Capitulo 60: Averígualo
Parte I
Los días se han hecho eternos para ir a visitar a Grace a su casa. ¡Jamás he visitado a un familiar! Mi papá siempre me negó la verdad. Yo tengo familia por parte de mi madre, pero él no quería que lo supiera. Por alguna razón, hasta el sábado que reuní a propósito a Grace y a mi padre, ella no estaba muy dispuesta que digamos a hacerme parte de esta familia. Sólo espero que mi papá sea de verdad hijo único de mis difuntos abuelos, si es que eso es cierto.
No puedo todavía asimilar el hecho de que mi padre me haya mentido por dieciocho años. ¿Yo qué culpa tengo de los problemas que hayan acontecido antes de que yo naciera? ¿Por qué debo de aceptar las consecuencias de sus actos sólo por que ellos así lo decidan?
Hoy es viernes. Hoy en la noche me quedaré con mi tia, Grace. Mi papá no es que haya estado muy de acuerdo con la invitación que ella me hizo. El viejo ha estado muy raro conmigo estos días. Si yo no lo llamo, él no lo hace. Por lo menos está bien, creo.
Doblo mi pijama, mi ropa interior, una camisa negra y jeans para meterlos en mi maleta. Llevo algo de dinero por si acaso. Hayley me pasa un abrigo y me lo pongo encima.
— Promete que no harás una locura sin antes avisar. — Hayley se sienta en mi cama y termina de cerrar mi maleta.
— ¿Por qué lo dices? — Pregunto.
Hayley me mira como si ya supiera lo que en realidad pretendo hacer apenas pueda.
— Tú ya sabes.
Si, lo sé. Quiero más detalles sobre mi madre. Mi padre no ha querido decirme nada acerca de ella. Si mi padre no ablanda su corazón, haré que Grace lo haga y me diga todo lo que no sé.
— No veo qué hay de malo en preguntar sobre mi madre. — Tomo mi maleta y reviso la hora en mi teléfono.
— No digo que sea malo, Sam. — me toma de los hombros — Digo que puede ser tóxico.
— ¿Tóxico? Tú tienes una mamá que te adora, y yo no.
— Y tú tienes a un padre que daría su vida y muerte por ti. — hace una pausa — Yo no tengo un papá, Sam. Desde que nos conocimos, él único hombre que me mira y me trata como si fuera su hija, es el tuyo. ¿No te basta el amor de tu padre?
Tiene razón en una cosa. Si, mi padre renunciaría a cualquier cosa por mi felicidad y bienestar, eso lo sé. Sé que Hayley no tiene un padre, pero es diferente.
— No digo que el amor de mi padre no sea suficiente para mi, Hayley. Él me esta escondiendo la verdad sobre mi mamá, y quiero saberla, sea buena o mala. Cómo tu. Tu sabes lo que realmente es tu papá. Yo no sé nada.
Hayley me abraza. Está preocupada por mi, puedo sentirlo.
— Si no logras obtener información, no insistas, por favor.
Asiento. Tomo mi maleta y salgo de nuestra habitación.
***
Estoy nerviosa. No estoy segura realmente de lo que voy a preguntarle a Grace cuando esté allá en su casa.
¿Y si Veronica sabe algo de mi madre? No creo que me ayude. Ella parece ser muy distante. No puedo olvidar ese gesto en su rostro cuando su madre y yo reíamos. Parecía avergonzada.
— Sé lo que vas a hacer, Sam.
Clyde interrumpe mi corto pensamiento. Es él quien me va a llevar a la casa de Grace. Clyde no ha sido el mismo desde ese día. Se ha comportado como un loco sobreprotector. Algo me dice que mientras dormía, mi padre y él hablaron. Clyde se niega a decirme de qué charlaron exactamente. Sólo me dijo que mi padre estaba agradecido de que me cuidara, pero que eso no significaba de que lo aceptaba como un "pretendiente con oportunidad de avanzar". Pero yo soy consciente de que mi padre no le dijo eso solamente.
— Todos parecen creer lo que voy a hacer, excepto yo. — Respondo.
Con su mirada fija en la ruta, estira su brazo y me toma de la mano.
— Quiero lo mejor para ti, Sam. — lo observo, impresionada de lo que acaba de decir — Entiendo el por qué tu papá no quiere que te asocies con tanta mierda.
— ¿Significa?
— Significa que comprendo que tu papá no quiere que sea tu novio. Las personas me ven tatuado y piensan que lo único bueno que hago es malo, pero sólo me importa que tu sepas que no soy tan malo como me veo.
— Le dijiste a Zach que éramos novios. Se lo mencionaste a Jeremy. A todos se lo has dicho, pero a mi ni me lo has pedido.
Sólo escucho a los dedos de Clyde golpear el volante. Le he dado por donde es, y es cierto. No puede seguir creyendo que se puede comprometer conmigo en una relación sin nombre.
— Si John te ha mantenido alejada de tu madre, debe ser por tu protección.
Lo miro de reojo.
— ¿Acaso mi papá te pagó para que dijeras eso? Zach, Hayley y ahora tu. Lo que faltaba.
Clyde parquea frente a una bella casa blanca. Una chispa de alegría se enciende al ver que las luces de la sala están prendidas.
— Si algo sucede... — Comienza a hablar.
— Si, ya sé. "No cometer una locura sin antes hacer una llamada"
Clyde me mira, extrañado de lo que acabo de decir, pasa su mano y se desordena más su cabello.
— Iba a recordarte que tienes mi número.
— ¿Para qué? — Pregunto con segunda intención. Qué perversa soy.
Clyde parece entender mi idioma. Sin darme cuenta, ya su mano esta debajo de mi camisa, subiendo por mi abdomen hasta detenerse sobre mi pecho.
— No sé. — me pellizca un pezón y gimo — Te cubro la boca para que no gimas duro.
— ¿Insinúas que eres capaz de entrar en una casa ajena?
— Eso, provócame.
Sonrío y acerco mis labios a los suyos. Primero, recibo un tierno beso de su parte. Clyde no deja de juguetear con mi pezón. Sé que si seguimos no voy a salir de la camioneta. Retiro su mano y beso su dorso.
— Ya vete y déjame ver ese lindo culo tuyo mientras caminas. Si es que no prefieres que lubriquemos esos labios. — Vuelve a besarme.
Clyde está loco.
— Bien. Mira, pero sin tocar.
Sonrío y abro la puerta. En el instante que salgo, Clyde me da una palmada en el trasero. No le demostraré que me divierte que sea así, entonces le tiro la puerta al cerrarla. Al llegar a la entrada de la casa, me percato de que Clyde no ha encendido la camioneta. Él sigue ahí, tan sólo mirando. ¿Cómo es que mi padre no puede aceptarlo? Formo un corazón con mis dos manos sobre mi pecho. En el momento que él hace lo mismo, revolotean mariposas en mi estómago.
Toco el timbre y en pocos segundos aparece Grace con una gran sonrisa en su rostro. Me lanzo a ella y la abrazo. Escucho su suave risa mientras me devuelve el gesto de cariño. No la conozco del todo. No sé la razón por la cual nos dejó y desapareció, pero la quiero. Quiero a mi tía.
— Entra, Sammy. — Me dice y me invita a entrar a su casa.
Lo primero es lo primero. Creo que Grace encuentra cierto encanto en el color blanco. Las baldosas del piso van de negro a blanco. Hasta las materas donde tiene bonsais son blancas. Creo que le falta por pintar de blanco los electrodomésticos. Pero si que tiene gustos elegantes. Candelabros, alfombras con hermosos bordados, mesas de vidrio y acero, creo que me siento pobre.
Un objeto con cabello rubio esta sentado en el sofá de la sala. Oh, eso no es un objeto, esa es Veronica. Le sonrío y ella devuelve el gesto, pero se ve un poco forzado.
— ¿Tienes hambre? — Pregunta Grace.
— Jamás dejo de tener hambre. — Respondo la cosa más vergonzosa del universo.
¿Clyde aún estará afuera para huir? Pero mi torpeza sólo hace que Grace ría. No es burla, y no me hace sentir mal.
— Te haré algo de comer, Sammy.
Grace se dirige a la cocina. Me acerco un poco a Veronica y vuelvo a sonreir.
— ¿Qué? — pregunta — ¿Por qué sonríes tanto?
De inmediato, frunzo el ceño y me pongo a la defensiva.
— Sólo iba a pedir permiso para sentarme. — Digo sin tratar de ofender.
— Siéntate, es gratis.
Pero qué genio. Puto genio, diría Clyde. La prima Veronica es un poco amargada y antipática. Revisa su celular, sonríe y me imagino que chatea con alguien.
— Así que... — trato de comenzar una charla — ¿ya sabes que...?
— ¿Que somos primas? — me mira de reojo, y me gustaría pensar que no me ha puesto los ojos en blanco — Si, ya sé. Eres hija de la hermana de mi mamá. Claire, la oveja negra de la familia. Una gran decepción. Espero que no vengas a ver qué puedes robar.
— ¿Robar? — Pregunto.
— Si, robar. ¿Estás sorda? Fue lo único que vino a hacer la última vez que estuvo aquí.
— Veronica. — la voz de Grace se escucha y calla hasta al silencio — Eso fue hace muchos años, Sammy. Claire...
— Sigue de mal en peor. — Interrumpe Veronica con cierta pizca de sarcasmo.
— Veronica, calla ya. — Grace no necesita gritar para que su hija cierre la boca.
El ambiente se vuelve denso. No sé si fue buena idea aceptar venir aquí. La única que parece no molestar mi existencia y el hecho de que sea hija de Claire es Grace. Veronica se molesta y se va. Me alegra. Prefiero estar a solas con mi tía.
— No le agrado. — Digo.
— A ella nadie le agrada, ni siquiera yo.
— ¿Cómo no le puede agradar su propia madre? — alza sus hombros y hace una leve mueca con sus labios — En vez de ser agradecida de tener una mamá.
— ¡Oye! — me sobresalto — Me tienes a mi ahora.
Si, supongo que tiene razón. Aun así, no importa si Grace se comporta como una madre para mi, eso no me hará su hija legítima.
— Ven. — camina hacia mi y me toma de la mano — No sé qué te gustaría comer, así que ven y me lo dices en la cocina.
Grace no me ha dicho nada. Si se descuida, puedo acabar hasta con la nevera.
***
La habitación de invitados también es blanca, como es de suponerse. Grace toma mi maleta y la deja encima de la cama, luego se sienta a observarme. Es muy incómodo sentir que te miren detalladamente.
— Cuando te vi por primera vez, pensé que eras Claire. — comienza a decir como si estuviera recordando esa escena en su cabeza — Eres la viva imagen de tu madre cuando era joven.
Si, recuerdo la primera vez que vi a Grace. Además de que su cabello rojo llamara mi atención, la forma de sus ojos y color son casi idénticos a los míos.
— ¿Cómo es tu relación con mi mamá? — Pregunto.
Grace muestra un poco de desilusión en su rostro.
— Ambas tomamos en cierto punto de nuestras vidas caminos diferentes. A Claire no le gustó. Hace mucho tiempo que no hablo con ella.
— ¿Crees que algún día podré verla? — Pregunto con la esperanza de que me diga que si.
— Sólo si tu padre está de acuerdo.
No puedo evitar no sentirme molesta cada vez que alguien me niega mi derecho a conocer a mi mamá.
— ¿Por qué no me deja conocer a mi mamá?
Grace me toma de la mano y me invita a sentarme a su lado, me abraza por los hombros y recuesta su cabeza sobre la mía. Huele a fresa.
— Cuando naciste, John abandonó todo por ti y tu hermano, pero Claire jamás dejó su vida de vicios a un lado. John hizo todo lo posible para que no vivieras lo que tu madre experimentó.
¿Qué abandonó mi padre?
— ¿Quieres decir que mi papá era de lo peor? — Mi pregunta hace que Grace sonría.
— Eso lo tienes que hablar con él.
Es cierto. ¿Cómo olvidar que la única persona que puede decirme la verdad, sólo quiere ocultarla?
— John vendrá mañana por ti.
¿Qué? Clyde iba a venir a recogerme. Mínimo mi papá se dio cuenta de que Clyde anda muy cerca de mi y viene a marcar territorio como un padre que es.
— ¿Estoy en problemas? — Oculto mi rostro entre mis manos.
Mi reacción hace que Grace ría un poco. Vaya, en eso se parece bastante a mi papá.
— No, pero espero que salgas de muchas dudas.
Santo cielo. ¡Yo sé que mi papá me va a contar toda la verdad! Calma, Samantha. Esto puede ser un truco del viejo.
***
— Oye, despierta.
Una voz interrumpe mi sueño. A alguien se le ocurra la ingeniosa idea de encender la luz de mi habitación. ¿Qué hace Grace molestando?
— ¡Oye! — Recibo un golpe en mi hombro y se esfuman mis ganas de dormir.
— ¿Veronica? — Bostezo, y ahí va mi sueño.
Un momento, ¿estoy soñando? No, no señores. Ese golpe fue de los duros. Estoy más que despierta. Veronica me deja un papelito en la mano. Se dirige a la puerta, pone la mano cerca del interruptor de la luz y se gira para verme.
— El día que realmente quieras ver a tu mamá, yo puedo llevarte.
Es lo último que dice antes de apagar la luz. Tomo mi teléfono y alumbro el papel. Tiene un número escrito en él. ¡Pero qué asco de caligrafía! Me levanto de la cama e intento buscarla por la casa.
— ¿De quién es ese número? — Veronica se detiene a mitad de las escaleras.
Parece un espectro. Cabello rubio con un vestido blanco como mi pijama.
— Averígualo. — Responde y se larga.
¿Acaso esta es mi oportunidad para conocer a mi madre? No, este es mi plan B. Por ahora, sé que mi papá me dirá la verdad. O eso espero. Estoy confundida, y eso no me va a dejar dormir. ¡Gracias por dañar mi sueño, primita!
Un momento, ¿y si llamo a Clyde?
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