🥀𝕺𝖈𝖍𝖔🥀
La lujuria.
Dicen que el despertar es muy importante, como también es importante con quien despiertas, sea lo que sea que veas. Siempre es bueno toparse con un príncipe azul como en los cuentos de hadas, a decir verdad, Meredith no tenía planeado abrir sus ojos y ver lo que vio.
Una hermosa sonrisa.
— Buen día, bella durmiente.— habló TaeHyung con una enorme sonrisa y en sus manos una bandeja.
— ¿Tae?— su voz salió adormilada.— ¿Qué haces aquí?
— Vine a traerte el desayuno.— señaló con su barbilla la bandeja en sus manos.— Mis hermanos no están así que me dejaron cuidándote. Si te pasa algo me matan por eso, debo cuidarte bien, Meredith.
— Bien, te agradezco mucho Tae, es un lindo gesto de tu parte.— dijo la chica estirando su cuerpo encima de la cama.
—De nada.— sonrió amable.— Bueno, esto lo preparó Jin antes de irse. Espero que lo disfrutes.— dejó la bandeja cerca de ella y se fue alejando lentamente.
— Espera.— habló rápidamente.— No te vayas, quédate y hazme compañía.— me sonrió— Solo si quieres claro.
— Pero por supuesto no me importaría hacerte compañía.— habló animado y se sentó encima de la cama.— De todas formas no hay nada que hacer.
En lo que Meredith termina su desayuno ambos se quedaron conversando sobre trivialidades, de vez en cuando alguna que otra broma por parte de él. Definitivamente, sin duda TaeHyung es el mejor conversador que tendría en su vida. Él le agrada mucho.
«¿Por qué? ¿Por qué mi corazón late de esta manera?»
— Tae.— lo nombró con timidez.— ¿Podrías contarme algo sobre Elizabeth?
Él frunció su seño.
— ¿Cómo sabes sobre ella?
Meredith calló.
— ¿Cómo sabes de Elizabeth? ¿Quién te habló sobre ella?
— No te preocupes por eso. ¿Tan malo es que lo sepa?— inquirió.— ¿Qué de malo tiene que quiera saber de mi madre?
— Sí, tienes razón. Pero no hay nada que contar sobre ella. Al dar a luz, murió.— explicó con rapidez.— Eso es todo, solo convivimos con ella los nueve meses de su embarazo.
Mentiras, mentiras y más mentiras.
— Entiendo, sí, tienes razón. Yo no debería ser curiosa, con lo que YoonGi me dijo bastaba. ¿Por qué me ocultaría algo?
— Con que lo dijo YoonGi.— asintió analizando sus palabras.— Claro, él no tiene por qué mentirte en absolutamente nada.
— Me iré a dar un baño.— bebió de su jugo.
TaeHyung asintió.
Ella caminó hacia el baño para tomarse tiempo para ella misma. Pero su cabeza estaba rodeada de pensamientos intrusivos. Tomó su baño tranquilamente y al terminar decidió regresar a su habitación, pero TaeHyung ya no estaba ahí. Decidió terminar el libro que estuvo leyendo anteriormente, pero no pudo encontrarlo en su habitación.
— ¿Lo habré dejado en la biblioteca?— se preguntó a sí misma.
Tanto dio, que terminó llendo a la biblioteca y checar si lo había dejado ahí. Y al momento de entrar por la puerta de la gran biblioteca de la mansión, sus ojos se toparon con TaeHyung quien por lo visto estaba haciendo una limpieza al lugar.
— ¿Necesitas ayuda?— se ofreció la castaña con una sonrisa en su bonito rostro.
— Toda ayuda es bien recibida.— le devolvió la sonrisa.— NamJoon se aprovecha de que es mayor que yo y me ordena cosas. El mes pasado que ordenará su habitación y este mes que limpie su preciada biblioteca.— se queja.— En todos estos años no hace más que acumular libros compulsivamente, a donde quiera que viaja siempre regresa con libros.
— Creo que debería limpiarla él entonces.— comenta Meredith agarrando un libro entre sus manos.— Él debería de tener un poco más de orden. Al fin y al cabo, es su biblioteca, ¿no?
— ¿Orden dices? La palabra orden no entra al vocabulario de NamJoon.— negó el castaño.— Por favor, si es el Dios de la destrucción.
— Vaya, eso sí que lo supuse cuando noté el desastre que dejó en la cocina.— rió a carcajadas.— SeokJin casi lo mata.
— Vi la discusión, casi queman la casa entre ambos.
— Ustedes siete son tan distintos.— colocó varios libros en una estantería.
— Eso es porque somos hijos de distintas madres.— comenta TaeHyung sacudiendo el polvo de uno de los estantes.
— ¿Ah sí?— frunció su seño la castaña.— Ahora que lo mencionas, no me han contado de dónde proceden.
— Padre tuvo dos esposas.— comienza su explicación.— Del primer matrimonio salieron SeokJin, YoonGi, Hoseok y NamJoon.— sonrió de labios cerrados.— Y del segundo, nacimos JiMin, Jungkook y yo. Somos los menores.
— Entiendo.— asintió.— ¿Y cómo nacieron siendo vampiros? Creía que para ser vampiro debías morir antes de convertirte en uno.
— Eso es porque somos vampiros de élite, purasangres.— enarcó una de sus cejas.— Somos inmunes al daño del Sol, vampiros diurnos. Nuestro corazón late como el de un humano.
— ¿Diurnos dices? Creo que desconozco ese término.
— Los purasangres generalmente somos la raza superior de vampiros, somos como humanos que realmente no podemos morir, ya que somos inmortales al igual que cualquier convertido común.
— Eso es genial.
— Nunca lo he visto muy genial.— sonrió tristemente.— Ser inmortal da asco cuando no tienes de qué aferrarte.
— ¿De qué aferrarse?
— Se necesita aferrarse a algo para vivir, los humanos se aferran a la vida, pero nosotros vivimos siempre, ¿A qué deberíamos aferrarnos?
Meredith sopensó esa pregunta, sin embargo, en su mente nunca llegó a una conclusión respecto a ese tema.
— ¿Quieres conocer sobre las reencarnaciones, cierto?— preguntó TaeHyung de forma certera.
— Si no te importa contarme, pues me encantaría saber sobre ese tema.
— No creo poder decirte, no si SeokJin no me lo permite.
— ¿Por qué enamorarse de mí?— suspiró.— Si no puedes hablarme de las reencarnaciones, al menos háblame sobre eso.
— ¿Qué acaso no quedó claro? Eres especial Meredith, desde el inicio nunca fuiste una chica común, como las demás.— su expresión endureció.— Siempre has sido distinta, y eso te llevó a ser como eres.
— Cómo soy...
— Tenemos algo común. ¿Sabes?
— ¿Podría saber qué es?
— No conozco el rostro de mi padre, al igual que tú.
— ¿Y por qué no?— inquirió.
— Nunca ha aparecido visualmente, ha sido un padre ausente. Realmente lo detestamos, nunca ha querido mostrarnos su apariencia.— suspiró.— Incluso en los retratos familiares, no aparece.
— Que hombre tan peculiar.
— Basta, mejor terminemos de limpiar.
Meredith sonrió, asintió con la cabeza y humedeció un paño para pasarle a los muebles y deshacerse del incómodo polvo. Barrieron, limpiaron, recogieron, sacudieron las estanterías y los libros los acomodaron por autor.
Al concluir con su limpieza, Meredith decidió preparase algo para cenar, estaba agotada y muerta de hambre. ¿Cuándo se hizo de noche? Al parecer cuando te lo pasas bien, el tiempo vuela. La compañía de TaeHyung es muy grata.
La castaña observó a TaeHyung. Enarcó una de sus cejas.
— ¿Te gustaría comer algo?— propuso Meredith.
— Tranquila, estoy bien.— me restó importancia.
— No me refería a esta comida.— le sonrió.— Llevas días sin alimentarte. ¿Te encuentras bien?
— Estoy bien, no quiero incomodarte.
— Nunca lo haces.— insistió.— Ven, aliméntate Tae. Por favor.
— ¿En serio puedo?— inquirió, su expresión realmente le pareció muy tierna a Meredith.
— Si te lo estoy ofreciendo es porque si puedes, Tae.
Él se colocó de pie frente a ella y la observó fijamente, poco tardó Meredith en ser invadida por los nervios. ¿Sabes esas personas que tienen miradas que te intimidan y te hacen sentir diminuta frente a ellas? Pues TaeHyung Casttle era una de esas personas; su mirada al volverse oscura te enloquece. Es como si fuera otra persona, Meredith juraría que sus facciones están más marcadas.
Sin lugar a dudas solo su mirada la hacía sentir lo sumisa que puede llegar a ser. Los ojos de su contrario se tornaron de color rojo, la venas se le marcaban y sus colmillos sobresalían e una sonrisa macabra. Ya ese no es el tierno TaeHyung de antes.
Se acercó suavemente a ella y tomó su muñeca, sin dejar de mirar fijamente a sus ojos y clavó sus colmillos en su delgada piel. Succionó un poco de sangre, ese delicioso sabor de ella. ¿Por qué sabe tan bien? ¿Por qué tiene que poner esa cara cuando está alimentándose de ella? ¿Por qué no puede simplemente hacerla suya? «¿Por qué no puedo hacerla mía? Maldita sea.»
— Sumisa luces aún más hermosa de lo que ya eres.— habló con su profunda voz.— Eres tan preciosa, tan especial.— acarició un mechón de su cabello.— Nunca haría algo que pudiera dañarte, a las flores hay que cuidarlas bien. Eres tan perfecta.
La chica miró fijamente los ojos del contrario. Por alguna extraña razón su corazón quería salirse de su pecho de lo acelerado que estaba.
— TaeHyung...¿qué dices?
—Meredith, sé que JungKook quiere ser el primero y único en tu vida, pero si tan solo me permitieras amarte.
Entonces Meredith cayó en cuenta de lo que realmente él quiere y desea, la ansía a ella, desea estar con ella. Sobretodo, desea que sea él el único que la toque o la bese. TaeHyung quiere ser el hombre al que Meredith mire, únicamente a él.
La chica de cabello castaño entiende lo que él busca decirle, sin embargo ¿estaría dispuesta a llegar a satisfacerlo de esa forma? ¿Realmente desea estar de esa manera con TaeHyung? Es cierto que él siempre se ha portado como un caballero, también siempre ha cuidado de ella y se ha preocupado por el bienestar suyo; además, cada vez que se alimenta de ella le pregunta antes de hacerlo, nunca ha sido diferente. A pesar de todo, TaeHyung intenta ser lo más gentil posible con la chica, ha intentado siempre estar con ella.
Realmente la ama, y nunca mintió al respecto. ¿O sólo se trata de un simple juego?
— TaeHyung.— comenzó llamando su nombre. Sonrió suavemente.— Es cierto que tienes mi aprecio, y además, me siento bien cuidada junto a ti, te preocupas por mí y por lo que me importa. Eres tan amable y caballero, realmente eres como ese príncipe que un día idealicé, y aunque tal vez lo hice de más yo...
— ¿Me permites, besarte?— su pregunta interrumpió las palabras de Meredith.
— Pero, TaeHyung, yo...
— Por favor, te lo suplico.
La verdad, ella no puede dejar de ocultar ya esos sentimientos que guarda en su interior. ¿Serán los sentimientos correctos?
— Está bien, puedes hacerlo.
TaeHyung le sonrió con tanta emoción que hasta ella se sorprendió por esa linda actitud del muchacho; tomó su mentón con suavidad y la acercó a su rostro lentamente uniendo sus labios en un beso casto. Tampoco se sobrepasaría con ella, nunca haría algo que pudiese llegar a perjudicarla. Para él, ella es demasiado especial como para ensuciarla de semejante forma.
— Tenía tantas ganas de hacer eso.— sus ojos se cristalizaron.— Llámame egoísta, pero no quiero compartirte con nadie, Meredith. Por favor, no quiero compartirte con ellos.— una lágrima traviesa recorrió su mejilla.— Siempre acabo tirado por algún bar, llorando porque no puedo tenerte y debo soportar que beses a alguien más.— negó con pesadez, mantiene sus manos en ambas mejillas de la chica.— No creo poder soportar eso, no de nuevo.
Observar a TaeHyung llorar por culpa del rechazo que alguna vez en otra vida le hizo, provocaba que su corazón se desgarrara solo de pensar lo mal que podría haberlo pasado. No le gusta que él, prescisamente él, teniendo tan buenos sentimientos y tan buenas intenciones tenga que sufrir de ese modo. No lo pensó de más, no quiso hablar más, las palabras sobran cuando se siente algo tan grande en el interior. Esto era lo que necesitaba para darse cuenta de los verdaderos sentimientos que tiene.
No quiso hablar de más, no dijo nada. Simplemente se acercó a él, a sus labios y los juntó con los de ella en un beso diferente, lento y lleno de pasión, desbordado de deseo. Es un beso que nunca había dado antes, pero él la guió con paciencia, sin prisa. Profundizó el beso al hundir sus dedos en los largos cabellos castaños de la joven. Lamentablemente, existe el oxígeno, por ello se separaron.
El rostro de TaeHyung solo expresa confusión (aunque un poco de emoción también...bueno, sí, bastante emoción) por la acción de la joven. Es decir; no esperaba que la mujer de la que llevaba siglos enamorado, de la nada, así como así terminara besándolo con tanto ímpetu. Su reacción obviamente fue preguntar:
— ¿Qué fue eso? ¿Por qué...por qué lo hiciste?
— Solo quiero darte lo que quieres.— acarició una de sus húmedas mejillas.— Solo busco darte eso que tanto deseas, quiero que me hagas tuya, TaeHyung.
Los ojos negros de TaeHyung se abrieron enormes con esas palabras.— ¿De verdad? ¿Hablas en serio?
— Sí, quiero que tú seas el primero, TaeHyung.— aseguró con tono de seguridad en su voz.
De hecho, hay mucha decisión en su mirada.
— No aquí, no es el mejor lugar para entregarte a mí.— acaricia con delicadeza el cabello de Meredith. Le sonrió emocionado.— Ven conmigo.
Deslizó sus nudillos por el brazo de su amada Meredith con tanta devoción, con tanto fervor, con tanta adoración, hasta llegar a su mano y entrelazar con ternura sus dedos con los de ella. Caminó junto a ella, guiándola hacia la planta más alta –donde ella nunca había estado– llevándola hacia su habitación. El rostro de TaeHyung estaba ta sonrojado, no creyeron que eso podría ser posible.
Al cruzar las puertas de la habitación del castaño, Meredith notó en la pared un enorme retrato colgando ahí –a juego con el tapiz rojo que cubre toda la casa– un cuadro que muestra a una mujer muy hermosa, de rasgos asiáticos, ojos grandes, cabello muy oscuro y largo. ¿Quién era ella?
— Es mi madre, Isabella.— aclaró él castaño.
— Una mujer muy hermosa.
— Mi madre poseía muchísimas virtudes, y la belleza es una de ellas.— sonrió recordando los pocos momentos que vivieron juntos.— La extraño tanto.
Sonrió nostálgico, ella no pudo evitar preguntarse acerca de qué le habría sucedido. ¿Por qué no convertirla en vampiro y así continuar juntos para siempre? Despertó de su ensoñación cuando escuchó el sonido del pestillo de la puerta. Miró hacia esa dirección.
TaeHyung se acerca con calma hacia su anatomía, la observa con tanta idolatría y veneración, como a una diosa a la cual hay que rendirle tributo.
Sin previo aviso, sus bocas volvieron a unirse, esta vez con más premura que antes. Retrocedieron unos pasos, cayeron a la cama. TaeHyung se colocó encima de ella, sin llegar a aplastarla o hacerle daño. Su masculina mano comenzó a acariciar la mejilla de la joven descendiendo lentamente por su hombro, y luego al brazo, entrelazó sus manos. Separó sus labios de los de la castaña, ambas respiraciones se encontraban totalmente aceleradas; sin embargo, eso no es motivo suficiente para darse prisa, se tomaría todo el tiempo del mundo para disfrutar a esa maravilla de creación celestial que era Meredith, pues sí, para él ella es el ser más perfecto en la faz de la tierra.
— Dime, Meredith.— su voz salió tan grave que hizo el delgado cuerpo de Meredith estremecer.— ¿Realmente quieres que suceda? Ya no habrán vueltas a atrás.
— Sí, quiero que pase, sobretodo porque es contigo.
Él le sonrió enternecido por sus palabras. Acarició todo este tiempo los castaños cabellos de la muchacha. Puede notar la fragilidad de ella, si total sumisión y entrega. Puede sentir tantas cosas solo al observarla a los ojos.
— Bien, intentaré ser lo más gentil posible. Prometo no hacerte daño, y si algo no te gusta, por favor dímelo.— ella asintió.
Volvió a unir sus labios en un beso vehemente, aún mantenían sus manos entrelazadas. Con su mano libre, TaeHyung apartó algunos cabellos de Meredith y descendió sus besos hasta el cuello de la muchacha, que aunque sintió la tentación de morderlo, prefirió contenerse. Masajeó suavemente uno de los pequeños pechos de la chica por encima de la tela de su delicado vestido, notó que no trae sostén ya que pudo sentir fácilmente sus pezones que ante su tacto estaban erectos.
— Tan perfecta y mía.— dijo entre suspiros el vampiro.
Comenzó a desabrochar los botones delanteros del vestido de Meredith, liberando sus senos y dependiendo a admirarlos. Sonrió con cierta malicia, la chica tenía sus ojos cerrados.
— Mírame Meredith.— con sus nudillos acarició una de las mejillas de la chica, comenzó a deslizar su mano por su piel.— No sientas vergüenza, eres tan perfecta.— apretó uno de los pechos de la chica, ella gimió en respuesta. TaeHyung mordió su labio inferior.
Se inclinó atrapando entre sus labios el pezón libre de Meredith, con la otra mano masajeó sin prisa el otro seno, apretando el pezón de la joven. Para Meredith se trataba de una experiencia totalmente nueva, pero en cambio, demasiado deliciosa y placentera. Volviéndose un mar de gemidos. Refregó su bulto con firmeza en la intimidad de la chica que estaba cubierta por la tela de sus bragas.
TaeHyung soltó un gruñido al notar lo húmeda que estaba:
— Te preguntaré por última vez, ya que no podré contenerme más.— pasó su lengua por el cuello de la chica.— ¿Quieres realmente que suceda?
— Sí.— su respuesta salió desesperada.— Quiero...que suceda.
El chico sonrió ladinamente y dio un casto beso en los labios de la muchacha, descendiendo con pequeños y cortos besos por el plano abdomen de Meredith, hasta llegar a ese sitio tan íntimo. Sin duda alguna ella comenzó a sentir vergüenza de que TaeHyung mirase con tanto interés ese lugar donde no llega el sol.
— Veamos que hay aquí.— le guiñó uno de sus ojos con complicidad.— ¿Puedo?
Meredith asintió con la cabeza dándole el pistoletazo de salida, ahora, no habría vuelta hacia atrás. Sin embargo, ella no tiene problemas con eso, hasta ahora él había sido tan gentil y sin duda no le importaría que continuara. Más porque sus pensamientos están totalmente nublados.
Quitó suavemente las bragas de la muchacha, y en estos momentos ella agradeció mentalmente de haberse depilado esa misma mañana, o de lo contrario comenzaría a sentir más vergüenza de la que ya tenía en su sistema. TaeHyung besó los muslos internos de la joven castaña, deslizó sus besos hacia el Monte de Venus de ella. El joven e inexperto corazón de la muchacha latina tan acelerado, sus nervios recorrieron su sistema.
Sus besos se convirtieron en succiones y lamidas desesperadas. Poco tardó en incluir su lengua. Al notar lo húmeda que estaba para él, abrió un poco más sus piernas e introdujo suavemente un primer dedo dentro de la apretada intimidad de Meredith; lo movió con premura mientras usaba su lengua para estimular mejor su clítoris.
Los femeninos gemidos de la muchacha salieron a la luz, TaeHyung sintió que sería el momento indicado y aumentó su intensidad introduciendo un segundo dedo en su interior. La espalda de Meredith se arqueó debido a esa placentera sensación, enterró sus manos en el castaño cabello de TaeHyung por puro impulso, empujándolo más adentro.
— Creo que ya es la hora.— comentó el castaño sacando sus dedos del interior de la chica.
Quitó el vestido que Meredith traía en esos momentos, ya que esa prenda incomodaba la perfecta y total vista del cuerpo delgado de la chica. Notó lo fina que es su cintura, además de percatarse nuevamente de los rosados pezones que anteriormente había tocado y lamido a su antojo.
— En serio, eres tan perfecta.
Aprovechó el momento para comenzar a desvestirse bajo la atenta mirada de Meredith.
— Además, sabes muy bien.— completó entre susurros.— Y no me refiero prescisamente a tu sangre, princesa.— sonrió con picardía. Sus ojos estaban más oscuros de lo habitual.— Tan deliciosa y mía.
Esa posesividad despertó en Meredith nuevas sensaciones en su interior, como por ejemplo: excitación.
— Estás lista.
Abrió un poco más las piernas de la chica y se acomodó entre ellas, no pudo evitar sonreír al percatarse de lo bien que encajan. Es como si estuvieran hechos el uno para el otro.
Con mucha paciencia humectó su muy erecto miembro con la misma humedad de la joven, sacándole varios gemidos a la muchacha.
— Si te duele, solo avísame.
— S-sí.
Suavemente fue adentrándose poco a poco dentro de Meredith, sin prisa. Comenzó a sentir ese ligero escozor debido a la estrechez, sin embargo iba acompañado de una sensación tan novedosa y placentera para él. Ella mantiene sus ojos apretados, su cuerpo está tenso, eso estaba empezando a dificultar un poco el trabajo suyo.
— Por favor, abre los ojos meredith.— pidió entre gemidos.— Debes calmarte. Yo estoy aquí, contigo.— acarició con cariño los castaños cabellos de la muchacha.— Estará todo bien.
Ella abrió sus ojos obedeciendo a la petición de TaeHyung. Le sonrió cálidamente, clavó sus uñas en la espalda de él causando estragos en su sistema. Aumentando su deseo por ella, comenzó a moverse suavemente en su interior para que ella se adaptara a su tamaño y grosor. Abrió más sus piernas para poder adentrarse por completo en su interior.
— Oh Dios mío.— clavó un poco más sus uñas en la ancha espalda del contrario.— Oh Tae.
— Eso es princesa, gime mi nombre.
Sus gemidos se mezclaron en el aire, sus cuerpos cubiertos de sudor. Experimentando ese éxtasis nuevo para ella, porque esa noche tuvieron más que sexo, esa noche hicieron el amor. TaeHyung, un hombre totalmente enamorado, se entregó por completo con devoción a esa única mujer a la cual amará eternamente. Y Meredith, quién siente un especial aprecio y amor profundo hacia ese hombre que ha sido el único que le ha demostrado todo lo que es capaz de hacer por ella.
Su entrega y sumisión calaron hondo en TaeHyung. Terminó llegando a su orgasmo junto a su compañera, ambos a la vez; sus frentes se juntaron, el aliento de los dos se mezcla en esa habitación, los dos llegando al clímax juntos. El calor de sus fluidos ligados con los del contrario.
Varios minutos después, salió del interior de la chica suavemente. Se recostó mejor a su lado y la abrazó, a su nariz llegó esa fragancia femenina impregnada en esa delicada y blanca piel que él adora tocar.
Por un momento le pareció tan irreal.
— No estaba soñando. ¿Verdad?— interrogó el castaño pellizcando la piel de su brazo.
— ¿Sueñas este tipo de cosas?— inquirió la muchacha con voz fina. Bostezó.
— No, pero no me gustaría despertar mañana y notar que nada de esto sucedió realmente y que todo fue un sueño, Meredith.
Porque al final, al parecer sí hay luz en la oscuridad.
Ya quería que llegará este capítulo, como saben Tae es el amor de mi vida y todo eso. En fin cosas de armys XD.
Baiii
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