Capítulo 5
Me estaba apretando el cuello demasiado fuerte no podía respirar no podía moverme.
¿Qué me había pasado?
¿En qué momento me metí en este lío?
Definitivamente él no era el mismo chico que me protegía de los demás, que siempre estaba ahí para mí, el que conocía desde que era niña, no podía ser el mismo.
¿Acaso estaba tan ciega para no darme cuenta?
Mis lágrimas se fueron escapando de mis ojos al darme cuenta que el chico que yo había querido tanto había muerto.
— Perra si vuelves a besar a otro, considérate muerta y no vuelvas a irte sin mí sin que yo te dé permiso.
Lloré más fuerte, empecé a sollozar, esto no me podía estar pasando, Jean suavizo su agarre.
—¿Por qué me haces esto?
Le pregunté a duras penas, con la esperanza de que fuera una broma, pero me quede pasmada cuando empezó a reírse, se pasó las manos por el pelo y sus ojos que eran verdes pero ahora estaban oscuros, brillaron con diversión.
—Por ser tan puta, creíste que me ibas a engañar en mis narices y que yo me iba a quedar tan tranquilo después de que ese imbécil te marcara.
Me tomó la barbilla con fuerza y en apretó con un dedo donde yo me había mordido .
Su expresión cambio rápidamente endureció la mirada y tenso la mandíbula, y continuó hablando porque yo no podía responderle, estaba en shock.
— Nadie toca lo que es mío.
— ¡¡Yo no soy un objeto imbécil!!
Le grité con rabia, pasó tan rápido que ni lo vi venir, me dio un golpe tan fuerte en el estómago que me doble sobre mi misma y caí sobre mis rodillas.
— Eso pasa cuando las niñas malas se portan mal.
Empezó a caminar de un lado a otra pero en calma, tranquilo como si no estuviera haciendo nada malo.
— Te lo voy a explicar solo una vez para que lo entiendas- empezó a gesticular con las manos como si me estuviera explicando algo- desde la primera vez que te vi ya me pertenecías, para ser más claro tienes que pedirme permiso hasta por respirar.
Solté un grito ahogado, me lleve las manos a la boca, subí mis rodillas hasta mi pecho y empecé a temblar como una hoja.
¿Debía contárselo a Lucas?
Sé que él me podía ayudar, aunque me fuera difícil contárselo valería la pena, pues me libraría del loco de mi vecino.
— Sé lo que piensas-interrumpió mis pensamientos-, y no deberías subestimar mi inteligencia. Se puso de cuclillas junto a mí y me tomó la barbilla con brusquedad.
— Antes de que llegaras a contárselo a alguien, te mataré así que ni lo intentes.
Fue como si me hubieran quitado la venda de los ojos que tenía todo este tiempo, pues yo siempre lo justificaba de que era posesivo, pero ahora todo me vino a la mente como si me hubieran lanzado un balde de agua fría, la ves que mató a mi gato cuando tenía doce años, porque según él quería más al gato que a él, en todos los lugares que yo iba siempre estaba él, estaba siempre observándome, y todo cobró sentido ahora.
Me jalé el cabello como si quisiera arrancármelo de golpe, me abracé a mis rodillas y empecé a balancearme hacia delante y hacia atrás me gritaba mentalmente.
Estúpida...
Estúpida...
Estúpida...
Jean se puso de pie y se sacudió un polvo invisible en su hombro izquierdo.
—Vamos no seas tan dramática, tampoco es tan malo y para que veas que soy bueno te dejaré en paz por hoy.
Me tomó de un brazo me puso de pie y me dio un beso en los labios, yo estaba rígida parecía una loca y realmente empezaba creer que lo estaba.
—Adiós amor.
Giró sobre su propio eje y se fue, yo me quede ahí sumida en la oscuridad del callejón y pidiendo por favor que la tierra me tragara...ya tenía el presentimiento de que mi vida iba a ser un infierno
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