Acomodo su cabeza sobre mi pecho. Respiro el aroma que emana su cabello mientras lo peino, está limpio. Su respiración golpea suavemente mi piel. Tomo su mano y entrelazo mis dedos con los suyos. Su piel es ligeramente más bronceada comparada con la mía. Me hubiera gustado conocer su piel sin toda esa tinta negra, pero es lo que tengo, y aun así, lo acepto. Pone su pierna encima de la mía. Pero que pierna tan pesada.

— Nunca había llorado en frente de alguien. — Mueve su cabeza y oculta su rostro de mi.

Si eso es así, me complace ser la primera. Aún me entristece recordar a Clyde llorando.

— No te ves nada mal. — trato de relajar el ambiente. Lo logro — Estás sonriendo.

— ¿Cómo sabes eso?

— Se te "esponjaron" las mejillas.

Ambos reímos.

— Te gusta repetir lo que yo digo.

¡Claro que no! Yo sólo quiero fastidiar a Clyde un rato.

— Perdóname por dañar la rosa. — Pido.

— No te preocupes. — besa mi mano — Puedo darte más rosas, más bonitas.

— No te cargues con eso, Clyde.

Clyde se apoya sobre sus codos para mirarme. Cuánto me fascina ver esa barba en su rostro. Me encanta que me mire así, como si fuera su mayor tesoro.

— Sólo basta que me digas "gracias cielo".

El mundo se detiene. ¿Lo dirá en serio? ¿Ya se le habrá pasado el efecto del alcohol? Un nudo se forma en mi garganta. Veo en el rostro de Clyde que internamente se prepara para mi reacción.

¿Qué es ser un cielo? ¿Qué significa ser el cielo de alguien?

— ¿Te acuerdas de ese día que hiciste que Alana vomitara? — Pregunta.

Asiento. Esas cosas jamás se olvidan.

— No he bebido desde entonces. No he consumido drogas. Tampoco he vuelto a intentar quitarme la vida.

¡Lo creo! Excepto la parte de beber, porque lo he atrapado. De resto, ¡si! ¡todo es cierto! Una inmensa alegría hace que sonría sin hipocresía alguna. Estoy feliz. Soy feliz de que Clyde este cambiando. No es por mi, es por él. Su vida ahora en adelante será mejor que nunca.

— Clyde, no sabes lo feliz que estoy por ti. ¿No ves que es un gran paso para un destino mejor?

— Ese gran paso no servirá de nada. — Dice con los ánimos más bajos que nunca.

Ese cambio de emoción tan rápido me tiene alerta.

— Si, Clyde. — me levanto y tomo su rostro entre mis manos — Todo ese mundo del licor, drogas, mujeres sin fin, sólo acabarían contigo tarde o temprano. Es un mundo vacío.

— No, Sam. — me calla y besa mis labios — Es por ti que he dejado mi pasado a mis espaldas.

Quedo atónita, aunque no debería. Recuerdo que Hayley me llamó una vez a decirme que Clyde intentó beber licor, pero no pudo hacerlo. Es cierto todo. Clyde abandonó todo por mi. Mi padre en su tiempo dejó su pasado para que yo fuera feliz.

Me abrumo al sentir esto. Es una combinación de miedo, alegría, nervios, ansiedad. Escuchar a Clyde expresando sus sentimientos hacia mi es una delicia. Temor. Tengo temor de fallarle a Clyde.

***

El olor a pasto recién podado me tranquiliza un poco mientras camino alrededor del parque. No sé por qué, pero Grace me dijo que alguien me estaba esperando por aquí. ¿Será mi mamá? No lo creo. No pienso que Grace sea tan torpe de perder la confianza de mi padre sólo por complacerme a mi; al parecer, soy yo la única que quiere ver a la mujer que me trajonal mundo.

Y hablando del rey de roma... sentado en una banca del parque con su uniforme de policía, siento que me observa mientras camino a él. Lo miro de reojo, no está alegre como antes. Es como si estuviera obligado a venir. Con mi cabeza agachada me siento a su lado y mantengo una pequeña distancia.

— Hola papá. — Musito.

Se queda observando como pasan los autos.

— ¿Ya no abrazas ni besas a tu papá? — lo dice tan cortante que me da temor responder — Todo por una mujer que ni siquiera se ha conmovido a formar parte de tu vida.

¿Qué puedo refutar si lo que acaba de decir es la verdad? En el fondo sé que ella jamás ha estado a mi lado, y que ni siquiera podría reconocerla si la veo en la calle. Pero necesito saber qué sucedió.

— Claire... — al decir ese nombre mi papá frunce el ceño — ¿por qué se fue?

Mi padre toma aire. Por unos segundos, sólo parece llamarle la atención el tráfico.

— Se fue porque no pudo con la responsabilidad de ser madre. Se largó, dejándome a Zach y a ti.

— ¿Qué papel tiene mi tía... Grace, en todo esto? — Pregunto con miedo a que se enoje y no me responda.

— No sabía como cuidar niños, así que Grace fue una gran ayuda para mi. — Se limita a responder lo necesario.

Ya no sé si seguir preguntando. Mi papá no está muy dispuesto a contarme la historia con detalles importantes e incluso patéticos.

Mi padre se pone de pie y pone su mano sobre mi hombro. ¿Por qué no me mira?

— Tengo que irme.

Se va sin despedirse adecuadamente de mi. Siento como mi corazón se desgarra un poco.

***

— Necesito que por favor me digan todo, sea malo o bueno.

Veronica suelta una pequeña risa maliciosa. A Grace no parece agradarle ese gesto para nada, por lo cual le lanza una mirada mortal. Verónica encoge sus hombros, se levanta del sofá y sube las escaleras. Grace mi mira a los ojos mientras juega con sus dedos. Percibo la lucha interna que se esta presentando en ella. De seguro ella y mi padre prometieron no contar mi historia antes de que pudiera tener memoria para guardarla. Toma aire y separa un poco sus labios.

— Sabes que mi papá jamás lo hará por voluntad propia. — Intento convencerla.

Grace gira su cabeza hacia la ventana.

— Bien. Con una sola condición.

¡Si! ¡Casi que no! No me importa la condición, quiero escuchar ya todo.

— Dime.— Aplaco mi alegría.

— Te la diré al final.

¿Así de grave es todo este asunto? Tomo su silencio como mi permiso para preguntar lo que necesito saber.

— ¿Mi papá y tu tuvieron algo... ya sabes? — Es una de mis mejores preguntas en este instante.

Grace abre esos hermosos ojos suyos. No sé si tomar su reacción como positivo o negativo. Creerá que no puedo hablar en serio.

— Por todos lo cielos, Sam. John y yo siempre hemos sido muy buenos amigos. Fue un gran apoyo para mi antes de que tu y Zach nacieran.

— ¿Apoyo? — Pregunto.

Aprieta sus labios.

— Claire y yo íbamos por el mismo camino directo al infierno.— traga saliva — Claire es mayor que yo por dos años. Ella fue la primera en caer. Siempre se empieza como un experimento, originado por la curiosidad de la que padece el ser humano. Yo no sabía lo que hacíamos, hasta que toqué fondo. Jamás podremos remendar el dolor que le causamos a tus abuelos.

— ¿Mis abuelitos están vivos todavía? — rebosa felicidad de mi, de nuevo — ¿Caer?

— Si. — sonríe — Lo están. No hay día en que no pregunten por ti y Zach. — hace una pausa — Debes saberlo, ¿no? Drogas, licor... eso.

Se siente avergonzada. Lo sé porque evita el contacto visual conmigo.

— Mi papá también era así, ¿verdad? — murmuro. Grace asiente — ¿Cómo pudo ser un "gran apoyo" si ambos estaban en el mismo hueco?

Grace no toma mi pregunta a mal.

— Porque John fue quien dio el primer paso hacia una vida mejor. El día que se dio cuenta de que sería padre de una niña, tomó la mejor decisión. John abandonó todo por ti, Sam. No sabes lo afortunada que eres de tener un padre como él.

— Si mi padre es el mejor del mundo, ¿qué le impide dejar que conozca a mi madre?

— Lo ha impedido porque Claire no se lo ha ganado, Sam. No se ha ganado el honor de que la llames mamá.

Un momento, ¿por qué están todos en contra de la mujer?

— No te entiendo.

— Claire jamás tuvo cuidado de ti, Sam. Era tu padre el que la obligaba a no beber mientras aún vivías en su vientre. Es un milagro que hayas nacido sana y fuerte. 

— ¿Intentó abortarme? — Pregunto. Me limito a eso, y no a caer de rodillas y llorar.

— No. Hasta dónde sé, John siempre estuvo pendiente de cada movimiento de Claire.   

Es más que cierto, mi papá me ama más que a sí mismo, más que a la mujer que me dio la vida.

— Entonces, ¿a mi madre jamás le importé? ¿Tanto que fuiste tu quien se ofreció a estar conmigo los primeros años de mi vida?

Grace asiente.  

— No digamos eso... sólo que nada ha hecho que ella logre sentar cabeza.

— Eso veo. — Respondo.

Mi expectativa de conocer a mi madre se ha desvanecido. Todos tienen razón. Es mejor no forzar lo indebido. Si a mi madre jamás le importé, ¿está en mis manos hacer un cambio al respecto? No, no lo creo.

Grace se levanta y se acerca a la repisa donde encontré los álbumes familiares.

Eso me recuerda que no he devuelto los que cogí esta mañana.

— ¿Te gustaron las fotos? — Pregunta. Ella sabe que yo ya las he visto.

— Me impresioné muchísimo, la verdad.

Me observa como si fuera un cachorro recién nacido. Ternura y... amor.

— ¿Qué te impresionó?

¿En serio quiere que le responda esa pregunta? Bien, empecemos por ¡los locos tatuajes en los brazos de mi padre!

— Todo. No sabía que en el cumpleaños número seis de Zach, tu y Verónica estaban con nosotros.

Me niego a mencionar el asunto de los tatuajes

— Si. No dejabas de mirar mi cabello. Siempre intentabas metértelo a la boca.

Ambas reímos. A Grace se le humedecen un poco sus ojos.

— Irme de tu lado fue lo más difícil que he hecho. Después de eso, la carrera de medicina, obviamente.

Escenas de mis pesadillas en las que ella aparece me retumban la cabeza. Siento que deja a Veronica en un segundo plano.

— ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué después de tanto tiempo no viniste a nosotros?

Grace me observa como si mi cuestionamiento le hiriera el corazón. Se sienta a mi lado, con sus manos toma mi cabeza para que la apoye sobre su hombro. Me percato de que una lágrima cae, y no es mía.

***

Me despido de Grace con un gran abrazo. Paz infinita es lo que siento cada vez que esta mujer, que desearía que fuera mi madre me da un beso en la frente. Verónica no es muy cariñosa, así que sólo sacudo mi mano en el aire y doy la vuelta. Grace me detiene tomándome de la mano. Siento que me deja algo.

— No será la última vez que estemos juntas, lo prometo. — Dice y sus ojos brillan.

— Más te vale, tía. — Contesto y sonrío. Ella me devuelve el gesto.

Desde la camioneta, Clyde está impaciente, se le nota por esa posición de sus brazos, siempre cruzados. Me alejo de Grace mientras camino hacia el vehículo. Abro la puerta y me siento. De inmediato, un ensordecedor beso sobre mi mejilla me aturde.

— Puta vida, ¿no pensabas dedicarme tiempo? — Reclama.  

— No seguirás ebrio, ¿o si? — Se ríe. Esto no es gracioso.

Con sus dedos libera las arrugas entre mis cejas. Esto sigue siendo serio.

— Relájate. Tengo ambos pies sobre la tierra. — Enciende la camioneta.

Lo observo de reojo. Esta sonriendo mucho y eso no es muy normal en él. Lo que si es normal es ese oscuro cabello revoltoso. Tendré que darle de regalo una crema para peinar. Broma. A mi me encanta verlo así. Pero todavía me preocupa tanta alegría suya.

— Así debe ser. — afirmo — Con los pies sobre la tierra, como yo.

Mi ego se eleva... sólo un poco.

— No me vengas con esa mierda. Te ves más provocativa con esas rodillas sobre la tierra. — Me mira y guiñe un ojo.

Intento no reír frente a él. Clyde suelta una gran carcajada mientras avanzamos.

— ¿Te acuerdas que te dije algo sobre una sorpresa? — Pregunta.

Abro los ojos. Claro que me acuerdo. Ese fue su método de lograr que lo perdonara.

Asiento.

— Esta noche será. — Se responde a si mismo.

Siento una sutil vibración en mi pierna. ¿Acaso estoy excitada por una sorpresa? Oh no, es mi teléfono. Es un mensaje de texto. Mi corazón por poco se me sale por la boca al ver el remitente. Reviso el mensaje.

"Muestra la cara, cobarde."

***

NO ME MATEN! Heme aquí con el último cap del año 2016.

Espero que todos sus propósitos para este nuevo año se cumplan, no importa cuanto duren en ver los resultados.

Gracias por estar pendientes de esta historia. Gracias a ti, personita que te leíste todo esto en una noche :') cuando yo me he demorado hasta hoy 29 de diciembre de 2016 más de 6 meses :'( y lo que falta! 

Les dejo una cancion de la que estoy plenamente enamorada, y que me ha inspirado para el siguiente cap wiwiw

https://youtu.be/hyRNRnz3FyA