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Capitulo 21: ¿Sientes algo?

Parte I

Es muy, pero muy sencillo. No me entra en la cabeza lo que Clyde hace en este mismísimo momento. Intento respirar con calma, para que no note que quizá yo esté despierta. Pero, claro. Si que lo estoy.

Pasa sus dedos por mi cabello, quitándolo de mi rostro. Acaricia mis mejillas de la forma más suave posible. Controlo mi cuerpo. No quiero que mis vellos se ericen.

— Samantha, veo que te quedaste dormida. Me alegra que puedas dormir mejor que yo. Ojalá estuvieras despierta y dispuesta a escucharme. Eres demasiado terca e insoportable. Ojalá no fueras así, pero me agradó ver tu lado agresivo hoy. No somos tan diferentes. No quiero hacerte daño. Te contaré la verdad, así estés profunda en tu sueño. Eso me quitará lo que aprisiona mi pecho ahora mismo. Yo...

La puerta de la habitación se abre de manera repentina.

— ¿Qué demonios haces aquí?

Oh, santo cielo. Es Hayley.

Mantengo los ojos cerrados. Ahora es para evitar una pelea más en el día.

— Puedo estar aquí cuando me dé la puta gana, pelirroja —. Responde, violento.

— ¿Ah, si? — eleva el tono de su voz — Pues esta es nuestra habitación, idiota. Quita las manos de encima de Sam.

— Tocaré a Samantha cuando yo quiera. Ese no es tu jodido problema —. Reta a Hayley.

— ¡Pues no lo harás en mi presencia, mucho menos en nuestra habitación! —. Chilla.

— Ser amiga de Samantha no te da el permiso de decidir por ella.

Wow, eso fue muy sabio de su parte.

— Eso lo sé, idiota. Pero estoy en todo mi deber de alejarla de lo que no le conviene. Tu eres un conflicto.

Clyde se ríe, moviendo un poco la cama.

— ¿Quién putas te crees? ¿Ahora dices saber lo que le conviene? A mi me suena a que le quieres controlar la vida.

Oh, golpe bajo.

— Soy su amiga de la infancia, hijo de perra. La conozco mucho mejor que tú. Y no, no le controlo la vida. Yo sé lo que le hiciste el sábado en la noche.

Clyde se levanta de la cama.

— Tú no sabes nada, pelirroja —. Su voz es gruesa y cortante.

— Lo sé todo. Incluso me mintió, a su hermano y a Eloise. Supe que algo andaba mal en ella cuando le vi el rostro. Todo por tu culpa.

¿Mi hermano? ¿Hayley cómo sabe eso? ¿Eloise? ¿Cómo se dio cuenta ella de lo que me pasó?

— ¿Quién te contó? — Pregunta Clyde.

— Eloise.

¿Qué? ¿Y ella cómo se enteró? Santo cielo. No comprendo nada.

— ¿Quién es esa?

— Nuestra amiga, la rubia delgada.

— Oh, si. La que está saliendo con Ethan. Es un poco tonta por hacerlo, ¿sabes?

¡¿QUÉ?! Debería levantarme en este instante. No entiendo por qué Clyde sabe todo lo que está pasando y yo no. Siempre soy la última en enterarme de cada rumor o acontecimiento.

Quizá sea eso. Ethan le contó a Eloise sobre lo sucedido esa noche. Hayley estaba muy ebria para darse cuenta de eso. Entonces, ¿quién le contó a Hayley? ¿Cómo saben lo de mi hermano?

— Lo sé. Aún así, no hables de ella de esa manera. Sam podría escucharte, ella no acepta que hablen mal de las personas que quiere. Quiero que te vayas. No deseo que vuelvas a poner tu asqueroso culo en mi cama.

— Me sentaré en la cama de Samantha, entonces —. Suena autoritario.

— Menos. Ahora vete —. Se queja.

— Pero qué puto dolor de culo eres.

Hay un momento de silencio, pero logro escuchar algo.

— ¡¿Qué haces maldito pedazo de mierda?! ¡No te desnudes en nuestra habitación!

Santo cielo, quiero ver.

— Eso es lo que quieres tú, ¿eh? — Se ríe.

Sus pasos se hacen más fuertes. Clyde me pone algo, una prenda, que cubre desde mis hombros hasta donde inician mis muslos. La prenda huele muy bien, es el aroma de Clyde.

— No lo hagas, Clyde. Ella no lo necesita. No necesita nada de ti —. Le pide.

— No creas que no lo sé. Sólo quiero que lo tenga. No seas tan metida, no es tu asunto.

— Eso la va a ilusionar, y tú no eres de fiar.

— Cállate, ¿si? No es algo del otro mundo. No pienso ilusionarla, y si se ella se cree el cuento, lo tendrá que superar. No quiero nada que tenga que ver con ella, ¿bien? No soy un tipo de darlo todo por una mujer. Ninguna vale la maldita pena.

Mi corazón deja de latir. Bueno, no literalmente, pero se me ha desgarrado de una manera sofocante. Quisiera llorar ahora mismo, pero se supone que estoy durmiendo.

Que tonta fui al pensar que quizá había algo bueno y positivo en él. Es un completo idiota. No hay algo que se pueda rescatar de él.

¿Por qué me estaba hablando hace un rato, cuando estábamos a solas, de una manera tan diferente?

— Me alegra. Cuando despierte le diré eso.

— Usted verá.

Clyde empieza a caminar. Me imagino que va de salida.

La puerta se abre, y se cierra.

De inmediato, abro mis ojos y me siento en la cama. Clyde me ha dejado su camiseta. La misma con la que me cubrió anoche cuando estábamos en la silla.

Hayley grita y sale corriendo hacia la puerta, pero en vez de abrirla o algo así, se golpea la espalda y cabeza contra la madera, cuando se voltea a verme.

— ¡PUTA VIDA, SAM! ¡Casi me matas del susto!

— ¡Pues yo estuve a punto de sufrir una embolia cerebral de tanta información nueva que recibí hoy! — Me levanto de la cama y me dirijo hacia ella.

— ¡Malvada! ¡Te estabas haciendo la dormida!

Le tapo la boca con mi mano, le rodeo los hombros con mi brazo y la llevo a la cama.

— No hagas ruido, te pueden oír —. Susurro.

— ¿Y eso qué me importa? — Baja el tono de su voz.

— Pues debería, Hayley. No quiero que Clyde sepa que estuve todo este tiempo despierta.

— ¡Ah! — chilla — eso significa que te estabas dejando tocar, ¿no es así? — Se enoja.

— No, claro que no —. La verdad es que no sé si estoy mintiendo.

— Debiste pegarle allá abajo de nuevo.

— Puede ser. Pero debería darte un golpe en la garganta ahora mismo.

Me levanto y llevo conmigo la camiseta de Clyde, la cual pienso devolver de una manera épica e inolvidable.

Me lanzo a mi cama y me pongo la cobija de Bob Esponja encima, guardo la camiseta de Clyde bajo mi almohada.

— ¿Pero qué tienes, Sam? — Exige una respuesta.

— Nada, Hayley. Déjame dormir —. Me volteo y le doy la espalda.

Ella sabe que me he molestado muchísimo con ella. Por eso, sé que será sabia y no insistirá.

— ¿Es por lo que escuchaste de él?

Bueno. Quizá no sea tan sabia.

— No — miento —. Fue por lo que pude oír de ti. Eres increíble. Han pasado dos días desde lo sucedido con Clyde, y no sé cómo, pero al parecer ya todos conocen el tema a la perfección. Incluyo el asunto del vídeo. Estoy muy molesta y decepcionada, sobre todo de ti, Hayley. No pensaba que me ocultaras tantas cosas. Ahora, déjame dormir.

El silencio cunde el ambiente. Ella sabe que eso de andar ocultando la verdad a su amiga no es sano, y tampoco le conviene.

— Bien, está bien. Lo siento, Sam, de verdad. Desde que vi tu rostro supe que algo andaba mal, ¿si? Pero me dijiste una cosa totalmente diferente a la verdad, y entiendo tus motivos. Anoche, cuando no estabas, que fuiste a comprarme algo de comer, Eloise llamó. Hablé con ella, y me lo contó todo. Ya sabes que ella e Ethan están saliendo o algo así, esa información se la saqué a la fuerza.

— ¿Cómo es que sabes lo de mi hermano?

— Zac me llamó en la tarde a preguntarme por ti. Hasta ese entonces, yo no sabía la verdad. Me pidió que te cuidara, o él mismo vendría a ponerte el ojo encima.

— Explica lo del vídeo.

— Bien, si tuvieras por lo menos Facebook, te darías cuenta de que hay un grupo, una especie de confesionario. Hay miles y miles de personas dentro del grupo, todos estudiantes o egresados de la universidad. Yo me metí y vi que el administrador de la página había publicado un vídeo. El administrador sube al grupo fotos, vídeos y confesiones de quienes le mande cualquiera de estas tres anteriores. Cuando vi el vídeo, estaba a punto de salir a buscarte, porque no dormiste aquí. Fue así como me dí cuenta.

Oh, santo cielo. Debo ser la persona más patética de la vida ahora mismo. Con razón todo el mundo me estaba mirando y riéndose. Yo, como una tonta, creía que ellos tenían un problema mental o algo así.

— ¿No se sabe quién es el administrador del grupo? — Pregunto y me doy la vuelta para ver a Hayley a los ojos.

— Es anónimo.

— ¿Y quién envió el vídeo?

— Anónimo. Tentador, ¿no?

— Si. Veo que alguien más quiere una paliza.

Hayley se ríe.

— Tendré que estar cerca de ti, entonces. No quiero perderme eso.

Ambas reímos a carcajadas.

— No fue correcto mentirte Hayley. Perdóname —. Le hago pucheros.

Ella se ríe y me saca la lengua.

— No te preocupes, Sam. Sólo dime una cosa.

— Pregunta. De cualquier manera, lo harás.

Hayley se levanta de su cama y se sienta en la mía. Esto va en serio.

— ¿Sientes algo? — Qué pregunta.

— Eh, si. Siento que debería dormir.

— No te hagas, Sam. Me refiero a Clyde.

Ya lo sabía. Pero intenté ser positiva e imaginar que no haría esa pregunta.

— Mis instintos me dicen que debo pegarle. Y devolverle esta camiseta.

Saco la prenda de debajo de mi almohada y la pongo en manos de Hayley.

— Esa idea me suena. Lástima. El tipo huele bien.

Me tira la camiseta a la cara. La verdad es que si. Su aroma es alucinante.

— Es mentira —. Le digo.

— Como digas.

Le pongo mis ojos en blanco y me volteo en la cama. No dormiré con mi pijama.

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Hello! Hace mucho no escribía por acá abajo juju, ¿qué tal todo hasta ahora? Estoy RE feliz de que a muchos les esté literal ENCANTANDO esta historia.

Este capitulo lo voy a dejar un poco corto porque lo que va a pasar después, haría que este sea muy muy largo, y no quiero acabar con sus ojitos.

Tres semanas sin ver a Clyde, ¿eh? ¿Lo verá de nuevo? Pero aún, ¿surgirán esos viejos sentimientos otra vez?

Aún hay mucho misterio por descubrir.

En la próxima!! BESOS Y ABRAZOS!!

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