🥀𝖁𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖚𝖓𝖔🥀
Hay ocasiones en las cuales las dudas nos invaden completamente; sin saber qué hacer, y ni a quién acudir. Es por eso que solemos caer en la desesperación y sin conocer como aclarar las cosas. En otras palabras: no tienes la más mínima idea de lo complicado que puede tornarse todo.
TaeHyung caminaba por el salón de la mansión con un libro en su mano; por fin se dignaría a leerlo, ya que su hermano NamJoon ha estado intentando convencerlo de que debería leer más, por tanto, finalmente accedió. En eso, el timbre de la puerta principal se escuchó, y Tae se movió con pesadez arrastrando sus zapatos con el suelo para ir a abrir la puerta.
— ¡Buenos días! Feliz cumpleaños, Tae.
La pelirrubia saludó muy animada en cuanto sus ojos se toparon con el atractivo de TaeHyung; justo hoy vestía con una ropa casual, pero que sin duda alguna estaba hecha a su medida.
— Muchas gracias, Jacky.— sonrió levemente el pelinegro a la chica que aún se encuentra afuera. TaeHyung se apartó un poco para dejarla entrar.— Y bueno, gracias por aceptar la invitación, sobretodo.— cerró la puerta una vez que Jackeline había terminado de entrar.
— Sabes que no hay problema con eso, no me pierdo ni una.— sonrió suavemente, ambos entrando al salón principal. Jackeline notó lo vacío que se encuentra este.— ¿Dónde están todos?— indagó la rubia.
— JungKook y JiMin se dirigieron a la ciudad para comprar algunas cosas que necesitamos en la decoración, todo por órdenes de Jin.— comentó en tono tranquilo.— Hoseok, Nam y YoonGi creo que fueron a hacer la compra, comida para el mes ya que Meredith necesita alimentarse.— continuó, ambos tomaron asiento en un mueble de la sala.— Y SeokJin y Meredith están en la cocina.
— Entiendo.— asintió la rubia.— Día ocupado, por lo visto.— juntó ambas manos tímidamente.— Sé que tu cumpleaños será mañana, sin embargo quise venir y felicitarte hoy, seguramente vendrá Miranda y ya sabes como es ella, no le caigo muy bien que digamos.— mordió su labio inferior.
— A Miranda no le caen bien ni siquiera sus propios hijos.— suspira.
— En eso tienes razón.
Ambos rieron con diversión.
— Bueno, yo quería invitarte a salir, sólo si eso quieres, por supuesto.— se atrevió a decir la rubia.
— Bueno, no rechazaría una salida con una amiga.— se levantó del sofá.— Me cambio y regreso. ¿Si?— ella asintió con una sonrisa.— Espérame aquí, ya regreso.
— Está bien.
Quedó sola en el salón una vez que TaeHyung se perdió en las escaleras rumbo a su habtitación. Jackeline permaneció en completo silencio, tanto que hasta aburría. Decidió esperar por Tae en la cocina, sin necesidad de preocuparse por absolutamente nada, además, así saludaría a su amado ex cuñado SeokJin.
Aún recordando perfectamente dónde está ubicada la cocina, caminó entre los pasillos hasta dar con la puerta que acostumbraba permanecer abierta completamente, ahora estaba entreabierta. Frunció su seño al escuchar unas voces decir cosas que hubiera preferido mejor no haber recordado.
— Bueno, mi amor...— esa sola frase bastó para que Jackeline se alarmara completamente, siendo presa por la curiosidad, se asomó intentando no ser descubierta.— ¿Cuándo le darás un chance a este, tu humilde servidor?
Sin duda alguna ese era SeokJin. Y lo comprobó cuando vio por el pequeño espacio como arrinconaba a Meredith contra la encimera de la cocina, sus rostros estaban demasiado cerca.
— E-e-e-e-sto-— se interrumpió a sí misma; Jackeline notó como la castaña buscaba alejar al pelinegro de su cuerpo.— Jin, creo que sería mejor que te separes, alguien podría vernos y-
— Yo solo quiero que me pertenezcas a mí en este momento, mi amada Meredith.
Jackeline cubrió su boca con una de sus manos cuando fue testigo del beso que el mayor le estaba dando a Meredith. De lo que más podía estar segura, es que la castaña no quería que eso estuviera sucediendo. La mano del pelinegro recorrió el plano abdomen de la castaña hasta llegar a la parte interna de sus muslos.
— ¿Ya saludaste a SeokJin-hyung?— dio un brinco en su lugar cuando escuchó esa vos a sus espaldas y rápidamente cerró la puerta de la cocina para evitar que Tae viera eso.— ¿Ya nos vamos? ¿O aún no lo has saludado?
Jackeline fue inmediatamente envuelta en culpa. Sus mejillas estaban completamente sonrojadas y su respiración algo acelerada. Se encuentra avergonzada, es decir, ¿pretendía quedarse observando como el hermano del hombre que ama poseía a la mujer de sus sueños? Ovbiamente no le agradó para nada sentirse sucia al cubrir algo así. Pero lo último que haría ella sería ocacionar otra guerra de hermanos como surgió años atrás; (y mucho menos por culpa de una maldita perra).
— Claro, ya podemos irnos.
— ¿Te sucede algo?— pregunta el pelinegro.— Parece que has visto a un fantasma.— bromeó con una sonrisa de labios cerrados.
Ella rió con algo de incomodidad y negó con su cabeza, adoptando una pose más seria. Tal vez si le mostraba lo que sucedía podía tener una nueva oportunidad para ambos. Y con ese ingenuo pensamiento, habló.
— Creo que deberías ver lo que está sucediendo ahí adentro.— apuntó hacia las puertas de la cocina.
Él frunció su entrecejo y la miró con confusión.
— No hagas preguntas, por favor. Solamente, hazlo.
Tras decir un escaso Ok, terminó por asomarse por la rendija. Su interior se contrajo, su alegre expresión cambió y apartó su mirada del acto íntimo que estaba sucediendo a escasos metros de él. Se dijo a sí mismo en su interior que no debe enojarse por eso, ya que al fin y al cabo, él y Mredith no son absolutamente nada. Con su corazón destrozado, le dio la espalda a Jackeline y avanzó a pasos calmados hacia la salida.
— Vámonos, debemos dejarles privacidad.— fue lo último que dijo.
— Pero, Tae-
La cortó:— Olvida eso, no es más que una estupidez.— introdujo sus manos en sus bolsillos.— Ella y yo no somos nada, y si quiere follarse a Jin...— suspiró.— Tiene el puto camino libre.— Avanzó a paso tranquilo alejándose de la rubia.
— Menudo cumpleaños le va a dar.— murmuró para ella misma.— Quien nace zorra, muere zorra.
El desprecio en la voz de la rubia fue lo más notorio, y aunque ella creyó que nadie a había oído, en realidad eso si había llegado a oídos de TaeHyung. Después de sus quejas internas, siguió a Tae por donde mismo se había ido, debía ayudarlo a sentirse bien.
Por otro lado, en la cocina, Meredith hacía lo posible por alejar a Jin de su cuerpo.
— Jin, por favor. ¡Detente!— lo alejó por fin.— Tae podría vernos.
— Escuché la puerta principal cerrarse, no está en casa.
La volvió a tomar con fuerza dispuesto a terminar lo que había empezado. A ella, no le quedó más remedio que resignarse.
11:30 PM
- Tae creo que es hora de que regreses a casa- sugiere Jackeline.
- Claro- dijo contemplando la botella de Vodka que tenía en frente- Ojalá los vampiros nos pudiésemos emborrachar. Sería muy satisfactorio para mí- recuesta su espalda en el espaldar de la silla.
- Se que te sientes mal con eso pero- suspira- ¿ No te cansas de seguir atrás de una mujer que no siente nada por ti?
- No lo se- la mira fijamente- Dímelo tú.
- ¿ Y por qué yo?
- Porque sabes que aunque quieres no puedes- se levanta de la silla- No me engañes más, se a la perfección lo que sientes por mí. No me molesta pero...¿ No te cansas de ser una buena persona con el hombre que te rompió el corazón más de una vez?
- Te ayudo y te apoyo porque te amo Taehyung. Eres lo único que me queda y por eso no, no me cansaré de estar a tu lado- la chica se levantó de la silla sin decir nada más dejando a Tae mirando ese vaso.
Tae salió de ese sitio sin rumbo fijo al darse cuenta de que Jackeline se había ido. No estuvo bien de su parte decirle eso a una mujer que derramaba la baba por él. Taehyung se acabó arrepintiendo por todo. Pidió un taxi y se fue a un hotel, no tenía ganas de recibir su cumpleaños. Definitivamente no.
Jackeline no fue a su casa sino a la mansión Casttle, quería arreglar lo sucedido.
Al llegar la puerta estaba entreabierta así que caminó despacio sin hacer ruidos. Y como si del destino se tratase, se topó con Meredith.
- Ah Jackeline, bienvenida. No te esperaba tan tarde- sonríe- ¿ Te quedarás aquí?- pregunta- Iré a prepararte una habitación.
- Espera- dijo rápidamente alzando su voz un poco- debo hablar contigo- Meredith asiente- Primero que todo no tengo intenciones de quedarme aquí. Tampoco de hacer amistad contigo. Vengo a darte un consejo- suspira exhausta- Hoy, víspera del cumpleaños de Taehyung tú, lo heriste grandemente. Muy estúpido de tu parte haberlo hecho.
-¿ A qué te refieres? No recuerdo haber hablado con Tae en todo el día y...
- ¿ Quieres callarte de una vez? Tu voz me irrita- ordena- No te hagas la santa, tú y yo sabemos que no lo eres- se acerca a ella- Tae te vio tirándote a su propio hermano, en su cocina. ¿ Qué tienes que decir al respecto sobre eso?
- Realmente...no tengo idea- bajó su cabeza- traté de alejarlo de mí pero tiene mucha más fuerza que yo.
- Ya Meredith pero- suspira y derrama una lágrima- eso no es justificación. ¿ Sabes cuántas chicas mueren por Taehyung? Aún así eso no le importa en lo más mínimo. Las ignora, solo porque tú eres de la que él está enamorado. No te culparé oír nada - baja su cabeza- pero creo que te pasaste un poco revolcándote con sus hermanos.
- No tienes derecho a juzgarme- se defiende- Si tan solo supieras que...
- Tienes razón, soy la menos indicada para juzgarte- agacha su cabeza- Solo estoy dolida por todo lo sucedido hoy. Creí que esta vez Taehyung sería feliz pero, veo que no. Mereces un premio a la más egoísta de todas. Se que me estoy metiendo donde no me llaman pero, no quiero ver al hombre que amo sufriendo por amor cómo yo sufro con constancia- se voltea para irse- Solo te pediré que recapacites antes de herir los sentimientos de ese hombre- sale de esa habitación.
Jackeline se fue con los mismos ánimos que tenía anteriormente, decaída y sola tomó su auto y se dirigió a donde se encontraba Taehyung. Ella lo conocía perfectamente y sabía dónde estaría.
Al llegar al hotel se acercó a recepción y preguntó por V, así es como se pone cuando quiere estar solo en un hotel, y sin más le dijeron cual y se puso en marcha para allá.
- Debo llamar a Tae, tengo que explicarle todo- busca su teléfono- Necesito decirle todo lo sucedido.
Meredith tomó su celular y buscó en sus contactos el número de teléfono de Tae.
Llamando a TaeTae💜:
-¿ Si?- se escuchó una voz masculina a través de la línea.
Una fría y gruesa voz contestó el teléfono, sin duda mucho daño le había hecho ya que hasta su voz con ella había cambiado de un tono dulce y sereno a uno de te quiero matar por zorra que eres.
- Ta-Tae
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