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02

La mujer sonrió al observar a su cuñado dirigirse hacia la sala seguido del hijo, el adolescente no estaba exactamente participando en la conversación de los adultos.

Sin embargo, la mujer no le retiró la mirada de encima, era bastante claro que le desagradaba la presencia de ambos, pero era buena para ocultar sus verdaderas expresiones.

— Ha pasado un tiempo — dijo el hermano del hombre — estuvimos fuera por la escuela de Alek — en referencia a su hijo.

— Lo notamos — dijo el esposo — desde que padre decidió expandir la empresa, las ocupaciones de todos incrementaron, creo que nuestro padre debería tomarse un descanso.

Su hermano le echó un rápido vistazo a la pareja, ellos siempre mantenían una sonrisa rígida en sus rostros, como si fueran solo figuras con una sola misma expresión.

El adolescente también lo había notado, le había insistido a su padre que no tenía intención alguna de visitar la casa de su tío por lo tétrico del ambiente, pero su padre le insistió que era mejor que estuviera al tanto del negocio familiar.

La mujer llevó su mirada hacia la sirvienta quien se acercaba con una bandeja entre sus manos, la observó servir el té con una sonrisa en el rostro.

— Espero lo disfruten — dijo la sirvienta alejándose con rapidez.

El hombre tomó la taza llevándola en dirección hacia sus labios, el té era ligeramente amargo, reconoció el sabor enseguida, su vista cayendo en dirección hacia su hermano menor.

El esposo mantuvo una mirada inocente.

Sabía que a su hermano mayor no le gustaba ese sabor. Claramente le había pedido a la sirvienta prepararlo con mala intención. Incluso Alek sabía que su padre no apreciaba ese sabor en específico, el dudó de la intención amable de su tío.

— Nuestro padre ha estado trabajando durante muchos años — insistió el esposo — creo que es hora de que hablemos con él.

— ¿Quieres pedirle a nuestro padre que se retire? — su pregunta con un tono de voz ligeramente mordaz.

— No exactamente — se apresuró en responder el esposo — solo sugiero, lo que es mejor para su salud, ya es un anciano.

Alek llevó la mirada hacia su padre, el hombre no lucía comprensivo con las palabras de su hermano.

— Escúchame Daryl — dijo el mayor — él ha estado al frente de la empresa por muchos años, es mejor que sea él quien decida cuándo debe retirarse.

El mencionado evitó hacer una mueca mientras maldecía mentalmente a su hermano mayor.

— Estoy de tu lado Anton — dijo Daryl — solo he visto que la salud de nuestro padre puede verse afectada con tanto trabajo.

— La salud de padre ha estado bien — respondió Anton tratando de mantener la calma ante las sugerencias de su hermano menor.

— He escuchado que, a cierta edad, el trabajo genera mucho estrés y puede desencadenar muchas enfermedades — dijo Griselda, la mujer.

Anton le echó un vistazo a su cuñada, ella extrañamente interfería en las conversaciones familiares, pero cada vez que lo hacía, solo generaba un conflicto.

— Papá — murmuró Alek al costado del mayor — necesito ir al baño.

Su padre llevó la mirada de la mujer hacia su hijo para asentir.

— Alek necesita usar el baño — soltó de repente Anton.

— Claro — respondió Daryl con una sonrisa fingida — ¡Eva! — llamó a la sirvienta.

La mujer apareció segundos después con pasos rápidos.

— Por favor, lleva a mi sobrino hasta el baño, indícale el camino.

— Si señor — respondió Eva — joven, sígame.

Alek abandonó el puesto al costado de su padre para seguir a la mujer fuera de la sala, la sirvienta lo llevó a través de un pasillo hasta detenerse frente a una puerta bajo las escaleras. Ella solo señaló el lugar para alejarse de allí sin decir palabra alguna.

El chico ingresó al baño, se acercó al lavabo para refrescar sus manos y un poco su rostro. Había rastreos de jet lag en su cuerpo, por lo que se sentía desanimado y cansado.

Su vista se fue directo al reflejo en el espejo, él tardó unos segundos arreglando el flequillo de su cabello ondulado, la piel blanquecina de su frente siendo ocultada por los mechones.

Alek tuvo la intención de salir del baño, pero sus dedos quedaron sobre la perilla al escuchar un ruido, un golpe directo contra el suelo de madera.

Él giró su cuerpo para revisar cerca de sus pies pensando que tal vez había pateado algo, pero no halló nada cerca.

— ¿Qué carajos? — murmuró al escuchar el ruido nuevamente.

Elevó su cabeza para observar el techo desnivelado a causa de las escaleras, entonces supo que el ruido provenía de arriba. Él salió del baño, su vista en las escaleras frente suyo, de nuevo, un ruido un poco más fuerte sonó esta vez y podría jurar que escuchó a un bebé llorar.

Se apresuró en dirigirse hacia el inicio de las escaleras, tal vez el hijo de su tío había despertado de la siesta, sus dedos se detuvieron en el inicio del barandal de las grandes escaleras.

Claramente su intención inicial fue buscar a la sirvienta, pero al alejarse de las escaleras no la halló cerca.

Tal vez debía avisarle a su tío, se devolvió sobre sus pasos hasta rodear las escaleras, sin embargo, en esta ocasión, el fuerte ruido provocado, lo asustó y su instinto fue subir las escaleras con rapidez.

Se halló en un gran pasillo llenó de múltiples habitaciones.

— Mierda, ¿qué estoy haciendo? — él estaba ingresando sin permiso de su tío.

Daryl nunca había permitido el paso al interior de su casa más allá de la sala, era la primera vez que avanzaba más allá.

Ruidos de sollozos lo alertaron, su cabeza se giró hacia una de las habitaciones cerca del inicio de las escaleras, se acercó hasta detenerse frente a esta percatándose de que estaba cerrada.

Él retiró el seguro que halló puesto encima de la perilla, era extraño, no comprendía la seguridad extra en la habitación de un menor, movió la cabeza percatándose de que todas las puertas parecían en realidad cerrar desde afuera.

— Papá tenía razón, mi tío es extraño — murmuró para sí mismo.

Él abrió la puerta de forma suave, el ruido se detuvo, Alek dudó en si debía ingresar al lugar, podría ser sorprendido por la sirvienta o tal vez la mujer de su tío.

¿Y si había alguien más en la casa?

Había algo llamativo en ese lugar, algo que le generó total desconfianza, pero su cuerpo seguía moviéndose hacia adelante con la motivación de descubrir qué estaba mal allí.

No tuvo mucho tiempo para pensarlo, ya que sus canales auditivos se llenaron de los sollozos de un pequeño, Alek asomó su cabeza empujando un poco la puerta para quedar sorprendido con la vista.

Había un pequeño niño en el suelo, su rostro estaba lastimado y se hallaba encogiéndose en el suelo en el mismo lugar de la noche anterior mientras lloraba de forma suave.

¿Qué es lo que sucedía? Alek no comprendió la situación.

En su mente llegaron pensamientos malos, aterradores acerca de su propio tío. El pequeño quien a los segundos se percató de Alek, intentó retroceder para dirigirse hacia el rincón como acostumbraba, pero al moverse sus piernas dolieron.

El pequeño había estado intentando salir de la habitación porque estaba asustado, pero en todos los intentos de usar una silla para alcanzar la perilla, fueron inútiles.

— Joder — murmuró Alek al observar el pequeño con heridas en todo su cuerpo.

El sonido de pasos acercándose a través del pasillo lo alertaron, Alek cerró la puerta moviendo el seguro en su lugar, corrió a través del pasillo hasta un cruce para esconderse allí.

Su corazón se aceleró al notar la presencia de la esposa de su tío caminar cerca de allí.

— Maldición — escuchó a la mujer maldecir — deja de hacer ruido mierdecilla.

Alek se asomó un poco para ver a la mujer detenerse frente a la habitación donde halló al pequeño, la observó quitar el seguro y abrir la puerta.

Ella tenía una expresión amarga en su rostro.

— Cállate joder — dijo Griselda hacia el pequeño quien al verla corrió lejos de ella — estamos teniendo una reunión importante, mierda, estúpido Anton, quién demonios se cree que es.

Alek formó una expresión amarga en su rostro al escucharla insultar a su padre.

¿Cuál era el problema de esa mujer?

— Que te calles joder — escuchó a la mujer elevar la voz.

Él no era tonto, supo que ella golpeó al pequeño por la reacción del menor quien sollozó ahogadamente. No supo cómo reaccionar a lo sucedido, él debía salir de allí antes de que la mujer notara su presencia.

La sirvienta ya debería también estar buscándolo. Alek salió de su escondite con pasos suaves para no hacer ruido, al cruzar frente a la puerta abierta para asegurarse de que la mujer no lo viera, pudo ver el momento justo en que la mujer arrojó al pequeño hacia el suelo.

Su aliento se quedó estancado, su cuerpo petrificado por la brutalidad de la acción de la mujer.

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