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🥀𝕺𝖓𝖈𝖊🥀

— Bien, es hora comer.

— ¿Comer comida normal?— cuestionó Meredith.

— No me alimenta, pero tampoco me afecta, quiero acompañarte en la cena.

— Pero si quieres, puedes alimentarte de mí.— ofreció su muñeca.— No tengo ningún problema con eso, Tae.

— No, no me parece prudente, Meredith. Tranquila, estaré bien.— calmó.

Sin tener de otra, aceptó la decisión de TaeHyung y decidió que sería mejor no arruinar la noche. Por tanto, prefirió hacer su pedido y esperar a que lo trajeran. Ambos lo hicieron, y esperaron su comida pacientemente. Al cabo de un rato en completo silencio, Meredith decidió romperlo.

— Oye, Tae...

— ¿Sí? ¿Sucede algo?

— Tengo algo importante que decirte.

— Dime.

El sonido del camarero entrando a la habitación fue lo que calló las palabras que aún no mencionaba Meredith.

— Su orden está aquí.— dijo el camarero arrastrando un carrito lleno de platillos tapados con tapas de metal.

— Oh, muchas gracias.

Después de que la comida estuvo servida en la mesa, ambos tomaron asiento, uno frente al otro para disfrutar de una buena y tranquila cena. Al terminar con la comida, y los platos haber sido retirados, Meredith comenzó a estar invadida por los nervios. Es que la sola presencia de TaeHyung en el mismo espacio que ella la ponía demasiado mal. Pero no por nada malo, sino por lo intimidante que era. Él es una de esas personas de las cuales nunca esperas lo siguiente que hagan, muy impredecible.

Lo que más le inquietaba a la joven castaña es el hecho de que la mirada del pelinegro estaba muy fija en ella. Y no pudo evitar pensar en lo siguiente que sucedería, ya que estaba de más preguntarlo pero ¿qué ocurriría? Ella no hace ninguna clase de movimiento, pero él tampoco. Solo se observan mutuamente.

Pero ese silencio fue roto por la pregunta de TaeHyung, que le resultó muy inquietante a ella.

— ¿Estás nerviosa, princesa?— Meredith tembló en su lugar, TaeHyung le sonrió cálidamente.

— ¿Yo? ¿Nerviosa? Pff, para nada.

— Parece que olvidas el hecho de que puedo escuchar a la perfección los latidos acelerados de tu corazón.— se giró dándole la espalda a Meredith dejando apreciar su ancha espalda.

Entonces Meredith llegó a una conclusión: TaeHyung es tan apuesto de frente como de espaldas.

— ¿No tienes sueño? Muero de sueño.— su tono sonó bastante exagerado, cosa que hizo a TaeHyung reír levemente.

— No puedo sentir sueño, aunque duermo, pero cada vez que descanso parezco estar en trance.— pensamiento profundo el de TaeHyung.— Como sea, no tengo sueño.

— Sueles dormir. ¿Cómo puedes no sentir sueño?— indagó la castaña.

— Cómo dije anteriormente, descanso, es como estar muerto o en trance.— asiente sabiendo que lo dijo con las palabras correctas.— Pero realmente siempre estoy despierto.

El pensamiento que invadió la mente de Meredith fue el siguiente: «A parte de lindo, gentil y sexy, es activo. ¿Es o no es el hombre perfecto?»

— Gracias.— sonrió altanero.— Pero lamento informarte que escuché eso, princesa.

«¿Cómo puede decirme ese apodo y no esperar a que fallezca? Carajo, mente en blanco Meredith, mente en blanco.»— se repetía una y otra vez para no ser leída por ese hombre frente a ella. Había olvidado el hecho de que TaeHyung puede leer su mente al tener su sangre en su sistema.

Taehyung comenzó a reír a carcajadas.

— No te haré nada por si tenías ese pensamiento, pequeña pervertida.— el rostro de la chica enrojeció.— Solo dormiremos, juntos.

— E-entonces, ¿no nos acostaremos?— preguntó no muy convencida.

— A dormir, claro.— sonrió con picardía.— ¿O acaso esperabas otra cosa?— la miró con una de sus cejas arqueadas.

— Dormir está bien.— fingió bostezar.— Uff, que sueño.

— De todas maneras preguntaría. Nunca haría nada que pueda causarte daño.— se acercó un poco a ella sin llegar a invadir su espacio personal.— Eres demasiado importante para mí Meredith, yo te amo, y mucho.— sonrió.— Desde el año 1585 que conocí a la primera tú, o al menos creo que eras la primera; me enamoraste con tan solo una simple mirada. Tenerte fue demasiado difícil, en especial cuando te casaste con JungKook y terminaste siéndole infiel conmigo.— sus ojos se cristalizaron.

— ¿Qué?

— Le fuiste infiel con su hermano, con la persona en la que más confiaba.— una lágrima se deslizó por su mejilla.— Pero él nunca lo supo, no tuve el valor ni para detenerte y mucho menos para contarle a él.

— Tae...

— Luego NamJoon te asesinó, eso tampoco lo sabe JungKook.— sorbió su nariz.— Oh, Meredith. He sido un egoísta toda mi vida cuando se trata de ti.— la agarró suavemente de sus manos.— Solo quiero que me ames, solo quiero que me aceptes, Meredith. Lo único que te pido es que .e puedas elegir esta vez a mí.

— Siéndote sincera, no tengo interés en tener una relación con nadie, soy demasiado joven como para atarme así.— suspiró mirando sus manos juntas. No pudo evitar en lo bien que encajaban. Pero sentía culpa por lo que había sucedido con NamJoon hace unos días atrás.— Tampoco los conozco como para decir que quiero algo con alguno de ustedes, TaeHyung.

— No digas más.— negó.— Yo te esperaré Meredith, todo el tiempo que desees, si necesitas que te diga algo, te lo diré.

— ¿Cómo estar tan seguro de que te elegiré a ti?

— Eso no lo sé, pero nunca me enamoraré de alguna otra persona. Ninguna se parece a ti, nadie es tan especial como tú.

Después de esas palabras ninguno dijo nada más. Meredith no paró de pensar todo el tiempo, durante toda la noche en las palabras sinceras de TaeHyung. Y casi llora en silencio, pero lo resistió porque no quería ser descubierta. Sentía demasiada culpa, demasiada rabia con ella misma por haber sido débil ante NamJoon y haberse entregado a él –aunque no lo hizo voluntariamente– de la manera más asquerosa posible. Incluso cuando TaeHyung la abrazó, ella no pudo decirle que no. Sentía que debía redimirse de alguna manera, aunque sea de la forma menos madura posible porque no importa lo que suceda, la verdad siempre saldrá a la luz así como la oscuridad es esparcida por la claridad.


Cuando Meredith abrió sus ojos, lo primero que vio fue a TaeHyung plácidamente dormido –o al menos parecía estarlo–. Sin duda algo, esa era la imagen más hermosa que vería en su vida. Abraza a su almohada mientras hace tiernos pucheros dormido. ¿Cómo puede ser tan tierno y a la vez tan sexy? Efectivamente TaeHyung Casttle tiene eso que te hace sentir atraída por él.

Ella estaba tan entretenida en observar la imagen de TaeHyung de niño inocente que no rompe ni un plato como para ver venir que él diría algo.

— ¿Por qué me estás mirando con tanta vehemencia?— habló con sus ojos aún cerrados.

— No te estoy mirando.— miente con sus mejillas sonrojadas.

— Siempre noto las miradas de los demás en mí, sin embargo la tuya no me incomoda.— sonrió. Sus ojos aún permanecen cerrados.— Mírame tanto como quieras.

El pelinegro pasó saliva por su garganta notando lo seca que esta estaba. ¿Cuándo fue la última vez que se había alimentado? No recordaba con exactitud absolutamente nada. Abrió sus ojos y su vista se fijó en el blanco cuello de Meredith. Esta lo notó inmediatamente y sin pensarlo mucho le ofreció este.

— Puedes beber si quieres.— apartó la tela de su pijama.

Los ojos rojos de TaeHyung reflejaban el deseo de sentir ese dulce sabor de la joven en su paladar. Ansiaba tanto su sangre, tanto que hasta olía mucho más apetecible que nunca. Evidentemente no pudo contenerse ante su ofrecimiento, por tanto mordió el cuello de la joven Lara así alimentarse de su joven sangre. Meredith aún no se acostumbraba a la sensación tan satisfactoria que lograba sentir siempre que era mordida.

Los vampiros poseen una especie de veneno que al morder a los humanos este se introduce en su sistema y e lugar de sentir dolor por la mordida, se sustituye por placer. Es una habilidad que ha creado adictos a las mordidas. Sin embargo, ellos solo lo hacen cuando no desean lastimar a sus víctimas.

Cuando ya terminó de alimentarse, deslizó su lengua por la marca que sus colmillos dejaron en el cuello de la joven, para así no desperdiciar ni una pizca de su deliciosa sangre.

— Deberías darte un baño, pediré tu desayuno.— le sonrió amablemente. Ya el carmesí de sus ojos había desaparecido. Meredith le sonrió y asintió.

Meredith se dio un tranquilizador y relajante baño, limpiando las impurezas de su piel. Al concluir y salir del baño, se topó con la mesa llena de exquisiteces para desayunar. Su desayuno estaba muy pintoresco, además de que se veía delicioso, habían: brochetas ahumadas, frutas, jugo, tostadas, huevos revueltos y mantequilla. Sin duda es un desayuno perfecto.

— Ha sido preparado exclusivamente para ti.— habló TaeHyung quien estaba sentado en una silla con sus codos apoyados encima de la mesa.— Come cuanto quieras, debemos regresar a la mansión.


Había sido una noche perfecta en la opinión de Meredith, durante el camino de regreso, TaeHyung hizo más corto el camino hablando sobre trivialidades de su pasado, cosas que le gustaban a ambos y más o menos temas así.

Y una vez más Meredith estaba totalmente convencida de que TaeHyung es una grata compañía para ella, le hace muy bien estar con él. Es una persona interesante a los ojos de ella.

Cuando llegaron a la mansión, el portón fue abierto para que el auto entrara, lo dejó aparcado en frente de la misma. Ambos salieron del vehículo y llegaron hasta la entrada de la mansión, entre risas entraron a las misma.

— Fue una velada magnífica.— comentó TaeHyung.— Pensaré en nuestra próxima salida. 


— Hola, mi amado TaeHyung.— una voz femenina se escuchó en el salón, los ojos de TaeHyung se abrieron enormes debido a la sorpresa.

— ¿Miranda?


Intento que la narración quede mejor, pero lo más seguro es que aparezcan faltas ortográficas. Por cierto, el que sepa como se dedican capítulos acá en Wattpad que me informe, es que mi laptop no encuentro la opción de dedicatoria.

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