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🥀𝕼𝖚𝖎𝖓𝖈𝖊🥀


— Prepárate, preciosa.— volvió a hablar el rubio.— Porque te haré ver las estrellas.

La apresó entre sus manos sosteniéndola de las caderas, y sin previo aviso, penetrándola con fuerza entrando en ella. Ella no podía moverse, ¿por qué? ¿Qué sucedía ahora? Al parecer era inútil intentar resistirse. Nuevamente no quería que sucediera y estaba sucediendo, estaba siendo sometida ante un Casttle.

— Jimin.— habló con cierta dificultad.— Por favor...— fueron calladas sus palabras debido a la mano de Jimin que estaba cubriendo su boca, evitando que articulara algo más.

— Tu calla, y disfruta.— sonrió.— Si el frío YoonGi pudo estar dentro de ti, no veo porque no estarlo yo.— empujó con fuerza hacia el interior de Meredith.

Ambas intimidades chocando provocaban un sonido morboso, además de sumarle el chapoteo del agua.

Sus estocadas estaban siendo rusas, tal vez demasiado risas. No daba tiempo a que la chica dijera algo, aunque, poco podía decir teniendo su bica cubierta. De repente, un cosquilleo en el interior de la castaña fue lo siguiente que sintió. ¿Podría ser posible que JiMin estuviera tocando una parte algo sensible del interior de Meredith? Repentinamente quiso gritar, había un dolor insoportable en su intimidad, además del ardor debido al roce.

Luego de un rato –que para ella se trató de una eternidad– notó como sus paredes interiores aprisionaban a Jimin en su interior, señal de que alcanzaría un orgasmo. Después de eso, todo fue rápido, Jimin liberó todo su semen en la espalda de la chica.

— Joder. Nunca has perdido el toque.

Ella ni siquiera se molestó en prestarle atención, solo quería salir de ahí. Salió del agua vistiéndose rápidamente, sintiendo vergüenza, hacia ella misma, hacia su situación actual. ¡Vergüenza de todo! ¿Por qué es tan débil y no puede frenarlo?

— Cada reencarnación la disfruto más que la anterior.— soltó JiMin aún en la calidez del agua.— Por algún motivo noto aldo distinto en ti.

Prefirió ignorar todo eso y continuar lo que hacía. Puso su ropa que en realidad no es muy abrigada. Su suéter es calentito, pero no para el frío que estaba presente en el ambiente justamente hoy.

— ¿Te vas tan rápido, linda?— interroga Jimin con una sonrisa— Hieres mis sentimientos, que mala.

— ¿Acaso tienes sentimientos?— su voz salió tan automática, tan frívola, que hasta ella misma se sorprendió.

— Auch, golpe bajo.

Silencio.

— Me voy.— me dio la espalda y comenzó a caminar intentando descubrir por dónde había llegado hasta ahí.

— Repetiremos.— no fue una pregunta.— Tenlo por seguro.

¿Repetir? ¿Acaso estaba loco? Por nada en este mundo ella quisiera repetir eso. Su cuerpo duele, se siente pesado, además de no poder caminar bien debido al dolor constante en su femenidad. Seguramente estaba quemada por la fricción, o al menos eso supuso la chica.

La fuerte y fría brisa chocó con su rostro, congelando hasta sus sentidos. Necesitaba llegar a casa, porque le asustó el hecho de que la nieve comenzó a caer, eso significaría que las temperaturas descenderían más. ¿Cómo llegar a su casa si no sabe por dónde vino?

— F-fant-tás-ti-ti-co.— tiritaba, se detuvo a pensar por cual de los tres caminos debía irse.

¿Por qué hacía tanto frío? Calaba hasta en sus huesos, por un momento creyó no poder moverse. El dolor que sentía en sus piernas repentinamente no la dejó avanzar más. Cayó al suelo de rodillas siendo tumbada por el fuerte viento. Cubría sus manos debajo de sus absilas para mantenerlas calientes, pero ya ni con eso podía conservar el calor.

Si tan solo alguien pudiera ayudarla.

¿Alguien? ¡Claro!

Meredith recordó eso que le dijo JungKook una vez, no fue hace mucho tiempo atrás.

Flashback:

Hace un par de semanas...

Estaba sentada en el sofá de mi habitación y JungKook aprovechó la distracción para sorprenderme. Cubrió mis ojos y sentí su respiración en mi nuca.

— ¿Es en serio? No puedo tener ni un minuto de paz, por lo visto.

— Hagas lo que hagas y digas lo que digas, no importa donde, yo lo sabré.— sonrió confiado.

— Estás loco.— negué encarándolo.

— Siempre escucho lo que dices, siempre estoy pendiente de ti.— su voz sonó con tanta seguridad.— Dije que eres mía, y por eso debo cuidar de ti. No quiero que te suceda nada malo.

— ¿Piensas que te lo crea? ¿Y si un día estás en el pueblo y yo aquí, entra un ladrón y gritó tu nombre, ¿Lo escucharías?

— Dudo que alguien tenga los cojones para entrar al bosque, pero, sí, estoy segurísimo de que te escucharía.

— Eso es tan cliché, parece una mala película de televisión.

— Bueno, si lo miras de esa forma, tal vez sí suena cursi.— comentó avergonzado, rascó su nuca y me miró.— Pero, si dices mi nombre, en cualquier sitio, te escucharé, lo prometo.

Fin del flashback.

Y sí, puede que se estuviera volviendo loca por creer que eso funcionaría. Pero tal vez, si lo sea. Existe la remota posibilidad de que JungKook puedo escuchar que está en problemas. La verdad es que sus labios estaban tan congelados como para poder decir alguna palabra.

Se arrastró un poco entre la nieve y al ver la nieve caer, se dio cuenta de que no tenía nada que perder, o moría congelada, o lo intentaba. Si no funcionaba, pues, tampoco le hacía ilusión la vida.

— J-Jung-Jung-K-kook.

Lo siguiente que sucedió, fue que sus ojos se cerraron.


— Ya hace más de dos horas que se ha ido.— cruzó sus brazos TaeHyung.

— Por tu culpa se ha ido, Miranda— reclama nuevamente Jungkook.

— Si se fue, es porque es una niña inmadura que no es capaz de afrontar sus problemas y conflictos.— su voz sonó agotada de la misma frase cada cinco minutos.— Así que relájate, Kookie.

— No me llames así.— reclama.— Solo los miembros de mi familia pueden llamarme así.— el rostro del pelinegro de un momento a otra se tornó muy molesto.— Dime, ¿Qué crees que te haríamos si ella muere? Es humana, n resiste estas temperaturas, está nevando y su ropa no es para nada abrigada, algo malo le puede suceder.

—No pienses en que algo malo le pasará, eso está mal.— dijo Tae con semblante triste.

— TaeHyung tiene razón.— asiente NamJoon.

— Mejor no pensar lo peor.— calmó SeokJin.

— Oigan.— el menor frunció su entrecejo.— ¿No escuchan eso?

J-Jung-Jung-K-kook.

P-por...f-fav...

¡Era ella! Sus oídos no lo engañan. Está escuchando su dulce voz.

— Entonces, si me creyó.— sonrió con tanta emoción y a la vez tranquilidad.— Debo irme, sé donde está. ¡La traeré de vuelta!

Corrió hacia el lugar donde escuchó el débil llamado de la castaña. La emoción que sintió de saber que sus palabras si pueden llegar a calar en la joven a la cual ama, lo hizo sentir tan pleno.

Al llegar a una arboleda, vio el cuerpo de Meredith cubierto de copos de nieve, sin pensarlo la cargó entre sus brazos dispuesto a regresarla a la calidez de su habitación. Tocó la piel de su mejilla pálida, está helada. Incluso si corazón estaba latiendo lentamente.

— Menos mal llegué, llegué a tiempo a buscarte, mi querida Meredith.— su tono tan triste al verla en ese estado.

Salió corriendo con ella en brazos rápidamente hacia la mansión Casttle, la ventaja es que él al ser vampiro, no tardaría tanto en llegar hasta la casa. 

En un par de minutos, llegó a la mansión por fin, sin dejar que nadie se interponga en su camino subió escaleras arriba siendo seguido por el pequeño grupo de personas.

— ¿En dónde estaba?— Tae fue el primero en hablar.

— ¿Cómo está?— NamJoon el siguiente.

— ¿Por qué está desmayada? ¿Qué le sucedió?— interrogó YoonGi.

— No hay tiempo para hablar, chicos.— esta vez habló SeokJin.— Dejen que JungKook se encargue, es lo justo, él la encontró.

— Gracias, hyung.— sonrió.— El mayor asintió.

— Pero JungKook.— el menor volteó hacia su hermano.— Si algo malo le sucede a Meredith bajo tu responsabilidad, juro que te mataré. ¿Entiendo?

— Nunca dejaré que algo malo le suceda.

Subió rápidamente hacia la habitación de la joven. Lo primero que hizo fue quitarle esas ropas que traía, ya que estaban húmedas por la nieve. Corrió al armario y sacó de él todas las cobijas que encontró dentro para cubrir a la chica. Tocó la frente de la joven, estaba demasiado fría.

De una gaveta sacó un termómetro y se lo colocó.

— Está demasiado fría.— suspiró.— Tiene hipotermia.

JungKook agradece mentalmente a que sabe que hacer en estos casos. Durante tantos siglos que lleva vivo, ha aprovechado y tiene muchos títulos, entre ellos, tiene el título de médico. Lo hizo para ayudar durante la guerra de independencia, terminando su carrera en el año 1930.

Intentó calmar sus nervios, ya que así no resolvería nada.

— Prometí cuidarte, y lo haré, mi amada Meredith.


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