Dolorosa Realidad
( Viñeta XXXIX)
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Luego de haber llorado curando la manito de su niño que había despertado muy enojado por la molestia del golpe. Y de haber cubierto cada ronchita con crema en la piel de su niña que para suerte de todos, había mejorado muchísimo de su comezón.
Los tres, se encontraban refugiados en los brazos del peliplata.
Luego de tanto caos, necesitaban un momento para ellos para demostrarse que pese a cualquier pronóstico malo, permanecerían juntos.
__ No tienes porque hacerlo. Aquí en el palacio también hay sanadoras. __
__ Es mi deber. __
A Sesshomaru no le gustaba para nada la idea de que su mujer cuide de otros machos, mucho menos, que sus delicadas manos rocen la piel de otros. Eso lo volvía loco pero la insistencia de que de debía curar a quienes Yako había herido en su momento de locura, no cesaba, asíque por cansancio ganó su azabache.
__ Esta bien. __
Sabía cuan celoso era su demonio, le había hecho una escena por haber besado a Yako osea a él mismo. Definitivamente, la volvería loca de amor porque pese a ser un hombre adulto se comportaba como un niño de kinder.
Tomó su rostro, delicadamente y depositó un casto beso en sus labios.
Tanto como Rin y Shippo que también estaban en sus brazos, se ruborizaron, llevando sus manitos a sus mejillas.
En sus corazones no cabía tanta felicidad de saber que sus padres se amaban tanto.
__ Mamá y papá se aman mucho. __ dijo, una pequeña sacándole un sonrojo a ambos que inmediatamente, se separaron. Por un momento, se habían olvidado de sus pequeños.
__ Shi. __ respondió, Shippo moviendo su cabecita contagiando a todos con su risa de bebé.
__ Y A ustedes también lo amamos mucho pero mucho, mucho. __
Los abrazó y los llenó de besos. Sesshomaru solo los sostenía en brazos a todos, dejándose embriagar por el dulce aroma del genuino amor.
( Este Yako es la bestia más felíz)
-- Lo somos --
__ ¿ Quién ayudará a mamá a curar al ejército de papá?__ preguntó, muy animada.
Ambos niños levantaron su manito y comenzaron a decir "yo".
Tanto Rin como Shippo estaban muy acostumbrados a ayudar a su mamá cuando ella solía hacer curaciones o ayudar a los aldeanos cuando estos se encontraban enfermos .
__ ¡Bien ! Entonces...¡ manos a la obra !. __
Sesshomaru solo negaba viendo como su mujer y sus niños eran todo un caso.
Era felíz... más felíz que nunca...
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Toda una carrocería completa, llegaba hacía las afuera de la aldea, encargados, de cierta castaña que bajaba con cuidado de uno de los carruajes con ayuda de un apuesto Terrateniente.
__ Tenga cuidado, mi querida Sango. __ dijo, besando el dorso de su mano.
Ella sonrió con sus mejillas sonrojadas.
Él era tan atento, tan caballero, tan hermoso, simplemente perfecto, pero..
No era él..
__ Gracias. __ respondió, mirando esos enormes castaños.
Él hombre la tomó por la cintura y acarició su rostro secando aquella lágrima traicionera que incocientemente había rodado por su tersa piel.
Sango se aferró a su cuello y devoró esa dulce boca, esa hermosa boca que no era la de él... y por un momento, solo por un momento, intentó devolverle todo ese cálido sentimiento con el cual, la trataba el hombre que tenía frente suyo. Quien la adoraba desde que tan solo, era una niña.
Respiraron, tranquilamente, mirándose sonriendose el uno al otro.
__ Solo cuando te sientas preparada... No pido que te alejes de tu hogar, pero... No me abandones por tanto tiempo. __
La castaña, negó.
__ Yo no te abandono. __ rio, bajito.
De no muy lejos, desde una hermosa cabaña perteneciente a cierta azabache que claramente no estaba allí. Se encontraban una pícara pelirroja con la abuela Kaede tomadas de la mano mirando la dulce escena, muy felices por su querida Sango.
__ Se ven muy hermosos juntos. __ chilló, Ayame abrazando a Kaede.
__ Ay, mi niña... __acarició su anaranjado cabello. __ Claro que sí, aunque... __
__ ¿ Aunque?__
__ Nada... solo son cosas de vieja, no le des importancia. Prepararé un té para que compartamos. __
La ojiverde asintió con una enorme sonrisa y siguió viendo la escena como si se tratara de una película de amor.
Mientras que para unos ojos violacios parecía una de terror.
Una muy dolorosa realidad, una que se había clavado justo en el centro de su pecho como una daga profunda acabando con él, al instante.
Una película de la que él se había encargado de crear quizás, tras cada desilusión provocada por su ausencia y por sus innumerables faltas con la única mujer que realmente amaba. Una batalla que claramente, había perdido pero era tarde para arrepentimientos.
Debía ser un verdadero hombre y como último acto de amor, solo dejarla que fuese felíz.
Cabizbajo y sin hacer ningún tipo de ruido se quiso marchar de allí, dejando a sus amigos que también habían presenciado el espectáculo en primera fila.
__ Miroku espera. __ dijo, Inuyasha tomando parte de la manga de su habitual traje de monje.
El pelinegro solo se quedó en su lugar esperando a que su amigo hable.
__ Tú... ¿ lo sabías?. __
Este negó.
__ Pero allí está el resultado de lo que yo mismo sembré. Y tú... tú lo sabes Inuyasha. __ dijo, esta vez girando para ver esos dorados, los mismo que habían sido testigos de sus tantas infidelidades.
Koga solo veía la situación y también podía ver de lejos el rostro de Ayame quien observaba la escena con sus manos en su rostro, ansiando lo mismo que su amiga.
Se sintió mal, aún seguía amándola pero no más que a Inuyasha, era un amor diferente.
El platinado soltó a su amigo y solo asintió.
__ ¿ Te irás?. __ preguntó, temeroso ante la respuesta de este.
Era una realidad ser que difería en todo con Miroku pero eso no quitaba el hecho de que se había convertido en un hermano para él que era un ser noble pese a su mal comportamiento.
__ Solo regresaré a mi cabaña. Y, creo... ustedes deberían hacer lo mismo. __ señaló en dirección de donde se encontraba Ayame.
__ Tiene razón__ dijo,esta vez, Koga.
__ Creo que hemos llegado en mal momento, será mejor regresar a la aldea. Aunque tenía muchas ganas de ver a Kag y a Shippo pero no siento sus aromas. __
__ Bien.. andando.. __
Los tres hombres se dieron media vuelta y se marcharon.
Pero para la loba no pasó desapercibido el aroma familiar y se quedó mirando en dirección de la espesura del bosque.
Disgustada por dos de ellos pero preocupada por otro y pensó, en que quizás la hora de hablar de su amiga, había llegado.
Continuará...
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Buen día, mi gente ❤️ ¿ Qué capítulo, no? Personalmente, sentía que por un momento pequeño debía enfocarme en mis otras parejas secundarias , espero lo hayan disfrutado de igual manera 🙈
Les mando un fuerte abrazo de 🐻 y nos leemos mañana sin falta 💕
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