Capitulo 38: Una pequeña clase
Estallidos de cristal... ¿de nuevo?
Me encuentro en medio de mi sala, en San Francisco. Reconozco el espacio, pero no los muebles y la decoración. ¿Qué le hicieron a mi casa?
— ¡No lo hagas, Grace! — Grita mi padre.
Un momento, ¿ese fue mi padre? ¿John Evans? Esto no tiene sentido alguno, ¿quién es Grace?
Una mujer camina por la casa y abre la puerta principal. Es la misma de siempre. La mujer de cabello rojo. Solloza, y al parecer limpia su húmeda cara con el dorso de su mano.
Bajo el umbral de la puerta se detiene y se apoya con sus manos en la pared mientras no para de llorar. Mi corazón se conmueve al ver a aquella mujer que sólo he visto en sueños gemir del llanto. Mis emociones se hacen uno con los de ella. Aquí algo muy malo ha pasado.
— No llores, ¿qué está sucediendo? — Sollozo y la vista se me nubla a causa de las lágrimas.
Entonces, unos bellísimos ojos claros, mucho más que los míos, me observan.
— ¡Lo siento! —. Vuelve a ahogarse en la desesperación y sus uñas rasgan las paredes, provocando un sonido ensordecedor.
En ese instante, alguien me toma por los hombros.
— ¡Sam, calma! ¡Samantha! — Siento unos dedos tocando mis mejillas.
— ¡No! — Grito y abro mis ojos. Me siento de inmediato en la cama.
Clyde me toma de los brazos para que no me siga moviendo. Siento como tengo la piel pegajosa del sudor. Observo a todo lado. No estoy en San Francisco.
— ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué estás aquí? — Pregunto mientras observo la ventana. No entiendo porque sigue tan oscuro afuera.
— Te escuché gritar y entré para saber que estaba sucediendo. Estabas llorando y te retorcías en la cama.
Giro mi rostro y miro a Clyde. Le luce esa camiseta gris. Tiene los ojos muy abiertos. Su expresión de inquietud y preocupación derrite mi corazón. Sus labios entre abiertos... santo cielo. No es el momento para que mi imaginación se pierda en esa específica parte de su cuerpo.
Salen más lágrimas de mis ojos y me acerco para abrazarlo. Él no duda en hacer lo mismo conmigo. De inmediato, siento una protección y cobertura sobre mi alma. Estar entre sus brazos logran relajarme. Clyde besa mi cabeza.
— Ella siempre esta ahí — susurro —. Siempre sueño con la misma mujer llorando.
— ¿La conoces? — Pregunta sin dejar de abrazarme.
— Jamás la he visto. Lo más extraño es que escuché la voz de mi papá que mencionaba a una tal Grace.
— ¿Quién crees que pueda ser? —. Se retira un poco para mirarme a los ojos.
¿Mi madre?
— Por unos días pensé que quizás era mi madre. Pero su nombre es Claire, no Grace. Esto es muy confuso. Jamás he conocido a una mujer con ese nombre.
— Tu papá debe de saber, ¿no lo crees?
¿Clyde tiene razón? No lo sé. Es bastante lógico.
Hago una leve mueca con mis labios y mi mirada se desvía de nuevo a la ventana.
— ¿Qué hora es? — Pregunto.
— Son las tres de la mañana, creo —. Pasa su mano entre su cabello. Odio perderme en esa simple acción.
— Soy una terrible huésped — cubro mi rostro con mis manos —. Sé que te estarás arrepintiendo de haberme dado un techo para dormir — separo mis dedos para observar a Clyde con un sólo ojo —. Lo siento.
Sonríe, ¿pero por qué?
— No pienses esa mierda, Sam. Soy un poco complicado para dormir, y más con tan tentadora huésped durmiendo en mi cama —. Levanta su ceja y mira mi pecho.
Vaya, ya se ha convertido en el tipo que conozco.
¿Por qué sigue mirando mi pecho? Bajo mi mirada. De inmediato cruzo los brazos para que Clyde deje de embelesarse con mis pezones endurecidos.
Es imposible pasar mayor vergüenza. Él se ríe y se levanta de la cama, dirigiéndose hacia la puerta.
— De nada sirve que ocultes de mi vista lo que mi lengua ya ha saboreado, Sam —. Guiña un ojo y le muestro mi dedo medio.
Empieza a reírse y pasa su mano por su pequeña capa de barba. De nuevo mi mirada se pierde.
— Ven conmigo. Te haré algo de comer.
Ya que lo menciona, tengo bastante hambre. Me levanto con mis brazos aún cruzados y me dirijo a él.
***
— Por hoy no vayas a clase —. Me pide Clyde con gesto serio.
— Son las cinco de la mañana y seguimos despiertos. Créeme que no resistiré ni un minuto despierta en clase de inglés —. Me río y meto mi mano debajo de la almohada.
Clyde necesita ayuda urgente con todo lo relacionado a cocina. Intento hacerme algo de comer. Según él, iba a preparar un sandwich al estilo Subway. En ese momento había dejado pan sobre el sartén y dejó el fuego bajo. Me retiré para ir al baño un momento y hacerme una trenza en el cabello.
Me alarmé cuando pude percibir que algo olía a quemado. Corrí hacia la cocina y vi a Clyde apagando la estufa. Dió un pequeño quejido cuando su antebrazo tocó parte del sartén. Giró y me preguntó si quería el pan quemado o quemado, que no tenía otra opción. Ni siquiera me pude reír ante tal situación, porque todo emitía en mi una chispa de ternura hacia este hombre que intentaba darme algo de comer.
Le apliqué un aceite en la piel afectada y me dediqué a hacer tres sandwiches: dos para él y uno para mi. Estaba todo emocionado echando salsas hasta por las orillas a ese sandwich. Incluso me pidió que le esparciera bastante mantequilla al pan. No sé cómo es que no tiene acné, tal como un puberto en desarrollo.
Hemos pasado estas horas hablando de cuanta tontería se nos ocurra. Ninguno de los dos ha cerrado los ojos para dormir.
Cuando camino, me sigue como un perrito que le insinúa a su dueño que le dé un poco de cariño.
Al entrar a la habitación y acostarme en un lado de la cama, podía ver en su mirada que quería por lo menos sentarse. De pronto no lo hacía por miedo a incomodarme o a que me enojara. Pero este hombre tan rudo por fuera, cada vez dejaba caer su armadura. Por eso, le di unas palmadas a la cama. Me alegré en el momento que lo vi disimular una sonrisa y de inmediato se acostó al otro lado de la cama.
Siempre hay que mantener la distancia corporal.
— ¿Cómo fue tu primer beso? — Sale la pregunta de mis labios.
Me observa con el ceño fruncido, pero luego se relaja.
— Fue de lo peor. Tenía 15 años — abro mis ojos, eso debe ser mentira — Oye, siempre he sido un hombre sano y de buenos valores — pongo mis ojos en blanco y sonrío —. Bueno ya, deja terminar. La chica usaba brackets. Para resumir toda esa traumática experiencia, creo que no había comido en días, porque me dolía como un putas cada vez que se le ocurría morderme. Mínimo fantaseaba con un pedazo de bistec o algo así — no puedo evitar no reírme al imaginar esa escena en mi cabeza —. Eso, ríete. Hasta sangre me sacó esa niña.
Le doy un puño a la cama y trato de no morir de la risa. Él se ríe al ver mi reacción, pero se detiene y sólo me observa con una sonrisa en sus labios.
— Eso debió ser muy motivante —. Me burlo.
Muerdo mi labio inferior para dejar de reírme de su pequeño trauma.
— ¿Cómo fue tu primer beso, Sam? — Apoya su cabeza en su mano y sonríe el pícaro este.
Siento que la cabeza se me calienta. No puedo sonrojarme. No ahora.
— Fue una simple pregunta, Sam. No te pongas así de roja. Dime qué te pareció.
— No estuvo mal —. Respondo y escondo mi rostro debajo de la almohada.
— ¡¿Qué?! No juegues conmigo, Sam. Mírame a los ojos.
Pero no obedezco. De repente, siento que me toma de la cintura y me atrae hacia su cuerpo. Suelto la almohada y me topo con sus ojos que me observan fijamente. Roza su nariz con la mía y pone su mano en mi cuello. No puedo resistirme al poder que tiene su contacto en mi.
Acerco mis labios a los suyos y mientras cierro mis ojos, veo que él tambien lo hace. Abro mi boca que dejo salir mi lengua, esperando que se uniera con la suya, pero me atropello con sus labios entreabiertos.
Que la vida me sea arrebatada ahora mismo antes de que surja la vergüenza.
— No conocía tu rapidez —. Dice mientras me mira a los ojos.
— Lo siento —. Y escondo mi rostro con mis manos.
Escucho que se ríe y siento su respiración golpear mis manos.
— Te daré una pequeña clase hoy —. Dice sonriente.
Se arrodilla y apoya su cuerpo en sus piernas. Me da la mano para que yo haga lo mismo, pero deja mis rodillas en medio de las suyas.
— Te enseñaré los tipos de besos.
— Ni se te ocurra...
Sin poder predecirlo, me da un beso fugaz sobre mis labios y sonríe al ver mi rostro de sorpresa.
— El famoso beso robado se lleva a cabo cuando la otra persona es un tanto difícil y complicada como tú.
— Si me lo pidieras con un por favor, no tendrías que robarme un beso —. Chillo.
— ¿Es eso verdad? — Eleva su ceja.
— Claro que no —. Ambos reímos.
— Segundo beso — toma mi rostro con sus manos y lame mis labios, tomando un rumbo por mis párpados hasta pasar por mi frente —, es el beso de perro ganoso.
— ¡Qué asco! ¡Me vas a traumatizar de por vida! — Seco mi cara con mis manos y me irrita ver que se está riendo de mi.
Sin soltar mi rostro, se queda mirando mis labios.
— Ahora haz esto — estira sus labios y yo hago lo mismo. Me da pequeños besos de seguido y muy ruidosos —. Beso de pollito.
Apoyo mi frente en su pecho y me río. Es extraño, porque me siento contenta y a la vez muy nerviosa.
— ¿Cuál es tu favorito, Clyde? — Elevo mi rostro.
Su sonrisa desaparece de sus labios, se los lame, sacando su perforación. Sus pupilas se dilatan. Me toma por los hombros y practicamente me tira de espaldas a la cama. Ya se me ha contraído justo allá abajo.
Nuestras respiraciones se empiezan a acelerar justo cuando se acuesta encima de mi cuerpo. Empiezo a sentir como su erección apunta a mi vientre.
Un extraño impulso hace que rodee sus caderas con mis piernas. No quiero que se aleje. Me observa sorprendido y comienza a besar con delicadeza mis labios. Esto no lo esperaba de su parte, pero se siente bonito.
Me estremezco al sentir su cálida mano meterse por debajo de mi blusa. Acaricia mi espalda y sin que me dé cuenta, empieza con sus dedos a apretar ya jugar con mi pezón.
— Clyde — jadeo —, para un momento.
Se detiene y me observa. Su mirada sólo me dice una cosa, y es "no tengo la puta gana de detenerme".
Sin apartar su mano de mi pecho, cojo a Clyde por sorpresa de sus hombros y lo volteó, dejando su espalda contra la cama.
— Ya nos vamos familiarizando, ¿no es así? — Su gruesa voz me hace imaginar y recordar las anécdotas que Hayley se atrevía a contarme. Pero es muy pronto para hacer algo de lo que quizá pueda arrepentirme.
— No quiero ir tan rápido, Clyde.
Se queda pensativo por unos segundos. Luego, se voltea y se acuesta boca abajo en la cama, mientras yo aún sigo encima de él.
— Acuéstate encima de mi, pequeña.
Suena hermoso cuando me dice así. Arrugo la nariz y grito en silencio. Me acuesto encima de su espalda. Sonrío, agradeciendo que Clyde no está viendo mi cara de tonta. Su camiseta huele increíble. No hay nada más delicioso que el buen aroma de un hombre.
— Sueña bonito —. Susurro cerca de su oreja, y me siento la persona más cursi en la historia de la humanidad.
Observo que sonríe e intenta mirarme.
— Sólo porque soñaré contigo —. Responde y cierra sus ojos.
Creo que Clyde es más cursi que yo.
***
Hello!!! Van bien?? Como va el estudio!!??
Una pequeña nota... sé que varias me han pedido dedicación, y lo haré, por ahora lo haré con quienes no lo haya hecho, okis?
Si no subo muchos caps es por semana de entregas en la u :| dont judge me hahaha
Agradezco infinitamente el apoyo que me han brindado a traves de sus leidas, votos o comentarios. Siempre las leo y me hacen reir... garoxas!
Hasta el next cap! ♡♡
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