CAPÍTULO 2 || ÁMSTERDAM, LA ORGÍA DE ANUBIS. PRIMERA PARTE🔥
8 de marzo de 2019, Ámsterdam
Adoro Ámsterdam, adoro que llamen a las cosas por su nombre, y Ámsterdam es una ciudad que bien puede jactarse de ello. Al sexo, sexo, y a la maría, maría.
Me alojo con Matías en el Pulitzer Amsterdam. Hemos cerrado un negocio importantísimo con una multinacional local holandesa, ahora toca celebrar. La orgía, como es de esperar, va a cargo de uno de los directivos de la «Quantum Minerals Limited». Han reservado toda la última planta para nuestra bacanal; para La fiesta de Anubis, en el Hilton Amsterdam.
El dress code erótico para la ocasión era el siguiente: conejita playboy o catwalk, para ellas. Faraón egipcio o dios Anubis para ellos.
Esta ciudad tan libre y libertina, valga la redundancia, alberga el barrio Rojo famoso por mostrar el oficio más antiguo del mundo a ojos vista, no se esconde. Está legalizado y regularizado, contando incluso con un Punto Informativo de la Prostitución; centro que casualmente está ubicado al lado de la Oude Kerk, una iglesia. ¿No es genial? En él, puedes ir a un teatro erótico: Teatro Casa Rosso, y ver espectáculos de striptis, sado y shows de sexo en directo.
Jamás me ha gustado el sado, jamás me ha puesto el sado. Lo tengo tan claro como del hecho que no soy bisexual, por más que tenga sexo indiscriminadamente, y muy placentero, con todo tipo de mujeres. Soy incapaz de enamorarme de una mujer, nunca las he visto con ojos románticos, yo necesito una polla de hombre y su fuerte y tierno abrazo resguardándome. Solo así podría eclosionar la novela romántica más perfecta en mi hetero y lujurioso corazón.
No critico las prácticas sexuales de nadie, o sus vicios de todo tipo; no soy ninguna hipócrita, por eso me encanta Ámsterdam.
Quieres fumar porros, pues te metes a una cafetería y te colocas, sin problema. Sí repudio, y estoy totalmente en contra, del sexo con niños y con animales; lo condeno categóricamente. No hay perdón para tal aberración, y el canalla que abusa de niños o animalitos, o profiere algún tipo de maltrato hacia ellos, merece el infierno eterno. Hay una equivocada percepción de lo que es ser un adicto sexual; y la pederastia, desafortunadamente, es una de ellas,
Tampoco hago apología de la prostitución. Es una decisión, abocada o no, por las circunstancias de cada persona que no juzgo. Todos acusamos las consecuencias de nuestras acciones y decisiones, ¿libre albedrío? No sé, valiente putada todo. No me gustaría que la hubiera ejercido mi madre, y obvio, si tuviera hijas tampoco lo apoyaría. De la misma manera que yo no me siento libre ni feliz teniendo esta obsesión tan compulsiva con el sexo.
No le voy a echar la culpa a mi violación de ser una depravada sexual.... Igual me hubiera encantado el sexo, qué se yo, joder. Tampoco tengo vicios con el alcohol y otras drogas. Pensándolo bien, mi único vicio es el sexo, lo mismo no soy tan desviada.
Bueno, un poco de humor no viene mal ante lo que se me presenta. Nunca he participado en un gang bang*, y en este tipo de fiestas, siempre hay lugar para ello. Lo hemos hablado y Matías me ha dado el visto bueno, creo que ha sido sincero.
Sí, es verdad que no soy abstemia, que bebo de vez en cuando, sobre todo cuando alterno, pero para mí el alcohol no supone ningún problema, no me levanto de la cama pensando que quiero beber, que necesito tomar.
Con el sexo sí, las veinticuatro horas.
Volviendo a Ámsterdan, puedes hacer hasta una visita guiada por un burdel, el «Bonton sex club», y conocer el Museo de la Prostitución: el «Red Light Secrets», un museo que anteriormente fue un prostíbulo. Como plato fuerte podrías hasta experimentar de primera mano lo que se siente al sentarse detrás de una vitrina y exponerse sexualmente. ¿Se puede pedir más franqueza?
Adoro Ámsterdam, y eso que a mí estar cerca del agua no me relaja precisamente. Y en Ámsterdam, hay más canales que en la misma Venecia.
Tengo la excitación por las nubes, una de las cosas que más disfrutaba de mi posición social eran precisamente estas orgías vip. Estas bacanales eran como rodar una múltiple película porno a la vez, pero sin cámaras.
Todos los asistentes a esas fiestas, todos, presentaban sus credenciales de salud sexual, condición sine qua non para poder asistir y participar. En ellas confluían mucha celebridad de cualquier ámbito: político, artístico, deportivo, intelectual, empresarial, influencer..... Toda una fauna ávida dispuesta a arrojarse a las llamas del sexo más escandaloso, nihilista y desinhibido.
Las personalidades del papel couché que uno se pueda imaginar; todas, pasan invariablemente por estas pervertidas y lujuriosas orgías sin fin. Además, había gente profesional contratada para tal efecto: escorts de lujo y estrellas del porno habituales de las páginas homónimas, que contribuían a elevar muy atinadamente la atmósfera y la temperatura de dichos eventos.
Una vez, en una de estas orgías, fui sodomizada por uno de mis actores porno favoritos... Sentí el mismo placer indescriptible que cuando lo visionaba en la intimidad de mi habitación delante de la pantalla del ordenador.
Consumir pornografía no se considera voyerismo, porque te excitas con un vídeo de personas que sí dan su consentimiento, no los estás espiando. Aún así, el voyerismo es una práctica que me pone, aunque yo necesito tener sexo sí o sí, no quedarme en la mera observación. Me defino como una mujer hipersexual, acusadamente ninfómana.
Además, me fijo mucho en la expresión de quien tengo delante cuando comparto sexo; en su rictus de placer, y la de este actor en cuestión, la encuentro muy sexi. No es una mueca grotesca que esfuma el encanto del sexo esporádico como por arte de magia; se concentra plenamente en el acto, en el placer que conlleva hundirse en las entrañas de una bella mujer mientras la subyuga con su imponente sexo y se pierde en la observación de sus exquisitas formas.
Cuestión aparte es su falo, bien largo y proporcionado, siempre erecto, y muy derecho, nada torcido. Es un auténtico deleite para los sentidos, una verga así.
Os doy una pista, es alemán. Mi otro favorito, es francés... Con ese no he coincidido nunca. Quién sabe, a lo mejor hoy lo veo y lo pueda probar, chupar, montar, gemir, nombrar, blasfemar, arañar, salivar, escupir, orinar, mojar...Tragar.
Matías sale del baño y me deja boquiabierta. Está jodidamente impresionante vestido de faraón, con esa pátina favorecedora de autobronceado por toda su piel, brillando satinada y tentadora en sus bíceps, torso, abdominales. Sigo excitándome con su visión desnuda después de tanto tiempo a su lado; pero también sigo compartiéndolo sin pudor con quién se nos antoje a los dos, y todo ello me hace dudar de mi verdadero amor con él.
Sí, lo quiero; es mi apoyo más firme, pero nuestra relación tiene tantas cláusulas que morimos todos los días en el intento de que esto a fin de cuentas sea una maldita y obsesiva relación normal como la de cualquier pareja. Otra quimera de la hipócrita sociedad donde vivimos.
No suelo tener celos exacerbados de Matías cuando compartimos sexo y orgías con otras personas, tampoco cuando me imagino la obviedad de que se haya tirado a toda su plantilla femenina de las oficinas de «Dragado y Obras Marítimas, Loyzaga e Hijos S.L.». Matías es hetero al igual que yo; pero él no tiene sexo con hombres, ni se lo menciones. En fin, que todo el rollo ese de la fidelidad en una pareja termina poniendo mi corazón patas arriba. Es un poco como el pepito grillo que te hace sentir culpable, mala...
Ambos nos hemos vestido por separado, para que la sorpresa fuera más impactante, ese fetichismo del disfraz erótico lo cumplimos a rajatabla.
Bajo su nemes*, el exótico tocado que le enmarca el rostro, Matías me mira todo seductor y con una seguridad soberbia. Está caliente, bien empalmado bajo la shenti* blanca de faraón, ante mi presencia lujuriosa y provocativa de catwoman.
-Ven, gatita, arrodíllate ante el faraón -me ordena con voz grave.
-Miauuu...
El placentero y ancho miembro de Matías es ligeramente más aplanado que de un grosor redondo, y su prepucio rosado es un poco más estrecho que su tronco. Su falo no es un falo particularmente venoso, pero las que le cruzan, cumple la función perfecta de excitar ante su visión. Lo devoro hasta dejarlo completamente vacío en mi boca.
-Haurra.... Damnrrr.... Grrr.... Zein ondo zurrupatzen duen nire katutxoak, beti hain beroa... (Nenaaa.... Joderrrr.... Grrr.... Qué bien la chupa mi gatita, siempre tan caliente).
Matías siempre se corre en vasco conmigo, con nadie más. Puedo aseverarlo, porque lo he visto infinidad de veces en medio de nuestros habituales intercambios sexuales con otras parejas, orgías..., y cuando se ha corrido en la boca de otra mujer, por ejemplo, se ha limitado a gruñir las más de las veces. Y blasfemado en español, las menos. Es curioso. Lo encuentro como un marcaje silente entre nosotros, un marcaje de decir entre otros cuerpos, sin decirlo: «Ella es mía». «Yo soy de él». A pesar de todo.
Son las seis de la tarde y aquí es de noche desde hace casi dos horas. Tenemos cinco grados de temperatura en Ámsterdam.
Un chófer enviado por la organización de la fiesta, nos ha recogido en el Pulitzer. Una vez en el Hilton, una persona del staff que coordina el evento, nos recibe en el hall. Cogemos con él el ascensor y le ordena al ascensorista que marque la décima planta.
-Good evening, Mr. Arteaga, Mrs. Paulman, the pharaoh is pleased to have you at his distinguished party in honor of Anubis and wishes you a happy evening. Kindly give me your coats and leave your mobile phones here -nos saluda el recepcionista al entregarle y leer nuestra tarjeta de invitación. Viste traje y pajarita con una máscara del dios Anubis.
(Buenas noches, señor Arteaga, señora Paulman, el faraón se complace en tenerlos en su distinguida fiesta en honor a Anubis y les desea una feliz velada. Tengan la amabilidad de darme sus abrigos y depositar aquí sus teléfonos móviles).
Me quedo expuesta con mi disfraz de sexi gatita de cuero, un body con cremallera bajada hasta mi ombligo, dejando a la vista el escote de mi tentador, sublime y turgente pecho operado. El body lleva incorporado un sofisticado liguero con cadenas que sujetan unas medias de costura rematadas en la liga con unos lazos muy coquetos. Me siento bella y muy deseable, bajo la careta de gata y mis labios rojo sangre centelleando de erotismo.
Noto la tensión sexual de Matías a mi lado, que posa su mano al término de mi espalda. Es algo habitual, a mi hombre le encanta exhibir su trofeo, su mujer.
La seguridad del evento, presente por toda la planta, viste igual que el recepcionista, con la excepción de que ellos llevan antifaz, en vez de máscara. Nunca he podido entender cómo pueden permanecer impasibles ante semejante espectáculo orgiástico, tremendo dolor de huevos se tienen que mamar.
Escudriño todo el ambiente con avidez, mientras vamos detrás del personal de seguridad recorriendo un largo y ancho pasillo con habitaciones hasta llegar a una amplia estancia de donde sale música deep house. En todas ellas hay clavado en la puerta un vigilante Anubis que te da el pase a esa habitación de lujuria desmedida sin contemplaciones.
Es el salón bar de la planta, completamente acristalado con vistas a la ciudad; y difusa y eróticamente iluminado de neón, al estilo burdel.
Nuestro acompañante se retira y Matías me estrecha excitado hacia él. Recibo un mordisco sensual en el cuello sin esperármelo, que me hace estremecer y perder el equilibrio sobre mis vertiginosos sttiletos de Christian Loubotin.
Mañana es el último día del año, por fin se va el 2024, espero que el 2025 me sonría... Te deseo lo mismo que yo pido para mí, mucha luz, mucha salud, para sacar tus sueños adelante; lo demás llegará por añadidura. Gracias por leerme, feliz año¡! ♥
Me gustaría saber en comentarios vuestra opinión sobre Aria Paulman...
A finales de 1931, Henry Miller y Anaís Nin se encuentran en Louveciennes. Es el principio de una amistad eterna y el prólogo de un amor intenso pero perecedero, como todos los amores de Anaïs. Menos uno.
El 8 de marzo del mismo año se convierten en amantes.*****(Juro que esto ha sido una casualidad. Cuando determiné la fecha del capítulo, escogí la cita de apertura. Yo era ajena a esta anécdota, coincidencia. Bueno, causalidades, guiños, de algo o de alguien que parecen querer alentarme.... Muchas gracias). ****** Anaïs no solo ama a Miller sino que le gusta como escritor - su fuerza, su vitalidad, su furia- y cree en él.
No obstante, no comparte su actitud artística ni sus preferencias estéticas. Así se refería ella a él:
Me cansan sus obscenidades, su mundo de "mierda, coño, hijoputa, polla", pero supongo que así es como habla y vive la mayor parte de la gente. Una y otra vez he entrado en el realismo, y siempre lo he encontrado árido, limitado. Una y otra vez, regreso a la poesía...
Pero cree en él, y le ayuda. Y gracias a su aportación económica, se publica Trópico de Cáncer, primera novela de Henry Miller, que había de fundamentar su prestigio de gran escritor.
Henry Miller fue tildado de escritor pornográfico y amoral para su época.
*Gang Bang: El término "gang bang" se refiere a una práctica sexual en la que una persona tiene relaciones sexuales con múltiples participantes, ya sea de manera simultánea o por turnos. Esta actividad, aunque conocida por algunos, no es común fuera de la industria del cine para adultos, donde se ha popularizado principalmente por su carácter extremo y la curiosidad que genera. A menudo, se asocia con la imagen de una mujer interactuando con varios hombres, aunque también existe la variante conocida como "reverse gang bang", donde un hombre es el centro de atención rodeado de varias mujeres. La industria pornográfica ha jugado un papel crucial en la difusión y evolución de esta práctica, buscando constantemente aumentar el número de participantes para captar la atención del público.
La gang bang es una práctica sexual que implica a una persona central que participa en con varias otras personas. Esta actividad se distingue por su carácter grupal y la atención centrada en un único individuo. A diferencia de una orgía, donde todos los participantes interactúan entre sí, en una gang bang, la dinámica se centra en una sola persona que es el foco de la experiencia sexual. Este tipo de encuentros suelen ser organizados con antelación y pueden variar en el número de participantes, aunque generalmente involucran a más de tres personas.
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