Capitulo 12: Que se coma la mierda él
Justo en este instante, desearía haber muerto anoche bajo la ira de este sujeto, que al parecer, esta siguiéndome.
No, Samantha. No te ilusiones. No te sigue porque le interesas. Sólo quiere acabar con tu vida apenas tenga oportunidad. Si, eso es.
¿Acaso no tiene algo mejor que hacer, que andar acosando por ahí?
Últimamente, hablo más conmigo misma. Bueno, en realidad me trato de controlar. Esto jamás me había sucedido. En definitiva, la presencia de Clyde lo empeora todo.
Por si fuera poco, no viene sólo. El chico del cabello rubio blanco se sienta a mi lado, e intenta jugar con mi cabello.
Puede que Eloise no le haya sonreído a Clyde, sino a Ethan. Es lo más lógico. Primero conoció a Ethan, que a Clyde, ¿o no?
Pero, ¿por qué le sonreía, si ayer Ethan la trato como a rata? Aquí algo anda muy mal.
— Ethan, por favor no me toques —. Le retiro su mano de mi cabello. Él se ríe. Observo a Clyde, y es raro percibir de que si sus ojos fueran un cuchillo, ya le hubiera cortado la mano a Ethan. Eloise sólo tiene ojos para Ethan.
Qué masoquista.
— Dulcecito, feroz como siempre. Creo que me lo debes, ¿no?
— Oh, si, que olvidadiza. Gracias —. Le sonrío.
— Ese favor no se paga con un simple gracias, ¿sabes? O, ¿tan poco valor tiene tu vida? — No quiero que toque ese temita de anoche delante de Eloise. Aunque ella ya empieza a notar que algo pasa.
— Por eso mismo. Mi vida vale tanto — miro fijamente a Clyde, y él a mi —, que rebajarme a hacer lo que quieres, le quitaría su importancia. Aún si no a todos, los ausentes o presentes, les parezca así. Algunos dejan vivir, otros querrán matarme.
Clyde aprieta su mandíbula, al igual que sus manos, formando un puño. Eloise se encuentra confundida.
— ¿De qué hablas, Sam? — Pregunta, y sé que Eloise quiere una respuesta.
— Rubia, acompáñame a dar una vuelta —. Ethan se levanta de su silla y le da la orden a Eloise. Ella no entiende nada, pero aún asi, lo hace y se va junto a Ethan, dejándome a solas con Clyde.
¿Desde cuando Ethan la llama rubia? ¿Y por qué Eloise obedece?
El universo y yo tenemos que hablar muy seriamente sobre este tema de "Samantha a solas con Clyde", que por cierto, no me agrada.
Lo único que hacemos es mirarnos, retarnos con nuestras miradas. Es demasiado mandón. Cree que puede hacer lo que quiera, pero conmigo, no. Rob me menciono que Clyde era un perro. Un perro coge aquí y coge allá. Se lo voy a hacer muy difícil. Quizá llegue a ser divertido negarle lo que tanto quiere hallar.
— ¿Te vas a resistir a que hablemos? — Rompe el silencio.
— Ya sabes la respuesta. No insistas —. Digo, de la manera más cortante posible
— ¿Por qué mierda eres así? — Pasa su mano entre su revoltoso cabello y pasa su lengua en medio de sus labios, sacando su piercing que atraviesa su rosada lengua... ¿qué?
— Porque no quiero hablarte, y punto —. Se empieza a exasperar, revolviéndose en su silla. Frunce su ceño y ladea su cabeza. Está decidido a hacerlo.
— Sobre lo que pasó anoche, yo..
— Basta, ¿si? — Lo interrumpo y me siento como toda una "bad ass" — No quiero que me expliques nada.
Su gesto cambia radicalmente. Su aspecto de disposición a hablar y a abrir sus pensamientos a una total extraña, se ha esfumado. El sujeto que por poco me asesina anoche, reencarna.
— Vete a la mierda, Samantha.
Podré ir a la... mierda, pero que se coma la mierda él.
Abro mis ojos. Vaya sorpresa, se sabe mi nombre. Sin predecirlo o haberlo visto antes, la chica del cabello de unicornio colorido lo abraza por el cuello. Intenta darle un beso cerca de sus labios, y él le concede la fortuna. Clyde me mira y sonríe levemente. Este tipo me está provocando.
¡Santo cielo! No, no es una fortuna. Es una maldición. Clyde no provoca nada en mi que no sea irritación y fastidio.
Alana me mira. Se cree superior sólo por tener semejante hombre del cuello. Pues yo tengo amores literarios más hombres y más encantadores que Clyde, ¿y qué?
— Clyde, cariño, ¿qué haces aquí con esta niñita? — La muy maldi...
— Puta vida, Alana, me vuelves a decir cariño y te cierro la boca...
— ¿De la forma en la que te gusta cerrármela? — Alana lo interrumpe y señala su... pene.
— Puede ser que te ahogue al hacerlo. Pero no lo hablemos en frente de la niñita —. Hace énfasis en la última palabra el muy mald... ugh. Lo detesto.
Jamás pienso o digo malas palabras, pero este hombre me saca de la ropa... no en ese sentido. Me refiero a que hace que ni yo me conozca.
— Claro, no me incumbe lo que un par de malditos hagan. Espero que corra la voz de que ahogaste — fijo mi mirada en Clyde — a una chica, que por suerte, no seré yo. Aunque casi fue así anoche, ¿recuerdas? — Guiño mi ojo, y espero lograr mi objetivo.
Alana suelta a Clyde y le da un puño en el hombro. Se para en medio de nosotros, a un lado de la mesa y con los brazos cruzados.
— ¿Te dejaste hacer sexo oral por esta niñita? ¡Te pasas, Clyde! Se suponía que teníamos un acuerdo —. He triunfado al alborotar el panal de las abejas. Claro que las abejas son mucho más lindas que Alana.
Siento una extraña punzada en mi pecho con lo de "su acuerdo". Serán amigos con derechos.
Claro. Ese acuerdo de "me coges, te cojo, nos cogemos irracionalmente". No entiendo por qué me afecta. Sólo un poco.
Bueno, en realidad, bastante. Pero puedo vivir con eso.
— ¿Y tú le crees? ¿Acaso ves de que tiene una octava parte de lo perra que eres tú? Además, no es mi tipo. La niñita lo dice porque esta celosa. Ni sabe lo que se pierde —. Examina mi rostro y sonríe.
No aguanto con esto y me levanto de mi silla. Siento que alguien me hala del brazo.
— Espera maldita bastarda.
Es Alana, gritando como la loca que es. Lo que estoy a punto de hacer, jamás lo logré con Layla. Pero la copa de mi paciencia y bondad ha rebosado. Formo un puño en mi mano, y tal como me lo enseñó mi padre hace un tiempo, doy justo en su mejilla un poderoso golpe, dejándola en el suelo.
Clyde se levanta como una fiera y me toma por las muñecas, sosteniéndolas con una sola mano, y con la otra, coge mi rostro.
El miedo y el temor invade mi cuerpo. Imágenes de Clyde viniendo hacia mi para atacarme. Sonidos de él gritando para hacerme sentir vulnerable.
Para mi sorpresa, Clyde irradia piedad y calma. En este momento, él actúa de la manera en la que yo debería. Pero no, ahora yo soy la leona.
— Respira y cálmate, Samantha —. Mi orgullo es más grande, que mi razón. Más que el hecho de que él está en lo correcto.
— No. Haz lo que no hiciste anoche, Clyde —. Se confunde.
— ¿Qué? —. Pregunta.
— Liberarme.
Acaricia mi cuello con sus dedos, y el efecto surge. Me tranquilizo, dejo a un lado la idea de que quiere hacerme daño.
— Aparta tus sucias manos de mi, Clyde —. Y lo digo muy en serio.
— Ya veo, tus palabras y tu cuerpo no coinciden con lo que acabas de decir —. Su voz se vuelve profunda y muy... tentadora. Puedo escuchar su respiración.
Caigo en cuenta de que ya me había soltado las manos, y que nuestros cuerpo estaban a pocos centímetros de distancia. No sé cómo fue que llegamos a esto.
— Eres repugnante.
— Y tu, eres insoportable, niñita.
Es oficial. Es todo un desgraciado. Que Dios se apiade de su fea alma.
Antes de irme, cojo mis lentes que había dejado sobre la mesa. Le doy la espalda y me encuentro con Eloise, que ha dejado caer su mandíbula al nivel de sus pies. Al parecer, Ethan no está por aquí.
Esto realmente no lo esperaba. Todo sucede muy rápido, y necesito tiempo para organizar los hechos con las ideas. Nada de esto es bueno para mi salud emocional.
Sin esperar a que Eloise me siga, camino con paso firme, directo a la residencia.
Toco la puerta y Hayley abre. Es un total desastre. Tiene toda esa melena enredada y alborotada. No hay comparación con la chica que salió de esta habitación la noche pasada.
Se queda mirando mi rostro, examinando mi cuello. Todavía tendrá resaca, porque no dice palabra al respecto.
Entro y ella corre hacia el baño, a devolver cuando alcohol este paseando por sus órganos. Hace ese sonido del diablo. No sé si es más repugnante escuchar a Hayley vomitar, o la presencia de Clyde. Ambos, sin dudar, están locos. Pero al menos, Hayley me quiere viva.
— ¿Qué te pasó, Sam? — Ella habla en modo tortuga desde el baño.
— No lo sé. Simplemente amanecí así —. Miento, y me siento como una cucaracha de las alcantarillas.
— La vida social no es lo tuyo.
— Para nada —. Bufo.
Hayley y yo salimos y la acompaño a desayunar. Debe recuperarse un poco, luego de todo lo que ha expulsado su cuerpo.
Le comento que ya había comido con Eloise, pero no parece importarle.
¿Qué se supone que deba hacer, cuando mis dos grandes amigas no se quieren entre si? Bueno, después de haber ocultado la verdad y de mentir, eso me hace una mala amiga.
Lo que si sé, es que debería por lo menos, escribirle a mi padre.
"Hola papá.
Que tal todo en casa?"
3 minutos después.
"Sammy, todo muy bien. Como te fue anoche?"
Sabía que me iba a hacer esa pregunta...
"Pérdida de tiempo. Gracias por mandar a Zac con mis ojos :)"
Me río para mi misma.
"Cuando quieras Sammy ;) Tengo que dejarte, hoy cogí turno en el departamento. Cuídate y un gran abrazo de tu viejo."
Sonrío a la pantalla. Desearía que mi padre envejeciera, y no muriera algún día.
"Cuídate tu papá. Igualmente :3"
Y bloqueo mi teléfono.
Hayley tiene la mirada perdida. No es ella misma. No es la chica alegre que conozco. Sin preguntar, ella habla.
— La he cagado, Sam —. Dice bastante decaída.
— ¿De qué hablas?
— Es sobre Jeremy. Me comporté como una total idiota anoche, bebiendo como una perra loca y desenfrenada.
— Oh, si. Creo que él también estaba desilusionado —. Me mira y abre sus ojos.
— ¿De verdad? ¿Te dijo algo?
— No mucho. Sólo que no le gustaba que la fiesta fuera en ese lugar, y tampoco las personas —. Hace una mueca.
— Creo que tiene que ver con el tal Logan.
— ¿Logan? —. ¿Quién dijo chisme?
— Si, ¿te acuerdas que el chico de cabello blanco dijo ese nombre? Tu estabas ahí. Eso fue antes de entraren su casa. El caso es que Jeremy me contó algo. Muy triste de...
— ¿Qué? — La interrumpo.
— Cállate y deja hablar, muestra un poco de respeto a quien te da la información.
— Bien. Cuenta rápido.
— Sin afanar, ¿eh? Jeremy me contó que Logan y él eran los mejores amigos de toda la vida. No entró en detalles, pero eso me dijo. Jeremy estaba enamorado de una chica, y Logan, obviamente lo sabía. Jeremy había logrado oficializar su relación con la chica esta. Dos meses después, a Jeremy le llegó el rumor de que Logan se había dormido con ella. Resultó ser cierto.
— Vaya, pobre Jeremy.
— Lo sé. Jeremy me lo iba a mostrar anoche en la fiesta, pero no lo vió. Desde entonces, Logan y Jeremy se distanciaron.
— El chico del cabello rubio blanco, Ethan, se llama, ¿qué tiene que ver con esto?
— Él fue quien le contó todo a Jeremy. Incluso tenía evidencias, fotos, cortos videos y cosas así.
¿Porno casero? Qué asco.
— Qué locura.
— Si. Lo peor es que Jeremy me dijo que ella siempre rechazó tener algún tipo de momento erótico con él. Pero la muy maldita cae bajo las garras del otro. Para rematar, mantuvo una relación sentimental con éste. Pero el karma hizo su jugada, y ella lo dejó por otro.
¿Lucy?
— Espera, ¿te dijo el nombre de ella?
— No, no pregunté, ¿por?
Creo que mejor me quedo callada al respecto.
— Curiosidad.
Debe ser Lucy. Rob me lo dijo anoche mientras conducía a la residencia.
¿Suicidarse porque te causaron el mismo daño que tu provocaste antes? Es de raros.
Hayley se enrosca su cabello rojo entre sus dedos.
— ¿Por qué no se lo preguntas a él en persona?
Pone sus dedos entre sus labios y da un silbido, y alguien saluda. Es el adorable Jeremy.
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