Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 5: ¿Ñiqui ñiqui?

¡Me largo de aquí!

— ¿Cómo se te ocurre? No puedes irte.

¿Quien puede soñar sólo con voces? Trato de ver mis manos, pero es imposible. No sé dónde estoy. Hay mucha oscuridad, y no hay luz que destelle.

— ¡Si! ¡Claro que puedo!

Es la voz de una mujer. Parece un poco exaltada, le cuesta respirar. Puedo asegurar que esta llorando. No logro reconocer esa otra voz.

Escucho estallidos de cristales que se rompen, no sé si a la pared o al suelo. Es difícil predecir. Puedo oír que alguien sube las escaleras a toda velocidad, y con la mayor de las fuerzas cierra la puerta, haciendo que el ruido hiera mis oídos.

De repente, algo me agarra de mis tobillos y me arrastra. No puedo gritar, tampoco llorar. Caigo al suelo, sigo sin ver nada. Espera. Empiezo a ver. Es un bebé, llorando.

— ¡Despierta, cara de pereza!

Despierto de inmediato. Mi corazón late muy de prisa. Levanto mi cabeza. Es mi padre quien me está sacando de la cama y gritando como un loco. Deja la mitad de cuerpo a la deriva.

— ¡Levántate! Debemos salir dentro de una hora para tu universidad.

— No me digas.

— Prepararé tu desayuno. No te quedes ahí.

— Ya te escuché —. Mi voz está bastante ronca.

Mi padre se retira y me siento en mi cama. Oh, vaya. Debió de haberme cargado hasta mi cama cuando estaba dormida. Qué bueno mi padre todavía tiene alientos para alzarme.

No puedo creerlo. Hoy iré a mi universidad. A partir de hoy, nada será igual. Seré una gran pintora.

Mi teléfono suena. Es un mensaje de Hayley.

"¡Sam! Me imagino que ya debes de estar despierta. Estoy empacando cuanto preservativo encuentre. No te preocupes, yo te comparto ;)"

Ella es la única persona en el mundo que piensa que voy a la universidad a... ¿ser follada?

"Nada de esas cosas me pasarán. No necesito de preservativos, porque nadie me penetrará. No llegues tarde."

Hablo muy en serio cuando digo que me enfocaré en mis estudios. Esas bobadas de parejas, novios, sexo y fiestas no van conmigo.

Mi teléfono vuelve a sonar.

"Créeme, entrará primero por tus ojos, luego se quedará en tu corazón, después... ñiqui ñiqui.

¡Nos vemos!"

¿Ñiqui ñiqui? Esperaba un no sé "follada", "cogida" o algo más propio de Hayley.

Me levanto con muchas energías, agarro mis dos toallas, una para mi cabello y otra para mi cuerpo. Me dirijo al baño y me doy una ducha con agua fría. Es la única forma de despertarme. Vuelvo a mi habitación y busco en mi closet la ropa que había dejado preparada para este gran día.

Unas converse blancas, un jean y una camiseta sencilla negra, sin ningún estampado. Me veo en mi antiguo espejo. Luzco bien.

No me gusta usar aretes, pulseras o maquillaje. Eso me quita tiempo.

Desenredo mi largo cabello castaño y lo dejo suelto para que se seque. Agarro un elástico para después hacerme una trenza.

Bajo al primer piso y me percato de que Zac está aquí.

— ¡Zachary! Vas a llegar tarde a tu trabajo.

Zac deja su cuchara dentro de su plato lleno de cereales. Este tipo se cuida a sí mismo más que yo.

— No, Sammy. Hoy tengo un trabajo mucho más importante. Seré tu chófer hasta la universidad.

Corro hacia él y le doy un abrazo por detrás.

Con mi padre y mi hermano, no necesito el amor de otro hombre.

— ¡Gracias, Zac! Pero con una condición.

— Si, ya sé. No iré adelantando autos o a 120 km/h dentro de la ciudad.

— De lo contrario, yo mismo te pondré una multa —. Interfiere mi padre, mientras deja en el comedor mi desayuno: pancakes.

— Ya oíste, Zac.

Zac se llena la boca con una gran cantidad de cereales y hace con su mano ese gesto de "bla, bla, bla".

Termino con mi pancake y mi jugo de naranja a la fuerza. Por lo general, cuando estoy nerviosa, me dan náuseas y la comida no me entra por la boca. Pero me lo como todo. Hoy será un largo día.

Mi padre ya me ha bajado mis maletas de mi habitación. Supongo que ya mi ciclo en esta casa está a punto de terminar, por un tiempo.

Cepillo mis dientes, salgo y me detengo bajo el umbral de la puerta de mi casa. Zac ya está al volante en nuestro Chevrolet Fiesta del 96 color rojo. Mi padre sale de la casa por mi lado con mis pertenencias y las acomoda en la parte trasera del auto.

Siento un gran dolor en mi corazón. A veces quisiera que crecer no doliera tanto, pero la vida demanda que el proceso duela. Siempre he estado viviendo con mis dos hombres. Con ellos, jamás sentí que me faltara protección o amor.

Observo por última vez lo que me rodea. Extrañaré todo, hasta lo más mínimo. No me había dado cuenta de cuánto amaba estar en casa, hasta ahora, que me veo obligada a irme.

Siento que me voy a descomponer ahora mismo. Caeré de rodillas en cualquier momento.

Pero no. Debo ser fuerte. Al terminar mis estudios, volveré a casa, y la puerta estará abierta.

Mi padre abre la puerta del copiloto y se queda ahí, esperando.

— ¿Vienes, Sam? — sonrío y cierro la puerta.

— ¡Voy!

Corro hacia el auto y me siento en la parte trasera. Volteo mi cabeza y veo mi casa. Me despido de ella, por ahora.

Observo mi vecindario. El señor Thompson esta recogiendo las heces de Rocky. Más adelante, los recién casados, Lucas y Karla están arreglando su jardín juntos.

Me acuesto pensando en lo que ha de venir. Estoy muy ansiosa. Sé que no pasará mucho tiempo para que caiga en sueño. Así que diré adiós. Adiós, San Francisco.

Abro mis ojos. Me he quedado dormida por un rato. Vaya, soy pésima para viajar en auto. Mi padre y Zac estan escuchando una canción. La reconozco, es el gran Bon Jovi.

Saco mi teléfono y reviso la hora. Son las 9:00 a.m. ¿tan sólo ha pasado una hora? Yo sentí que era la eternidad.

Eloise me ha mandado un texto.

"Sam, estoy en camino. Me llamas cuando llegues."

Me siento y veo casas, muchas personas caminando con sus mascotas. Lo normal de una ciudad.

— ¿Descansaste, cara de desastre? — pregunta mi padre risueño, mientras se voltea a verme.

— Más de lo que creí — bostezo — ¿Dónde estamos?

— Sam Evans — dice Zac —, bienvenida a Stanford. Ya sólo faltan unos minutos para llegar a la zona residencial de tu universidad.

El día es hermoso. El sol brilla como nunca, pero no hace de ese calor insoportable.

De repente, la canción cambia. Es un clásico. Me levanto del asiento para subir el volumen. "Heaven".

— Un buen tema de Bryan Adams — me sonríe mi padre por el retrovisor. Le devuelvo la sonrisa.

La canción termina, y el teléfono de mi padre suena.

— Habla John — responde mi padre con su voz más gruesa de lo usual.

— ¡Hey, Walter! ¿Que tal, viejo? ¿Cómo va todo? — se alegra bastante y sonríe — Preciso, estoy en Stanford. Voy a dejar a mi pequeña en su residencia en la universidad... Si, ya tiene 18 años... Si, viejo, crecen muy rápido... Universidad de Stanford... ¡No bromees!... Bien, bien nos veremos allá. Sam es todo un encanto, tu hijo y ella serán buenos amigos.

¿Qué? No he llegado a la universidad y ya mi padre me ha hecho un "amigo".

Mi padre cuelga el teléfono y me observa por el retrovisor.

— Era Walter.

— ¿Walter? — me invade la curiosidad. Necesito saber más del padre de mi nuevo "amigo".

— Walter Harris. Nos hicimos buenos amigos hace unos meses, ¿te acuerdas que te conté que habíamos atrapado a un chico que robó diez mil dólares de una casa en un buen barrio? Bueno, el dueño del dinero era Walter, ¿recuerdas? Que el ladrón había herido de una puñalada a su hijo, y fui yo quién lo acudió mientras llegaba la ambulancia.

— Oh. Si, claro. El chico hubiera muerto esa noche.

— Si. Los médicos dijeron que si no hubiera recibido ayuda, el chico no hubiera vivido para ver otro día.

Eso lo recuerdo muy bien. Era un jueves en la noche cuando eso sucedió. Mi padre no llegaba a casa, por lo tanto, no podía dormir. Alrededor de las 3:00 a.m. mi padre llegó a casa con sus manos y ropa manchadas de sangre. No pude evitar llorar como una niña, sin consuelo. Pensé que mi padre estaba herido y corrí a buscar la caja de primeros auxilios. Para mi alivio, mi padre estaba sano. Fue ahí cuando me contó lo que hacia acontecido.

Al día siguiente, el departamento de policía lo había felicitado por su valentía. Mi padre visitó al joven en el hospital, y pudo conocer a Walter Harris. El hombre abrazó a mi padre, llorando y agradeciendo sin parar.

— ¿Cómo es que llama justo cuando estamos aquí? — pregunto.

— Yo ya le había comentado a él. Incluso se ofreció a pagar tus estudios, pero ya la señora Nydia me había obligado a aceptar. Ayer en la tarde, mientras estabas en casa de Hayley, me dijo que sería bueno que su hijo y tú se conocieran. Le respondí que hoy estaríamos en Stanford, y que me llamara en la mañana.

En plena calle, Zac frena el auto de manera desprevenida, sacudiéndonos a todos.

— ¿Pero qué demonios... — maldice mi padre mientras voltea a ver a Zac.

— ¿Cómo diablos es que nadie se ha ofrecido a pagarme una carrera universitaria? Ni siquiera tu, viejo —. Pregunta Zac.

— Haría el esfuerzo, pero tu vagancia me desanima.

— ¿Me financiarías mi carrera, Sam? — me pregunta Zac, mirando por el retrovisor.

— Deja el drama y conduce.

Mi padre y yo nos reímos. Zac nunca ha entrado a la universidad porque piensa que para hacer dinero, no se necesita un título o un diploma; sino, ser emprendedor.

— Crueles — dice Zac, riéndose. Finalmente, pone el auto en marcha.

Han pasado unos minutos y ya estamos admirando el campus. Es más extenso de lo que imaginaba. Hay muchos arboles y palmeras dirigiendo la calles, todo es pasto. Es increíble. Hay rutas para los chicos que se transportan en bicicleta. Algunos van montados sobre sus patinetas y otros caminando.

Mi teléfono suena. Hayley me está llamando.

— ¡Sam! ¿Dónde andas? — Suena muy emocionada.

— Ya estoy dentro del campus, ¿y tu?

—  Llega al círculo de parqueo. Lo identificarás porque... hay vehículos estacionados, claro. Mi madre y yo te estamos esperando.

— Que bien, nos vemos ahí. No te vayas a ir detrás de algún chico.

— No me voy a ir a ninguna parte, Sam. De hecho, tengo a unos pasos a un hombre que está... — suspira — llega rápido por favor. Se me han alborotado las hormonas. No quiero perder el control—.   Me río.

— No me digas que...

— ¡Exacto, Sam! Me he presentado. Soy una mujer que no pierde el tiempo. Tengo su número. Se llama Jeremy, tiene 20 años y sus ojos encienden mi lujuria y me hace palpitar justo allá...

— ¡Me alegra! — la interrumpo — estoy a punto de llegar. Nos vemos.

En menos de un minuto ya veo a Hayley, con sus maletas de color fucsia a un lado, y la escucho gritar mi nombre. Se ve genial con su hermosa melena roja suelta. Tiene una blusa con las mangas largas, con rayas blancas y negras, horizontales. El jean roto que lleva puesto le sienta de maravilla. Vaya, ambas vinimos en converse. Sólo que las de ella son rojas. Nydia luce fantástica. Siempre luce elegante, incluso cuando la ocasión no lo amerita.

Mi mirada se dirige hacia aquel chico del que me estaba hablando Hayley. Santo cielo. Es todo un... hombre. Cierro mis ojos y los vuelvo a abrir. No puede existir un hombre así de atractivo.

Lo primero que capta mi atención son sus brazos cubiertos de tinta. Lo aprobaría por completo si no llevara sus brazos con tantos tatuajes. Lleva puesta una camiseta blanca con un saco, pantalón color negro y mocasines del mismo color. Su cabello es largo y rubio. A su lado, se encuentra un hombre mayor que él. No está mal, para nada. Parece ser su padre.

Vaya, Hayley es afortunada. Me da vergüenza presentarme ante un chico. En realidad, no lo puedo hacer con alguien de mi mismo género.

Zac estaciona y nos bajamos del vehículo.

— ¡Señor Evans! — Me pasmo al escuchar una voz masculina tan exquisita. Levanto mi mirada para detectar de dónde provino ese sonido.

¡Es el sujeto atractivo! ¿Conoce a mi padre? También lo saluda el otro señor que se encuentra al lado de quien lo opaca por completo.

— ¡Vaya, Jimmy! Pero cuánto has cambiado. Con ese porte, creo que mejor te sigo llamando Jeremy. Eres todo un hombre.

— Todo gracias a usted, señor Evans — abraza a mi padre el tal... ¿Jeremy?

No puede ser. Este hombre se llama Jeremy, Jeremy Harris. Es todo un deleite a los ojos. No. No es posible que sea real. No entiendo cómo seré amiga de este galán. Su belleza es escasa. Nunca había visto un chico que me impactara tanto. No sé cómo explicar lo atónita que me encuentro ahora mismo.

Santo cielo... ¿por qué no me vestí un poco mejor?

¿Será gay? Eso mataría a Hayley.

Vaya. Mi padre nunca decepciona.





¡HELLO! ¿COMO VAN?

¿Qué les pareció el capítulo?

Si te gustó, vota. Si tienes alguna opinión, comenta. Así me doy cuenta de que andas pendiente juju :3

¿Que pasará con Jeremy? Foto arriba

¿Cómo piensas que será la despedida de esta familia tan unida?

En la proxima!! Besos!!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro