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Capítulo 2

Capítulo 2:

Ada.

─ Tú no eres Willy─ suelto.

─ No, me llamo Codi ─dice mientras cruza su mirada con la mía por el espejo. ¡Mierda! Es lindo.

─ Sofí ¿No venía tu amigo a buscarnos?

─ Sí, Ada. Lo que pasa es que él está ocupado por lo que mandó a este muchacho─ siempre sonríe como ingenua, pero la quiero.

─ Soy su amigo. No creo que sea necesario ninguna explicación. Deberías callarte y disfrutar el viaje. Una buena niña se mantiene en margen─ me guiña un ojo. ¿Pero quién se cree que es?

─ Primero no soy una niña tierna y callada como las que te huelen el culo. Y segundo nadie me dice que hacer. ¡Además, si merezco una explicación ya que son unos putos desconocidos y quién sabe lo que quieran hacernos!

─ Es linda tu amiga, Sofí. ¿Siempre quiere morder? ─ suelta bromeando a "nuestra" amiga.

─ ¿Así que sois amigos y nadie me lo dijo? ─ ¡pero joder!

─ Algo así. No te enojes Ada. Tu eres mi mejor amiga, y él es buen amigo de Willy. Por eso estaba tranquila cuando lo vi en su auto.

─ Ok. Está bien─ revoleo los ojos acurrucándome en el asiento.

El estúpido me mira un par de veces por el espejo retrovisor. Me lanza un par de sonrisas torcidas pero sexys que me hacen enojar. Lo odio, si cree que con lanzarme miradas sensuales va a cambiar la impresión que me dio, está muy equivocado.

Luego de unos minutos llegamos a una casa club universitaria. No parece la típica fiesta de universitarios. No hay vasos tirados por el patio, no hay gente borracha en la entrada ni chicas desnudas bailando alocadamente, tampoco veo el típico banderín mal colgado en el porche. Parece una gran casa con gente entrando y saliendo de vez en cuando. Gente bien vestida.

Me abren la puerta quitándome de mi ensueño.

─ ¿Qué pasa Princesa? ¿Esperabas algo alocado? ─ es muy irritante.

─ Codi ¿verdad? Creo que deberías meterte esa hermosa boquita dentro de tu ano─ lo digo con tanta calma que me sorprende y le doy una sonrisa sarcástica.

─ ¿Con esa boquita le hablas a tu madre?

Tocó un punto débil. Me voy a portar bien esta noche, así que lo ignoro. Camino hacia la casa, pero escucho que grita.

─ Wow, lamento lo que dije. ¡Ese es un tatuaje inapropiado para una Princesa!

¿Inadecuado? Pero por favor. Es hermoso y creía que no se notaba, que el vestido lo cubría. Un tatuaje es arte en el cuerpo. Un colibrí no es abominable. Pero al fin y al cabo su opinión es basura, ni él ni lo que salga de su boca importan.

Camino con la cabeza en alto. Supongo que acabo de cruzarme con el ser más molesto del planeta tierra. Llego al porche y mi amiga me toma del brazo para ingresar a la gran casa. Es muy elegante, todo debe ser muy caro. No hay ni un chico que no tenga traje y todas las mujeres visten con vestidos de colores pasteles, la mayoría de estas son altas, rubias, delgadas y con al menos una cirugía ya sea de nariz o de senos. Manga de pringados ricos. Delante nuestro, aparece un muchacho de cabellos rubios como si estuviesen planchados, luce un impecable traje azul y sus ojos carmesí, sí, seguro usa lentes de contacto, parece un asesino en serie con los ojos rojos, un asesino bien trajeado.

─ Qué bueno verte─ se inclina y besa la mano de Sofía. Wow esto da miedo.

─ Contaba los segundos por verte de nuevo─ suspira ella. Esto es realmente escalofriante, sin embargo, me cuesta ahogar una risa.

─ Esto es para vos, pensé que sería un bonito detalle─ le da una patética flor, es una margarita. Yo soy alérgica a las margaritas.

─ ¡Achu! ─ estornudo a pesar de estar como a medio metro de distancia de la escena pegajosa.

─ Oh. Ella es mi mejor amiga, Ada. Ada, él es Willy─ suspira al decir su nombre.

─ Eh sí. Hola─ me alejo.

Tengo náuseas. ¿Ya se enamoró? Imposible. ¿Tal vez lo ve hace mucho tiempo? ¿Quizás pensó que yo me reiría de ella? La cosa es que no me contó que está enamorada... Duele un poco, soy su mejor amiga y no me dijo nada. Supongo que cree que voy a odiarla por enamorarse, pero no, en verdad estoy feliz por ella, es más la envidio, ella cicatrizo y puede amar. Yo cada vez que cicatrizo, reabro la herida con algo realmente estúpido. Me duele que sepa que soy insufrible...

Visibilizo una barra. Por fin algo normal. Pido una birra, pero no saben que es. Explico que es una cerveza, pero no tienen. Pido vodka al estilo Dr. Lemon, pero tampoco tienen, ni Mojito, ni Caispiroka, ni nada con vodka. Pregunto por un Red Bull, pero me dice que no tienen porquerías. Enojada, le digo que me de cualquier mierda que esté preparando, siempre y cuando tenga alcohol, a lo que me da un trago color rosa con una cereza encima. Lo pruebo, no está nada mal, creía que era un "Pantera Rosa", pero es mucho más sabroso. Me siento en un taburete de la barra y como si estuviera en un bar de los 80' me pongo a beber porquería rosa. Carajo que está rico. Le pido otra, bebo tranquila ya que sé que en las fiestas las bebidas son gratis, pero esta es una fiesta de chetos ¿y si me cobran una pierna por un traguito rosado?

─ ¿Son gratis verdad? ─ le pregunto al braman mostrando cara de idiota.

─ Si. Quieres probar otra cosa o te gusta eso...─ no fue pregunta, fue una cosa rara.

─ Esta cosa me gusta.

Creo que es mi octavo tubito rosa, pero no siento que tenga alcohol. La verdad es que no tengo la menor idea de cuánto tiempo transcurrió entre la llegada y los ocho tragos rosados. Alguien se arrima a la barra y conversa con el braman. Sigo concentrada en mi asquerosidad rosa, el tipo se arrima y me toca la mejilla, lo aparto advirtiéndole lo que le espera si trata de besarme. No me hace caso, el imbécil está bien en pedo. Se arrima y trata de besarme, esta pesado por lo que me cuesta zafarme. Entonces, cuando trato de empujarlo, alguien lo agarra por la camisa apartando al idiota de mí, lo pone en frente y lo golpea. Asombrada, me pongo de pie de un salto abandonando aquel taburete retro y vintage. ¡Mierda! Todo da vueltas, no fue buena idea beber mucho. El alcohol está bajando por mi cuerpo, lo siento. El chico súper héroe se me acerca, aunque lo veo borroso, me pregunta algo y no logro comprender ni una sola palabra. Intento caminar hacia él y todo se nubla...

<< Estoy en un bosque. ¿Por qué mierda estoy en un bosque? Está húmedo el suelo, parece que llovió hace poco rato. Mis pies tienen frío ya que por alguna idiota razón estoy descalza. Camino lento, las ramitas pequeñas me hacen doler mientras crujen bajo mis desnudos pies. Abrazo todo mi torso con mis brazos en un intento inútil de obtener calor. ¡Un momento, hay un espejo! Sí, un espejo con detalles en cobre, grande, al parecer nuevo. ¿Qué hace un espejo como este en medio del bosque? No tengo la puta idea. Me acerco con cuidado y suspiro al ver el reflejo.

Tengo un vestido blanco muy bonito, en el cabello una diana rosa y en los pies zapatos mocasines a juego. Miro mis pies y están desnudos, pero en el reflejo tengo calzado. Fuera del espejo mi vestido está roto y sucio, pero parezco princesa si me miro en aquel objeto. Lo que solía ser el comedor de la que era mi casa cuando era pequeña empieza a verse en el espejo justo por detrás de mí. Pero al voltear no hay nada. Mis papás me abrazan mientras detrás de mí el bosque comienza a arder. Las llamas me invaden, pero no quiero dejar de ver en el espejo...>>

─ Mierda─ me agarro la cabeza mientras me siento─ ¿Dónde estoy?

─ Estas en mi cuarto princesa.

─ ¿Se puede saber por qué motivo estoy aquí? ¿Quién eres?

─ Vamos. Estas borracha, no drogada─ giña un ojo y me ofrece un vaso con agua.

─ Codi.

─ En persona. ¿No me vas a dar las gracias por mi acto heroico?

─ Gracias y adiós.

─ No, no, no, primero vamos a charlar un poco─ se endereza de forma chistosa, me doy cuenta que no trae su saco.

─ ¿Qué te pasa? ─ me río tímida.

─ Nada. ¿Quiero saber por qué bebiste tantos tragos del Sr. Amnesia?

─ ¿Así se llama el trago rosa?

─ No. Así se llama el Braman. Le dicen así por qué no hace tragos convencionales, tranquila que ninguno tiene drogas, solo alcohol... Por suerte no tomaste el azul.

─ ¿Qué tiene el azul?

─ Por ese trago le dieron el nombre al braman. Yo lo descubrí por cuenta propia.

─ Algún día tendrás que mostrarme evidencia de eso─ trato de salir de la cama, aunque esta cómoda.

─ Alto, no me respondiste a mi pregunta... ¿Ada, porque bebes tanto? ─ tiene los ojos más endiablados que he visto.

─ Por qué se me da la regalada gana, y punto─ me paro de golpe sin darle tiempo a que me reproche.

─ Deberías tener cuidado al ponerte de pie.

Lo ignoro, me pongo de pie, pero tengo las piernas de fideo. Al segundo intento me incorporo. Él no se ríe ni se burla. Nos miramos fijo, en silencio, parados frente a frente a una distancia bastante abrupta. No siento nada del otro mundo, el corazón no se me sale por la boca, no sudo ni estoy nerviosa. Solo siento tranquilidad. Por primera vez en años, en esta habitación con paredes pintadas de color crema parecidas a las de un hospital, pero en ellas hay miles de cuadros y libros en estanterías que parecen infinitas, con cortinas largas y azules y un cobertor a juego, en esta habitación con este chico despeinado pero sexy al que acabo de conocer, me siento tranquila. No quiero correr, no quiero irme. Me encantan sus ojos azules, sus desarmados rizos oscuros como penumbra de la noche, se acerca lentamente y mis piernas activan modo fideo entrefino. La re puta madre, siento que voy a tierra, pero unos brazos fuertes me agarran por segunda vez esta noche. Nuestros rostros están tan cerca que siento su respiración, sin darnos cuenta acotamos la distancia entre nosotros e interrumpiendo lo que sería sin dudas el beso perfecto, me dan unas terribles náuseas, contengo el vómito pues no quiero vomitarlo todo encima. Codi se da cuenta y me dice que vamos al baño, haciendo con la cabeza llegando en un segundo a la puerta del baño, la cual, por alguna razón del universo, está abierta y desocupado. Ignoré todo a mi alrededor siendo mi única prioridad vomitar. Supongo que él se quedará afuera mientras decoro el inodoro del baño con colores rosados y olor a mierda vomitada, pero no. El señorito entra conmigo, yo por instinto de no aguantar más, me pongo de rodillas activando la vomitada, luego de varios chorros de sustancia apestosa, caigo en conciencia que Codi me está sosteniendo el cabello (a pesar de que todavía llevo una coleta algo desarmada) y me soba la espalda con la otra mano. ¿Por qué es tan gentil conmigo? Seguro solo quiere que nos acostemos y ya, o tal vez sienta esta amarga atracción putrefacta entre ambos...Sí, solo yo pienso en estas cosas mientras vomito como la endemoniada del exorcista.

Luego de un rato mi estómago se calma al igual que mis piernas. Me lavo la cara y enjuago mi boca. Seco mi cara con una toalla de mano que Codi sacó del armario junto a la ducha.

─ Tu vestido está todo...─ me dice señalando el vestidito celeste que me prestó Sofía.

─ Oh, Sofía me va a matar─ al mirarlo esta todo decorado con vómito rosa.

─ Deberíamos ponerlo ya en la lavadora así no se quede manchado─ propone.

─ Mejor me voy, para lavarlo. Seguramente ella no se enoje o no me lo va a decir─ me encojo de hombros mientras bajo las escaleras. Hay música fuerte y se empieza a ver como una verdadera fiesta universitaria.

─ Ven. Vemos, te prestaré algo de ropa y lavamos ya el vestido.

Si no hubiera sido tan lindo conmigo, es más que seguro que le hubiese mandado a rodar por las escaleras por tomarme del brazo y decirme que hacer. En su lugar, lo acompaño de nuevo a su habitación. Saca de la cajonera una remera negra con una gran estampa y me la entrega en la mano.

─ Póntela y dame el vestido así lo meto en la lavadora del sótano.

Asiento con la cabeza, se voltea a buscar algo más y aprovecho para sacarme el vestido para ponerme la remera. Se da vuelta antes de que terminé viendo parte de mi cuerpo desnudo, no me importa mucho pues no me di cuenta hasta que nervioso me dio unos shorts y se fue con el vestido.

La remera me queda bastante larga y ponerme los shorts sería algo divertido de ver. Codi es mucho más alto que yo, bueno cualquiera es más alto que yo, por eso a pesar de que él es delgado, seguramente tiene un gran cuerpo, seguro va al gimnasio ¡basta de pensar en su cuerpo! Su ropa por mucho, me queda como un remeron enorme. Me suelto el cabello, de todos modos, está hecho un lío solo trato de componerlo.

Como toda una idiota pequeña me pongo a husmear en lugar de marcharme de su habitación. Veo que muchos de sus cuadros son diplomas del bachillerato y de la universidad. Me dan curiosidad sus libros, los ojeo sacándolos y devolviéndolos a sus respectivos lugares. ¡Carajo! Que buen gusto que tiene este pringado. En su escritorio tiene un porta retrato de una mujer joven, seguro es su madre, y junto a esa foto un libro de la saga Maze Runner mancado con un señalador improvisado, además de un montón de apuntes desparramados. Codi entra en la habitación, me comunica que el vestido de Sofí está lavándose, me indicó que baje y disfrute la fiesta luego ira él. Este chico es extraño.

Abajo, el ambiente está más movido, todos bailan y beben, todos me miran probablemente sea porque ellos están todos trajeados y yo visto una camiseta enorme, igual nadie me dice una mierda y tampoco me importa. Diviso una conservadora hasta la médula de bebidas, me acerco en busca de algo fresco sin alcohol, pero solo hay cervezas y latas de sidra. No quiero ir a la barra con ese tipo de tragos espantosos y no veo vasos descartables para tomar agua, por lo que pillo una sidra que contiene poco alcohol y está bastante fresca. Camino un poco disfrutando la música, solo conozco a Sofía y bueno ahora a Codi, por lo que no tengo que hacer más que beber algo y disimular mi patética situación.

─ ¿Ada? ¿Sos vos? ─ una chica rellenita se me acerca.

─ Em sí. Así me llamo.

─ Soy yo. Marta. ¿No te acuerdas de mí? ─ Marta, Marta...em no.

─ La verdad es que no te conozco.

─ Claro que sí... Fui compañera de tu hermana Candela durante la secundaria. Iba a tu casa todo el tiempo...cambiaste─ dice mirando mi atuendo.

─ Ah... si ya me acorde. Tú también cambiaste, bastante diría yo─ no voy a dar explicaciones.

─ ¿Cómo está tu mamá? ─ me está cargando la gorda esta.

─ ¿Quieres un trago? Mejor te traigo uno. Me dijeron que el Braman hace unos tragos azules riquísimos.

─ Genial... Nunca los probé. Me dijeron que son geniales.

─ Sí, geniales─ murmuro─ Quédate aquí, ya vuelvo.

Gorda de mierda. ¿Por qué puta pregunta por mi madre? ¿Acaso no se enteró? Puta madre, seguro sabe, por eso su sonrisa sarcástica. Me voy a divertir, una maldad no le hace daño a nadie...

Me acerco a la barra y converso con mi amigo el Sr. Amnesia. Me da un trago todo decorado de color azul, parece un pitufo exprimido, pero huele sabroso. Ni en pedo lo bebo. Paso por la conservadora a agarrar otra lata de sidra cuando escucho todo un espectáculo. El show es en el jardín.

"Come, come, come" se escucha. Normalmente animan a que beban. Tal vez es un concurso de comida, no creo, son muy estirados para eso. De manera pausada llego al lugar en cuestión. Por Dios. Son pura aca estos chetos. Me quedo horrorizada. Ni yo que soy mala puedo hacer lo que ella está haciendo.

Una rubia toda operada dentro de su mini vestido rosa de encaje, está literalmente obligando a Marta, sí la gorda sin sentimientos, ¡a comer pasto como una vaca! "Eres una vaca, y debes empezar a comer algo que por lo menos sea saludable, gorda" le dice. "Trágate el pastito chanchito" puso su tacón encima de la espalda de Marta. Esto es lo más cruel que vi, le pregunté a una chica que hinchaba porque siga tragando pasto porque se lo hacía, me contesto que la rubia suele hacer eso para "generar conciencia sobre la gordura", pero que asco, es lo más mongólico que escuche salir de la boca de una plástica. Marta se ve mal, parece que se siente fatal, no solo emocionalmente. Y pasó lo que tenía que pasar, Marta vomitó los zapatos de la rubia que seguro son de diseñador y cuestan un chingo de plata. La descerebrada grita a todo pulmón que mancho sus preciosos zapatos de diseñador para luego patear en la cara a la pobre gorda de Marta. Me tengo que meter, no puede salirse con la suya.

─ Discúlpame cara de Barbie mal formada─ le grito mientras me acerco, todavía tengo el trago azul, la lata no.

─ ¿Qué te pasa? ¿Estás del asco? ─ ese tonito fresa irritable.

─ Me importa un pedo como este. Más te vale pedirle perdón a Marta, antes de que te arranque tus preciadas extensiones de pastor alemán─ me acerco a lo bruto.

─ Déjame pensar...em no. No te tengo miedo, te pareces a mi Chihuahua.

─ Mi amor. Que ternura. Me desafías, pero no me conoces.

Le tiro la bebida que por algún macabro motivo aún tenía en la mano, hace un gesto de horror, pues no creo que salga de su ropa fina, igual seguro tiene millones de vestidos iguales a ese. Me empuja como chiquilla y yo la empujo más fuerte haciendo que caiga de culo al pasto. Doy la vuelta para acabar con este espectáculo, pero en ese preciso instante siento que me tiran fuerte del cabello. Me doy vuelta y agarro a la plástica por los pelos y le digo que suelte, da como respuesta una risa estúpida. Me enojo, la cacheteo para luego agarrarla a piñas. La tarada tropieza y caigo encima de ella, rápidamente me acomodo a arcadas sobre la rubia, le inmovilizo los brazos poniéndolos bajo mis muslos, lanzo un puñetazo y luego otro, le parto el labio y comienza a sangrarle la nariz sin embargo no me importa, la sigo golpeando. Se zafa de mi agarre de piernas y trata de golpearme, esquivo solo para agarrarla del cuello comenzando a ahorcarla. Me uña los brazos a no más poder, siento sus garras postizas arrancándome la piel, pero no me importa. Siento mucha rabia y estoy nerviosa. Alguien me toma por el torso intentando separarme de ella, siento que jala y no puede alejarme, luego me suelta. Dejo de ahorcarla, sabiendo que existe la posibilidad de que la mate y no quiero eso. Siento ganas de irme, trato de levantarme y la conchuda vuelve a agarrarme del pelo, creo que es masoquista esta mina. La agarro por la muñeca y hago que me suelte, luego la pateo, la vuelvo a patear. Alguien me toma por el dorso apretándome también los brazos, me levanta y me aleja de la escena.

Me meto dentro de un auto negro y me cierran la puerta del acompañante.

─ ¿Por qué coño hiciste eso? ¿Ada estás loca?

─ Codi solo hice lo correcto, te lo juro─ me mira a los ojos.

─ Te voy a llevar a la escuela.

─ Bueno.

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