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ANEXO 2: TESTIMONIOS DE ADICTOS QUE DESCRIBEN LA ADICCION SEXUAL

Los testimonios de adictos aquí recogidos, no me pertenecen, créditos a ellos. 



Cada vez más gente socializa antes con el porno que con una relación sexual.

Tienen así una distorsión de la realidad, lo que provoca que el 87% de los varones jóvenes consideren la pornografía como un fiel reflejo de la sexualidad real. Como consecuencia de ésto, los jóvenes se sienten mal con su sexualidad al compararla con algo que no es la realidad.

La adicción al sexo no se ha incluido en la guía DSM-5-TR acerca de los trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría. En cambio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sí que la consideró como un problema de salud mental dentro de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud (ICD-11) del año 2018.

· Necesitaba estar con hombres, me daba igual la edad que tuviesen y cómo fuesen físicamente; en algunos casos, incluso ellos mismos se sorprendían de poder estar con una chica tan joven como yo.

· Fui víctima de incesto por mi padre desde que nací hasta los doce años de edad. Siento que nunca tuve una sexualidad sana. Mi amor inocente e incondicional de niña hacia mi padre me hizo confundir el amor con las relaciones sexuales.

· Me relajaba cuando lograba tener coitos, pero luego sufría una sensación de vacío, «entraba en bucle».

· Buscaba sexo como una droga, para sentirme mejor.

· Puedo pasar todo un día o dos, no dormir para seguir consumiendo pornografía."En ocasiones, hasta levantarme al lavabo me parece una pérdida de tiempo, como si las imágenes se fueran a ir. El estado de intoxicación (casi como un zombi) me da la fuerza necesaria para pasar muchas horas sin comer".

· Aunque tenía pareja, si no lo veía en dos o tres días me iba con mis clientes del bar donde trabajaba como camarera.

· Me gustaba ejercer la prostitución: La prostitución era mi modo de vida. Por una parte, me permitía comprar droga y todo lo que quería. Por otra, satisfacía mis deseos sexuales. Los clientes buscan a mujeres que disfrutan; yo gozaba con los clientes y estaba enganchada. Yo disfrutaba en el trabajo: tenía sustancias para consumir y hombres.

· Seré adicta al sexo, a las drogas y al alcohol durante toda mi vida», motivo por el que los prefiero tenerlos muy lejos.

·La adicción al sexo no es algo que puedas medir, no puedes contar elnúmero de copas o las líneas inhaladas, solamente puedes juzgar la salud de tushábitos por cómo te hacen sentir, y estos encuentros me hicieron sentir vacía.

· Adicción a la lujuria y no solo al sexo, creo que es la mejor definición de la enfermedad que tanto ha marcado ni vida y me ha hecho sufrir.

· Empecé viendo pornografía un rato los fines de semana, y acabé viéndola cualquier día y durante horas; cada vez buscando cosas más fuertes o raras. Me daba igual el género del interlocutor.

· Llegué a pensar que el suicidio era la única forma que había de acabar con esta tortura.

· Ahora sé que soy un adicto, un enfermo, pero lo más importante es que ahora sé que hay solución para mí. Y para todos los adictos a la lujuria o a las relaciones románticas.

· Recuperarme de la adicción a la pornografía no ha sido fácil. Más duro que el alcohol, la droga y el cigarrillo. Me hundía en la pornografía cuando las cosas no iban bien, cuando me sentía frustrado en el trabajo o en casa, o cuando estaba "hambriento, con ira, solo o cansado". Deseaba ver pornografía aún más con licor, cigarrillos o drogas.

· He aprendido que el primer trago de pornografía empieza antes de encender el ordenador y comenzar la serie fatal de clicks del ratón.

· He aprendido, lentamente, que un trago de lujuria siempre me trae una resaca, siempre me trae depresión, remordimiento, dolor, resentimiento directo con quienes me rodean.

· Por un lado, está la adicción al sexo, por otro lado, la adicción al trabajo, también al aprendizaje, también a las compras, también a las sustancias, entre las que se incluyen especialmente las drogas, pero también el alcohol...".

· Sigo sin utilizar redes sociales, creo que son contraproducentes, creo que además alimentan la adicción; en cuanto a internet, lo necesito para el trabajo, pero tomo mis precauciones, en el teléfono tengo filtros parentales y la contraseña no la tengo yo; y en el momento en que me pongo en una plataforma que tengo en mi casa de contenidos y veo una serie que tiene contenido relacionados con violencia, drogas, sexo, etcétera... dejo de verla.

· Comencé a tener relaciones a los 12 años y mi impulso por saciar mi deseo llegó a niveles descontrolados. He perdido la cuenta de los hombres con los que he tenido sexo.

· Era menor y sabía que estaba mal, pero simplemente sabía que era altamente sexual. Me gustaban los varones y las mujeres, y no podía esperar para comenzar a tener citas.

· Mi ex, incluso me llevó a una gran fiesta en Amsterdam, donde me vio tener sexo con ocho hombres al mismo tiempo.

· Tenía a mi hijo en frente pero yo estaba muy ocupada con mi obsesión por el sexo, escribiendo a hombres y dándoles prioridad por encima de él.

· Mujeres y hombres que tuvieron los mismos problemas de infancia: familias disfuncionales, vínculos abusivos o abandonos... Sienten la "vergonzosa urgencia de acudir al sexo una y otra vez".

· La adicción al sexo es míticamente machista: los varones son vistos como "leyendas" si tienen muchas parejas, mientras que las mujeres son acusadas y señaladas.

· Empecé viendo pornografía un rato los fines de semana, y acabé viéndola cualquier día y durante horas; cada vez buscando cosas más fuertes o raras.

· Ahora sé que soy un adicto, un enfermo, pero lo más importante es que ahora sé que hay solución para mí. Y para todos los adictos a la lujuria o a las relaciones románticas.

· Dejé el trabajo para dedicarme de forma exclusiva a mis impulsos.

· Aunque corrí el riesgo de distanciar a mis hijos, de contraer SIDA y de perder a mi esposo seguí con la actuación sexual.

· Solamente sentía que me podían querer si me deseaban sexualmente. Tenía que ser una buena pareja sexual o de lo contrario me rechazarían y me abandonarían".

· Soy adicto al sexo, en particular, a los desnudos y pornografía a través de internet. Tienen un poder irresistible, pese a que cuando la veo y me masturbo termino sintiéndome mal.

· Aunque parezca una contradicción, creo que mi adicción al sexo no tiene nada que ver con el sexo, en el sentido tradicional del término. Lo que lo dispara no es una atracción natural por una persona, más bien son mis emociones mal gestionadas, mi interpretación claramente inmadura de la vida, pese a tener más de 45 años.

· Mi vida cada vez era más ingobernable, la adición me absorbía mucho tiempo, me perdía por completo poder disfrutar de la vida. Me aislaba, manipulaba y mentía sobre mi vida, viviendo una doble vida sin sentido. Subsistía bajo un sentimiento de culpa, de vacío sobre todo, mucha vergüenza. Me sentía un completo degenerando, cada vez me iba destruyendo más, perdiendo mi dignidad, mi esencia, mi alma.

· «Me gustaba ejercer la prostitución». La prostitución era mi modo de vida. Por una parte, me permitía comprar droga y todo lo que quería. Por otra, satisfacía mis deseos sexuales. Me gustaba ejercer la prostitución. Yo disfrutaba en el trabajo: tenía sustancias para consumir y hombres».


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