🥀𝕿𝖗𝖊𝖘🥀
Aún adormilada, la joven castaña caminaba tranquilamente al baño para desperezarse y realizar sus aseos matutinos como cada mañana. No estaba muy segura de qué hora sería, pero tenía esperanza de que le diera tiempo poder desayunar.
Entró al baño y se despojó de sus prendas, caminó hacia la bañera, quitó la cortina de esta y bueno, digamos que no esperaba que su día empezara viendo a un hombre desnudo.
—¿Qué haces aquí?— preguntó YoonGi en tono tan tranquilo como si no estuviera desnudo frente a ella dentro de una bañera.— ¿No te enseñaron a tocar la puerta?
Un grito de sorpresa salió de la garganta de la joven al verlo completamente desnudo frente a ella. Aunque el agua cubría gran parte de su cuerpo, sin embargo, no daba mucho a la imaginación.
—Ay cállate ya— escupió con fastidio.—Eres muy ruidosa.
— ¿Podrías dejar de mirarme por favor?— preguntó bastante incómoda. Intentó cubrir su cuerpo con sus brazos y agachó la cabeza avergonzada.
— Descuida. No me interesa mirarte.— se levantó, el agua recorrió el pálido cuerpo de YoonGi, este miró con detenimiento a la chica frente a él.
— ¿Qué? ¿Q-qué sucede?— inquirió algo asustada, retrocedió unos pasos.
— Quiero probarte.— salió de la bañera. Ella continuó retrocediendo hasta que su espalda chocó con la pared.
— Por favor, no lo hagas.
— Aish. En serio que eres molesta.
La agarró entre sus manos y la estampó con fuerza contra la pared. Se acercó a su rostro y mordió fuertemente el labio inferior de Meredith.
— No sabes tan mal.— confiesa él, ladeó su cabeza.
—Por favor, detente.— pero sus súplicas fueron en vano.
Él no la obedeció y se acercó a su rostro a inhalar la dulce fragancia que encerraba el cuello de la joven frente a él. Mientras ella suplicaba para que él se detuviera, él se fue acercando aún más a su cuello hasta llegar a morderlo, la chica cerró sus ojos con fuerza y clavó sus uñas en el pecho de YoonGi. Y ahí está nuevamente esa sensación placentera, es como si el dolor comenzara a desaparecer y fuera sustituido por esas raras sensaciones.
Para Meredith era todo tan irreal, de la nada si vida dio un giro de 180° cambiando todo, revolucionando absolutamente sus creencias. Si esto lo contara nadie le creería.
— No quedé satisfecho pero...debes de vivir. No puedo matarte.— comenta YoonGi limpiando la sangre de sus labios.— Cuando recargues pilas podrás volver a alimentarme— comenzó a alejarse del cuerpo delgado de Meredith.
Se fue dejándola ahí de pie, aún con impotencia, sentirse tan sumisa frente a él, era complicado de creer. Evidentemente ella no aguantaría así toda su vida. Ser la comida de un grupo de vampiros. ¿Desde cuándo si vida se había vuelto tan trágica? La pobre chica después de derramar algunas lágrimas se adentró a la bañera para bañarse de una buena vez. A su mente no pararon de llegar retazos sobre el cuerpo fornido de alguien, no logra reconocerlo ya que su rostro está totalmente borroso. Sacudió su cabeza con extrañeza y decidió dejar ese tema hasta ahí.
Al concluir su baño secó su cuerpo y se vistió con una ropa que le proporcionó Taehyung; quien se tomó la molestia de comprársela. Las prendas consistían en una falda de vuelos color roja y una blusa simple con encajes color negra escotada. Unas sandalias delicadas y aparentemente caras. ¿Cuánto dinero tendrán estos vampiros? No parece que trabajen, entonces ¿de dónde sacan tanto dinero?
Ah cierto. Habían hablado sobre una fortuna. Pero...sería mejor dejarlo hasta ahí todo.
Caminó hasta su habitación a paso tranquilo como el que nada teme, al entrar a ésta se percató de que SeokJin estaba adentro, sentado en el sofá de la habitación.
«¿Y por qué todos entran a mi habitación sin pedir permiso?» Se preguntaba en su interior.
— SeokJin, ¿puedo ayudarte en algo?
— Hola.— le sonrió amablemente.— Necesito que tengamos una conversación.— comentó poniéndose de pie.— Te traje el desayuno, en cuanto termines ve a mi despacho.— le ofreció una bandeja que estaba encima de la mesa ratona frente al sofá.
— Oh claro. Eso haré. Gracias por ser amable conmigo.
Ella se sentó en una mesita que había cerca de su cama, ahí tomó su desayuno. Trató de comérselo todo, además estaba muy delicioso. Había fruta, jugo natural, cereales y tostadas con mantequilla. Un desayuno completo y bien equilibrado.
Al concluir fue a la cocina para lavar lo que había utilizado y continuó su camino hasta la oficina del mayor de los siete hermanos. Tocó la puerta y escuchó un “Adelante” por parte del mayor en su interior, así que entró soltando un gran “Wow” al notar lo bien acomodado que estaba todo. Habían libros en sus estanterías que no eran para nada pequeñas, varios sofás mullidos y algún que otro adorno aparentemente caro.
—Con permiso.
—Claro adelante.— le sonrió y se puso de pie.— Lo sé, es impresionante la primera vez, seas bienvenida a mi odicina.
— Y...— alargó la letra.— ¿De qué querías hablar?— preguntó con interés.
— Siéntate ahí por favor— le indica el mayor señalando su escritorio perfectamente adornado.
— Ammm... está bien.— obedeció con su seño fruncido.
—Verás.— comenzó el pelinegro.— Debes de tener ciertas dudas al sentirte sumisa cuando un vampiro te muerde, ¿Cierto?— ella asintió algo tímida.— Yo con mucho gusto te explicaré.— dijo animado esta vez acercándose a ella.— Eso pasa porque al morderte es como si estuvieras en trance— la toma del brazo.— Pero, ¿Sabes que es lo mejor?
La chica negó algo hipnotizada y él sonrió.
» Lo mejor es que sientes como si estuvieras teniendo sexo, esa sensación de placer es para cubrir el dolor que la mordida causa.— acarició un mechón del cabello castaño de Meredith.
— ¿Qué vas a hacer?— preguntó ella con su seño fruncido al notar que SeokJin apartó el cabello del cuello de Meredith.
—Voy a explicarte de mejor forma— sonrió.— Tranquila, prometo ser delicado.— le guiñó un ojo.
Él abrió las piernas de la chica delicadamente colocándose entre ellas, la atrajo un poco más a su cuerpo y se agachó lo suficiente como para alcanzarla.
—Tranquila, no te haré nada malo, solo te probaré.— aseguró con tono tranquilo haciendo sobresalir sus filosos colmillos.
Lentamente deslizó sus nudillos por el pecho de la chica y apartó la tela de la blusa de ella, esta misma al ser escotada le facilitó morder en esa zona a SeokJin. Mordió su tórax, Meredith apretó sus ojos con fuerza y sus labios se entreabrieron expulsando gemidos de dolor. Apretó la tela del elegante traje que porta SeokJin arrugando esta. Poco a poco el dolor desaparecía y era sustituido por esa sensación que ahora estaba totalmente segura de que era placer.
SeokJin se separó de ella algo extrañado.
—La sangre de una mujer virgen tiene un sabor sublime.— limpió sus labios con su lengua.— Puedes irte, Meredith.
—Si.— la chica bajó de ese escritorio y salió casi corriendo de ahí.
Quiso ir al bosque a caminar tan siquiera, pero se le fue imposible, el portón estaba completamente cerrado. No le quedó de otra que entrar al jardín, además había una muy bonita vista. Claramente estaba bien cuidado. Alguien le dedicaba bastante tiempo a cuidar las plantas, ya que las rosas estaban bastante rojas y abiertas. Muy hermosas, habían flores de todo tipo. Tal vez hasta orquídeas. Esa era su flor favorita.
— Me pregunto quién se tomará el tiempo de mantenerlas tan hermosas, no he visto a nadie en el jardín nunca.— acarició con su índice los pétalos de una rosa de color negro.— Nunca había visto rosas de este color.
Continuó avanzando por el lugar notando que sí hay orquídeas, sonrió animada por haber visto semejante belleza de flores.
Se percató de las orquídeas blancas, hermosas sin duda alguna, fue dispuesta a arrancar una pero fue interrumpida su acción cuando escuchó una voz masculina hablar a sus espaldas.
—Yo que tú no haría eso, esas me costaron hacer que florecieran.— comentó Namjoon con tono tranquilo.
—Perdón, es que las flores son muy bonitas. Solo quería verlas de cerca.
—¿Te gustan las orquídeas?— indagó el hombre parado a su lado.
—Sí, son flores realmente delicadas.
—Ya veo— asintió.— Pero toda flor es delicada. Cómo tú, eres una linda y delicada flor.
La joven se sonrojó.
— Gracias.— sonrió tímida.
—¿Te gustan las manzanas?— preguntó el chico de los lentes.
—Sí.
—¿Quieres comer? Aquí tengo bastantes.— le mostró una canasta.—Las acabo de recoger. Son cultivadas por mí.
— Genial, te agradezco.— tomó una y le dio un mordisco.— Está buenísima.
— Me alegra saberlo.
— Oye, Namjoon. ¿Por qué estás afuera? Creía que los vampiros no podían estar bajo el sol.
— Y no podemos, pero los Casttle somos especiales.— sonrió ladinamente.— No te preocupes, la luz solo me molesta pero no me hace daño.
Meredith asintió. Le dió otro mordisco a su manzana, es que de verdad está buenísima. De hecho, Namjoon es hasta ahora uno de los únicos que le parecen amables, solo él, Hoseok y TaeHyung están en la lista. No pretende aumentar esa lista.
— Tomemos asiento en el césped, también lo cuido con frecuencia.— comentó sentándose en el verde pasto.
— Te gusta la naturaleza por lo visto, Nam.— dijo Meredith tomando asiento también.
— La naturaleza es todo lo que nos rodea, deberías cuidar tu entorno.
— Y esta es mi clase del Medioambiente. ¿Cierto?— ambos rieron.
— Solo te cuento lo obvio, me gusta cuidar el sitio donde paso más tiempo, eso es todo. Me gusta mucho leer y aquí es donde lo hago, solo refresco mi vista para cuando me tomo mis cinco minutos de reposar los ojos.— sonrió mostrando sus hoyuelos.
El viento sopló directamente en el rostro de ambos, el silencio reinó en ese momento, aunque no era incómodo, solo se trata de una sensación de ¿Familiaridad? ¿Por qué se siente tan familiar? Meredith no pudo evitar preguntarse por qué sintió como si no fuera la primera vez que estaba sentada ahí junto a NamJoon. Lo miró con su señor fruncido.
Sus preguntas se frenaron cuando él la tiró sobre el césped delicadamente, despertó de su ensoñación y ya lo tenía encima, sabía que sería lo siguiente que él haría.
Acercó su rostro a ella, olfateando su juvenil aroma. Apoyó una de sus manos para sostenerse en el suelo mientras que con la otra levantó delicadamente la tela de la blusa de la chica dejando ver su plano abdomen.
Ladeó la cabeza y contempló sus ojos, le dio una sonrisa de labios cerrados y mordió el abdomen de la chica.
—A-ay duele.— se quejó levemente, pero pronto dejó de doler.
Namjoon presionó sus colmillos en la carne con más firmeza, hasta que finalmente se separó de ella.
—Sabes muy bien.— sacó un pañuelo de su bolsillo y limpió sus labios.— Me encanta tu sabor.
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