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Adiós Mi Alfa


Magnus había estado jugado largas horas aprovechando que sus padres estaban de guardia en el hospital, pero no era suficiente

- Tengo pensamientos pedófilos, sueño con Alec haciéndomelo

- Cállate imbécil, no quiero saber, me acusaran de cómplice si la policía se entera

- ¿Que hago Ragnor?, mis dedos no son... ¿Ragnor?

Ragnor colgó el teléfono, no quería escuchar más disparates, su amigo era un enfermo que soñaba con un niño, estaba muy molesto, furioso cabe decir, a pesar de criticar y sermonear al moreno él estaba haciendo lo mismo, hace no más de treinta minutos había estado gritando el nombre de Raphael, un Alfa de sólo trece años que lo había salvado de ser marcado a la fuerza por uno de sus vecinos.
Su mundo también cambió, el también lo sintió, aquel latido desenfrenado que indicaba que su único había llegado.

Magnus la pasó encerrado en casa, sus padres practicamente lo escondieron del mundo, su  aroma era demasiado dulce como para pasar inadvertido con los supresores, tres días en los cuales probó una y otra vez aquella caja de juguetes y aún no se quitaba las ganas por completo; en la tarde tocaron la puerta y pensando que sería Catarina abrió sin preguntar

- Hola Magnus

- Alec..., ¿qué haces aquí?

- Te extraño, ya no fuiste a visitarme y yo...- Alec corrió a sus brazos haciendo que Magnus casi pierda el control, pero después de respirar profundamente pudo calmarse.

Comieron golosinas viendo Tv, rieron mucho mientras jugaban, pero la inocencia de Alec no lo hacían darse cuenta de lo que estaba provocando en Magnus cada vez que lo abrazaba, a cada minuto el moreno estaba más excitado, necesitaba a Alec con urgencia, estaba lubricando mucho, quería lanzarse a los brazos del niño y suplicarle que lo tomara.

- ¿Magnus porque tienes un bulto aquí? Esta muy caliente y humedo - no pudo resistir más y se desmayó.

Cuando despertó estaba en el hospital y su tío Levi estaba tomando su temperatura

- Al fin despiertas sobrino, tu madre estuvo aquí, no te imaginas el alboroto que armo cuando llegaste, ¿por qué rayos tomaste tantos supresores?

- Lo siento, yo... - Magnus pestañeo un par de veces - ¿dónde esta Alec?

- Tranquilo, cuando te desmayaste él llamo a su madre y juntos te trajeron, es un niño valiente, actuó con serenidad.

- ¿Dónde?...

Es muy tarde, además tu cuerpo reacciona a su aroma, es muy doloroso para ti tenerlo cerca y no poder tocarlo, Maryse entiende eso mejor que nadie ya que es una omega y por ello se llevó a su hijo.

En ese mismo instante Maryse explicaba a Alec lo que había ocurrido.

- Entonces ¿es mi culpa que sienta tanto dolor?
El sufre por mi culpa, yo... ¿le hago daño a Magnus?

- No es tu culpa, es nuestra naturaleza, un omega siempre querra estar al lado de su alfa, cuando seas un adulto lo entenderás, por ahora quiero que entiendas que lo mejor para Magnus es que permanezcan separados, por eso nos iremos a vivir con tus abuelos

Alec tenía libros para niños en donde explicaban más a fondo el tema de los destinados y la unión entre ellos, la marca que algunos de ellos llevaban, lo entendió todo y lloro mucho.
Al final aceptó irse, tenía mucho miedo de alejarse, temía que Magnus conociese a alguien, algún otro Alfa que pudiese darle lo que el no podía por ser un niño, le escribió una carta prometiéndole regresar cuando terminara la escuela y le pidió que lo esperara "crecere rápido y regresaré, no me dejes de querer, no me olvides"

Esa misma noche Maryse tomó a su hijo y regresó a su antigua casa, a su antigua ciudad, aquella en donde fue feliz antes de que Robert la abandonara y se fuera con otra llevándose a su hija.

Apenas Magnus pudo salir fue a visitar a Alec, pero no lo encontró, miró por la ventana y vio los muebles cubiertos, ellos se habían ido.
Llegó a casa llorando, subió a su habitación y encontró una carta sobre su escritorio, de seguro sus padres la habían dejado ahí.

- Lo prometo, nunca te dejaré de querer y siempre te recordaré.

Era la carta de su Alfa, Alec era solo un pequeño niño y tal vez cuando creciera encontraría a otra persona a quien amar, con dolor en su corazón aceptó que eso era lo mejor, después de todo si algún día regresaba el sería un viejo al lado del ojiazul que le robó el corazón.









Los días, meses y años pasaron, de pronto Magnus vivía solo, ya no era un estudiante sino un exitoso publicista y sobre todo era un adulto, ya tenía 27 años y era uno de los omegas más apuestos de la ciudad, muchos hombres y mujeres, alfas y betas intentaron conquistarlo, pero el siempre los rechazaba amablemente, pero había uno en particular que no se daba por vencido

- Te acompaño a casa Magnus

- No hace falta Imasu, estaré bien

- No me digas que no, quiero pasar más tiempo contigo

- Ya te dije que...

Justo en ese momento Magnus tropezó, casi se cae pero Imasu lo sostuvo de la cintura y lo apretó contra él mientras un joven pelinegro los observaba
















Olvidé ponerlo antes pero de seguro ustedes ya lo están haciendo en sus redes sociales.

#saveshadowhunters

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