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Capitulo 1: Letras en negrita

La habitación de Hayley es absurdamente enorme, al igual que su casa de tres pisos. Su residencia tiene un patio trasero con piscina, jacuzzi, jardín, fuentes de agua y un gran lote de zona verde para recibir invitados cuando programa fiestas de gran locura. Su madre y ella tienen la costumbre de recrear escenas de la película Proyecto X.

Aún no entiendo por qué tienen piscina, cuando a unos metros de la casa tienen la playa. Pero asi son los multimillonarios, ¿no?

A pesar de que su habitación es del tamaño de la sala y el comedor de mi casa, debo admitir que es preciosa la decoración. Tiene un gran balcón que le permite observar el patio interior de la casa. Las paredes pintadas de blanco hacen que se vea el lugar aún más espacioso de lo que ya es, excepto una. Hayley reservó una pared exclusivamente para que algún sujeto le hiciera un grafiti con el rostro del cantante de The Weeknd. Ella dice que no tendría ningún problema de hacer cosas sucias con aquel artista, y le creo. También hizo de las suyas con el hombre que le hizo el grafiti.

Justo en el centro del techo tiene una hermosa lámpara colgante con el diseño de un candelabro. No cualquier candelabro, está compuesto de madera, dándole un toque rústico al ambiente.

Su cama doble tiene una hermosa cobija blanca, en su interior tiene plumas de pato. Lo sé, suena cruel, pero es un total deleite tenerla encima del cuerpo. Es realmente estúpido que tenga almohadas y cojines por doquier sobre la cama, todos realizados a mano por ella misma. Eloise y yo siempre la fastidiamos diciéndole que sobre esta pecaminosa cama ha cogido duro con cada uno de los chicos con los que ha salido. Hayley niega diciendo que eso le quitaría la pureza y el pudor al lugar, algo de lo que Hayley obviamente carece.

Ciertamente, no carece de ropa. Hayley es la persona más loca que jamás conoceré. Todas sus prendas de vestir están escondidas detrás de una rara combinación de bodega - closet, un cuarto secreto con seguridad, al interior de su propio baño. Sólo su madre, Eloise, Hayley misma y yo conocemos cómo entrar.

Se le ocurrió la ingeniosa idea de hacer un estante de madera, con varios niveles para ordenar por color las toallas que usa durante todo un mes. Una toalla diferente cada día para secar su blanca piel con numerosas pecas por todo su cuerpo. Incluso cada una tiene el número bordado en una esquina de la tela. Ese inofensivo mueble, al correrlo hacia cualquier lado, ya sea izquierdo o derecho, muestra la entrada al closet mágico.

Ahora, ese closet es su santuario. La mayoría de dinero que recibe de su multimillonaria madre está representado en cada uno de los 50 tacones que tiene con diamantes poco visibles. Si es que no son más zapatos. Eso, sin contar las piedras preciosas que decoran sus hermosos vestidos de gala, de todos los colores, diseños y exclusivas marcas.

En una esquina de la habitación, diseñó una hermosa estantería para guardar libros, enciclopedias y atlas. Lo más curioso es que jamás se ha tomado el tiempo de leer alguno de ellos. Hayley dice que le da un toque intelectual al espacio. Ahora, esto es más curioso, sólo yo he leído cada clásico que tiene en esa adorable estantería en forma cilíndrica y además, giratoria. Yo misma le he dejado los libros ordenados de forma cronológica, desde Divina Comedia, El Amante de Lady Chatterley, Cumbres Borrascosas y otras. Hayley no tiene la más mínima idea de los tesoros que tiene en su poder. Ella podría tener el Kamasutra o revistas porno escondidas por alguien en su estantería, y ella no se percataría de ello.

Por Dios, ¿estas personas defecan dinero?

Bueno, en realidad, sólo Nydia, la madre de Hayley es quien hace y multiplica esos benditos dólares. Hayley sólo los desperdicia.

Esta habitación me trae recuerdos agradables, pero también me trae memorias a la mente de sucesos llenos de nostalgia. Es en este lugar donde las tres hemos reído hasta llorar, ahogarnos y conseguir un terrible dolor en el abdomen. En este santuario hemos visto todo tipo de películas y series, juntas como un trío de inseparables hermanas; lloriqueando al ver nuestra película de romance oficial "El Diario de Noah", todas las temporadas de "Teen Wolf" y "Major Crimes". Carcajear hasta el cansancio cuando Hayley intenta enseñarle a Eloise a bailar ese famoso Twerk mientras canta Twerk It de Busta Rhymes; es bastante gracioso, porque Hayley tiene un trasero que alcanza a ser vulgar, pero el lamentable intento de trasero de Eloise no da la talla para lo que el Twerk implica. Pobre. Incluso una pared tiene más curvas que ella.

No puedo pedir mejores amiga que las que ya tengo.

Aquí estamos, Hayley, Eloise y yo, juntas de nuevo y sentadas en círculo con las piernas cruzadas sobre una alfombra color fucsia despampanante que hay frente a la cama.

Llevamos alrededor de cinco minutos sin hablar. Supongo que son los nervios.

— No puedo creer que el momento haya llegado—. Eloise apoya su codo en su rodilla y sostiene con su mano su cabeza ladeada. Inhala y exhala con fuerza y lentitud.

— Increíble, ¿no es cierto?— alza el rostro Hayley mientras nos mira fijamente a Eloise y a mí a los ojos.

— Es decir, hace unas semanas estábamos embelesadas soñando con ir juntas a la universidad y miren — extiende a lo largo sus brazos —, es cuestión de horas para ir a nuestro nuevo hogar.

— Si—. Ríe nerviosa Eloise mientras observa sus manos y juega con ellas.

Yo me quedo muda. Estoy muy nerviosa, y a la vez ansiosa. Tengo muchísimos miedos encontrados. Irme a la universidad implica dejar a mi hermano y a mi padre. Son la única familia que tengo. Ese par es el amor de mi vida.

Ha pasado una semana desde que recibí la carta de admisión aceptada en la Universidad Stanford para entrar a la facultad de Humanidades y Ciencias, específicamente a estudiar Arte e Historia del Arte. Mi mayor pasión desde la primera vez que mi padre se esmeró en pasar sus días de descanso haciendo que yo explotara mi talento. Ahora, me siento profundamente agradecida de que se haya entregado por mí, que me hubiera ayudado a encontrar mi mayor destreza.

Al día siguiente de recibir mi carta, Eloise llegó esa noche a mi casa gritando y llorando como si no hubiera un mañana. Empezó a sonar el timbre de mi casa sin detenerse. Era de noche y eso alarmó a mi padre, haciendo que sacara un bate de béisbol de su habitación. Al observar por la ventana, distinguió a Eloise y la dejó entrar. Ese recuerdo me hace tanta gracia.

Tanto Eloise como yo, entramos becadas. Nuestros padres no reciben tanto dinero como para costear una buena universidad.

¿Pero qué es lo que está pasando? ¿Quién se murió?

Genial. Justo cuando quiero concentrarme mientras leo mi clásico favorito, El Retrato de Dorian Gray, alguien tiene que llegar a cortar con la quietud. Con exasperación retiro mis lentes rectangulares con un marco de color violeta. Resoplo, miro las hojas del árbol que tengo frente a mi ventana y cierro los ojos. ¿Qué es lo que quieren? ¿Quién puede ser? Son las 10:00 p.m., estas no son horas para hacer visitas.

Escucho sonidos que provienen de la habitación de mi padre, John. Me quedo estática sobre mi humilde cama sencilla, con una cobija de Bob Esponja que adopte de Zachary, mi hermano mayor, que quería donar a alguna fundación; pero sin que se diera cuenta, la saque de la caja donde la había metido. Esta cobija me recuerda mi hermosa relación con mi hermano.

De un momento a otro, mi padre se para en la entrada de mi habitación. Luce algo exaltado, noto que está respirando por la boca. Tiene puesta una camisa esqueleto color gris, unos pantalones de jean desgastados y rotos, y se encuentra sin zapatos. Veo que tiene algo en la mano, ¿un bate de béisbol? ¿Acaso va a salir a jugar con sus amigos? No, claro que no, que estúpida.

Está en posición de defensa, ataque, como sea. Ya me estoy preocupando.

— ¿A qué se debe eso papá? señalo con mi dedo índice el artefacto que sostiene en su mano derecha.

 Cariño, si algo pasa quiero que llames al 911 de inmediato. Cuando lo hagas, con cuidado, pero rápidamente, bajas por el árbol de tu ventana y comunícate con tu hermano.

Me lo está diciendo muy en serio, aunque ya me sé el discurso. Me lo ha dicho desde que tengo uso de razón cada vez que siente que nuestras vidas corren peligro. Es gracioso que cada vez que me lo ha dicho, nunca sucede algo fuera de este mundo.

 Claro, papá. Ten cuidado, por favor.

 Santos cielos hija. Estas hablando con un policía, no con un adolescente. Ya sabes que hacer.

Desaparece de inmediato del panorama. Por Dios, ojala solo sean de esos niños del vecindario que acostumbran a fastidiar a los vecinos tocando las puertas de las casas, con la intención de salir corriendo y sentir un poco de adrenalina por hacer algo "malvado".

 ¡AHH!

Me sobresalto en mi cama. Es un grito que proviene de una mujer. La única mujer que vive en esta casa soy yo... oh no.

 ¡SAM! ¡SAMANTHA!

¿Cómo es que sabe mi nombre? ¿Samantha? Las personas sólo me llaman así cuando están disgustadas conmigo; bueno, en realidad sólo mi papá lo hace, pero es muy rara la vez que eso ha acontecido.

Escucho pisadas fuertes en la casa mientras sube las escaleras. Sus gritos retumban en el interior de mi cuarto. Pero qué voz. Esa voz me es familiar.

¿Eloise?

De repente, veo a una chica con un infantil traje de pijama de Hello Kitty de short y blusa puesta. Cielos, ¿no tuvo la decencia de ponerse un sostén antes de salir de casa? Tiene unas pantuflas de Sullivan  si, el de Monsters Inc.— y sostiene en su mano una hoja.

Observo su rostro que está colorado y empapado en lágrimas. Es Eloise, pero esta irreconocible. Nunca la había visto tan desastrosa con su rubio cabello pegado a su cara a causa de las lágrimas. Le está costando respirar...

Me levanto de mi cama de inmediato y dejo mi pequeño tesoro sobre ella.

 ¡¿Y a ti que te sucede Eloise?! ¡¿Por qué rayos estas llorando?!

 Sam... Lo, lo... siento, es... es que... la universidad...

No para de sollozar y esto me está desesperando, pero a la vez me angustia. Los recursos de la familia de Eloise son escasos. Ambas hemos soñado con poder ir a esta universidad. El hecho de que me mencione ese tema y con tal actitud no me da buena espina.

 Está bien, Eloise, respira conmigo. Inhala. Exhala. Inhala y exhala. Trata de calmarte.

Ella hace el ejercicio conmigo.

 Sam, mira. Me pasa la hoja que tiene un su mano.

Lo primero que mis ojos captan son unas letras en negrita.

Nos miramos fijamente ambas. Ahora sonríe al igual que yo. Tres, dos, uno...

 ¡AHH!

Es un concierto de gritos, gritos de alegría eterna. Nos abrazamos y saltamos sin dejar de chillar como nenas.

 ¡Es una locura Sam!

 ¡No, claro no! ¡Se arrepentirían de no hacerlo!

Nos detenemos por un momento. Nos volvemos mirar. Sonreímos. Tres, dos, y...

 ¡SI! ¡AHH!

Alguien carraspea, sacándonos a ambas de nuestro estado de locura.

Nos giramos y me percato que mi padre nos observa con los ojos más que abiertos, tiene sus manos en sus caderas. Quiere una explicación. La expresión en su cara me dice que está un poco sorprendido y que no sabe qué esperar como respuesta.

¿Qué padre no querría una explicación después de semejante orquesta de un par de chicas vociferando?

 Señor John, tengo el deber y el orgullo de decirle que Sam y yo seremos universitarias ¡y! no sólo eso porque ¡vamos a ir a la misma universidad! ¿Sabe lo que quiere decir?

 Me lo puedo ya imaginar, Eloise.

Mi padre se prepara, ¿para qué? No vamos a hacer algo...

 ¡VAMOS A VIVIR JUNTAS!  chillamos juntas, una vez más.

Mi padre cierra sus ojos con fuerza, los abre y ríe.

Increíble. Todo esto es impresionante.

— ¡Oye! ¡Samantha Evans! ¡Despierta!

Hayley chasquea sus dedos. Me está hablando muy de cerca, sacándome de mis pensamientos.

Entro en razón. Mi mente de nuevo vuelve al presente. Esos pequeños viajes en el tiempo.

— ¿Y tú qué? ¿Acaso te tragaste la lengua?

— No... Yo, estaba sólo distraída.

— ¿Ah sí?

— De verdad Hayley—, río — ¿no me crees?

— Sí, claro. Será mejor que no te vuelva a suceder algo así delante de algún semental buenísimo cuando estemos en la universidad.

Las tres nos reímos a carcajadas. ¿Semental? Que ordinaria es.

A la universidad no se va a hacer vida social. Tengo claro que quiero ser una gran artista. Nada de algún semental podrá desviarme de mi camino.

Ningún hombre lo ha logrado antes. A decir verdad, yo no es que atraiga a algún ser humano del sexo opuesto, a no ser que necesitan que les haga algún trabajo, por el cual deben pagar.

No existe un chico que pueda conmigo. Si ninguno lo ha hecho hasta ahora, es prácticamente imposible que en la universidad me suceda algo fuera de lo normal.




¡Hola! ¿Qué tal hasta ahora?

Foto de Samantha arriba

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¡Besos!

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