Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ADIÓS AL AMOR

Lucia se encontraba acostada sobre la cama en la habitación en total oscuridad. Ni siquiera un minúsculo rayo de luz entraba por la ventana. Esa completa oscuridad era la misma en la que se encontraba su corazón. Las lágrimas corrían silenciosas por sus mejillas como si pudiesen de esa forma quitar el dolor, pero eso era imposible ya no había nada que ella pudiera hacer para no sentirse así: desolada, abandonada y por sobre todo sintiendo que no la amaban. Eso era lo que más la hería: sentir que su amor ya no era correspondido.

Sintió el ruido de la llave que entraba en la cerradura de la puerta principal, pues esta tenía un sonido característico porque no funcionaba bien. Tantas veces habían decidido cambiarla pero nunca encontraban el día adecuado para hacerlo.
Marcos dio dos vueltas de llave y empujó el picaporte, abrió suavemente pues no quería hacer ningún ruido que despertar a Lucía. Eran pasadas las tres de la mañana y no quería tener una nueva discusión con ella por la tardanza de esa noche. Ya se habían convertido en demasiadas llegadas tarde a la casa.

Esa noche Marcos se había cambiado para salir como lo hacía desde casi un año. Eran esas reuniones con un cliente de la empresa al que no podía negarse según lo manifestado por él en reiteradas oportunidades.

- Otra vez tienes una reunión con un cliente después del horario de trabajo -replicó Lucía muy disgustada.

- Sí amor. No puedo hacer nada. Tengo que ir a la cena para poder cerrar el contrato. Es un cliente muy importante. No tengo otra opción - contestó él dándole un beso en la mejilla y esquivando de mirarla a los ojos.

Ella mostró su disgusto mirándolo con rabia. Una rabia incontenible que le nacía desde las entrañas. Lucía fue hasta la sala de estar, tomó el control remoto para encender la televisión subiendo el volumen lo más alto posible. Marcos se despidió pero ella no lo escuchó y pasó las horas mirando la televisión llorando amargamente.

Marcos bajó de su departamento para dirigirse al de su amante. Hacía casi un año que traicionaba a su esposa. Pero las cosas no eran como ella pensaba.

-Me siento tan miserable por lo que le estoy haciendo. No puedo continuar lastimándola de ésta forma. Tengo que poner fin a ésta relación clandestina. Ninguno de los dos se merece esto.

Marcos estacionó el automóvil a un par de cuadras del departamento de su amante. Tenía las llaves para abrir la puerta principal listas en la mano para no perder tiempo evitando que alguna mirada indiscreta pudiese delatarlo. Entró rápidamente subiendo dos pisos por las escaleras que llevaban al único departamento ubicado en ese sector del edificio. Era el lugar perfecto, sin vecinos, sin ojos controladores. Apenas puso pie en el hall de recepción del departamento de su amante este se abalanzó rápidamente sobre él para besarlo. Su mente le decía que esa noche debía ponerle fin a esa relación pero su corazón y su deseo no se lo permitirían.

Su amante lo besaba ardientemente, Marcos sabía que no podría resistirse. Las ropas comenzaron a caer al suelo una tras otras, ambos se deseaban con frenesí. A tientas llegaron a la cama donde dieron rienda suelta a sus más ardientes fantasías.

La luz intermitente que se colaba por las pequeñas aberturas de la ventana despertaron a Marcos. Su amante que se encontraba recostado a su lado estaba despierto observándolo en silencio. Sus ojos siempre tenían un brillo especial. Sabía que las cosas se estaban complicando para ambos pero ninguno de los dos se atrevía de admitirlo. Habían hecho un trato, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a cumplirlo, porque hacerlo sería seguir mintiéndose a si mismos. Marcos lo besó tiernamente y su corazón sintió el mayor de los regocijos. Se giró para tomar el celular y ver la hora.

- Las tres de la mañana -maldición -Me volví a quedar dormido. -Tengo que levantarme ya y volver a casa. Lucía debe estar esperándome.

Las manos de su amante se volvieron a enredar en los cortos cabellos de Marcos. -No te vayas quédate conmigo.

-No puedo mi esposa seguro estará esperándome.

-Habíamos quedado en que hablarías con ella- respondió con un dejo de tristeza.

-Es que... Estoy demasiado confundido.

-No lo parece cada vez que vienes verme.

-Desde el primer día sabíamos que ésto era sólo sexo, nada más que eso. Fuera de aquí, fuera de esta habitación tú y yo no somos nada.

-No creo que ya sea sólo sexo entre tú y yo. Ambos los sabemos -respondió mientras se acercaba a besarlo nuevamente.

Marcos tomó su rostro entre sus manos y lo alejó -Dame una semana por favor - le dijo mirando a los ojos a su amante y este asintió.

Lucía decidió levantarse de la cama, necesitaba confrontarlo, quería descubrir la verdad de sus sospechas. Apenas Lucas entró en la habitación ella encendió la luz, estaba sentada en la cama con los brazos cruzados.

-Hasta cuando vas a seguir con ese cliente de la empresa.

-No lo sé amor - respondió evasivo mientras se dirigía al baño.

Ella se levantó rápidamente de dónde estaba sentada caminando hacia él para tomarlo de un brazo evitando que él entrara en el baño.

-Esto tiene que terminar de una vez por todas. Tienes que ponerle fin sin decir agua va.

Marcos sintió que había sido descubierto y no supo que contestar. No estaba acostumbrado a mentir. Tampoco quería seguir lastimando a su esposa.

-Te prometo que le voy a poner fin esta semana.

-Entonces es verdad que me estás traicionando. Lo estás admitiendo. - dijo ella, mientras colocaba sus manos en la cintura.

-Es que parecías tan segura de que lo sabías.

-No, no lo sabía. Lo sospechaba y tú acabas de confirmarlo. Esta relación que tienes con ella debes terminarla mañana mismo. ¿Me entiendes?

-Es que... no es ella. Es él...

-¿Qué? ¿Qué dijiste?

-Que es él. Me gustan los hombres...Soy gay.

Lucía se sentó en el taburete ubicado al costado del tocador. No podia entender lo que su esposo le estaba diciendo. Tardó en reaccionar ya que esa respuesta no se la esperaba. Sintió que su mundo comenzaba a derrumbarse lenta y dolorosamente.

-¿Eres gay? ¿Ahora me lo dices? -replicó
Lucía.

-Siempre me han gustado los hombres.

-Y antes de este cuántos amantes has tenido?

-Ninguno, sólo he tenido este. No era mi intención traicionarte. Creo que me he enamorado. Lo lamento no quería decírtelo así.

Lucía tenía una rabia que no podía controlar, quería hacerle daño por todo el tiempo que estuvo viviendo engañada con él.

-Estuvimos veinte años casados. -exclamó dando un golpe sobre la mesa del tocador.

-Lo sé. Me casé contigo para acontentar a mis padres. Ellos detestaban tener un hijo gay. Eres la mejor mujer que pude elegir. Nos conocíamos desde la escuela. Éramos buenos amigos.

-¿Elegir? ¿O sea que me elegiste como se elige un juguete, una mascota, un par de zapatos?

-No, no quise decir eso...

-Pero lo dijiste. ¿Qué fui para ti todos estos años? ¿Una amiga con derechos? Siempre supiste que yo estaba enamorada de ti y te aprovechaste de eso. Me engañaste durante veinte años Marcos entiendes lo que eso significa. Tratamos de tener un hijo, por el amor de Dios, nunca esperé esto de ti....

Lucia comenzó a llorar con angustia y desesperación. Él trató de llegar hasta ella pero fue en vano. Ella alzó su mano para que él permaneciera donde se encontraba.

Marcos se pasó la mano por el cabello sentándose en el borde la cama, se miraba las manos temblorosas. Pensaba en lo que se había convertido por no enfrentar la realidad de su familia.

-¿Qué fui yo para ti todos estos años? ¿Cuándo hacíamos el amor me amabas realmente, me deseabas como mujer o pensabas en un hombre para poder acabar? ¿Sólo lo hacías para continuar con tu teatro de hombre casado?

-No lo tomes así por favor. No te hagas daño a ti misma. Yo no soy feliz contigo. No quise decírtelo así pero voy a deshacerme de él. Lo dejaré te lo prometo.

-No quiero. ¿Por qué insistir en quedarte conmigo si eres gay? ¿Por qué quedarte conmigo si no te hago feliz? Ve y sigue tu vida con él, ya que estás tan enamorado. A mí no me verás nunca más.

- No quiero que terminemos así.

- ¿Y cómo quieres que lo hagamos?. Eres tú el que arruinó todo por usarme para esconder su verdadera realidad.

- No te usé. Sólo tomé la decisión equivocada. Cada minuto que pasaba en este matrimonio me sentía atrapado pero no fui capaz de salir de esta trampa en la que yo mismo me metí. Te juro que traté cada día de devolverte el amor que me dabas.

- Pues eso de nada ha servido. Lo estamos viendo ahora mismo. Vete con él -dijo ella con amargura.

Desde el día de esa discusión Lucía salía de su habitación sólo para ir a su trabajo. Ella misma había decidido divorciarse lo antes posible. Por el momento él dormía en la habitación de huéspedes. Ella no había vuelto a dirigirle la palabra hasta el día en que Marcos volvió del trabajo un Viernes por la tarde y tenía todas las pertenencias de éste último prolijamente acomodadas en tres valijas.

- Apenas entró en la casa él vio las valijas y ella que estaba  por detrás parada sobre la pared del hall de estar.-

- Ya puedes irte con él. Que seas feliz. Yo no lo volverá a ser nunca. -susurró Lucía mientras se alejaba a su habitación cerrándola con llave.

Habían pasado tres meses desde que Marcos se había mudado al departamento de su amante. Se habían conocido en uno de esas reuniones de trabajo realizadas por la empresa.

Daniel era el encargado de organizar la decoración del salón de reuniones. Ese día le habían faltado un par de empleados por lo que él mismo tuvo que ir a llevar los arreglos encargados al salón de reuniones.

Marcos estaba bajando los últimos escalones para llegar al lugar de reunión cuando Daniel subía rápidamente con un gran jarrón de flores que tenían un gran volumen. En el apuro por llevar todo a horario no vio a Marcos bajando por las escaleras lo que provocó que se tropezara y cayese al suelo.
Al verse en ese instante surgió una chispa entre ellos. Luego de las disculpas y presentaciones formales todo fue como un torbellino.
La primera cita fue sólo una excusa para dar rienda suelta a la pasión entre ambos. Marcos durante los años que estuvo casado con Lucía jamás había intentado buscar sexo casual con otros hombres, fantaseaba con ellos pero nunca se había atrevido a traicionar a Lucía.
Si bien con Daniel fue todo distinto trató bajo todo punto de vista convencerse que era sólo sexo. Que fuera de la habitación de su departamento no abría nada que los uniera.
Poco duró esta idea en su mente debido a que su corazón día a día sentía como Daniel se iba transformando en algo casa vez más importante en su vida.

Daniel había finalizado de ordenar la cocina mientras Marcos estaba recostado en el sillón cambiando continuamente el canal de la televisión.

-Si te aburres puedo hacer que nos divirtamos un poco tú y yo - susurró con voz muy sensual al oído de Marcos mientras le mordisqueaba el lóbulo de su oreja.

Marcos no contestó, se quedó pensativo. Estaba preocupado por Lucía, si bien se estaban divorciando, sentía que ella estaba mal por lo que hizo y no sabía cómo ayudarla. Hacía ya tres meses que la llamaba y ella no le respondía el teléfono.

-No te enojes pero creo que voy a ir a ver a Lucía. Tenemos que arreglar el tema de la casa. No quiero venderla como propuso ella. Sería mejor que se la quede ella. Yo no quiero nada.

- Pues ve. A mí no tienes que pedirme permiso. Eres ya bastante mayor para saber bien lo que haces. Sabes a lo que me refiero.

Marcos tomó las llaves del automóvil para ir a la casa de Lucia. El tráfico a esa hora de la tarde estaba más complicado de lo habitual. A mitad de camino se desató una tormenta muy fuerte. Marcos llegó a la casa y corrió para ponerse a cubierto sobre el pequeño techo de la puerta principal. Llamó varias veces sin respuesta. Le llamó la atención la cantidad de correspondencia que salía del buzón de cartas ubicado en la puerta principal. Esto le hizo sospechar que algo no estaba bien.

Llamó un par de veces al teléfono de Lucía pero ella no contestaba. Contra su voluntad decidió llamar a su ex- cuñado: el hermano de Lucía. Aguardó unos instantes hasta que del otro lado de la línea alguien atendió.

-Hola. ¿Quién habla?

- Hola. Soy Marcos.

- Ah...sos vos y ahora que quieres. ¿No hiciste ya suficiente daño?

- ¿Por favor necesito saber cómo está Lucia?

- Está en casa de Roxy. Necesita estar con alguien que la apoye después de lo que sucedió el mes pasado.

- ¿Le pasó algo? - preguntó Marcos sorprendido.

- ¿No sabías que perdió el bebé que estaba esperando cierto? -

- No. Ella no me habla hace dos meses.

- Pues bien, ahora lo sabes.

Marcos soltó el teléfono sin poder reaccionar. Se quedó allí sentado en el umbral de la casa mientras la lluvia continuaba cayendo sobre su cuerpo. Tiempo después trato de ordenar sus pensamientos. Lo primero que atinó a hacer fue llamar a Roxy. Buscó su número, llamó y deseó con todas sus fuerzas que lo atendieran. A la tercera llamada Roxy contestó.

- Diga.

- ¿Roxy? Hola soy Marcos. Quisiera saber cómo está Lucía.

- Hola Marcos. Ella no está aquí. Hace cinco días que se fue a su casa.

- ¿Pero qué dices? Aquí no hay nadie. Está vacía. Yo ya entré con mi llave y parece que hace días que no hay nadie aquí.

- Pues no sé que decir. Llama a las emergencias a ver si le ha ocurrido algo.

- Sí. Lo haré ya mismo.

Marcos sintió la desesperación en su corazón. No sabía que ocurría con Lucía por lo que se dedicó a llamar a las emergencias para averiguar si le había ocurrido algo. Ante la falta de novedades se volvió a comunicar con su ex- cuñado para explicarle la situación. Quedaron que él se ocuparía de buscar a su hermana entre sus conocidos.

Marcos volvió al hogar que compartía con Daniel. Estaba realmente hecho un manojo de nervios por todo lo ocurrido. Su angustia crecía a medida que pasaban las horas y no tenía novedades sobre el paradero de Lucía.
Marcos no pudo dormir esa noche ya que la preocupación lo tenía en vela.

Estaba en la cocina preparándose un té en compañía de Daniel quien lo tenía abrazado como si quisiera a través de ese gesto hacerle sentir que compartía su preocupación.
Daniel no estaba celoso de Lucía. Era consciente que ella había sido y era alguien muy importante en su vida. Había sido su esposa durante veinte años. Habían compartido buenos momentos y sinsabores. Seguramente Marcos tenía sentimientos hacia ella, era normal y justo que los tuviera. Esto no interfería en la relación que ellos dos tenían ni en el amor que se profesaban el uno al otro.

Marcos miró el reloj que estaba colocado sobre la mesa de la cocina que marcaba las cuatro y cinco de la mañana. Su celular comenzó a sonar y él se apresuró a tomarlo para responder.

- Hola.

- Marcos, soy yo Rubén el hermano de Lucía...

Hubo un silencio sepulcral seguido de un pequeño sollozo apenas perceptible.

Marcos sintió que el mundo se hundía a sus pies y lo arrastraba al mismo infierno.

- ¿Que pasó? Por favor contéstame -gritó Marcos.

- Lucía... Lucía...- Balbuceó Rubén- se fue para siempre. Me lo acaba de avisar una amiga... - continuó Rubén mientras el sollozo ya se había convertido en llanto desesperado.

- Por favor Rubén, dime qué es lo que le sucedió a Lucía. -

- Ella se ha ido para siempre. No la volveremos a ver nunca más. Mis padres están desesperados. No sé que hacer.

Marcos simplemente sentía que había dejado de respirar. Que no podía sentir nada de lo que Daniel le hablaba. Había quedado en shock.
La vida de Marcos luego de la pérdida de Lucía se había convertido en algo sombrío. Daniel hacía un esfuerzo enorme para llevar adelante la pareja y evitar que el amor de su vida se hundiera sintiéndose culpable por el destino de ella.

- ¿Marcos por qué no salimos un rato al parque? Te va a hacer bien.

- No tengo ganas. Además tengo que terminar estos informes de la compañía.

- Hagamos una cosa. Salimos un rato, aunque sea para sentarnos en una banca y mirar como la gente pasea por allí. -

A regañadientes Marcos aceptó la invitación. El aire fresco de la primavera que traía el perfume de las flores de la plaza tuvo un efecto algo relajante en él. Apenas habían pasado unos meses desde que Lucía se había ido. Ambos sabían que les llevaría tiempo superarlo, ninguno de los dos olvidará lo vivido porque el dolor suele quedarse en nuestras células para siempre, para que cada tanto nos haga volver a recordarlo.

Al regresar ambos al departamento vieron de lejos una figura conocida que estaba en la puerta del edificio. Un hombre de unos cuarenta y tantos años, lucía anteojos de sol y que se encontraba apoyado al marco de la puerta con los brazos cruzados.

A Marcos le pareció que era Rubén el hermano de Lucia, cosa de la que estuvo seguro cuando estuvieron más cerca del lugar. Apenas se acercó a él, Marcos se sintió rígido como una cuerda de violín. Temía que Rubén estuviese allí para descargar su furia por la partida de su hermana. Sin embargo fue todo lo contrario. Estaba distendido, todo lo que podría estarlo una persona que estuviese en esas mismas circunstancias.

- Hola Marcos- dijo Rubén extendiendo su mano para estrechar la de Marcos.

- Hola -respondió Marcos - devolviendo el apretón de manos.

- Esto es para ti - dijo mientras le extendía un sobre blanco de carta que se encontraba sellado.

Marcos al mirarlo leyó que tenía escrito su nombre y se estremeció al ver que la letra era de Lucía.
Rubén se despidió cortésmente caminando hacia la vereda opuesta dejando a Marcos y Daniel verdaderamente sorprendidos.

Ya dentro del departamento Marcos se sentó en la cocina. Con manos temblorosas abrió la carta. Estaba en soledad. Daniel lo había dejado que pudiese leer la carta en intimidad, después de todo no le correspondía saber su contenido.

Marcos:
Antes que nada no quiero que no te culpes por la decisión que tomé. Seguramente te será incomprensible lo sé. Solamente quiero que recuerdes lo que hubo entre nosotros como un recuerdo lejano. A mí me será difícil continuar con mi vida pero trataré de sobrevivir, eso es lo único que te puedo prometer. Sigo pensando cada instante como hubiese sido nuestra vida si no hubieses conocido a Daniel. Si hubiésemos tenido el hijo que perdimos quizás nuestra vida hubiese cambiado por completo. ¿Hubiésemos sido ambos un poco más felices? Nunca lo sabremos.
Pero al fin y al cabo nadie puede vencer el destino que tiene ya signado desde antes de nacer.
Tu destino inexorable era enamorarte de Daniel y el mío solamente pensar en lo que hubiésemos podido ser.

No volveré nunca más a ver a nadie que haya pertenecido a mi pasado. Ahora vivo en otra ciudad, logré que la empresa en la que trabajo me transfiriera lo más lejos posible. No quería volverme loca con tantos recuerdos en cada lugar. No quería pasar horas frente al bar ubicado en la planta baja del edificio en el cual trabajas para verte a escondidas cuando estabas allí con Daniel, deseando estar en su lugar, ni pasar horas esperando que me llames por cualquier estúpida razón solamente para oír tu voz.

Deseaba con todo mi corazón convencerme de que si eras feliz yo también lo sería, pero no pude lograrlo. No quería tener la incontenible necesidad de estar a tu lado sin importar que ya no me amaras. Simplemente no quería....

Con la casa puedes hacer lo que quieras, todo está allí tal cual desde el día en que te fuiste. No quiero nada... no quiero nada que pueda hacerme recordar que alguna vez fui feliz....

Mi presente siempre será: quizás, tal vez, probablemente, posiblemente.... hubiésemos sido felices para siempre.

FIN

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro