabes dónde puedan estar?

Aioros se mordía las uñas mientras sopesaba qué hacer, podría buscar el número de Cid y llamarlo, más lo estaría perturbando en sus labores. Un gato gris viejo y regordete se acercó a los pies de Kanon y se restregó en ellos, el joven enternecido se agachó a tomarlo comprobando que tenía unos mechones cobrizos en su lomo, sus patitas blancas como guantes y una raya blanca en medio de su nariz.

—Saga mira...

—Ahora no Kanon—dijo mientras Aioros al otro lado le decía que Aioria era muy susceptible ante cualquier cosa.

En eso, el minino saltó de los brazos de Kanon al oír unos pasos acercarse. El muchacho se puso alerta ya que estaban solos en aquel vecindario. Saga tuvo que cortar y guardarse el celular en el bolsillo temiendo que sean ladrones.

—¡Eres un majadero sin remedio Aioria!

—¡Tú me dijiste cosas feas por culpa de mi hermano!

Ambos vieron a padre e hijo discutir mientras el mayor sacaba unas llaves, Aioria a su lado parecía su hermano menor en vez de su hijo dado a la estatura. Saga le dio un codazo a Kanon quién carraspeó para hacerse notar.

—Ya verá cuando regrese...

—¡Ehhh señorrrrr!

Aioria ni se alegró, tenía una pena en su alma que no podría quitar. Bajó la mirada aún enrojecida por las lágrimas y le dio la espalda al menor de los gemelos quién negó pues supuso que la discusión entre padre e hijo fue terrible, devastadora dado al rastro de lágrimas del adolescente castaño.

Sisifo arrugó el entrecejo ante la presencia de los hermanos, Kanon le sostuvo la mirada mientras el bendito celular de Saga vibraba en su bolsillo, Aioros se mataba llamando.

—¿ Ustedes lo sabían?—cuestionó el mayor luego de abrir la puerta, Saga enserió su expresión—¡Claro como son sus amigos...!

Ellos solamente estaban ahí por deseo del joven castaño que se mordía las uñas ante la atenta mirada de su madre que no sabía como tranquilizarlo, al fin de cuentas, su hijo amaba con el alma a su hermano menor cuya madre había muerto sin siquiera verle salir sus primeros dientes de leche.

—¡Papá no empieces!—intervino Aioria colocando una mano sobre su hombro en tanto posaba su mirada felina en la de los gemelos quienes suspiraron incómodos—no todos tienen algo que ver en tu malestar, aprende a no juzgar por nimiedades.

Esas sorpresivas palabras atragantaron a Sisifo que palideció, su hijo menor le habló con dureza a pesar de la discusión de horas antes, se sintió terrible.

—¿ Aioria?—Kanon lo llamó-¿ Podemos hablar?

—Ahora....

El joven vio que no tenía escapatoria, aún laceraba la frase de su padre y lo que más deseaba era desahogarse.

Saga no sabía dónde meterse, Sisifo decidió entrar a la casa, pero antes transmitió estas palabras a Saga.

—¡Si hablas con Aioros, dile que puede quedarse el tiempo que quiera con su madre!

El joven torció el gesto, sonaba a resentimiento velado, negó para replicar.

—No así señor Halamandis... Aunque Kanon y yo no nos criamos con nuestros padres, sé que la falta de uno deja un vacío que ni la mejor universidad repara, por lo tanto, es derecho de Aioros ver a su madre por mucho que usted lo impida...

Estupefacto, el castaño mayor dirigió sus pasos al interior de la casa cerrando la puerta con estrépito, Saga se quedó mirando algo molesto, era tan difícil convencer a un hombre para que sea comprensivo; Kanon tomó con suavidad el brazo de Aioria y lo condujo hasta un tronco cortado por algún vecino en tanto le hacía una seña a su hermano para que se marchara a casa. 

Saga no obedeció prefirió recostarse en una pared contigua amparado bajo el techo sobresaliente de la misma. No tenían nada más que hacer, por lo tanto esperaría.

—¿ Es mucho lo que me piensas decir?—espetó el menor desganado—no deseo que mi...

—Hace días no temías nada, ahora pareces un niño herido ¿ Tan terrible fue?

—¿ Te importa acaso?

Lo estudió con atención. Vio sus manos moverse con rapidez, luego las estrujó para luego posar una en su cabellera castaña para jalarla mientras sus dientes chocaban sin descanso. Ansiedad, él estaba a un paso de estallar.

—¿ Hay alguien más que ames aparte de tu padre y hermano?—se agachó hasta quedar a su altura—quién sea no te señalaré, no soy dios para castigar ni maldecir...

Como lo suponía, Aioria estalló en sollozos. Saga se enderezó alarmado ante el ruido, Kanon en silencio dejó que las lágrimas rodaran impetuosas hasta que la pena mermara un poco.

Si, se sentía herido y solo porque a veces usaba las bromas para no pensar que su madre, aquella mujer que lo trajo al mundo se fue dejándolo con aquel hombre que día y noche se culpaba de haber abandonado a su primer compromiso por él, para que él no creciera sin carencias. 

—M...mamá...

El mayor acercó su pulgar derecho hasta su ojo para quitar una lágrima que saldría de nuevo, esos ojos cristalinos parecían un espejo donde se vio reflejado en su adolescencia cuando un día de tristeza, vio un bello rostro femenino que lo cobijaba. Aioria tragó en seco y con respeto quitó esa diestra de su rostro, no quería que su padre malinterpretara ese gesto peor su estado anímico confundiera su corazón.

—Tranquilo—dijo el mayor—no es eso que piensas, además ¿ Por qué te ruborizas?

Parpadeó confuso, más sin pensarlo se abalanzó en busca de un abrazo, ese que no obtenía desde hacía unos días cuando su amado hermano se marchó sin decirle que iría a ver a su mamá, comprendía que Aioros con le confiara ciertas cosas porque tenía la mala maña de contarle todo a Sisifo, más si le revelaba que era por su madre, le guardaba el secreto hasta con tres llaves.

—Me dijo que por mi causa, abandonó a Aioros...—confesó el muchacho—Shura quiso intervenir pero papá enloqueció y dijo que era un ingrato, un estúpido que no merecía su amor...

—Tu papá también debe desahogarse, pequeño. Él tomó una decisión compleja que no todos toman o si lo hacen es porque no tenían otra opción.

Quiso reírse pero su boca tembló, le pareció irónico que Kanon dijera eso, él no tenía idea del infierno de horas antes y no estaba dispuesto a soportar más dichos hirientes de su padre.

Saga decidió comprar un jugo para hacer tiempo mientras su hermano trataba de ayudar a Aioria que refugiado en un abrazo similar a uno de padre e hijo le mostraba su esencia. Le pareció que Kanon debía dedicarse a ser coach o psicólogo en ves de seguir estudiando arquitectura, en la que su rendimiento era normal.

—¿ No quieres adoptarme?—dijo de repente Aioria.

Como si de un chiste se tratase, Kanon comenzó a reírse, un adolescente de casi catorce años pidiéndole eso... Era como escuchar una propuesta de matrimonio apresurada.

—Vivo con una tía estricta—dijo separándose en tanto revolvía su cabellera castaña—no soportarías sus reglas y sus castigos son ejemplares.

Eso lo repelió. Odiaba los castigos, peor si eran relacionados con lavar trastes y lavar a mano su ropa, así que mejor era seguir viviendo en " Hotel papá". Pero agradecía el gesto del gemelo para con su persona, juró que lo haría padrino de su boda con Marín o bien con Shaka quién parecía prestarle más atención que la bonita pelirroja amante de las águilas.

—¿ Te sientes mejor pequeño?—indagó Kanon.

—Si, muchas gracias—se alejó un poco para dejarlo libre—pero puedes acompañarme a un refugio de gatos.

Sin pedir permiso alguno, el adolescente caminó junto a los gemelos quienes contuvieron el aliento cuando los ojos filosos de Sisifo los traspasó. Esa indiferencia de su hijo menor dolía peor que el fuego del infierno.

—¡Lo siento!—murmuró con evidente dolor en su voz.

En esos momentos, un mensaje entró a su celular.

—¡Voy a regresar a Grecia hoy mismo!—escribió Aioros a su padre quién abandonó la ventana para contestar—pero con mi mamá...

Apretó los dientes ante las palabras, seguramente le reprocharía todo lo que su primogénito padeció desde que vivía con él. Quedaría como el malo de la película.

—Como quieras—respondió parco—pero te advierto que tu hermano es inocente de lo que yo halla cometido.

El joven no respondió, en esos momentos se aprestaba a empacar sus cosas de nuevo para regresar a la capital francesa en compañía de su mamá quién ayudada por su pareja sentimental guardaba pasaporte, ropa entre varias cosas y dinero en efectivo, lo suficiente para su estancia en París.

Madre e hijo marcharon al aeropuerto listos para viajar, debían aclarar cualquier malentendido.

o-o-o-o-o

¿ Qué creen que pase cuando Aioros y su madre lleguen?

¿ Kanon será el padrino de bodas de Aioria?

¿ Qué suponen que pasará en los siguientes capítulos? ¡ Faltan menos de diez!

Un abrazo, cuídense mucho y les deseo un inicio maravilloso de año a pesar que hayan transcurrido ocho días.😃💖

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