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Capitulo 65: La sorpresa

Parte III

Alejo mi cuerpo de inmediato de la camioneta. Esa voz provino de ahí. Mi mirada se dirige hacia la parte trasera de la camioneta donde Clyde está sentado. Detesto decir esto, pero me he vuelto a enamorar de él. Toda ira desaparece como la neblina al ver esa sonrisa de tonto en sus labios. Apuesto a que yo me veo igual de tonta. Su oscuro cabello hacia arriba, sus ojos delatan el cansancio del día. Lo que más me llena el alma es que me haya esperado durante todo este tiempo a pesar del frío.

— No estoy llorando. — Respondo.

Se dibuja de nuevo una pequeña sonrisa en sus labios.

— Te consolará saber que yo si. — No entiendo cómo me hace sentir triste y feliz al mismo tiempo. 

Un inmenso dolor en mi corazón me toma al recordar a Clyde llorando.

— No debiste, Clyde. Yo no debí haberte dicho tantas cosas... — Mi sensiblidad me traiciona y vuelvo a llorar.  

Se levanta sobre la parte trasera de la camioneta. Ese lugar esta destinado para llevar carga, así que no me imagino lo incómodo que sería permanecer ahí por horas. Extiende ambos brazos hacia mi. ¿Qué quiere?

— Toma mi mano.— Quiere subirme.

— Sólo si no me dejas caer.

— Nunca haría eso.

Me avergüenza un poco lo cursi que eso ha sonado. Gracias al cielo he estado llorando toda la noche para que Clyde no vea mis mejillas sonrojadas. Tomo su mano, pongo un pie sobre la llanta trasera, Clyde levanta todo mi cuerpo hasta abrazarme. Retrocedo un poco. Todavía no se ha ganado un abrazo de mi parte.

— ¿Qué estabas haciendo afuera de noche? — Pregunta un poco... ¿enojado?

— Quería comer. Misma pregunta para ti.

Se sienta, estira su brazo por la camioneta, como quien dice "déjame abrazarte", pero no.

— ¿Qué comiste?

— Pizza. — Respondo y me siento lejos de Clyde.

— ¿Sólo eso dirás? — Endereza su espalda.

— ¿Qué quieres que diga? — Ni que fuera tonta. Ya sé a qué quiere llegar con esto.

Con sus manos toma impulso para acercar su cuerpo al mío. Es terrible sentir que lo quiero y que todavía estoy enojada con él por lo que me hizo.

— Si tu no lo dices, yo lo haré. — pasa sus dedos por mi mejilla y secan mis lágrimas — Perdóname. Te quiero, Sam. Vuelve, por favor.

Por enésima vez vuelvo a llorar. Clyde toma mi rostro entre sus manos. La desesperación en su mirada se percibe tal como el frío de la noche. Me duele, me hiere de manera profunda ver ese gesto en su rostro.

— Estuviste bebiendo, Clyde. — Es todo lo que digo.

Clyde sonríe como si fuera algo digno de hacer broma. Al dejar sus piel contra la mía, mi egoísmo pierde su fuerza. Abre sus piernas, me toma de la cintura para acercar nuestros vértices y apoyar su frente a la mía.

— Si fuera el mismo de antes, no te hubiera esperado aquí con este puto frío.

Su comentario es hermoso y gracioso al mismo tiempo. Pero aún no hemos arreglado todo.

— No quiero más sorpresas, Clyde. Quiero que me digas todo ahora, prometo hacer mi mayor esfuerzo por no enojarme. No quiero que dentro de una o dos semanas venga alguien a decirme algo que tu pudiste haberlo hecho antes. Mira, Clyde, — paso mis dedos entre su cabello — ¿no te he dado la suficiente confianza para que abras tu corazón a mi?

— ¿Eso significa que me perdonas? — Pregunta.

Pasa su piercing en medio de sus labios. Me está incitando a hacer algo que no debería... por ahora.

— Teniendo la esperanza de que esto no vuelva a suceder, si. — sonríe y acerca sus labios a los míos, pero pongo mi dedo índice sobre ellos — Y que dejes el licor.

— Entonces no te vuelvas a ir.

— Excusas.

— Me encanta que cooperes a mi favor.

Por algún motivo que desconozco, más lágrimas salen de mis ojos. ¡Pero qué sensible estoy! Ya calma, Samantha.

Clyde recuesta mi cabeza sobre su hombro. Tengo pena de mojar su camiseta.

— ¿Qué te tiene así, Sam? — Pregunta.

— Lamento haberte dicho lo de la nota. No sé de dónde salió eso. — Me agarro de su camiseta.

— Ya, ya, pequeña. Eso jamás pasará.

— Promételo.

— Lo juro.

— Ahora si, bésame. — Pido.

Sus labios contra los míos no me permiten pronunciar palabras, sólo jadeos. Enreda sus dedos entre mi cabello, hala y succiona mi labio inferior. Mantengo mi cuerpo firme sonteniéndome de sus hombros.

— ¡Sam! — Esa voz chillona.

Dejo de besar a Clyde para buscar a Hayley, pero a él no le importa quién nos vea tan juntos. La veo, Hayley se lleva las manos a la boca, sorprendida.

— ¡Omitan mi interrupción! — Sale corriendo al edificio.

Río nerviosa de que Hayley me haya visto besando a Clyde. Él sólo sonríe.

— ¿Lista para tu sorpresa?

Santo cielo, ¡la sorpresa! ¿Qué puedo esperar?

— Es media noche, Clyde.

— Mejor.

***

Llevamos treinta minutos en la camioneta, y aún no sé a dónde me lleva Clyde. En este tiempo me he dedicado a estudiar cada movimiento de Clyde. Lo que más me impresiona es sentir que se parece en muchas cosas a mi viejo. Ambos manejan con la mano derecha sobre el timón, y al hacer un cambio de velocidad también usan la misma mano; mientras que la izquierda juega a subir y bajar su propia ventana. Algún día se terminará estropeando el interruptor. Es difícil hacer que ambos quiten su mirada de la vía. Clyde aprieta sus labios cada vez que un conductor hace algo indebido, pero jamás maldice. Es raro porque lo hace la mayoría del tiempo, excepto con los locos al volante. Tanto mi padre como a Clyde conducen rápido. En los dos confío, de manera que no me veo obligada a estresarme de si moriré o no en un accidente de tránsito.

— Sam, ¿me puedes hacer el favor de llamar a Chris? Mi teléfono está en la guantera.

¿Un hombre que me pide el favor de tocarle su teléfono? Ni siquiera Zach me deja mirar el suyo. Hago caso a lo que me dice. Desbloqueo el teléfono y caigo en cuenta de algo.

— Le quitaste la clave a tu teléfono. — Digo sorprendida.

Clyde sonríe. No quiero que hable dos veces lo mismo. Busco en sus contactos al tal Chris. Toco "llamar" y lo dejo en altavoz. Pasan los segundos, parece que Chris no va a contestar.

Un momento, ¿Chris de Christian o Christopher; o Chris de Christina? Deja los celos, por todos los cielos.

Eso rimó.

— Payne, idiota. — del otro lado de la línea un hombre responde, mitad hombre y mitad sueño — Espero que esto valga la puta pena.

— Cambio de planes. Llego en 15 minutos.

Chris ríe.

— ¿Ya te perdonó tu novia?

Al mencionar esa simple pero gran palabra se me revuelve el estómago. ¡Qué yo sepa aún no somos novios!

— Estás en altavoz, idiota.

— ¡Es la una de la mañana, maldito! — Gruñe.

— Me lo debes. Cuelga, Sam. — Hago lo que me pide, sin importar que Chris siga alterado.

Miro por la ventana y no puedo creer lo que veo. ¡Es el pueblito! Que por cierto desconozco su nombre. Las luces exteriores de cada casa encendida, dando colores gracias a sus hermosos jardines.

— No entiendo cómo es que te fascina tanto este lugar. — Me distrae.

— Yo tampoco. ¿Puedo ver tu teléfono?

La pregunta sale de mis labios sin haberlo meditado en mi cabeza. Clyde abre sus ojos y me mira. Creo que no sabe qué responder.

— Claro.

Sonrío como niña pequeña. Lo primero que veo es su música. ¿Pero qué es esto? Esperaba ver a Metallica, Slipknot, Bring Me The Horizon o algo así, oscuro. Esta es otra faceta de Clyde que jamás pensé que existiera. Entre Ludovico, Bethoven, Kings of Leon, Michael Jackson. Éxitos de los años noventas y algunas de esta y la decada del dos mil. Tiene esta canción que hace mucho no escucho.

— Esa es un clásico. — Dice.

— Lo es. — Sonrío sin dejar de ver la lista de canciones.

No dejo que la canción llegue al final del coro y pongo la siguiente. No me imagino a Clyde cantando esto.


— ¿Por qué tienes esto? — Me río y Clyde eleva sus hombros.

— Lucy y yo jodíamos mucho con esa canción.

— Oh... — Me doy cuenta que esta canción puede traerle recuerdos, así que mejor la quito.

Pauso la canción mientras busco otra. Esta me gusta.

— Ya llegamos.

Ah, qué mal. De regreso la puedo poner. No me di cuenta en qué momento llegamos a este lugar. Aquí fue donde se lo hice a Clyde por primera vez. Eso, eso. Todo está muy oscuro. No se ve nada. Ambos bajamos de la camioneta. Se escucha el sonido de las hojas de los árboles sacudiéndose, se huele el delicioso aroma de aire puro, naturaleza. Elevo mi rostro, qué hermosa iluminada y redonda luna.

Doy unos pasos hasta quedar en medio de dos grandes árboles, la distancia es de unos cuantos metros. El clima es fresco y no hace tanto frío. Escucho a Clyde susurrar a lo lejos. Me percato de que hay cables alrededor de los troncos que estan a mi lado. ¿Es esto obra de Clyde?

— ¡Quítate los zapatos, Sam! — Sin entender lo que sucede, obedezco.

Clyde corre hacia mi y me carga como damicela en peligro. Río, estoy nerviosa de este extraño comportamiento suyo. Camina un poco y me deja justo en medio de los cuatro árboles que nos rodean.

— No te muevas de aquí, Sam. Baja la cabeza y mira alrededor de tus pies.

El estómago me carcome con tanto suspenso. ¡Ya quiero saber lo que sucede!

— ¿Qué es? — Pregunto.

— Paciencia. — Sonríe y vuelve a alejarse de mi.

Juego con mis dedos son saber qué esperar. ¿Un mariachi nocturno? ¿Una cena? Yo no tengo hambre, por ello odiaría rechazar lo que me ofrezca para comer.

Dios, no aguanto esto.

Para una mejor experiencia (😂) escuchen ANTES la canción MOONLIGHT de ARIANA GRANDE. Revisen la letra. Procuren no acordarse de nadie mientras... lamentablemente no logro subir el video de la versión original, sino el acústico. Se acordarán de esta canción en un capítulo futuro.

De repente, pequeñas luces doradas forman un espiral que se ilumina lentamente alrededor de mi. Una, dos, tres, cuatro, cinco vueltas y se apaga. Tengo la piel de gallina. ¿Qué? Desde el mismo diámetro, numerosas líneas iluminan el paso hacia el tronco de los cuatro árboles. Las luces rodean en círculos los troncos hasta cierta altura. Se vuelven a apagar. Se enciende una pequeña luz en cada árbol desde el mismo punto, luego dos, tres y se desprende una hermosa cascada iluminada que cubre el espacio entre cada árbol. Giro sobre mis pies mientras cada luz se enciende alrededor de mi.

Por todo este tiempo he sentido que no estoy en la tierra. No estoy muerta, ¿o si? Su sorpresa no sólo me ha mostrado un paisaje de fantasía, me ha envuelto en sentimientos encontrados. Siempre me han encantado las luces en la oscuridad. En San Francisco, cada vez que salía de noche, observaba cada fuente de luz. Suena ridículo, pero siento magia. Se me inundan los ojos con lágrimas. Nadie me ha sorprendido con un detalle tan hermoso, y nada podrá compararse con esto.

En un instante, todas las luces se apagan. Segundos que quedo en la incógnita total. Quiero más. A unos pasos de mi, un proyector se enciende. Mi reacción es cubrir mi rostro, protegiendo mis ojos. Noto que todo sigue oscuro, así que descubro mi rostro a un espectáculo. La luz proyecta estrellas y constelaciones en el tronco, en las ramas y hojas que están sobre mi. Me deleito al ver lo maravilloso que esto me hace sentir. Siento que puedo tocar las estrellas.

Luego, el proyector se apaga, dejando que el resto de luces iluminen todo el área.

Es demasiado hermoso. Todavía no me he permitido llorar de la alegría. Doy un poco la vuelta para ver qué está haciendo Clyde. Al hacerlo, observo que Clyde tiene su iPhone y escucho el obturador. Me ha tomado una foto.

***

AHHHHHH SIGLOS SIN ESCRIBIR POR ACÁ ABAJO. QUE EMPIECEN LAS CLASES PEOPLE!! COMO HAN ESTADO? ESCRIBAN SIN PENA.

ANTES QUE NADA QUIER AGRADECER CON TODO MI CORAZON EL TIEMPO QUE LE DEDICAN A CADA CAPITULO DE ESTA HISTORIA. LA ESCRIBO CON MUCHO AMOR Y CARIÑO. GRACIAS A TI QUE LLEVAS LEYENDO DESDE HACE MESES. GRACIAS A TI QUE TE HAS UNIDO AL FANDOM DE ASF HACE UNOS CUANTOS DIAS, E INCLUSO HOY.

QUIERO DECIR QUE MUCHAS PERSONAS PUEDES VER ESTE CAP COMO ALGO IRREAL, PERO ES MAS REAL DE LO QUE CREEN. POR EXPERIENCIA PROPIA SÉ QUE CUANDO UN HOMBRE AMA, DEJA HASTA EL MÁS MÍNIMO DETALLE QUE A UNO NO LE GUSTE SOLO POR ESTAR CERCA. EL AMOR HACE QUE DE LA MALDAD BROTE BONDAD. NUNCA PIERDAN LA ESPERANZA DE SER HALLADAS POR UN HOMBRE QUE ESTÉ DISPUESTO A DARTE SU VIDA PARA QUE LO MOLDEES A TU GUSTO, Y QUE SEPAMOS HACERLO NO PARA NOSOTRAS, SINO PARA SU BIENESTAR PROPIO.

Como dicen por ahí, detrás de un gran hombre, hay una gran mujer.

Ya pues parezco una vieja dando consejos...

Les regalo imágenes de cómo imaginé la sorpresa :3

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