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Capítulo 11. Visita al hospital














—¿Se encuentra bien, joven Hanagaki?

Ryota sonrió de labios sellados y le asintió con la cabeza al señor en frente suyo.

—Estoy... bien, señor Yamada.— respondió intentando contener la mueca de dolor que quiso salir de su boca.— Deme esas flores, por favor.

—Ah... las lirio, son muy bonitas.— comentó el anciano, agarrando el pequeño ramo de flores que el muchacho señaló.— A éstas flores no se les debe dar a cualquiera.

》Son muy especiales.《

—Si.— susurró sonriendo, agarrando con gusto el ramo.— es para alguien especial... dígame, ¿Cuanto es? 

—No te preocupes, hoy en día los adolescentes no compran flores.— respondió el anciano, negando con la cabeza, empujando al muchacho fuera de su tienda.— Te las regalo...

—No puedo aceptarlo.— negó con la cabeza Ryota, ignorando todo el dolor en su cuerpo y su rostro.— Déjeme pagarlo.

—Ya te he dicho que no, no desobedezca a este viejo.— le regañó, logrando sacar al joven de su florería.— Además... se que me mentiste, ese maquillaje no tapa tus heridas...

》¿Te has metido en una pelea? 《

Ryota ocultó su sorpresa y solo sonrió de labios sellados.

—Tuve un pequeño accidente en casa.— rió.— me caí de la cama y después me tropecé con las sábanas y me golpeé contra la punta de mi escritorio.

》No se preocupe señor Yamada, estoy bien.《

El anciano bufó molesto.

—Se cree que nací ayer.— susurró molesto el viejo, cruzándose de brazos.— Me enteré que perdieron... para la próxima ganarán.

—Tomaremos venganza dentro de dos meses.— respondió animado Ryota.— en el siguiente campeonato, ganaremos, ya verá.

—Lo estaré esperando.— sonrió el anciano.— Anda, ya vete.

》Debes ir a ver a esa persona.《

—¡Si!— se inclinó hacia adelante ignorando todo el dolor en su cuerpo y le respondió.— fue un placer verlo una vez más, señor Yamada.

》¡Cuídese y adiós!《

Ryota no esperó respuesta del anciano y comenzó a caminar rápidamente intentando no demostrar lo adolorido que estaba, incluyendo el desgarro en su pierna derecha luego de haberse sobre esforzado en el partido.

Apenas vio el edificio, se adentró al lugar y sabiendo de memoria el recorrido, llegó hasta el cuarto 306. Abrió la puerta e hizo una mueca con sus labios al darse cuenta que una mosca estaba también allí, durmiendo al lado de su mejor amiga.

Bufó molesto, cerró la puerta con fuerzas logrando despertar al idiota e ignorando la presencia de ese ser, se colocó al otro lado de su Mei y cambió las flores de la otra vez, con las lirio que el señor Yamada le regaló esta vez.

—Buenos días Meichii.— saludó Ryota, luego de haber cambiado las flores y haberlas tirado a la basura, para inclinarse hacia la castaña y darle un beso en la frente, ignorando todo su dolor mental y físico.— Te compré unas nuevas flores... son muy bonitas.

Nada.

Ryota vio lo tranquila y dormida que estaba, si no fuera por el aparato al otro lado indicando los signos vitales de su mejor amiga, pensaría que estaría muerta.

Aunque poco no le faltó para ese terrible destino.

—¿Sabes? Te traje algo especial.— siguió hablando, acomodando las sábanas por encima de su amiga, para luego arrastrar una silla y sentarse a su lado para luego dejar su pequeña mochila en el suelo e ignorando los tirones musculares ante los moretones que tenía en su espalda y abdomen, sacó tres esmaltes, algodón, una lima y un quita esmalte por las dudas, dejando todo en la mesita donde se encontraba una jarra de agua, un vaso y el florero.— Como es un bonito día, te voy a pintar las uñas... se que en estos tipos de días, te gusta salir con las uñas arregladas.— siguió hablando, ignorando por completo la presencia del novio de su amiga, que todavía no entendía porque lo dejaban pasar y agarró la mano de la castaña y comenzó primero a limar las uñas de su amiga al verlas que estaban un poco largas y desprolijas.— Traje rojo, negro y celeste... no se..

—Celeste.

Ryota alzó una ceja y miró fulminante al novio de su mejor amiga que tembló ante la mirada oscura del ojidorado pero que tragó su temor y lo miró de frente.

—Nadie pidió tu opinión.— respondió cortante, Ryota, volviendo su atención a las uñas de su amiga.— Estoy hablando con Meichii, no contigo.

—A Mei... en estos días soleados le gusta llevar las uñas de color celeste.— volvió a hablar el novio.— Así que... debemos pintarlo...

—¿Debemos?— interrumpió Ryota parando con su trabajo, mirando de frente al pelinegro con una mirada furiosa.— Debemos, me suena a manada.

》Yo traje las cosas, yo lo haré.《

—Mira... no quiero...

—Deberías irte.— masculló con la mandíbula tensa el ojidorado.— Tu visita ya acabó.

—No quiero pelear contigo, no en frente de Mei.— respondió cortante.— y no me iré, es mi novia.

Ryota lo ignoró por completo sabiendo que el pelinegro tenía razón, más en la parte de que no quería pelear en frente de su mejor amiga. No sabía si realmente podía escuchar lo que sucedía a su alrededor pero no quería arriesgarse.

Suspiró.

Sonrió al terminar de ver su trabajo, viendo como cada uña quedó perfectamente corta y prolija, en donde de mala gana le dio al pelinegro la lima para que hiciera lo mismo que el pero con la mano derecha.

El pelinegro se sorprendió pero agarró la lima y comenzó hacer lo mismo que el ojidorado. Que contuvo las ganas de llorar al agarrar la suave mano de su novia e hizo el trabajo. Mientras que Ryota se encontraba concentrado en no sacar mucho líquido del color celeste del pequeño cepillito y con cuidado comenzó a pintarle las uñas empezando con el dedo gordo.

—Me enteré... que perdieron.— murmuró el pelinegro mirando de reojo al ojidorado.— lástima.

》Son un muy buen equipo.《

—Para la próxima ganaremos.— respondió Ryota concentrado en su trabajo.— y para ese momento Meichii estará allí, en el medio del público, animandome.

》Ella despertará... y verá el campeonato en primera fila.《

—Si... va a pasar eso.

Silencio.

—Mierda.— se quejó Ryota con un puchero al ver que se le fue la mano y ensució un poco de piel en el dedo índice.— esto es tan difícil.

—Ni que lo digas.— susurró el otro intentando que las uñas estén del mismo grosor.

En un silencio algo cómodo pero tenso, los dos siguieron con su trabajo.

—Hanagaki...

—¿Qué?

—¿Tú... estuviste en la pelea del festival de hace tres días?

Ryota frenó de pintar el último dedo, el meñique y el más difícil, y miró molesto al pelinegro.

—No, tenía el partido.

—Oh...— murmuró incómodo el pelinegro.— es que... nombran a un Hanagaki que salvó a un chico de la pandilla de mi amigo, y vi tus moretones yo creí...

El pelinegro se calló inmediatamente al ver que cada músculo del ojidorado se tensó. Y tembló al tener esa mirada aterradora mirándolo a el que decidió seguir con su trabajo en un intento de ignorar los ojos dorados oscuros sobre el.

—El Hanagaki que nombran es mi primo.— respondió cortante, terminando de pintar y dándole pequeños soplos.— y estos moretones no te incumben.

—Entiendo.

El silencio entre ellos dos se volvió tenso en donde Ryota se comenzaba a sentir asfixiado al darse cuenta que no importaba cuanto maquillaje usara, el moreton en su mejilla y su labio partido se notaba.  Vio sus brazos y estiró las mangas de su camiseta para tapar los moretones que habían allí, que sintiéndose observado se levantó de su lugar, colocó con cuidado la mano de su amiga de una forma para que no manchara las sábanas y se fue de allí para tomar aire.

Quería ir al baño.

Necesitaba estar en un lugar seguro.

Apenas entró se encerró en un cubículo, bajó la tapa y se sentó allí intentando calmar sus manos temblorosas. Comenzó a contar hasta diez en un intento de olvidar la golpiza que le dio su padre apenas se enteró de que había perdido.

No sabía como era que siempre se enteraba de lo que pasaba en los partidos, pero lo sabía.

Siempre lograba saberlo.

Ya cuando sus manos dejaron de temblar, se levantó y salió del cubículo para lavarse las manos mirándose de reojo en el espejo, notando que de verdad no lograba tapar su pómulo verde y su labio cortado. Habían pasado ya días de esa golpiza y todavía no se iba por completo, ni mucho menos los golpes en su espalda y brazos.

Suspiró.

Apenas se secó salió de allí para ir hacia el cuarto de Mei y ya irse cuando a lo lejos reconoce a una cabellera rubio ceniza que caminaba hacia una dirección más adelante que él.

Cierto, Draken también estaba en el hospital.

FLASHBACK

Ryota apenas podía caminar, sus piernas temblaban del esfuerzo físico que había hecho por haber intentado seguirle el ritmo a su viejo amigo de la infancia y su corazón latía acelerado en su pecho con el terror de no saber que le había pasado a su primo.

Según Hina, él estaba bien pero el que no lo estaba era Draken.

Apenas llegó al hospital que quedaba a unas cuadras del gimnasio del torneo, se dio cuenta que había varias motocicletas y chicos en el estacionamiento esperando, que supuso que eran los integrantes de la pandilla del rubio ceniza.

Ignoró su presencia al notar que tenía varias miradas sobre el y entró al hospital en búsqueda de su primo. Se acercó a la recepcionista con la intención de preguntarle por el paradero del menor Hanagaki cuando una voz femenina llama su atención.

—Hanagaki-senpai.

Ryota giró sobre sus talones, encontrándose a Hina con un café en la mano, que rápidamente fue hacia ella casi cayéndose al suelo al perder fuerzas en sus piernas que se tuvo que agarrar de la pared.

—¡Hanagaki-senpai!— chilló preocupada la castaña, acercándose al rubio al ver lo agitado que estaba y cómo no podía mantenerse de pie.— ¿Que le sucedió? ¿Se siente mal?

》¡Lla-llamare a alguien!《

—Tranquilízate Tachibana.— respondió cortante el mayor, notando la vestimenta de la novia de su primo. Había ido al festival que el se había olvidado.— ¿Como está Take? ¿Él está bien? ¿Que fue lo que realmente pasó?

—Takemichi está bien.— murmuró nerviosa ante la mirada oscura y enojada del ojidorado.— solo... tiene un corte en su mano, ya lo atendieron.

》Estábamos en el festival Musashi cuando Draken y Emma fueron emboscados por otra pandilla. Takemichi se metió para salvar a Draken cuando fue atacado por Kiyomasa que al final huyeron. Trajeron a los dos al hospital y ahora Draken esta siendo operado, tuvo un infarto.《

—Ya veo.— susurró con la cabeza baja, apretando con fuerzas sus manos, sintiéndose mal al tener esos sentimientos amargos de enojo y tristeza.— ¿Y cómo está? ¿Han dado alguna...

Ryota no pudo terminar de hablar cuando se escucha unos gritos fuertes a unos metros pareciendo ser de celebración. Ambos se miraron y el rubio obligó a su cuerpo a que aguantara un poco más y caminó hacia donde se dirigía Hina viendo a los amigos de su primo, a Takemichi, a dos chicos de la pandilla y a la castaña rubia festejar y abrazándose entre ellos, que Tachibana corrió hacia ellos para saber que era lo que ocurría.

—¡Draken está bien!

—¡Hay que avisarle a los demás!

—¿Eh? ¿Primo?— preguntó sorprendido el rubio de orbes celestes, acercándose a él.— ¿Que haces aquí? ¿Por qué tienes el uniforme deportivo de tu escuela?

Ryota se mordió con fuerzas la lengua y se contuvo en querer golpear a su primo del dolor y el enojo que estaba sintiendo.

Ni siquiera lo relacionó con su partido.

No recordaba nada de su invitación.

Nada.

—¿Primo?— preguntó preocupado el de orbes celestes al verlo con la mirada gacha.— ¿Estas bien?

—No, no lo estoy.— pensó con tristeza, viendo como su primo lo puso en el último lugar... como siempre. Se sentía traicionado y tan enojado consigo mismo al siempre creer en los demás.— ¿Que te costaba decirme que no ibas a ir? ¿Que te costaba responderme un maldito mensaje? ¿Por qué no me dijiste que ibas a estar con tu novia? ¿Por qué?

Ryota se tragó todas esas preguntas amargas, esos celos, esos enojos, esa tristeza y le sonrió cálidamente como siempre lo hacía a su primo.

—Estoy bien.— respondió viendo la mano vendada del menor.— Hina me aviso que estabas aquí.

》¿Y tú como estas?《

—Estoy bien, ya no duele mucho.— respondió sonriéndole feliz.— que bueno que estés aquí.

》¡Draken está bien! ¡Salió bien de la cirugía!《

—Que bu...— Ryota no terminó de hablar al ver pasar a su lado al rubio ceniza con la cabeza gacha.— ya vuelvo Takemichi.

—¿Eh? ¿A donde vas?

Ryota no le respondió e intentó seguir al líder de la pandilla, que la ToMan se encontraban festejando a las afueras del hospital. Lo siguió con su cuerpo temblando del cansancio hasta llegar a un pasillo exterior casi escondido de los demás.

Vio como el rubio ceniza se sentaba apoyando la espalda en la pared y lloraba de alivio por el chico de tatuaje de dragón. Ryota al verlo de esa manera, todos esos sentimientos amargos que tenía y la tristeza siendo casi insignificante de haber perdido el partido ante la casi perdida de un mejor amigo, se esfumaron como si una brisa hubiera pasado, llevándoselo lejos.

No soportando verlo de aquella manera y como si una fuerza magnética lo empujara, se acercó hasta el rubio ceniza tirando hacia un costado su mochila, que logró sorprenderlo. Sus rodillas cedieron del cansancio y se cayó al suelo con un golpe seco, preocupando al de orbes oscuros al notar como el cuerpo del mayor temblaba. Pero jamás se había esperado sentir como esos brazos temblorosos lo obligaban a separarse de la pared para acercarse al cuerpo cálido del mayor Hanagaki, dándole un abrazo lleno de calor y apoyo.

Los orbes oscuros de Mikey se llenaron  de lágrimas y lo abrazó con fuerzas, atrayendole hacia el.

—Draken esta bien.— susurró el mayor Hanagaki al sentir su campera, en la parte del hombro, mojarse por las lágrimas del menor.— desahógate, ya todo está bien.

—Me... me asusté mucho Riry.— susurró Mikey entre sollozos, abrazándolo con más fuerzas, logrando quedar casi en una posición incómoda, que el mayor Hanagaki se colocó como antes estaba Mikey, apoyando su espalda en la pared y  teniendo ahora al rubio ceniza encima suyo, con las piernas del menor a cada lado, agarrándose hacia el, aún abrazados.— creí... por un momento... creí que me iba a dejar...

—Pero no fue así.— susurró el de orbes dorados, acariciando la cabeza del menor al igual que la espalda, dándoles suaves caricias sintiendo el cuerpo de Mikey temblar y escuchando los sollozos de éste.— él esta bien, todos están bien... hasta mi primo esta bien.

》Así que... solamente te queda calmarte y soltar todo ese miedo, ese susto, llorando, yo estoy aquí, nadie más.《

—Gracias Riry.— susurró el menor, colocando su mejilla en el hombro del Hanagaki, escondiendo su rostro en el hueco entre el cuello y el hombro, siendo su lugar favorito y cerró los ojos disfrutando de la calidez del mayor.— gracias por estar aquí... conmigo.

Silencio.

—¿Riry?

Mikey frunció el ceño ante el silencio del mayor y más al sentir la respiración pausada y que las caricias habían frenado. Se apartó un poco del rubio, notando y sorprendiéndose al verlo dormido.

Ryota se habia dormido.

Sonrió divertido y se apartó de el, colocándose a su lado, que con cuidado agarró la cabeza del rubio ceniza y lo colocó sobre sus muslos que el Hanagaki inmediatamente, completamente dormido, se colocó mejor y abrazó la cintura del rubio ceniza con fuerzas.

Mikey rió y comenzó a darle suaves caricias a los cabellos del mayor, esperando con calma y sintiéndose completamente aliviado a que Hanagaki despertara. Todo esto siendo observado por unos orbes celestes sorprendido y sonrojado ante la cercanía de esos dos.

FLASHBACK

Ryota sacudió su cabeza en un intento de olvidar el momento en que despertó abrazando con fuerzas la cintura del menor. Lo peor es que ni siquiera se había dado cuenta que se había dormido, habia cerrado los ojos y después no los pudo abrir, no hasta haber pasado una hora y media que fue cuando su cuerpo se dignó a recuperar un poco de fuerzas.

¡Fue tan vergonzoso!

Aplanó los labios de la vergüenza y sintiendo sus mejillas sonrojarse al recordar la linda sonrisa que le daba y los orbes oscuros brillar en su dirección apenas abrió sus orbes, hasta su cuerpo había temblado al escuchar 》Buenos días, Riry.《 con cierto tono de burla y cariño, ya que todavía era madrugada.

Fue mucha vergüenza para su cuerpo.

—Hanagaki.

Ryota se sobresaltó y miró hacia su izquierda encontrándose al novio de Mei con su mochila que se lo entregaba.

—Terminó oficialmente el horario de visitas.

—Ya veo.— murmuró Ryota, agarrando su bolso para colocarsela en el hombro.— gracias por traérmela.

—De nada... están todas tus cosas allí.— respondió el muchacho.— ¿Ya te irás?

Ryota lo pensó.

Sus pies se movieron para la salida cuando se detiene y mira sobre su hombro hacia otra dirección.

—Iré ver a alguien más.— respondió dándole la espalda.— nos vemos.

Ryota escuchó el saludo del novio de su mejor amiga para luego girar en una esquina y bajar por las escaleras hasta llegar a la recepción. Allí le preguntó donde se ubicaba cierta persona y al tener la respuesta, rápidamente llegó hasta la puerta donde se encontraba el rubio.

Tocó con cuidado recibiendo un pase que la abrió, encontrándose a Draken sentado y despierto y sentado en la silla pero dormido al rubio ceniza.

—Hanagaki.— llamó sorprendido el del tatuaje.

—Hola Draken.— saludó con una sonrisa en sus labios entrando despacio, sin hacer mucho ruido para no despertar al rubio ceniza y se colocó del otro lado de la cama, sentándose en la otra silla.— Es bueno verte bien.

—Gracias.— respondió, entrecerrando sus ojos.— me gustaría decir lo mismo.

》¿Que te paso en el rostro?《

—Oh, ¿Que? ¿Esto?— rió en voz baja, sin darle tanta importancia.— problemas con la pelota en el entrenamiento.

—Entonces fue una pelota... muy fuerte.— comentó Draken sin creerle al rubio.

—Lo fue, y fue muy vergonzoso.— se rió negando con la cabeza.— pero pronto se irá.

》Dudo lo tuyo, te quedará cicatriz.《

—Ah, pero se verá sensacional.— sonrió con todos los dientes, orgulloso.— me veré más malo.

Ryota negó con la cabeza ante las palabras dichas del rubio y vio de reojo como el rubio ceniza seguía durmiendo.

Realmente tiene el sueño pesado.— pensó.

—¿Y como está Takemichi?— preguntó Draken luego del silencio, queriendo saber de la salud del menor.— Supongo que estará descansando luego de esa noche infernal.

》Tuviste que verlo... se enfrentó a Kiyomasa el solo... sus amigos salieron a defenderlo... yo... le debo la vida a Takemichi, le estoy muy agradecido por haberme salvado.《

Draken frunció el ceño ante el silencio del Hanagaki y más al ver que su mirada se escondida a través de su flequillo.

—No se como está.— le respondió levantando la mirada, sonriendo como siempre lo hacía.— ya no estoy viviendo en su casa, estoy en la mía.

》No lo estuve viendo... estuve demasiado ocupado con el instituto y el entrenamiento.《

—Ya veo...— susurró Draken en desconfianza.— ¿Por qué siento que estas enojado?

—¿Por que debería estarlo?





{Les dejo una imagen que hice de Riry y Mikey... y posiblemente un futuro spoiler je}

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¡Aquí tienen un nuevo capítulo!

¿Que les pareció?

¿Les gustó?

Ame escribir el momento entre Mikey y Riry <3

Espero que les haya gustado.

¡Voten y comenten!

Muchísimas gracias por su apoyo, por sus votos y comentarios. Y por las 20 mil lecturas <3

El 20 de octubre voy a tratar de hacer doble actualización. Ayer actualice Red Devil y el miércoles hubo doble actualización de Confesión <3

Cuídense.

Besitos.

~M.


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