🥀𝖁𝖊𝖎𝖓𝖙𝖊🥀
— ¿Entonces soy un ser inmortal?— preguntó Meredith con algunas lágrimas descendiendo por sus mejillas.
— Debe habder algún tipo de error.— afirma Jimin.— ¿Por que su sangre no sabe a sangre de vampiro entonces?
— Tal vez se trate de su tipo de sangre.— habló Jackeline— Es un ser híbrido, pues su sangre es de vampiro, y esa sangre está mezclada con la sangre humana— aclaró calmada— Aunque, puede ser por cualquier motivo.
Todos guardaron silencio absoluto ante esa explicación. Meredith aún lloraba intentando asimilar lo que sea que tuviera que asimilar; le habían dado un fuerte impacto al decirle todo eso. ¿Los chicos la abandonarían ahora? Es decir, a la castaña en realidad lo que le preocupaba en exceso era el pensamiento intrusivo de que ellos ahora que sabían que tarde o temprano se liberaria su parrte vampírica, la echaran a la calle y TaeHyung ya nunca más le hablaría.
Esos pensamientos, poco tardaron en ser escuchados por los siete hombres que había en esa habitación. Y antes de que a alguno le diera por hacerse el héroe, el pelinegro menor habló dando un paso hacia el frente:
— Si nadie te quiere, yo te voy a querer, Meredith.
El rostro de la castaña se iluminó cargado de ilusión. Aunque se averrgonzó al darse cuenta que se estaba dejando llevar por el lado negativo. Es cierto, ellos habían prometido permanecer junto a ella, y por supuesto que lo cumplirían.
— Ya te había dicho que me perteneces, eres completamente mía.— pausó— Cuidaré de ti, no te abandonaré. Te hice una promesa.— se acercó hacia ella y agarró sus pálidas y frías manos para darles algo de calor.— Eres la mujer de mi vida, mo dejaré que vuelvas a alejarte de mí, nadie te dejará irte, ellos no te echarán de casa.
Jackeline rodó sus ojos, tanta palabrita sincera la estaba asqueando. Miró a TaeHyung, este tenía un notable enojo que le sobresalía hasta por sus poros, y ahí estaba nuevamente esa maldita punzada de incomodidad.
— Ninguno la iba a abandonar, JungKook.— interrumpió Jin el momento.— ¿Por quiénes nos tomas, pedazo de infeliz?— le estampó su pie en la cara.—No tenemos el corazón tan frío como para echarla de casa, es humana y seguirá siendo nuestra compañía; ella es alguien muy importante para todos.
— ¿De verdad?— inquirió Meredith ignorando que JungKook estaba tirado en el suelo siendo apresado (su cabeza de hecho)— No me abandonarán ¿cierto?
— Nunca haríamos eso.— habló TaeHyung con una bonita sonrisa.
Al escuchar esto Meredith sonrió confiada, la alegría reinaba en su frágil corazón, este mismo revoloteaba en el interior de ella.
Y a la que no le hacía ni una pizca de gracia, era a Jackeline. Su rostro solo reflejaba furia, y si las miradas asesinaran ya la pobre e ingenua castaña habría fallecido. La envidia invade su sistema, pero lo que más le dolía eran las amorosas miradas que Tae le daba a la castaña cuando nunca la había observado así a ella nunca. Ya lo debía asumir, por más que lo negara, esos profundos sentimientos hacia TaeHyung permanecen intactos impregnados, clavados en su corazón, el cual ya no late, dejó de latir el día en el que él la...
Y la maldita conciencia que únicamente le hacía recordar esos bonitos momentos que pasaron juntos.
París, Francia, marzo, 1886.
— ¿Cariño?— llamó la chica, en ese entonces pelinegra.
— Dime, amor.— respondió él con la vista fija en la ventana.— ¿Sucede algo?
— Que no quepo en el vestido,Tae. — resopló.— Te dije que no lo compraras tan ajustado, ¿o soy yo la que está engordando?
— Me gustas de todas formas.
— El pecho me aprieta, no puedo respirar bien.
TaeHyung rió a carcajadas debido a la cómica escena que tenía justo en frente.
— Eres la culpable por tener el busto tan grande.
— Ja, ja, ja.—- ironizó.— No le veo el chiste.
— De acuerdo, era una broma. En realidad lo hice a propósito, en mi closet está el verdadero vestido.
Ella le lanzó una mirada asesina y avanzó hacia el lugar señalado. TaeHyung abandonó la habitación aún riéndose por lo sucedido anteriormente. Caminó por los pasillos de la mansión hasta que llegó al patio trasero, ahí, una hermosa joven se encontraba sentada encima del cuidado césped.
— ¿Ha sucedido algo, July?— preguntó a la par que tomaba asiento a su lado.
— Tae.— saludó levantando su cabeza.— Creía que estaba sola en la casa. ¿no tenías que salir con Jackeline?
— sí, iremos a visitar a unos amigos de ella en Nueva Orleans, sin embargo, no me hace ilusión ir.— se acomoda mejor encima del césped.
— ¿Por qué no quieres ir? Se supone que es tu esposa debes de acompañarla siempre.
— Se que es mi esposa, pero...— suspiró profundamente.— ya no tengo ganas de pasar tiempo con ella.
— Oh vaya, lo lamento.— observó su bonito perfil.— Acaban de casarse, no puedes decir que no quieres pasar tiempo con ella. Se supone que la quieres.
— Creo que fue un error haberme casado con ella de manera tan precipitada ya que no la amo como creía amarla.— su confesión impactó a la castaña.
— Y entonces, ¿por qué te casaste con ella?— agitó su cabello, él la observa como si fuera la cosa más perfecta del mundo.
— Porque creí que había olvidado a una persona de la cual me había enamorado hace ya un buen tiempo.— sonríe con una visible aflicción. July colocó su mano encima del hombro del muchacho para ayudar a reconfortarlo.
—¿Es de esa chica de la que me hablaste cuando te pregunté que si te habías enamorado antes?— cuestionó indagando mejor en el tema.
— Exactamente.— suspiró.— A ella me refiero.
— Ninguno de ustedes habla acerca de ella, ¿le sucedió algo malo?
— Ella murió.— agachó su cabeza— Pero tú...— hace una pausa—me recuerdas a ella.
— ¿Ah si?— sonrió.— ¿Por qué?
Él la miró fijamente replanteándose excesivamente la incógnita de si decirle o no. Hasta que después de un sonoro suspiro, finalmente decidió decirle la verdad.
—Por tu figura, tu rostro, tu cabello, tus rasgos delicados, tu piel suave, tus labios carnosos.—la observó, repárandola con la vista, esos ojos negros que tanto le gustaba ver. Esos destellos oscuros que albergan tanto dolor. Dolor que creía notar él solamente. Se acercó a ella lentamente, acarició la mejilla sonrojada de la joven.— Por eso te pareces mucho a ella.— y se tomó el atrevimiento de besarla.
—Espera Taehyung.— habla la chica en medio del beso.— Detente— lo empuja suavemente para separarse.
— Lo lamento mucho, Judy, no era mi intención. Mierda.— agachó su cabeza ocultando su rostro de impotencia. La había cagado y mucho.
— No pasa nada, tranquilo.
—Si Jungkook se entera me matará.
—No te va a matar tranquilo.
— ¿Se lo dirás a Jackeline?
— No, descuida.
—Pero dime algo, responde aunque sea.— golpeó su frente con su puño cerrado— Me voy a volver loco.
La castaña no pudo evitar reírse debido a la divertida situación. No tardó TaeHyung en contagearse de su risa, los mejores momentos del día los tenía junto a ella, era esa persona que aunque amaneciera nublado, hacía que el Sol saliera solo con su bonito ser.
Pero por supuesto que no se imaginaron que Jackeline lo había presenciado todo siendo testigo número uno del pecado que había cometido su esposo; porque sí, no fue díficil darse cuenta y asimilar lo que ya sospechaba tiempo atrás.
BlackVille, época actual.
— Se siente bien estar en casa de nuevo.— habló Meredith muy emocionada en cuanto cruzó la puerta.
— Que complicada eres de comprender.— sí, ese fue YoonGi.— Primero llorabas y ahora estás riendo por todo lo alto. No hay quien te entienda.
— No digas esas cosas.— regañó NamJoon.
La mayoría de los que estaban en el salón, tomaron asiento en los muebles, y los que no, simplemente quedaron ahí en caso de que tuvieran que ayudar en algo. YoonGi se lanzó al sofá y le colocó sus piernas encima a los muslos de Jimin. Meredith fue la única que quedó de pie.
— Chicos.— llamó la atención de todos. Aunque lo cierto que ya tenía su total atención antes de que hablara.— ¿ De dónde conocen a Jackeline? Se comportó muy amablemente conmigo, además de que es muy hermosa— afirmó— Seguramente hace que todos los hombres se enamoren de ella
— A todos ls hombres no sé, pero a TaeHyung, seguro que sí.— soltó Jimin.
— Tae, ¿tú...
— Estuve casado con ella.— interrumpió la pregunta de la joven, no le gustaba para nada hablar sobre el tema.
— Ah bueno. ¿ Y como es posible que se lleven tan bien?—volvió a preguntar curiosa.
— Porque ella aún está enamorada de él.— volvió a hablar Jimin, esta vez se ganó una mirada muy amenazante por parte de su mellizo.
— ¡Ya cállate!— Tae le tiró un cogín en la cara a Jimin.— No te están preguntando a ti.
—Bueno siento que es un tema delicado, mejor no pregunto más— dijo la chica sentándose en el suelo acompañando a Hoseok.
—Haces bien.— vuelve a decir Jimin.
TaeHyung solo se puso de pie no sin antes lanzarle una fulminante mirada a su hermano Jimin, él al igual que Hoseok dan miedo enojados. Abandonó el salón sin decir ni una sola palabra más. A Meredith por supuesto que le daba curiosidad saber el motivo por el que algún día Jackeline y él se divorciaron. ¿Qué tenía de malo esa hermosa chica? Es amable, atenta, sonriente y muy hermosa; en los engranajes de la castaña no cabía la respuesta a esa incógnita. Tal vez no la amaba, o quizá fue por...
— Regreso justo ahora.— Meredith se levantó del suelo sin decir algo más.
No le insistiría en indagar acerca del tema, solo le pediría perdón por tanto descaro de su parte al ser tan curiosa. Llegó hasta la biblioteca después de haber dado vueltas por gran parte de la casa. Su mirada se topó con él, estaba sentado en el suelo con su espalda pegada en la pared. Se limitó a observarlo, ya que creyó que dormía.
— ¿Por qué me miras? ¿Tengo algo en la cara?— preguntó Tae aún con sus ojos cerrados, Meredith dio un saltito por la sorpresa.
— Perdón. Creí que estabas dormido.— tomó asiento a su lado.
— ¿En qué puedo ayudarte?— indagó el pelinegro sin abrir sus ojos.
Meredith guardó silencio sin saber como comenzar a decirle lo que tenía previsto anteriormente; si en el fondo ella sabía que terminaría pasando eso y olvidaría todo lo que iba a decir.
— Solo vengo a pedirte disculpas.— comenzó después de haberle dado mil vueltas al asunto en su mente.— No debí haber echo preguntas sobre esa chica, realmente no era algo que me incumba.
Asintió TaeHyung con su cabeza y abrió sus ojos, rápidamente la miró.
— ¿Sabes algo?— preguntó Tae. Ella lo observó con mucha atención.— Nunca podría guardarte rencor porque eres la mujer que amo, Meredith.
Meredith se sintió amenazada por los nervios debido a la intensidad de la mirada de TaeHyung que ahora estaba tornándose color rojuzca. De hecho, creyó no poder moverse, ¿de nuevo por su culpa no podía moverse? ¿Cómo los chicos le hacían para hacerla obedecer de esa manera? Sometiéndola con su penetrante mirada.
— El motivo por el que ella y yo nos terminamos divorciando fue porque no la amaba, y nunca la amé.— explica el chico desviando la mirada de la chica.— Ella prefirió detener su sufrimiento, así que terminó pidiéndome el divorcio, yo por supuesto, lo acepté.— miró sus largos dedos entrelazados sobre sus rodillas.— Tampoco iba a obligarla a que se quedase conmigo; sin embargo, eso no es lo peor.
— ¿Y qué sería lo peor?
— No obtuve nada dejándola, la chica a la que amaba, ella...— suspiró y cerró sus ojos con fuerza.— Murió.
— Y esa chica...¿se parecía a mí?
— Así es.
— ¿Y entonces por qué habían dicho que solo se trataba de una relación de cama?— refiriéndose a Jackeline.
— Porque en realidad, si lo fue.— afirma el pelinegro.— Ella y yo teníamos sexo de manera esporádica de vez en cuando. Solo si era necesario, y un día, me aburrió, supongo.
La mirada de Meredith se perdió en la nada, sus pensamientos intrusivos no tardaron en aparecer por su mente. ¿Por qué de entre tantas, ella? La chica no comprendía qué es lo que ella tenía de especial. Y eso, por supuesto que la llevó a preguntarse ¿por qué yo?
— Tae ¿por qué de toas, yo?
— No lo sé.— la miró por fin.— Pero sea lo que sea, lo que posses tú, no lo poseen las demás. No tiene sentido, tienes algo que nos vuelve locos por ti.
— Y si...¿Y si fue una bruja?
TaeHyung frunció su seño.
— Puede tratarse de un hechizo de alguna bruja.
— Eso es imposible.— afirma Tae.— Nunca hemos conocido antes a una bruja, de hecho, no podemos estar seguros de que aún vivan.
— Pero vivieron.
— No hay pruebas de eso.
— Solamente debemos buscarlas, pueden haber pruebas y...
— ¡Olvida eso ya, Meredith!
Terminó levántandose del suelo y saliendo de la biblioteca. Dejando a la castaña completamente sola.
— ¿Y si me está ocultando algo?— se preguntó a ella misma.— Puede que ellos sepan que ocurre, necesito saber que pasa. No es normal reencarnar, y mucho menos coincidir con ellos siete.
Hará lo que sea, pero desubriría la verdad.
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