40. VALLE INFINITO
Dimitri
El frío de la noche acarició los arboles con delicadeza amainándolas como olas de mar. El cielo centelleante de estrellas advirtieron la mejor temporada de los años solares. Reunidos bajo la copa de un roble Dimitri se preparaba para marcharse hacia las tierras ocultas del Valle Infinito. Nouri y Orión se acercaron a él serios.
—Dimitri deberíamos reconsiderar ir por Eileen, no creo que sea necesario preocuparnos por ella, está a salvo con Reën, Lain ya tiene el Delta Luminoso, no importa lo que hagamos ahora. —Advirtió Nouri.
—No es solo eso Dimitri, —intervino Orión ordenado las palabras que pronto diría—. Lain abrió los doce portales, lo que significa que los doce hijos cayeron a la Tierra, si no los traemos de vuelta las barreras se romperán, ahora ya es inestable. Las barreras se conectarán con la tierra, los mortales podrían soportar Clarus ahora y los mestizos podrían volver.
¿No podríamos posponer el regreso de Eileen? La seguridad de todos está en peligro.
Dimitri palideció al escuchar la ruptura de los pilares del origen.
—¿Cómo pudo Lain abrir los portales? él no está actuando solo, Izan está detrás de todo esto, cuanto tiempo llevaron para planearlo.
—Zenda también era uno de ellos. La tuve que asesinar otro muchacho la acompañaba, nunca lo había visto pero no es uno de nosotros. Él tomó el Delta Luminoso. —Explicó Orión tratando de disuadir la situación.
—Es el mortal que trajiste Dimitri —Dijo Nouri acusándolo con una mirada sentenciadora.
—Nunca confié en Zed desde el principio, pero tampoco soy temerario como tú Nouri, lo deje vivir para saber qué hacía un mortal en Tenebris, lo que supone que los pilares ya estaban debilitándose y nadie de nosotros se dio cuenta. Jamás imaginé que Lain se atreviese a traer mortales, pero la cuestión es ¿Cómo pudo Zed tocar el Delta Luminoso si es esta corrompido? ¿Acaso existe otro modo de hacerlo?
—Padme dirigirá un escuadrón de investigación, y yo me encargaré de dirigir la búsqueda de los doce hijos. Cada uno operara en su propio reino, es una decisión, deberías considerar volver a Eternia.
—Lo haré, Luka irá conmigo al Valle infinito, él la traerá de vuelta, cerraré las barreras de los reinos hasta que sepamos con certeza lo que ocurre.
—Me encargaré de resguardar la vigilancia en el reino. —Aseguró Orión marchándose segundos después.
—Y ahora a quien hemos de recurrir para convocar a las reuniones de los cinco reinos.
—Arwen ha tomado posesión como la nueva Líder de los Luveratu. Por fin colocaron a su hija en la cima.
—¿Ella e Izan no eran cercanos?
—Eudett estará vigilándola. No debemos de preocuparnos Dimitri. Si llega a cometer traición será ejecutada sin vacilar.
—Cuando regrese me comunicaré contigo, hay algo importante que debes saber, Luka es un chico formidable. Lo llevo conmigo para instruirle algunas cosas que podrían servirnos después. En cuanto a Arwen por ahora solo debemos vigilarla.
—Reën es difícil de tratar...
—Lo dicen alguien que estuvo enamorado de ella...
—No te quieras pasar de listo. —Finalizó Nouri dándole la espalda a Dimitri para marcharse.
Sin esperar más tiempo Dimitri regresó a la quinta sección de Chrystal en busca de una puerta dimensional. Cuando la atravesó suspiró pensando en su hija. Retrocedió y fue en busca de una librería para enviar un mensaje. Varias cuadras de ahí encontró un viejo lugar con artículos, por suerte una hoja y una pluma fueron suficientes para escribirle a ella, indicándole que mantuviera al tanto al Clan de los Shams sobre la situación en su ausencia.
Al doblar el papel lo colocó en su palma, unas chispas amarillas emergieron de sus dedos envolviéndola en un cubo que se evaporó en un parpadeó. Una marcha negra con la forma de un rombo se dibujó en su mano. Estaba tranquilo por la respuesta de ella. Por fin se marchó.
Dimitri apareció junto a Naroa. Luego apareció Luka.
—Necesito que se coloquen dentro del circulo —señaló Naroa al tiempo que creaba el circulo con un polvo de color blanco.
Dimitri se quedó detrás de un soldado delgado y de mediana estatura. Naroa los observó, sus labios pronunciaron unas palabras como susurros apenas audibles solo para ella. El circulo comenzó a elevarse como la gravedad, luego resplandeció como las llamas, el aire pesado sofocó a Dimitri. De pronto la volatilidad de una fuerza los succionó, sus cuerpos pesados fueron atraídos una y otra vez por la gravitación fluctuante de la oscuridad. Los movimientos cesaron dejándolos caer dentro de una barca de madera ancha y cuadrangular.
La mirada de Dimitri se situó en lo alto del cielo oscuro acorazado por estrellas lejanas y polvo de astros violáceos y rojizos, una turbulencia entre el mar sacudió el bote haciendo que varios perdieran el equilibrio. El mar traslucido reflejaba el mismísimo cielo cósmico, una apabullante obra del universo se extendía en el basto confín.
—Los he traído lo más lejos que pude. —Naroa jadeaba dejando entrever su rostro sudoroso—, la barca les permitirá seguir cruzando el mar, y las barreras cósmicas, como sabrán Reën no se pasa con juegos. En cuanto decidan volver deberán de regresar justo donde los estoy dejando.
Naora desapareció como un rayo de luz dejando a su paso un silencio profundo. Comenzaron a remar entre la oscuridad, al tiempo que una pequeña línea traslucida los guiaba como un faro en medio de la nada. Las horas parecieron alargarse, la turbulencia de las barreras no fue una amenaza.
Una hora después un manto blanquecino inundó la visibilidad que lograban tener a duras penas. Un movimiento brusco acabó por desintegrar la barca. Sus cuerpos fueron empapados por el agua, aquel espesor de agua estaba atrayendo sus cuerpos hacía el fondo interminable. Dimitri contuvo su respiración, repentinamente una red doraba lo atrajo fuera del agua. Tosió varias veces antes de levantar la mirada del suelo arenoso y grisáceo.
—¿Cómo lograron atravesar la barrera ácida? —Cuestionó un muchacho de piel morena y cabellera oscura.
Dimitri se levantó sacudiendo su cabello luego dijo:
—¿Ustedes son los Yulkan o me equivoco?
—Veo que sabes reconocernos.
—Las perforaciones en sus orejas lo confirman. —Señaló con el dedo índice mientras sus ojos recorrían los pendientes dorados entorno a las orejas de los hombres fornidos frente a él.
—Eso no importa. Deben responder ¿porque están aquí? Son Clarianos. Al no tener un permiso están advertidos de poder morir sin misericordia.
—Estamos aquí por Eileen Luveratu, Reën y yo hicimos un
pacto. Soy Dimitri —Acentuó él dando unos pasos frente al dirigente de los guardias.
—Soy Aetz, guardia oficial de la mano de la matriarca. Ella me informó que vendrían, pero no pensé que fuera antes. Ustedes al parecer cuentan con magia avanzando que nosotros no.
Dimitri estaba por preguntarle donde debían de irse cuando la tierra comenzó a sacudirse levemente.
—¿Que está ocurriendo? —preguntó Luka viendo a todos lados.
El movimiento se intensificó. El mar se sacudió hasta crear oleajes de gran proporción, el estruendo en la lejanía le hizo comprender a Dimitri que el temblor también estaba afectando al Valle Infinito. El movimiento los obligó a caer al suelo, él vio varias barreras de cielo agitarse como cortinas por la energía del cosmos, luego algunas dejaron caer fragmentos iridiscentes que fueron evaporándose. Unas luces blanquecinas y azules recorrieron el cielo como rayos de luz.
Cuando el temblor por fin cesó la quietud pareció lúgubre y ensombrecida por el caos.
—Esto debe ser grave, síganme por favor —dijo Aetz levantándose del suelo al tiempo que los pendientes ardían en un color flamante.
Dimitri fue detrás de él. Cruzaron un puente largo y ancho de madera hasta llegar a un pequeño templete alto y desgastado por el paso de los milenios, el techo estaba cubierto por una pequeña cúpula con tragaluces a su alrededor en las que enmarcaba una estrella en cada una. Dimitri sintió una elevación bajo sus pies, luego ellos parecieron avanzar a la velocidad de la luz. El leve sonido de una cámara abriéndose hizo que poco a poco fuera reconociendo montañas colosales con follajes aceitunados, entre la inmensidad de un páramo inacabable se alzaban tres torres intactas como fortalezas diseñadas para aplacar la curiosidad de los enemigos.
A lo lejos una brecha se abrió entre la espesura de las plantas, un escalón fue tomando forma serpenteante a medida que se iban introduciendo en la densa arboleada. Después atravesaron una barrera como agua, cuando por fin terminaron de traspasar la barrera, el Valle Infinito Relució de una gran población, más que ninguno de los Reinos de Clarus. Dimitri vio el desastre ante sus ojos, varias de las torres con un tamaño proporcional se vieron en ruinas. El ajetreo de los civiles retumbaba.
—Estamos bajo alerta. —murmuró Aetz con preocupación.
El cielo iluminado por una estrella cálida se vio atravesada por una fila de fénix flamantes. Dimitri tuvo que parpadear para creer lo que sus ojos percibían, aquellas aves majestuosas aterrizaron en la ciudad llena de escombros. Volvió a seguir el ritmo para alcanzar a Aetz, después de varios minutos caminando llegaron a un pasillo enorme cubierto por una línea de pilares, estos daban a una torre indemne. Pronto se hallaron dentro del palacio de la matriarca.
Las pinturas antiguas de tierras bravías aun vivían en las impregnaciones de colores y detalles pulidos en aquellos cuadros. Al fondo vio a una fila de mujeres ingresar con sus miradas hacía el suelo, Reën apareció de último hablando con una joven de cabellera corta y blanquecina.
—Dimitri cuanto tiempo sin verte. —Dijo ella observando a los jóvenes que acompañaban a Dimitri.
—Fue un viaje extenuante, es lo de menos. ¿Qué ha ocurrido?
—Algo se ha alterado en todo Clarus. Estamos averiguando que provocó este desastre. Por ahora deberán esperar; como pueden ver estoy ocupada. Aetz pásalos a una de las salas de aislamiento.
Reën se retiró. El silencio llenó sus pasos de sonidos desquebrajados por el polvo repartido bajo sus pies.
—Esto no me gusta Dimitri. —Dijo Luka inquieto mientras se acercaba a su lado.
—Pronto sabremos por qué. Por ahora no tengo ninguna noticia de ninguno de los Reinos ni de mi hija. Esto me está preocupado.
—Deberíamos volver. ¿y si alguien nos atacó?
—Reën nos dará respuestas, su don es tan codiciado por su peculiaridad, pronto sabrás porque y si hay algo que no esté bien tendremos que volver.
Se quedaron en silencio siguiendo a Aetz, el pasillo terminó con una pared frente a ellos, cuando lo apartaron Dimitri vio o Eileen sentada en un sofá blanco y alargado, su mirada se cristalizó cuando los vio. Ella estaba más delgada, sus manos temblorosas agudizaron la mirada de Dimitri sobre ella, se acercó y le dijo:
—¿Cómo te sientes?
—Adolorida, lo que acaba de ocurrir... —Eileen titubeó antes de terminar de pronunciar las palabras—, lo vi. Los pilares, debió ser Izan no lo volví a ver después de que me llevaran consigo, el único que estuvo a mi lado fue Lain, pero puedo asegurar que fue él, regreso repentinamente para movernos de lugar.
—Él no tiene el poder suficiente para hacer algo así. Lo averiguaremos, —Dimitri pudo ver unas líneas negras que recorrían los brazos y parte del cuello de Eileen—. ¿Lain te hizo eso?
—Nadie puede verlo —respondió con asombro—. Debe ser algún conjuro antiguo, traté de romperlo en repetidas ocasiones, mi don tampoco puede con él.
—Es magia antigua, muy antigua. No comprendo cómo es que logró perfeccionar maldiciones que solo los primeros linajes principales manejaban. Intentaré romperla, pero dolerá.
—Como si no me doliera ahora mismo —rio secamente.
—Luka —Dimitri mandó a llamarlo en voz alta—. Pídele a Aetz que nos preste otro salón diferente a este, no es apto para lo que vamos a hacer y agua.
Dimitri estaba por expresarle su pésame. Se contuvo, de pronto ella lo dijo con pesadez.
—¿Le hicieron una ceremonia a Cal?
—Si. Su cuerpo... no lo recuperamos, ni su alma. Lo ¡lamento Eileen! ¿Cómo lo supiste?
—Lain me lo dijo.
—Síganme, espero que el otro salón sea de mayor utilidad.
—explicó Aetz parándose en la puerta.
Recorrieron dos pasillos, al doblar una esquina se encontraron con una puerta gruesa en forma de bóveda. Dos guardias la abrieron. Dimitri estaba pasmado al ver las cadenas en cada lado de los ocho pilares que aguardaban el lugar, descendieron las gradas hasta un cetro de piedra rodeado por diez piedras obsidianas en forma de pequeños pilares puntiagudos.
—Espero que sea suficiente. —Aetz se retiró dejándolos con Eileen y Luka.
—Luka podrías traer el agua. —Ordenó el mientras le señalaba a Eileen que se acercará cerca de las obsidianas.
Cuando Luka dejó varias jarras con agua las vació dentro de un recipiente ovalado. Dimitri colocó sus manos al tiempo que conjuraba un antiguo ritual de liberación en el idioma de los dragones que solo él lograba decir en murmullos. El agua se tiñó de color azul, luego comenzó a liberar un humo más claro. Formó unos látigos trenzados con el agua; estos fueron rodeando el cuerpo de Eileen.
Dimitri extendió una burbuja encerrando a Eileen dentro de ella, él sintió el poder de un antiguo conjuró, se preguntó quién aparte de él conocía el idioma de los dragones, o la sabiduría que encerraba sus poderes míticos e imponentes. Drenó más energía provocando que los látigos fueran tornándose de un color plateado, por fin la maldición implantada en el cuerpo de ella emergió provocando gritos ahogados de Eileen.
Una sacudida recorrió el lugar como una ráfaga de luz. Las obsidianas brillaron, entonces se desintegro. En el suelo quedó una marca blanquecina de un rombo atravesado por líneas entrelazadas como runas antiguas.
—Veo que posees conocimientos de los tiempos antiguos Dimitri —observó Reën mientras ingresaba al salón.
—Es el legado de un viejo amigo.
—Nosotros también... el asunto es que uno de los doce pilares del origen se fracturó por completo. ¿Cómo pudieron permitir que esto pasara? Desde cuando el Reino de Chrystal olvidó sus responsabilidades.
—Reën, debes saber que Izan es un desertor. Él secuestró a Eileen a cambio del Delta Luminoso. —Objetó Dimitri con seriedad—, Ahora él lo tiene, no sabemos qué es lo que pretende con todo esto, jamás nos imaginamos que trataran de desestabilizar nuestro mundo.
—¿Y nadie lo notó? No me vengas con justificaciones prolijas, él logró lo que quería. Ustedes hicieron lo que ellos querían, no pongas como excusa a Eileen, se bien quien es ella y sus dones, ustedes podían vivir sin ella, no es que menosprecie su vida, pero el hecho es que solo querían aprovechar su poder para librarse de su destino.
—La vida de ella es y seguirá siendo importante. Sus dones son excepcionales. Después de lo ocurrido nadie querrá otorgarle un poder que puede usarse en nuestra contra.
—Ustedes se niegan a utilizar los diamantes de la vida. Eso habría evitado miles de años de sufrimiento. Sus poderes son sorprendentes.
—Que yo recuerde también son destructivas...
—Depende del portador —afirmó Reën acercándose a Eileen para sanarle sus heridas—. Ese fue su error —sentenció ella al tiempo que levantaba a Eileen del suelo—. El primero de los doce hijos murió al caer en la tierra, eso significa que los portales con la tierra ya se conectaron, hay mortales cruzando la barrera hacía los reinos ¿dime como podrán lidiar con esto? Esta más allá de su alcance, y no es solo eso, los ciudadanos se encuentran en peligro por otro movimiento.
Dimitri sabía que los dones de Reën eran únicos. Ella había visto el suceso viajando a través de la luz entre el tiempo y el espacio para averiguar la situación, era una información fidedigna. Eso significaba que la desestabilización de los Reinos contravenía todo.
—Izan mató al primero, quedan once Dimitri.
Cuando él escuchó aquellas palabras su mirada se congeló.
—Lo que permitiría a los mortales atravesar Clarus y resistir este mundo. Si seguimos cayendo podríamos ser encontrados por el devorador del cosmos. —Recitó él con desasosiego.
—Debes detenerlo Dimitri. Mi hija los acompañará. Es una mujer prometedora, no lo hago con el fin de permitirles someternos a sus leyes, es una adhesión temporal por el bien de nuestro universo. Te sugiero que envíes a tus exploradores también a la Tierra, los desastres ya iniciaron allí. Si la Tierra se desequilibra por completó el declive será inevitable...
Dimitri se vio encerrado en un callejón sin salida. Por primera vez se enfrentaba a una situación impredecible y destructiva a cada paso que daba.
—Nos marcharemos ahora mismo. —Indicó viendo a Luka.
Eileen se acercó a Luka al tiempo que abandonaban el salón.
—Dimitri, estaré en comunicación contigo, no confió en nadie más, a excepción de Nouri...
Era hora de volver a su Reino y tomar el control de la situación antes de que fuese demasiado tarde. No sin antes entregarle a Reën un pequeño relicario oscuro. Contenía un fragmento de las orbes luminis capaces de soportar energías incalculables...
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