1.- ¿ Cómo lidiar con dos pubertos?
Hola n.n
Bueno la verdad es que la imagen de portada dista mucho del titulo, pero i promise que la cambiaré apenas pueda.
En fin primer cap de esta segunda entrega.
o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o
Y la profecía de Sisifo se cumplió....
Los enormes y exóticos ojos de niño, se transformaron en un par de joyas zafiros que adornaban el bellisimo y perfecto rostro de niño-puberto que cautivaba desde señoras tan respetables como la amiga de su abuelo, Garnet, hasta jovencitas quinceañeras que lo miraban fascinadas. Milo no se quedaba atrás, ni Aioria tampoco, ambos niños de 11 y 10 años respectivamente levantaban suspiros y eran receptores de pequeñas misivas de compañeras de curso.
Dégel orgulloso de que su amado retoño abandonaba la niñez y además siendo buen estudiante en su escuela, decidió cumplir con la promesa a Krest.... ingresar a la universidad en modalidad semipresencial y regarlarle otro motivo más para tener la frente en alto.
-¿ puedo ir contigo papá?-preguntó Camus mientras navegaba en la página web de la universidad que su progenitor eligió para continuar su preparación-me gustaría saber cómo haré cuando me toque a mi....
-aun falta mom petit-lo tranquilizó-apenas comenzaste la secundaria.
Milo que se hallaba de curioso entre ambos franceses, quitó la mano de Camus del teclado del aparato ganándose una mirada asesina del puberto para digitar la siguiente petición.
" Como no verse como un unicornio"
-eres un idiota Milo-recriminó el francesito al entender la indirecta-¡ PAPÁ!
El aludido alzó sus exóticas cejas ante la peleíta que se estaba gestando, ya esperaba esas escenitas en cualquier momento, por lo que ya preparaba su arsenal para lidiar con los pre-adolescentes. Había adquirido en uno de esos tantos días en su hora de almuerzo era eterna, un libro titulado " Familias con hijos adolescentes", un ejemplar muy económico e interactivo que traía incorporado un test y un cd.
-yo sólo digo la verdad, el otro día al gato flacuchento le salió un grano en la nariz y no sabía que ponerse-comentó mientras capturaba la pantalla para imprimir-y además no ando tapándome la cara como tú por una espinillita. ¡ Adefesioso!
-¡ Milo!....
-¡ espérate, Dégel! que me falta decirte lo que dijo de tus lentes....
Camus se abalanzó sobre el bocafloja escorpión derribándolo al suelo en tanto lo amordazaba para evitar que revelara lo inevitable.
-¡ cállate Milo! ¡ no le creas papá! ¡TODO ES MENTIRA!-acto seguido se tapó la boca porque se escuchó como un gallito ronco.
Uno de los signos del tan temido cambio de niño-hombre era la voz, de la dulce y aniñada, ahora era como oír un tarro chirriante o mejor descripción a eso, un gallito ronco. A Milo le daba igual, porque consideraba que le añadía un toque más atractivo ante las niñas, algo que enojaba a Camus que argumentaba pedantería y algo " indigno de un chico en pleno desarrollo"
-¡ puaj!-lo empujó arrugando la nariz-¡ lávate los dientes!
Ofendido, Camus le picó los ojos con un lápiz que halló tirado cerca de la pata de la cama de su padre, Milo trataba de defenderse de ese ataque furibundo en tanto Dégel se puso de pie con total calma y separó a los muchachos. Dio un coscorrón a su cuñado por provocar a su hijo y un jalón de orejas a Camus por montar una escena peleonera.
-¡ cuidado, papá!-se quejó el lindo galo-me arrancas las orejas.
-¡ ay Dégel!-se sobó la cabeza esa alborotada, Milo-ni mi mamá me pega tan duro....
-¡ CHITO, los dos!-empleó voz autoritaria para poner el orden.
Camus se encogió en su sitio ante la potencia de la voz de su padre que rara vez se enojaba, aunque él jamás de los jamases le había alzado la mano, al parecer en ese momento pretendía disciplinarlo de esa forma. Milo tragó grueso y se echó a temblar.
-tengo permiso de tu madre y abuela para disciplinarte Milo-recordó el joven a su cuñado que asintió muerto del miedo-y tú-miró severo a su hijo que palideció y por instinto tomó la mano del otro chico-no te eduqué para que seas un revoltoso y agresivo....
-¡ no me pegues papá! ¡ prometo que me portaré bien!-murmuró Camus con la mirada gacha-todo fue culpa de este tonto...
Y estalló la bomba nuevamente.
-¿ A QUIÉN LLAMAS TONTO, TONTO?
-al borrico que me está hablando-contestó desafiante el francesito guapito-¡ ouch!
Dégel se hartó de el intercambio de palabras e insultos camuflageados por lo que alzó la mano y estampó una bofetada. Separó a los dos pubertos, a Milo lo dejó a su lado izquierdo y a su vástago en la derecha quienes se miraron como si quisieran despedazarse con la mirada.
Por boberías se "enemistaban".
Carraspeó para cortar la tensión reinante, Krest en esos momentos cruzaba por el pasillo a paso apresurado ya que olvidó llevar a su trabajo varios documentos y eran primordiales. El abuelo de 46 años era víctima de las ocurrencias de Milo que a veces eran solapadas por Camus tales como llamadas aduciendo que eran de la empresa de la luz a cobrar deudas, no obstante él también alcahuetaba ciertas cosillas de los pubertos que Dégel y Kardia ni imaginaban.
-¡ Dégel! ¿ porqué estás tan callado?-espetó el señor Krest
-estamos jugando el juego de la estatua, abuelo-respondió Milo juguetón, Camus arrugó la nariz en señal de desagrado cosa que no pasó desapercibido a Dégel que se prometió tendría una charla muy seria con su hijo.
-estatuas mis arrugas-respondió Krest entrando a la habitación-¿ qué hicieron par de desadaptados?
Su hijo puso los ojos en blanco. El Krest que él conocía, ni muerto empleaba ese léxico, Kardia y su influencia y ni que decir de su amigote Manigoldo que con la excusa de que su socio en el taller se iba a instalar a Francia se le ocurrió mudarse con combo, amigos y locuras.
Camus, su único nieto aprovechó ese breve espacio para correr y quejarse a su abuelo que permanecía bajo el umbral de la puerta de la alcoba de Dégel de brazos cruzados y a punto de zapatear.
- ¡ ya se va a quejar el ridículo este!-comentó Milo rascándose la cabeza la cual no se lavaba en días-antes me caía bien, ahora es un quejica.... no se te parece en nada cuñado...
Dégel le dirigió una de esa miradas que decían " Cállate".
-uy, me mejor me callo, no valla a ser que me den con el látigo por boca floja.
-¡ a ver Milo!-llamó el venerable Krest-¡ ven acá!
—no diré nada si no está Kardia aquí—sentenció con ínfulas de sabihondo—además dije la verdad... ese barro se puede arreglar.
—¡ ah con que así vamos jovencito!....
Diez minutos más tarde.
Los asistentes de doña Elia tenían puesto un delantal cada uno, la mujer en cuestión permanecía a lado de los chicos quienes de castigo tenían que ayudarla a preparar la comida de ese día. Milo ya mismo se vomitaba encima de la tabla de picar mientras que Camus...
-por tu culpa por tu grandísima culpa me mandaron a freír espárragos-lloriqueó esquivando la sartén la cual chispeaba aceite caliente-esta no te la perdono Milo...
La dama compadecida porque sus muchachitos consentidos ( desde la llegada de Milo, también era su consentido) no daban pie con bola en la cocina, tomó la batuta con los espárragos dejando a Camus que le pasara los ingredientes para el almuerzo.
-¡ ouch!
" Toma tu merecido cabeza de escoba loca"-pensó con malicia Camus.
Cuchillo malo cortó una pequenísima parte del dedo de Milo provocándole que sangrara.
-me voy a morir Elia-gritó histérico el puberto mirándose el dedo-no quiero... soy joven, guapo y las chicas me quieren...
-¡ me tienes harto con tus chillidos, llorar porque te heriste un poquito! ¡ patético!
-¡ mi niño!-corrió a auxiliarlo-no puedes andar de boquiabierto, mira cómo te hiciste.
Camus en modo celos.
-claro como no eres tú-al muchacho se le salían unos lagrimones-te vale mi dolor... ¡ Eliaaaaaa!
Antes de que desate el sangrerío y comience Milo a dictar su testamento, la mujer ya tenía el botiquín de primeros auxilios, Camus al ver esto dejó tirado todos los instrumentos de cocina y fue hasta la sala bufando donde se encontró a su tía muy acaramelada con su enamorado quien la verlo se separó de la muchacha para ponerse de pie y saludarlo.
-¡ hola campeón!
-¡ campeón mis medias!-refunfuñó para irse de largo. Elina sorprendida por el comportamiento de su amado sobrino lo disculpó aduciendo que el estrés del colegio lo tenía gruñón. El joven le restó importancia.
A los pocos segundos de que Camus se hubiese marchado, se dejó oír el chillido de horror de Milo proveniente de la cocina, el ladrido de Puppy para rematar la carrera apresurada de Dégel que por poquito besa el piso en su afán de querer saber las causas de ese desgarrador grito.
-¿ q-qué pasó?
-ya sabes como es de miedoso Milo-habló con naturalidad Krest que venía tras suyo con sus papeles-probó su castigo ahora debe aprender a no ser lengua de siete azotes.
No había reparado en la presencia del joven novio de su hija hasta que este se dejó notar.
-espero que no estén con sus cosas en mi casa-amenazó el mayor de los DuPont, su hija asintió en tanto cogió la mano de su novio y se lo llevó afuera.
A Dégel le caía rebien su futuro cuñado. Una vez que solos se dedicó a recriminar a su padre el castigo impuesto a Camus y Milo.
- a doña Ágatha no le gustará saber que su nieto tuvo un accidente doméstico-refutó el peliverde.
-y yo le comentaré que ese muchachito es un granuja deslenguado.
-para mi que te gusta la señora-atacó malicioso Dégel.
Krest tragó grueso, palideció más al minuto recompuso su semblante.
-no te doy una zurra porque me vería ridículo y tú estás viejote para eso...-en eso venía Milo con su dedo vendado hipando dramáticamente.
-mi vida apesta...
Como Camus se había ido al patio, Milo lamentándose fue hasta allá, al poco rato el francesito entró más enojado y pateando el suelo que ni el " hasta luego abuelo" dijo. Dégel se frotó la nuca, iba a ser una adolescencia muy problemática y difícil con dos temperamentos que chocarían y mucho. Kardia tenía que ayudarle con Milo sino terminaría loco y con canas tempranas.
-bien-dijo Krest al cabo de un segundo de silencio-querías que tu cosita crezca... ahí lo tienes...
-¡ gracias por tu valiosa ayuda papá!-murmuró con ironía el peliverde-ahora tengo un histérico teatrero y uno de pocas pulgas queriéndose matar...¡ espectacular, asombroso!
El abuelo alzó los hombros en señal de " que me importa, yo soy más bravo que él".
-tú eras fosforito, menos mal la casa no se incendió cuando tenía tus arranques de coraje-dicho esto aferró sus papeles y salió en dirección a la calle.
-ser papá no es fácil después de todo....
Y con ese bellísimo pensamiento, Dégel caminó hasta la alcoba de su hijo para intentar bajar las aguas.
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Hola n.n
Nueva entrega de la saga de los acuarianos como familia con bichitos incluidos :3
¿ Que tal les parece?
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