20. LÍMITE
Nait
Como una suave luz al amanecer algo alucinante agudizaba los sentidos de Nait cuando despertó. La voz de An sonaba fragmentada. Entrecerró los ojos perturbados, sacudió levemente la cabeza pensando que el cansancio le pasaba la factura, no podía creer lo que veía, una parte del cuerpo de An desaparecía dejando entrever varios rostros con aspecto putrefacto, luego desaparecían cuando su cuerpo volvía a la normalidad.
—¿Qué demonios está pasando? —Farfulló desorientado, antes de que su mente lo castigará con un sonido alarmante, era como si escuchase voltajes en la mente—. En qué momento "pensó a duras penas."
An no había hecho nada, nada... Ella solo lo había observado con sus ojos. Eso debía de ser... al menos esa era la teoría de Nait, los ojos de aquel centinela ocultaban alguna clase de poder hipnótico. Él retrocedió bruscamente al ver a Tairy forcejeando contra ella, no supo explicarse cómo había llegado ahí. Escuchó un grito ahogado de la criatura, luego sacudió con fuerza el cuerpo de Tairy.
—No... ¡Oh no! no, esto no es verdad. —Nait fue tras ella mientras su cuerpo se hundía cada vez más, como si ya no le perteneciese su cuerpo o lo hubiesen convertido en piedra.
Antes de que pudiese hacer un minúsculo contacto con el cuerpo de Tairy, Nait se detuvo en seco. Aquello no podía ser verdad no se acercaba a algo real, aunque el dolor punzante en su garganta admitía cuánto daño le hacía. Al dar la vuelta de manera brusca se encontró con una luz cegadora que atravesó repentinamente el lago envolviendo al agua en un manto cálido y avivado; luego una silueta tomó forma. No puedo reconocerlo, sus ojos fueron apagándose como faroles al tiempo que la tensión se apoderaba de él.
Aturdido, no supo cómo enfrentar la situación. Jamás pensaría en quedarse ciego o cuando menos en un momento como ese, en la que su vida dependía de un hilo. Trató de quedarse inmóvil haciendo que sus sentidos captaran el más sutil movimiento. A los lejos escuchó una voz suave como un cantico angelical, su cuerpo respondió con una dócil sacudida luego la piel se le erizó, cuando aquella melódica dicción se acercó, su corazón palpitó tan rápido que su respiración jadeante se volvió intensa y entrecortada. Nait percibió un leve rozo bajo sus pies al instante fue arrastrado con una velocidad similar a una caída en picada de un acantilado.
Deseó con todas sus fuerzas poder reprimir aquella agonizante fuerza desconocida que lo arrastraba sin piedad alguna pero el agua oprimió con mayor fuerza la tracción de sus movimientos. Como si su plegaría hubiese sido escuchada por los mismísimos dioses, se detuvo. Sintió el agua arroparlo, con temor abrió los ojos, el alivio inundó su cuerpo al percibir de nuevo la claridad.
Sus hermosos ojos verdes recorrieron todo a su entorno. Con un movimiento automático sus pies dieron varios pasos, la arena se levantó a cada paso que daba, resultaba extraño que no percibiera nada a la distancia más que un aspecto oscuro y desolado, el agua verdosa se volvió claro. Nait pensó que había llegado hasta el fondo del lago. Utilizó la mayor fuerza posible en sus piernas para impulsarse, al alcanzar varios metros, su cuerpo rebotó contra un muro invisible devolviéndolo al fondo de manera brusca.
Una vibración se formó debajo de sus pies provocando una cortina de arena fina y dorada, sus manos comenzaron a agitarse por un hormigueo incesante, la arena no era normal, al hacer contacto con su piel lo quemó, Nait se vio en la necesidad de comenzar a nadar para alejarse de ella. Un pequeño destelló llamó su atención, pensó que sería su fin al ver demasiado cerca la llegada de un tridente filoso, un movimiento lo hizo esquivarlo...
—¡Nait! ¿piensas morir en este lugar? —Tairy lo sujetó del brazo.
—Ty, ¿cómo llegaste? —Dijo acercándose.
Nait le acarició la sien mientras sus ojos inspeccionaban con preocupación alguna herida en su cuerpo.
—Estoy bien. —Tairy entrelazó sus dedos con los de Nait—. Pensé que te había ocurrido algo, no pude encontrarte en ninguna de las esferas. Tampoco vimos al centinela en ningún lado, eso me preocupó más. No quise parecer una novia psicópata, pero había puesto una marca de rastreo en el collar
que te di.
—Jamás lo pensé —respondió él dedicándole una sonrisa de asombro mientras sujetaba el colgante ovalado con la marca de un sol posando sobre una pluma.
—Al parecer estamos en otra dimensión —aseguró ella. Tomó una fecha insertándola en la arena bajo sus pies—. Nait sujétate de mí lo más fuerte que puedas. ¡Ahora!
Una vibración removió la arena. El agua fue desplazada como el estallido de una bomba, por un instante se vio fragmentada como diamantes resplandecientes. La flecha emitió una luz oscura y el agua se contrajo como si fuese succionado por una fuerza gravitatoria. Tairy y Nait fueron atrapados por una corriente de aire caliente y sofocante. La turbulencia se volvió pesado quemando la respiración de ellos. Sus gritos eran apenas ecos en la nada, hasta que cayeron entre una arena dorada y brillante.
—Pensé que moriríamos. —La voz agitada de Tairy inspiró el oxígeno a sus pulmones.
—¿Hemos llegado a otra de las dimensiones de ese monstruo?
Nait se encontraba recostado en la arena con el cuerpo sudoroso y cansado. Tairy en cambio tenía sus manos recostadas sobre la arena con el cabello enmarando contra su rostro.
—Creo que seguimos cayendo Nait. —Mira arriba señaló ella—. No hay ningún cielo, solo agua. Y esta parece oscura.
—Estoy empezando a odiar el agua. Debemos buscar la manera de salir de aquí. En verdad me está molestando caer de un lugar a otro sin que ella aparezca.
—Lo más probable es que está cerca, si es así, debemos hacer que salga. —propuso Tairy poniéndose de pie.
—¿Y cómo sugieres que los hagamos? —inquirió Nait observándola con una mirada de complicidad.
—Hacer que este lugar arda, voy a reventar ese cielo de agua. Debes protegernos Nait, conjura un escudo que nos pueda proteger o al menos que nos ayude a soportar el calor.
—Nunca lo había hecho. No puedo asegurar que podamos soportarlo.
—Solo inténtalo. —Tairy se hizo una pequeña cortada en su muñeca, con su sangre dibujó una marca de líneas paralelas entrelazadas en sus palmas— Amanecer en ebullición ruge hacia este plano invocado. —Pronunció ella activando el conjuro.
—Barrera de cristal emerge a mi llamado —Nait activó una barrera ovalada brillosa como el cristal que se desvaneció cuando el agua emergió como un torrente entre sus manos cubriendo la circunferencia de la barrera.
Tairy emitió de su cuerpo un aire frio y sobrecogedor, como si levitase sobre una gravedad grácil hecha solo para ella. Las marcas del conjuro de sus manos se tornaron de un color dorado. Unas luces blancas como las nubes emergieron de sus manos como pequeños destellos de estrellas lejanas en una noche centellante y apacible, con movimientos sutiles hicieron una forma elíptica enorme alrededor de Tairy y Nait.
—Golpe rápido expándete —Tairy volteó la mirada para encontrarse con los ojos de Nait—. Espero que estés preparado.
—¡Hazlo! —Dijo el tomando una posición de defensa. Sus ojos emitían una chispa de ferocidad jamás vista.
Las luces emitieron una honda entre ellas, segundos después se fragmentaron en miles de pedazos, con un movimiento aleatorio provocado por la gravedad de su don, emitieron nuevas hondas de color oscuro. Como si un globo hubiese sido roto por un alfiler el agua comenzó a escurrirse entre la inmensa arena dorada. Se desató una oleada de movimientos del agua inundando el lugar, era tan fuerte que Nait y Tairy fueron sacudidos dentro de la esfera elevándose un poco.
Como si un espejismo se hubiese formado, el agua se elevó hasta hacer desaparecer la claridad. El oscuro y desolado panorama fue combinado por la ebullición de calor; era como estar ardiendo entre las llamas de una enorme fogata en pleno verano. El sudor de los cuerpos de Nait y Tairy pronto llegaron a ser más intensos.
—Ty, date prisa. La barrera está perdiendo fuerza, el agua podría perforarla y matarnos —Advirtió el extendiendo sus manos para mantener el conjuro activo.
—Eso hago —respondió ella frunciendo el ceño—. Jamás imaginé que este lugar fuese enorme. Expandiré el radio de alcance de conjuro, voy a desplazarlas lo más lejos posible.
Al forzar las luces a alejarse, el conjuro que ella había invocado tomó represarías en sus manos. La marca del conjuro se tornó de un color rojizo como el color de la lava. Ella emitió un pequeño sonido de dolor al sentir que sus manos ardían.
—Esto no está resultado —dijo ella con enfado.
—Ty, estamos en problemas. La barrera se está debilitando. —Un pequeño agujero se abrió dejando paso al agua para que se introdujera. tal y como lo había advertido Tairy, el agua estaba a una temperatura inimaginable. Al rozar el brazo de ella no puedo evitar soltar un chillido de dolor.
—Nait, resiste un poco más. —Contrajo su respiración para reunir la mayor energía posible, al hacerlo sus manos sufrieron el desgaste al ser quemadas por el conjuro.
El agua se vio abruptamente sacudido por el poder de las luces creando oleajes que chocaron entre sí. Finalmente, el agua se vio obligado a evaporarse en la arena. Como si un desierto se formase ante los ojos del cielo no quedó rastro alguno del impetuoso y oscuro muro de agua.
—Nait por favor congela un poco la arena donde estamos, si ponemos un pie encima nos quemará.
—Me gustaría poder hacer todo lo que ordenas. Pero no puedo hacer eso. No es tan sencillo.
—¿Es una broma verdad? Como es que no puede siquiera congelar un poco de agua...
—Ty, ¿crees que todos podemos utilizar los dones a la perfección? Déjame decirte que estas equivocada. Pocos son los diestros y elementales heredados, otros recurrimos al elemento maldito para sobrevivir. Además, te recuerdo la regla número uno de la manipulación de dones; Perfecciona tu don de acuerdo al clan y la línea consanguíneo del que desciendes. Lo mío es crear armas y conjuros de defensa. —Bufó un poco molesto.
—Por los dioses Nait. Entonces piensa en algo para mantenernos a flote.
—No creo que sea necesario. ¡Mira!
Antes de que Tairy pudiese decir siquiera una palabra, ante ellos una densa neblina como remolinos acechó en todo el lugar. Un aire frio recorrió todo el entorno intensificando una bruma blanquecina como los celajes veraniegos. Varios ecos susurrantes entre el viento helado comenzaron a dispersarse. Poco a se desvaneció, finalmente dejó ver cientos de murallas de hielo fragmentados como espejos rotos.
—Ahora qué demonios es esto. ¿No crees que solo se ríe de nosotros? Se esconde porque nos tiene miedo.
—Solo piénsalo Ty. No nos ataca porque no es su fuerte, me refiero a que es mejor peleando a distancia.
—¿Eso quiere decir que ha cambiado la forma de este lugar porque la estamos debilitando? ¿O solo nos está demostrando lo que puede hacer? Nosotros también tenemos un límite. ¿Cómo vamos a lograr sacarla de su escondite? Preguntó Tairy con la mirada en los cúmulos de hielo.
—Tu puedes hacerlo Ty. Utiliza un poco de lo que te ha enseñado tu padre. —Nait le guiñó el ojo junto con una sonrisa de elogio.
—No puedo hacerlo. Mi padre dice que tendría un efecto reversivo en mí. No soy lo suficientemente fuerte además no me queda mucha energía para hacerlo.
—No tenemos alternativa. Puedo devolver tu energía con un cristal volcánico. He aprendido un poco de ellas. —Explicó Nait casi como una nueva invención.
—Lo intentaré. Te advierto que jamás he utilizado la fusión de dones continuos en una batalla real. Solo he practicado. No podría igual a mi padre con esto.
Nait sacó de su bolsillo una pequeña piedra oscura y reluciente. Al colocarla en la palma de su mano, esta respondió a él emitiendo una pequeña honda rojiza como el crepúsculo.
—Usa el otro elemento que has aprendido y únelo con tu elemento original para activar uno nuevo, sé que eres potencialmente compatible con ellas.
—Si vas a explicarme algo, hazlo bien. —Repuso Tairy tomando la piedra—. Aunque presiento que me estas utilizando como una rata de laboratorio.
—Ty. no hay necesidad de explicaciones la manipulación no necesita ciencia. Observa la piedra, ya ha adoptado la nueva forma. —Señaló el cristal oscuro—. Esto me hace concluir que he logrado perfeccionar las Oorblyfsels Clarianas. En caso de un ataque ellas serán nuestra arma mortal.
La piedra oscura tenía unas líneas onduladas entrelazadas por corrientes pequeños de lava que se movían como una oruga.
—Más te vale que esto funcione Nait. Fuego del abismo —pronunció Tairy casi como un susurro, al ser poseida por el poder de la piedra.
La piedra se introdujo en la palma de Tairy, al poco tiempo las líneas de lava fueron recorriendo todo su brazo. Ella sintió un dolor que le carcomió por dentro. El peso de su brazo
derecho le pesó por la marca del conjuro. Como si la piedra tuviese sentido común hizo que su mano se posará en el suelo.
—Nait. Mi brazo...
Él se acercó a ella inspeccionando que ocurría.
—Me quema. —Dijo ella en tono oscilante—. Nait haz que se detenga. —Suplicó Tairy.
Nait no podía creer lo que estaba viendo. Las líneas estaban llegando al cuello de Tairy. Su color rojizo fue sustituido por unas líneas negras. El sintió el olor a piel quemada. Le aterró pensar que él podría haberse equivocado.
—¡Que he hecho! —Posó sus manos sobre el de Tairy para anular el conjuro.
Una fuerza estruendosa mando a volar Nait. Se quedó en secó observando como ella pronunciaba palabras sin sentido. Él se levantó rápidamente corriendo hacia ella.
—Ty. puedes oírme. —Nait Se quedó sin habla al observar que los ojos de ella se habían tornado oscuros como un abismo sin luz.
Nait no supo que pensar. Estaba conmocionado. Era un estallido de pensamientos y un aberrante miedo que le congeló el cuerpo. Con las piernas temblorosas corrió hacia ella sin importarle la propia muerte. Nait fue sobresaltado por una sacudida. Su mirada se hundió en el suelo al ver unas grietas pequeñas que comenzaron a surgir al tiempo que Tairy emitía un grito furtivo. Poco a poco fueron agrandándose. Finalmente, el estallido ocurrió, el hielo que se encontraba bajo sus pies fue dividida.
Las colosales murallas de hielo que se agrandaban a cada poco fueron hundiéndose entre la lava. Un vapor sofocante fue liberándose como una cortina de humo. Tairy ya no tenía control sobre su cuerpo, pronto las grietas se lograron divisar en la lejanía arrasando todo a su paso de forma incontrolable. Hasta que una fuerte sacudida removió a Tairy, cayó al suelo inconsciente. Las marcas en cuerpo emanaron un humo azabache, un zumbido llamó la atención de Nait, el cielo sobre él se fragmentó. Como si un cristal se hubiese roto; la lava se elevó como rayos de luz repicando de forma pavorosa, después desapareció al igual que el hielo.
Ellos al poco tiempo fueron succionados por un remolino de agua. Nait tomó a Tairy con cuidado. Pese a la turbulencia logró abrazarla. Repentinamente ellos se detuvieron.
—¿Nait te encuentras bien? —Era la voz de Dimitri.
—¡Lo estoy! —respondió Nait abriendo los ojos de golpe. El agua dificultó que el viese donde se encontraba exactamente.
—Manto de cristal envuelvenos.
Una esfera cubrió a Nait, Tairy y Dimitri.
—Espero que tengas una buena explicación para esto Nait. ¿Qué es lo que hicieron?
—No lo sé... —Se apresuró a responder—. Tairy está herida, no puedo decir cuan grave sea. ¿Puedes llevarla a la superficie? Tengo otra Oorblyfsels Clariana. Haz que la mastique. Ella volverá a la normalidad. En cuanto a An. Me haré cargo de ella.
—Apresúrate. He liberado a los demás. Te dejaré la esfera. Su tiempo de uso es limitado.
Sin voltear a ver a Dimitri, Nait había optado a una mirada firme como un cazador, su cuerpo rígido denotó un temple contrario al Nait carismático y risueño. Sin perder el tiempo comenzó a moverse. La furia invadía su cuerpo como una tormenta eléctrica. Al momento de recibir un ataque de An, Nait lo esquivó sin pestañear.
—Vision noctura ilumina mi oscuridad —invocó un conjuro.
Un pequeño destello comenzó a emerger de sus ojos, segundos después se volvieron de un color amarillo. Como si hubiesen sido consumidos por una capa con líneas elípticas. Nait siguió en movimiento, esta vez dio una vuelta de ciento ochenta grados para luego detenerse en dirección al este. Impulsó su cuerpo hacía esa dirección con rapidez activando un nuevo conjuro de manera automática. Su lanza emergió de su brazo conteniéndola con fuerza, la lanzó en aquella dirección como un proyectil.
Un gritó entrecortado se escuchó en la lejanía. An apareció entre unas rocas. Agitaba su cola con brusquedad, trató de librarse de la lanza, no pudo.
Nait invocó una nueva Oorblyfsels Clariana, de un elemento maldito. En su mente figuró una cadena oscura. «Maldición de sangre continua» —expandió en su mente.
La lanza ardió en coloración dorada, luego flameante. Cosa que solo él podía ver. La sangre verdosa se liberó como correntadas del cuerpo de monstruo, en un acto de evitar una perdida mayor de sangre, ella arrancó dos de sus cuernos. Estos se volvieron verdes y se desvanecieron, detuvo la herida mudando de piel para que quedase intacta.
—Como te atreves... —expresó con la voz salpicada de chillidos como hienas.
Nait no dijo ni una palabra. Seguía firme. Atacó nuevamente a An. Pero esta le rozó el rostro con una de sus garras.
—El juego se acabó. —Concluyó Nait—. No morirás ahora. El veneno que implanté en tu cuerpo te dejará inmóvil, como una roca. Lo mejor de todo es que el dolor que sientas querrá hacerte morir. La maldición de la sangre continua es una atadura a la esencia de un ser vivo, entre más fuerte sea, más agonizante es. Estamos a mano. —finalizó
An comenzó a sentir el efecto. En un intento por evitar ser presa de una maldición, arrancó dos cuernos más. No puedo retenerlo. Su cuerpo dejo de moverse y con ello comenzó a flotar hacía la superficie.
Nait recobró la conciencia minutos después. Su cuerpo estaba rendido. Al pensar en Tairy nadó tan pronto como pudo. Al llegar a la superficie sus pulmones tomaron tanto aire como pudieron. Se dirigió a la orilla. Al tocar tierra encontró a los demás inconscientes mientras que Dimitri sostenía a Tairy con delicadeza.
—Me da gusto que estés de vuelta Nait.
—¿Cómo esta Ty? ¿respondió al antídoto?
—Si. Las marcas han disminuido. Pero su cuerpo no reaccionará pronto. He dormido a los demás para tener más tiempo. Solo espero que sea suficiente.
—Gracias. —Nait se arrodilló hacia Tairy tomando el lugar de Dimitri—, Jamás imaginé que ella tuviera tanta energía. Pensé que la perdería. No pienso volver a utilizar ninguna de las Oorblyfsels Clarianas; no las soportamos.
—¿Cómo sabes de ellas? —Dimitri lo observó perplejo.
—Las desarrollé con los experimentos. Los aurores y varios plenipotenciarios de Aurora me han permitido expandirme, solo Nouri y unos cuantos más saben de esto...
—¿Estas bromeando? Ellas siempre han existido. Se han prohibido por el daño que provocan, después de que Siel se entregara como sacrificio, la energía vital de todo se unió al Ida, es por esa razón que se ocultó a la nueva generación el poder de los cristales y ciertas armas antiguas que fueron usadas en la guerra. ¿Quién te habló de la fusión de dones continuos?
—Mi hermano trabajaba en ellos, pero...
—Si se lo que ocurrió. —Interrumpió Dimitri para luego fijar la mirada en Tairy—. Ella es fuerte, tiene habilidades sorprendentes, aún le falta mucho. Pero has puesto su vida en riesgo... no las vuelvas a utilizar.
—Las modificaré, sé que puedo. Pero no importa Dimitri. No tiene caso. Solo fue un experimento estúpido. —Añadió con tono seco.
—¿Qué no importa? ¿La vida de Tairy estaba en peligro y dices que no importa? Te daría un golpe ahora mismo, pero no quiero discutir con ella por tu culpa...
Nait dejó que el silencio sucumbiera su mente. Recostó a Tairy, luego se recostó contra una roca, cerró los ojos tratando de olvidar y desear no haber expuesto la vida de Tairy de ese modo. Se odió por dejarse llevar por el ego y presumir cuan inteligente era. Ahora el karma había cobrado su parte...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro