Capítulo 6. Fin de la búsqueda
Ryota no podía prestarle atención a la clase. Que, aunque le iba muy bien en todas, en este momento no podía concentrarse en la voz del profesor de historia.
De hecho, su cabeza estaba concentrada en los orbes negros del rubio ceniza y del aroma a vainilla que se había grabado en su cerebro como un tatuaje en la piel.
Ryota apretó con fuerzas el lápiz al darse cuenta que estaba dibujando distraídamente unos orbes oscuros, casi parecidos al de aquel muchacho de cabellos rubios cenizas.
—Soy un estúpido.— masculló con la mandíbula tensa, molesto consigo mismo por dejarse una vez más distraer por aquel chico.
—Woow, que lindos ojos Hanagaki-san.
El ojidorados se sobresaltó y se sonrojó al darse cuenta que su amiga, Mei Zukuna, miraba su dibujo por encima de su hombro.
—No es lindo.— refufuñó agarrando la goma para borrarlo cuando el timbre del almuerzo suena por todo el edificio, distrayendolo provocando que la castaña de su amiga, agarrara rápidamente su goma de su mano para que no borrara aquel dibujo.— ¡Meichii devuélveme mi goma!
—Nop.— sonrió juguetonamente, guardando la goma en la cartuchera.— Has estado muy distraído Ryo-kun...
》¿Es por el dueño o dueña de esos ojos?《
—Pff... cla-claro que no.— respondió de mala gana, cerrando su cuaderno, odiando sentir sus mejillas caliente, mirando a su amiga. — No digas tonterías Meichii.
—Mmm... ¿Entonces por qué te pusiste rojo?
—¡N-No estoy rojo!
—Yo me ponía así de roja cuando tu te burlabas de mi con mi novio, ¿No lo recuerdas?— comentó picarona, llevando su dedo índice a la mejilla del ojidorado picandole divertida al verlo como un tomate.— Yo negaba que me gustaba y me ponía roja como tu lo estas en este momento.— canturreó divertida al verlo más rojo que antes.
—¡Cállate Meichii!— refufuñó tapándose la cara con sus dos manos.— No estoy rojo y no me gusta nadie.
—Lo que tú digas bebé.
—Odio que me llames así.— se quejó Ryota agarrando su mochila para sacar su bento, cuando suelta su bolso con un fuerte estruendo asustando a su amiga.— ¡Mierda!
—¡¿Que paso?!— gritó asustada la castaña mirando a la mochila a la vez que miraba a su mejor amigo, como un partido de pin pon, sin entender porque el ojidorado había soltado la mochila como si hubiera visto algo horrible adentro de ella.— ¡Ryo! ¡¿Que sucede?!
—No, no, no, no, no...— susurró en pánico agarrándose sus cabellos para tironear de ellos, completamente sorprendido.— imposible...
》Soy un imbécil, un completo imbécil...《
¡¿En qué momento había guardado la chaqueta del líder de aquella pandilla en su mochila?!
¡¿Como era posible que se diera cuenta ahora que la había traído?!
¡Idiota!
—Ryota... me estas preocupando...
—Y-Yo... per-perdón Meichii.— susurró avergonzado por su comportamiento y más al ver la mirada preocupada de su amiga sobre el y le sonrió suavemente.— Estoy bien... solo... no me di cuenta de algo...
—¿Y ahora que hago?— pensó frustrado el mayor Hanagaki agarrando su mochila viendo allí adentro la chaqueta como si se estuviera burlando de él.— Debí habérsela dado a Take... seguro que él se encontraría con...
—¡Ey, Hanagaki!— llamó una voz femenina, reconociendo a la presidenta estudiantil y también amiga.— ¡Te buscan!
Ryota apartó su mirada de la mochila para dirigirla hacia la entrada del aula, encontrándose a su amiga, Yui Nakamura, mirándolo con un rostro serio y de brazos cruzados.
—¡Ryo-Kun!— le regañó Mei al verlo tirar la mochila otra vez al suelo con un golpe seco, notando que la mirada del ojidorado se encontraba por completo sorprendido.
El mayor Hanagaki no podía creer lo que estaba viendo.
Era imposible.
—H-Hola pri-primo.
—Hola Ryota.
¡¿Que demonios hacía su primo aquí?!
¡Y no solo él!
¡¿Por qué demonios estaba con él tatuado?!
Que... si recordaba bien, lo llamaban Draken.
Ryota al escuchar los murmullos de sus compañeros y de cómo miraban a su primo y al muchacho se levantó rápidamente de su asiento y se encaminó hacia el frente del aula donde se encontraba Yui, Takemichi y Draken.
El menor Hanagaki tragó saliva ante la mirada furiosa de su primo que intentó esconderse detrás de Draken pero fuertemente sujetado por el brazo por su primo.
—¿Que demonios haces aquí?
—A-Ah... e-etto...
—Así que si es tu primo.— habló Yui mirando la situación un poco menos tensa.— Entonces... ¿El también es tu amigo?
Ryota al darse cuenta de que hablaba de Draken con una mueca fastidiada en sus labios, respondió.
—Algo así...
—Lamentamos haber interrumpido así Ryota-kun.— habló Draken seriamente llamando la atención de los primos Hanagaki.— pero Mikey quería su chaqueta y tu la tienes... Además, nos enteramos que Takemichi nos mintió sobre donde estudiabas.
—Si... ya-ya veo...— murmuró incómodo al escuchar como los murmullos detrás suyo incrementaban y se ponía nervioso al saber que sus dos amigas habían escuchado perfecto de que tenia la chaqueta de un chico consigo.— Si lo tengo en mi mochila...
Ryota iba a buscar su bolso cuando se sorprende al tenerlo a su lado cortesía de su amiga Mei que sonreía picaronamente. El mayor Hanagaki quería borrar esa sonrisa con algo vergonzoso de su amiga y abrió de mala gana su mochila sacando la chaqueta del líder de la pandilla para dársela a Draken.
—Genial, gracias Hanagaki.— respondió Draken, agarrándola, mirando ahora a Takemichi que se había quedado en silencio.— Ahora... nos toca buscar a Mikey.
—¿Qué?— preguntó sorprendido Ryota tenso como la cuerda de un violín.— ¿Dijiste Mikey?
—Si.
—¿Mikey esta aquí?
—Si, primo.
—¿Y por qué no esta con ustedes?— bramó indignado Ryota.
—Bu-Bueno...— se rió nervioso Takemichi rascándose la nuca.
—Se fue a buscarte.— contestó Draken a Ryota.— Se fue solo, desapareció.
》Debe estar en algún lugar de todo el edificio que... por cierto... que buen colegio.《
—¡¿Dejaron que Mikey deambule por todo el instituto solo?!— gritó furioso saliendo del salón, sorprendiendo a sus amigas, a su primo y a Draken por la reacción.— ¡¿En qué demonios estaban pensando?!
》¡Le puede pasar algo! ¡Hay chicos muy malos aquí!《
—Pobres de ellos.— respondió burlón Draken que al tener la mirada furiosa de Ryota, le dijo.— Relájate.
》Los que van a sufrir son esos chicos malos que tú dices... lo molestan por una estupidez y terminaran en el hospital.《
—Yo puedo asegurarte eso primo.
—Si, además lo viste el otro día.
—¡Peor!— bramó furioso, ignorando por completo los cuchicheos y las miradas de algunos alumnos que se encontraban por los pasillos al ser el receso.— Si el director se entera de su presencia y la de ustedes... si incluso lastiman alguno de estos niños ricos... no dudaran en denunciarlos.
—Esta bien, ya entendimos.— habló seriamente Draken.— busquemoslo antes de que se meta en problemas.
—¡Queremos ayudar Ryo-kun!— interrumpió Mei con una sonrisa en sus labios.
—Más persona mejor.— habló esta vez Yui.
—Pero ni siquiera lo conocen.
—No será muy difícil.— se burló Mei.— no debe tener el uniforme.
—A-Ah si... tienes razón.— murmuró cansado.— Debemos encontrarlo antes de que toque el timbre de clase...
》Si toca sin encontrarlo, ustedes dos se irán a clases y yo me quedaré buscando, ¿Entendido?《
—Esta bien.— respondieron las dos.
—Yui, tu irás con Takemichi.— ordenó Ryota sobresaltando al menor.— y Mei irás con Draken...
》Si ustedes dos van juntos se perderán, si van con cada una de mis amigas no lo harán... bien, yo voy por la zona del patio trasero y los gimnasios... Mei y Draken irán por el comedor y los baños y Takemichi junto con Yui, recorrerán los pisos y las aulas, ¿Bien?《
—¡Si, capitán!— se burlaron sus amigas, yendo cada uno al lugar que se les fue asignado.
—En diez minutos nos encontramos en la entrada del instituto... sin distracciones ¿Entendido?
—¡Si!
Ryota suspiró resignado y fue a buscarlo hacia el patio trasero. Mientras que el grupo buscaba al líder de la pandilla, Mikey se encontraba viendo con curiosidad el espacioso patio trasero del instituto a la vez que comía un dulce que había comprado en el excéntrico comedor del colegio que había llamado claramente la atención de los alumnos que estaban allí.
—¿Que hace un enano aquí?
—¿Mm?— Mikey dejó su galletita en su boca y miró sobre su hombro, encontrándose a unos cinco chicos que parecen estar en el último año.
—Este mocoso no es de aquí.— habló otro apoyado sobre el hombro del líder.
—¿Quién te dejó entrar niño?
—¿Me hablan a mi?— preguntó Mikey luego de haber masticado de su galletita mirando sobre su hombro a esos chicos ricachones.
—¡Claro que hablamos de ti sordo enano!
—Deberíamos darle una lección.
Mikey giró sobre sus talones dispuesto a darle una buena patada cuando el timbre del comienzo de clases retumba una vez más, sorprendiéndose al tener la figura conocida para él en frente suyo.
—¿Que estas haciendo Hanagaki?— preguntó el líder molesto.
—Chico estrella, no te metas en donde no te llaman.— escupió el otro, enojado, siendo seguido por exclamaciones afirmativos de los otros.
—Ya tocó el timbre, hay que volver a clases.— habló Ryota seriamente colocándose en una posición defensiva.
—¿Te crees que porque eres la estrella del instituto te haremos caso? Estúpido.
—No hables así de Riry.— se quejó Mikey inflando sus mejillas.
—¡Deja de llamarme por ese estúpido apodo Mikey!— gruñó molesto el mayor Hanagaki, algo sonrojado, mirando al rubio ceniza a su lado.
—¿Mi-Mikey?
—¿A-Acaba de-de decir Mikey?
—¿Es el mismísimo invencible Mikey?
—Si, soy yo.— sonrió inocentemente el rubio ceniza, para luego mirarlos con una mirada aterradora.— Riry acaba de decirles que deben ir a clases.
》¿Por que siguen aquí?《
—Va-Vamonos de aquí Kowara.
—Tsk... ya nos enfrentaremos.
—Cuando quieras.— bromeó Mikey, saludando con la mano viéndolos marchar.
Mikey miró ahora a Ryota con una sonrisa en sus labios cuando se sorprende al sentir un escozor en su mejilla izquierda. Con sus ojos abiertos como platos y su mano llevando a su mejilla afectada, miró al propietario de la golpiza que le había dado encontrándose a Ryota Hanagaki furioso con el.
¿Quien se creía que era para golpearlo?
Mikey se preparó para darle una buena patada por haberlo golpeado cuando se sorprende el ser agarrado por el cuello, quedando cara a cara con el mayor Hanagaki, asombrado ante la rapidez del ojidorado.
—¿En que estabas pensando en entrar al instituto así? ¿Eh?— preguntó furioso, mirando a Mikey que éste no salía de su sorpresa.— ¡No puedes hacer lo que se te de la gana Mikey!
》Y no solo eso... ¡Arrastraste a mi primo!《
Ryota lo soltó de mala gana y se molestó aún más al verlo cabizbajo y mudo, gruñó enojado mirando hacia otro lado. Cuando se tensa al ver a un profesor acercándose hacia ellos, que inmediatamente agarró la muñeca del menor y corrió hacia al despacho deportivo en donde guardaban la mayoría de los materiales de los deportes del instituto.
Apenas vio que miraba en su dirección cerró la puerta quedándose a oscuras en un silencio tenso. Ryota se tensó como la cuerda de un violín al sentir un peso encima suyo. El ojidorado se sonrojó al darse cuenta que Mikey estaba apoyando su frente en su hombro, que por la oscuridad no podía verlo.
— Perdón.
Ryota se sobresaltó y se sorprendió ante aquella palabra del rubio ceniza que le provocó escalofríos al chocar su aliento en su cuello y que había roto el silencio que había entre ellos. Odiando la sensación que provocaba en el y como su corazón se encontraba latiendo rápidamente sobre su pecho que no dudaba de que el rubio ceniza podía escucharlo y sentirlo, llevó una de sus manos hacia la cabeza de Mikey y le dio caricias sobre éste para relajarlo.
—Ya... esta bien.— susurró el mayor Hanagaki suavemente, ya no estando enojado ni preocupado.— pero no vuelvas a hacer algo como esto...
—Quería verte.
—¿Eh?— se sorprendió y se sonrojó aún más el ojidorado sabiendo que debía estar como un tomate.
— Quería verte.— susurró Mikey, apoyándose más en el mayor, sintiéndose cómodo ante el calor del rubidorado, ya no estando enojado disfrutando de las caricias en sus cabellos.— y además quería mi chaqueta.
—A-Ah... tu-tu, tu chaqueta ya la tiene Draken.
—Mmm... esta bien.
— Yo...— tragó saliva sonrojado y nervioso Ryota ante la cercanía que estaban ambos, que claramente el menor no se daba cuenta de lo que hacía.— yo... también quiero disculparme por el golpe que te di recién.
》Lo siento, yo no soy así solo... me enojé y me preocupé mucho por mi primo y por ti, perdón.《
El ojidorado tembló al sentir la respiración del rubio ceniza sobre la piel de su cuello y más al oírlo reír.
—Tienes suerte de que ahora este de buen humor al escucharte decir que te preocupaste por mi...— se burló Mikey, restregando su mejilla sobre el hombro del mayor como un gatito, causando que Ryota temblara y que varios sentimientos se mezclaran en su interior, además de su rostro rojo y caliente como un volcán.— Riry...
—¿S-Si?
—¿Por que tu corazón late tan rápido?— preguntó curioso Mikey, llevando su mano al pecho del ojidorado.— Y estas caliente... ¿Te sientes mal?
—Manjiro... cállate.
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¡Aquí tienen un nuevo capítulo!
¿Que les pareció?
¿Les gustó?
¿Que piensan de la escena entre Mikey y Ryota?
¡Voten y comenten!
Cuídense.
Besitos.
~M.
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