17. CONFUSIÓN
La lóbrega lucidez del laberinto espinoso provocó cierta incertidumbre en Raizel. Se preguntó si los demás sentían el cansancio que envolvía todo su cuerpo. No quería parecer la débil de nuevo, solo rezó para que alguno pidiera que se detuvieran a descansar
—Deberíamos detenernos un poco. —Sugirió Dimitri
—¿Parar? no es como si tuviéramos todo el tiempo del mundo a nuestro favor. —La voz cáustica de Tairy parecía indomable como una ola de mar.
—Me parece una excelente idea. —Nait se dejó caer al suelo agotado.
—¡Nait! ¿No estarás hablando en serio?
—¡Vamos Ty! —Dijo él palpando el suelo con su mano para que ella se sentara a su lado.
Tairy hizo una mueca resignada a contradecir a Nait. Raizel y Zed se fueron a sentar junto a ellos, en cambio Dimitri recostó su espalda junto a una pequeña roca. Como si Nait hubiese adivinado lo que Raizel deseaba. Formó cinco esferas pequeñas de agua, levitándolas suavemente a cada uno de ellos.
—¡Gracias! —expresó Raizel en agradecimiento y aliviada al poder hidratar su cuerpo que exigía el vital líquido con devoción.
—¿Cómo puedo... tomar esto? —preguntó Zed viendo a Raizel en busca de una respuesta.
Antes de que pudiera responder. Nait se apresuró a hacerlo.
—Solo imagina que estás dándole un mordisco a una manzana. No es tan complicado.
Raizel fue la primera en intentarlo. Al saborear el agua, su cuerpo se sintió convalecido. No pudo evitar observar a Zed beber el agua, parecía disfrutar cada sorbo que daba. Cuando él se dio cuenta le sonrió. Sorprendida, esquivó su mirada rápidamente. Aprovechando el líquido en su totalidad, cuando remojó el rostro, en aquel momento añoró un baño con agua tibia, su cuerpo lo pedía a gritos.
Nait pasó algunas frutas y panecillos rellenos a todos. El primero en comer todo fue Zed. Raizel no concebía cargar con todo eso. Preguntaría después el nombre del artefacto que usaba Nait para llevan consigo tantas cosas... Lo único que notaba era una pequeña brújula que los liberaba.
Tiempo después Dimitri se puso de pie; los demás siguieron su paso.
—Debemos seguir. —Hizo saber él acercándose a Nait para revisar el mapa.
Caminaron por un tiempo menor de lo que habían avanzado antes. Finalmente encontraron la entrada a la tercera sección. Aquella puerta era imponente. Nait observó el mapa luego se acercó en la parte central de la puerta. Unas ramas cubiertas de espinas pequeñas se encontraban en constante movimiento deslizándose alrededor de la puerta como serpientes. Nait posó su mano derecha en una de ellas, esta fue enrollándose con suntuosidad como si no pertenecieses a ese mundo, brillantes y amenazantes como el filo de una espada recién forjada. Segundos después varias gotas de sangre brotaron de la yema de sus dedos. Las pequeñas ramas de espino se retiraron llenando una abertura triangular con la sangre de Nait. Luego la puerta empezó a sacudirse. Se abrió lentamente dejando escapar los rugidos del viento que les daban la bienvenida.
Ingresaron a la tercera sección, de pronto Raizel volteó a ver con la esperanza de ver a Luka o a Caleb aparecer entre alguna curvatura del laberinto. Sin señal alguna. Retomó su caminó.
—Tranquila. Ya vendrán.
—¡Eso espero! —Respondió a Zed acelerando el paso para no quedarse atrás.
Raizel fue avanzando con cautela y alerta observando con sagacidad su entorno. Varios minutos después, aquella sección fue tomando un aspecto espeluznante. Como si el cielo hubiese cambiado drásticamente, agobió la poca luz que quedaba reduciéndolo a un ambiente poco visible para los ojos. Los muros de espinas parecían ser más anchos a cada paso que daban no se imaginó que les esperaba. Con el inmutable
silencio acogiendo todo el espacioso lugar una densa neblina fue apoderándose de todo cuanto era visible. Aquella bruma ocultaba todo a la perfección.
Raizel se vio obligada a no apartarse de Dimitri.
—No podemos seguir avanzando —puntualizó la voz de Zed.
—Sí que podemos. —Respondió Tairy mientras una pequeña bola de luz surgía de la palma de su mano.
Aquella bola de luz fue inserta dentro de un pequeño artefacto similar una linterna, solo que esta tenía en todo el entorno pequeñas bombillas que desplegaban rayos como láseres al suelo. Las pequeñas luces atravesaron la bruma dejando ver con claridad el suelo.
—¿Como hicieron eso? —Zed estaba asombrado—. ¿Cómo es que no han inventado algo así en la tierra?
—Está compuesto de luz, crea un campo visual inigualable, atraviesa los objetos sólidos e intangibles, permite ver a través de ellos. Tiene un rango de alcance por supuesto, pero ahora podemos seguir avanzando sin preocuparnos.
Tairy pronunciaba aquellas palabras enorgullecida de su vivacidad solucionando las cosas. Nait se acercó a ella, con la proyección de la linterna disolviendo la cortina de neblina caminaron como si nada. Ellos sí que estaban en entra liga, ni siquiera Raizel sabía de esos objetos, su ignorancia la arrinconaba cada vez más, comenzó a sentir frio en su cuerpo provocado por la bruma tan tupida como una sombra. Después de seguir por tanto tiempo, Tairy se detuvo.
—¿Qué pasa? —Dimitri la observó inquieto en espera de una respuesta.
—Hay al algo frente a nosotros. —Respondió Tairy moviendo la luz de la linterna.
Tairy recorrió el lugar, primero revisó en el lado izquierdo luego en el lado derecho.
—Esto es extraño —prosiguió ella regresando al lado de Dimitri—. Los muros de espinas son más extensos, están separados al menos cientos de metros más que los anteriores. Aunque ese no es el problema, sino lo que está frente a nosotros. Parece un muro diferente. Debemos de acércanos con cuidado.
Tairy retomó pasos cortos hacia adelante, luego la siguieron los demás. Al cabo de unos minutos la bruma pareció volverse menos densa dejando entrever aquella muralla frente a ellos, no había salida.
—Nait, el mapa. ¿Cómo pudimos acabar aquí? — cuestionó Dimitri con una voz autoritaria.
—Eso no es lo extraño —aseguró Tairy—, estamos en el lugar correcto. Hay algo en este muro de espinas que me inquieta. Es como existiera y a la vez no...
—Entonces, hay que comprobar si lo es o no.
Dimitri se acercó al muro. Lentamente fue aproximando la alabarda, al momento del tacto, la punta la atravesó.
—Parece una ilusión, tiene el mismo aspecto que los muros espinosos que hemos visto.
—Como explicas el hecho de travesarlo con tanta facilidad. Parece tan real, se supone que este aparato atraviesa todo lo que sea perceptible y lo que no... Ni siquiera puedo divisar que hay después de esta muralla. —Expuso Tairy oscilando ligeramente.
—Lo mejor es averiguar por nosotros mismos que hay del otro lado. —Al instante, Nait cruzó aquella pared de espinas.
De pronto, unas burbujas emergieron entre aquella pared, luego desaparecieron las espinas dejando visible un manto enorme de agua cristalina, que fue desapareciendo entre la neblina que resurgía de nuevo mezclándose con las burbujas incesantes. Una de ellas hizo contacto con la alabarda de Dimitri explotando al instante, liberó un olor grotesco, cientos y cientos de ellas comenzaron a romperse por las espinas y el frío provocado por la bruma, aquel olor nauseabundo los obligó a correr hacia el manto de agua apenas visible.
Al cabo de unos segundos Raizel abrió sus ojos parpadeando varias veces antes de tomar claridad. El panorama divisado ante ella la dejó boquiabierta, vio un mar de agua cristalina extenderse al horizonte, no había rastro de aquella bruma que los había sosegado anteriormente. Tambaleó al darse cuenta que bajos sus pies el agua acogía verdosas algas marinas en forma circular y otras en espiral en todo el extenso mar.
Raizel observaba aquellas algas con asombro cuando unas gotas cayeron en su mejilla, eso hizo que levantara la mirada. Era como un sueño intrépido que desafiaba su imaginación, el mar cubría lo que debía de ser el cielo, como un espejo; eso pensó ella, hasta que observó varias formas circulares oscuras y las algas escasas con partes rocosas de varios colores. Contrario al mar debajo de sus pies.
—¿Cómo es que podemos estar parados encima del agua? —Zed se aceró a Raizel temeroso a cada paso que daba.
—Estaba tan sorprendida observando el paisaje de arriba —señaló ella con el dedo—, que no repase la idea de estar encima del agua totalmente. Quizá sea una ilusión.
—No lo creo. El agua esta fría. Es tan real que no puedo creer totalmente la idea de ver otro mar encima de nosotros. Este lugar es toda una locura, tanto que podría darme un paro cardíaco en cualquier momento.
—Me sorprende lo que veo, pero —respondió ella inclinándose para sentir el tacto del agua—; me inquieta saber que haya alguien aquí esperándonos.
Raizel se levantó sacudiendo sutilmente sus manos mientras las pocas gotas que le quedaban en los dedos se deslizaban con rapidez. Luego desvió la mirada hacia los demás.
—Que debemos hacer —preguntó Zed en voz alta.
—Caminar —respondió Tairy incrédula.
A Zed pareció no molestarle.
Después de varios minutos, el mar parecía interminable. No había siquiera un rastro de tierra o alguna isla. Raizel siguió caminando, hasta que un movimiento leve bajo sus pies la detuvo. Vio una sombra emerger bajo el agua, luego desapareció. Se inclinó ligeramente, segundos después su propio reflejo emergió del agua llevándola consigo. Su respiración se vio entrecortada por la rapidez con la que su cuerpo era arrastrado. Trató de resistirse y luchar con todas sus fuerzas para salir a la superficie por un poco de oxígeno. Por desgracia no pudo hacerlo.
Bruscamente su cuerpo se enredó entre las algas flotantes de aquel lugar. Raizel abrió los ojos, al cabo de unos segundos el oxígeno ingresó a sus pulmones. Elevó la mirada y vio que se encontraba dentro de un agujero tétrico y profundo, su cuerpo flotó por una gravedad extrañamente grácil. No pudo explicarse cómo había llegado ahí arriba.
Raizel diviso a los demás ser succionados de la misma forma en la que ella había desaparecido. Todos se esfumaron, pensó que aparecerían en cualquier momento donde se encontraba o en otro de los agujeros, pasaron los minutos y no hubo señal de nadie. Escuchó un estruendo, no pudo esclarecer de dónde provenía aquel sonido. Insegura al no saber cómo debía de salir de ahí llenó sus pulmones de aire. Luego se acercó a la orilla del agujero, sus dedos atravesaron los límites del círculo percibiendo al instante agua fría.
Decidió atravesarla por completo sin embargo un remolino fue creándose debajo de ella, unos gritos de auxilio clamaron en algún lugar perturbando su cordura. Impulsó su cuerpo que pronto fue sujetado por unas manos deformes y putrefactas, el terror la carcomió por dentro implorando que se desvaneciera, nadie respondió a su clamor, fue succionada con brusquedad por varios segundos atravesando un cementerio de cadáveres, le provocó náuseas ver que algunos seguían vivos comiéndose unos a otros, luego el agua hizo que sintiera el cuerpo pesado por lo que nadó varios metros antes de que empujara su cuerpo fuera de la superficie, sin poder hacer algún movimiento se desplomó sobre una superficie rocosa. Tosió varias veces antes de que pudiera levantarse.
—¡Raizel! ¿te encuentras bien? —Dimitri se acercó para ayudarla a ponerse de pie.
—¡Si! —Tomó un respiro, luego prosiguió—. Los vi desaparecer después de que yo fuera arrastrada en el agua. Pensé que aparecerían donde me encontraba, pero no hubo rastro de ustedes.
—Los demás fueron a lugares diferentes, acabamos de aparecer uno por uno en este lugar. Eres la última.
Raizel vio en la lejanía un cielo nuboso y oscuro, los estruendos de los rayos impactándose en el mar como un centenar de cometas a la velocidad de la luz la tomaron por sorpresa. Repentinamente una ola golpeó la piedra donde se encontraban salpicándoles unas cuantas gotas de agua tibia.
—¿Estamos en la misma sección? —Recitó Raizel un poco nerviosa—; lo que no puedo creer ahora es que hemos perdido la noción del tiempo, cuantos días llevamos exactamente aquí. Parecen horas.
—Los relojes no funcionan aquí Raizel, se alteran igual que el tiempo. Nait es demasiado ágil analizando la situación, ha logrado descifrar como funciona esta sección. Existe un intervalo que redunda entre los quince o veinte minutos donde se modifica el clima en este lugar. Tairy dijo que había ido a parar en otra parte cubierta por hielo, en cambio yo, —aclaró la garganta—; terminé en unas cuevas con agua en ebullición, el calor me sofocó.
—¿Y Zed? —Quiso saber dónde había ido él.
—El y Nait fueron al mismo lugar. Zed dice haber visto varias columnas de rostros en el fondo del mar, estuvieron allí todo el tiempo. Raizel debemos de ponernos en marcha y salir de este lugar. Pronto volverá a cambiar.
—¿Y qué hacemos?
—Lo primero que debemos de hacer —intervino Nait acercándose donde se encontraban en ellos—, es observar los cambios que presenta este lugar, nos encontramos en el corazón de la tercera sección, tendremos que alejarnos, es muy peligroso que nos mantengamos aquí, eventualmente cada una de estas dimensiones desaparece durante varios días.
—¿Cómo es que sabes todo eso? —preguntó Raizel en busca de respuestas.
—Estoy comenzando a entender cómo funciona. —señaló el mapa que llevaba en su mano, luego él se acercó a su oído y le susurró—. Me gustaría darte detalles. Ahora limítate a saber las cosas, es por tu seguridad y la de todos nosotros.
Raizel le sonrió un poco nerviosa. fue tras Dimitri quien ya estaba parado al lado de Zed y Tairy. Al comenzar a dar unos pasos, el viento hizo que su ropa mojada se le pegara más en el cuerpo, se le erizó la piel por el frío, no obstante, ocultó aquella incómoda situación para centrarse en lo que debía de hacer. Se acercó a las orillas de la roca se dio cuenta que el oleaje del mar se había intensificado. Repentinamente algo comenzó a emerger del agua. Al instante una fila de rocas flotantes se impuso ante ellos.
—Esta es nuestra oportunidad —expuso Nait—. Debemos de atravesar estas rocas para salir de aquí. Las cruzaremos uno por uno. Ahora o nunca.
Nait fue el primero en saltar sin dificultad encima de una de las rocas al tiempo que Tairy le igualaba los pasos sin vacilar. Luego Dimitri fue el siguiente. Raizel respiró hondo y saltó sobre la roca, no perdió tiempo, avanzó rápidamente sin problemas, aunque sentía el ritmo acelerado de su corazón no cedió ante los nervios que aparecían como estrellas fugaces, las oprimió para asegurarse de seguir con vida, estaba a punto de saltar cuando una piedra embistió con fuerza donde se encontraba provocando que vacilara. Minutos después más impactos sacudieron la larga fila de rocas flotantes. Nait movió las manos en señal de que se dieran prisa, pronto el calor aumentó volviendo el aire una cortina de fuego que encendía los pulmones como brasas.
Raizel había saltado lo suficiente como para llegar a la siguiente piedra, por el impacto de unas de las rocas ella se resbaló hasta las orillas, al ver el mar comprendió que, si caía, moriría. Algunos fragmentos de roca se deshicieron al hacer contacto con el agua. Se levantó tan rápido como pudo para avanzar de nuevo. Con el paso de los minutos sus piernas comenzaron a temblar por el cansancio. Pensó que se había vuelto interminable hasta que saltó en otra atravesándola desprevenida.
Al caer tambaleado, percibió un olor a humedad. El único sonido que apreció fueron pequeños riachuelos entre varios árboles secos. Nait los guió a cada paso, a pesar de que el lugar emanaba un aspecto desolado no tardó en formar un aspecto fantasmagórico cubierto por un inmenso manto de neblina que emergía entre la humedad donde se encontraban, a Raizel le agradó, puesto que el calor repentino de los últimos minutos en la dimensión anterior la había hecho sudar.
Escuchó la voz de Nait conversando con Tairy. Por lo regular él no paraba de hablar, Raizel no comprendía como Tairy congeniaba con él, parecían tan distintos... Escucharlo tan animado la tranquilizó. Sabía que el enemigo aguardaba su llegada igual que un animal cazando en su territorio. De pronto una pequeña sonrisa matizó su esperanza de llegar a tiempo y rescatar a Eileen. Siguieron caminando durante un tiempo, todavía no había señales de nada. Ingresaron a una pequeña brecha donde las gotas de agua provocadas por la bruma cayeron al suelo como una hoja al bamboleo de una brisa fría de invierno.
Aquella brecha estaba dividida en varias partes algunas angostas y otras más anchas. Raizel fue por un camino estrecho, no se dio cuenta que los demás habían tomado un camino diferente. Al salir de ahí no pudo ver absolutamente nada, el aspecto espectral de la neblina como el sombrío aspecto de un pantano en medio del bosque dejó en ella cierta inquietud.
—¡Dimitri! —Gritó tratando de escuchar algún movimiento.
—¡Ten cuidado Raizel! —Respondió él con advertencia clara—. ¿Puedes avanzar? Sigue luz.
—¡Lo tendré! —respondió ella avanzando hacía la luz que se volvía intermitente.
Vio que la luz se alejaba, aceleró el pasó para no perderla de vista. Se estaba acercando, sin prestar atención a sus pasos fue conducida a colocar su pie en la nada... No sintió el suelo. Su pie derecho ya se encontraba entre el agua impasible. Un ligero desequilibrio en su cuerpo provocó la sensación de que caería directo al agua si no lograba estabilizar su cuerpo.
—¡Aaah! —Expresó con una voz susurrante de modo que los demás no la escucharan.
Cayó al agua fría y pantanoso, se asustó al estar ahí, de pronto la neblina fue dispersándose en forma circular como si alguien la obligase a hacerlo, luego volvía con una intensidad temeraria cubriendo todo de nuevo, asustada, hizo que sus manos buscaran algo en que sujetarse, la sobresaltó un roce en sus pies, a darse cuenta se había alegado un poco de la orilla, dio la vuelta para ver algún movimiento, la quietud del agua no terminó de agradarle ni un poco, con la mirada en el agua, deslizó sus brazos por detrás tratando de volver a la orilla, unos brazos la sujetaron dejándola entumecida de miedo...
—¡Ten más cuidado!
—¡Gracias! —dijo aliviada.
Ella reconoció de inmediato aquella voz, la sacó del agua como si fuera una muñeca, aun le sujetaba su cintura cuando alzó la mirada, sus ojos azules estaban clavados en ella
—¡Luka! —Raizel estaba reconfortada al verlo sano y salvo.
—Dije que no me demoraría.
—¿Estás bien? —Preguntó ella en espera de una respuesta satisfactoria.
—Solo un rasguño. —Aseguró moviendo sus ojos en dirección a su brazo derecho.
—¿Puedo curarte esas heridas? —Por un momento ella
dudó que Luka quisiera que lo hiciese.
—¡Hazlo! —Respondió él con tranquilidad.
Ella pensó que quizá estaba cansado por la facilidad en que había cedido a que lo ayudase, pues mantenía una distancia fría que la alejaba de inmediato.
—¿Luka has vuelto? —Era la voz de Tairy.
Tairy denotó su felicidad a través de su voz triunfante y una sonrisa radiante dedicada a Luka.
—¿Y Caleb? —Irrumpió Dimitri.
—Me detuve un tiempo esperando que el apareciera, pero... —hizo una pausa—lo hizo.
—El vendrá. —Dimitri estaba determinado a creer en eso—. La esperanza es un arma valerosa capaz de trasformar la agonía en felicidad. Estoy seguro que Caleb está en camino. Pronto aparecerá.
—¿Y piensan estar así? —Tairy los señaló con la mirada de pies a cabeza.
Luka y Raizel se dedicaron una mirada, él aun la sostenía de la cintura con sus brazos. La soltó al instante.
—Dimitri podemos detenernos un momento. Voy a revisar las heridas de Luka.
—¡Todo tuyo! En cuanto a nosotros, —se detuvo recorriendo su alrededor— Estemos atentos ante cualquier movimiento o sonido inusual.
Luka se sentó sobre una roca. En cambio, Raizel buscaba en su mochila algunos medicamentos. Comenzó limpiando la herida en su brazo, luego le colocó una de las pomadas para cauterizar la herida, este hizo efecto y se recuperó de inmediato. Cuando él se quitó la camisa, su espalda mostro varios rasguños menores, el problema era la cortada cerca del pecho, era profunda y sangraba. Raizel limpió delicadamente aquella zona de modo que Luka sintiera el menor dolor posible, aunque su rostro evidenció que era inevitable suprimirlo, Raizel se apresuró a colocarle una consistencia viscosa y amarillenta, la esencia se flores silvestres y aromas de algunos árboles cítricos libero cierta fragancia, pero amortiguaría el dolor interno además de reconstruiría algunos vasos y huesos rotos, agradeció haberlo robado a Lain, con movimientos rápidos y sutiles vendo esa herida terminando en un corto tiempo.
—¡Gracias! —La voz de Luka sonó dócil y agradecida.
—¡De nada! Es lo único en lo que puedo ayudarte.
Luka le dedicó una sonrisa que produjo extrañeza en Raizel sintió un cumuló de emociones, tal vez no le caía tan mal después de todo... Al levantarse, él la ayudó. El tacto de las manos ásperas de él sugirió un cuerpo trabajado y expuesto a mucho dolor y cansancio.
—¡Continuemos! —Dijo Luka tomando una postura firme y serena
—Debemos encontrar la forma de cruzar el lago. —Argumentó Dimitri revisando el perímetro con su mirada felina.
—Claridad; tu que eres como el cielo, liberate. —Luka hizo que la neblina se disipará con el conjuro que había pronunciado.
Ella vio que el lago pantanoso era más grande de lo que había imaginado. Sintió escalofríos al ver lo espelúznate que era, la neblina emergía ligeramente dentro del lago.
—Debe de haber una forma de cruzarlo. —Tairy miró a Nait.
—Podríamos caminar por las orillas. —sugirió Raizel a los demás.
—Estoy de acuerdo contigo Rize. —Respondió Nait—. El mapa ha mostrado un puente.
Caminaron en la orilla hacia el lado izquierdo. Después de avanzar un tiempo, encontraron un bote, lo suficientemente grande para que todos pudieran desplazarse en él.
—Supongo que de esta manera cruzaremos este lugar. —Nait revisó el mapa—. El puente inicia en la mitad del lago. Debemos remar hasta llegar ahí.
La densidad de la neblina emergió varios minutos después de que comenzaran a remar. Se volvieron apenas siluetas mientras se introducían en el lago. Entonces, un viento helado surgió como ola de mar provocando que el eco del aire rugiera a cientos de metros, el panorama se volvió silencioso y abominante. El bote tropezó con algo, provocando una sacudida, ante la situación se quedaron inmóviles, inspeccionaron a su entorno. Por suerte era solo una roca. Siguieron remando. Hasta que un impacto destrozo por completo el bote lanzándolos al agua a todos.
—¿Están bien? —preguntó Dimitri recorriendo con la mirada a los muchachos.
—¡Si! —Respondieron al unisonó.
Antes de que Raizel se pusiera a nadar hacía la voz de Dimitri algo la tomó de los tobillos arrastrándola bajo el agua.
—¡Raizel! —Gritó Dimitri buscándola. No hubo señales de ella—. Búsquenla, debe de haber caído cerca.
Trató de regresar a la superficie, pero no pudo; aquello que la sostenía era fuerte. Abrió abruptamente los ojos, le sorprendió la claridad del agua. Cuando por fin pudo observar quien la sujetaba quedó petrificada.
Aquella criatura parecía tener algunos rasgos físicos similares al de una sirena. Su cabeza era pequeña con seis cuernos encorvados hacia atrás, los dos primeros eran tan largos como su cuerpo, mientras que los otros dos llegaban por la altura de su cintura, y los últimos dos solo llegaban a la mitad de su hombro. Sus cuatro ojos eran similares al color del arco iris, combinaban perfectamente con su piel morena; además de ello tenía varias hendiduras branquiales en ambos lados de su rostro.
Su gran boca dejaba entrever dientes afilados como una navaja, con solo verlas se podía imaginar desgarrando a su presa brutalmente. El torso de su cuerpo estaba cubierto por un pelaje trasparente, pero la parte superior de su cuerpo emitía destellos coloridos, mientras que la parte inferior estaba cubierta de escamas en forma de rombo acomodadas delicadamente, de un tono turquesa tan imponentes como la aleta larga y peculiar cubierta por una flama rojiza como el amanecer.
Raizel estaba admirada por la existencia de un ser así, hasta que sus pulmones le advirtieron de la falta de oxígeno en su cuerpo. Ella estaba siendo sumergida por la criatura en la profundidad del agua. Repentinamente comenzó a cantar una melodía hermosa. La canción que emitía era tan... tan... bella que... la hizo sentirse somnolienta... Raizel deseó seguir escuchando aquella armonía encantadora...
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