Capitulo 6
Hal había llegado finalmente, aterrizando en jardines, desapareciendo el traje de linterna y acomodarse los cabellos y chaqueta de aviador.
Desde aquí podía escuchar la música alta que venía desde el jardín trasero, pero su propósito principal no es celebrar por ahora, tomo camino directo a la entrada principal de la mansión, que yacia abierta, con Alfred recibiendo a Diana en la entrada, amablemente tomando su abrigo.
-¡hey!-saludo sonriente a la amazona y al mayordomo.
-Hal, vaya, no creí que vendrías- saludo la princesa.
-donde hay fiesta, hay un Jordán. ¿Qué tal Alfred?-
-excelente señor Jordán, ¿le recibo su chaqueta?-
-no gracias, hoy he tenido algo de frio- en parte no era cierto, si por alguna causa podía dar con la kriptonita, tendría que ocultarla en la chaqueta.
-si así lo prefiere. La liga está reunida en la mesa comunal en el Jardín, ¿les gustaría que fuera su guía?- se ofreció educa mente.
-lleva a súper mujer, no dejes nunca a una dama de este calibre sola. Me preguntaba si podía hablar con Bruce-
-¿con el amo Bruce? Supongo que no hay problema alguno, está en sus aposentos, segundo piso, ultima habitación del pasillo de la izquierda- le indico amablemente.
-no es educado dejar esperando a una dama, si ningún caballero se ofrece, entonces encontrare sola el camino- a veces le daba risa como Diana podía poner cualquier hombre comiendo de la palma de su mano, Alfred al verse avergonzado, le guio personalmente hacia los jardines.
Se puso manos a la obra, tronando sus dedos y subir hacia el segundo piso, se preocuparía de las cámaras después. Contrario a su supuesto destino de ir con Bruce (para su desgracia, porque realmente quería ir al cuarto de ese hombre, y con suerte, pillarlo con solo toalla de baño cubriéndolo) fue en búsqueda del cuarto del ultimo hijo de la noche.
Eran muchas habitaciones, tuvo que abrir una por una, algunas estaban con llave así que tuvo que abusar del poder del anillo para crear una llave para abrirlas, escaneando si había rastro alguno de la kriptonita que buscaba.
Los cuartos alrededor del patriarca debían ser de sus hijos, ya había revisado los de ala derecha, faltaban estos, y si no estaba lo que buscaba, desgraciadamente tendría que inspeccionar el piso 3.
El primero que dio tenía varias cerraduras, con varios postes de no pasar, por un momento pensó que sería de Damián, pero al abrirla con el poder del anillo, el contenido de la habitación evidentemente no concordaba con la forma de ser del robin. Este estaba patas para arriba, muchos informes en el suelo, y muchas fotos del tercer hijo de Bruce junto con sus amigos.
Un desastre total, ni él era así de desordenado.
El sonido de una puerta abriéndose le congelo, pegando la oreja a la puerta para escuchar quien estaba en el pasillo.
-Alfred, ¿seguro que Hal te dijo eso?-
-si, le indique donde estaba sus aposentos correctamente-
-puedes no llego, creo que se perdió-
-no me sorprendería mucho, la mansión es grande-
-supongo que lo encontrare por las cámaras, llegare al jardín en un rato-
-como desee amo Bruce-
Se alarmo, no pensaba que Bruce recurriría a las cámaras tan pronto, tendría que evitar que lo encontrara antes que él su objetivo.
No tuvo más remedio que involucrar a más personas de lo requerido en este circo, marcando con velocidad el número de la única persona que le podría ayudar en este apuro.
-¿hola? ¿Hal?-
-hola Bear, amigo, no hay tiempo de explicar, necesito que me hagas un favor en este preciso momento- expreso seriamente desde su teléfono, susurrando para no llamar la atención.
Hubo un silencio al otro lado de la línea, ya imaginaba los engranajes de su amigo corriendo, sospesando sus dudas.
-¿Qué necesitas que haga?-
-quiero que corras a la computadora de spooky y elimines todos los videos de seguridad en el que aparezca, ahora mismo-
-¿que? ¿en qué te has metido Hal?- le reprendió.
-no hay tiempo, por favor, hazlo ya que Bruce debe estar por revisar los videos- rogo desesperado.
-ok ok ok, pero si Batman me cuelga, yo te llevo conmigo-colgo Barry, suspirando aliviado que tiene otros minutos más.
Salio de la habitación de Tim y entro en la próxima, estaba lleno de posters de mujeres y hombres sexys, parecía que no era utilizada muy a menudo, había unas pesas y una caja de cigarrillos en una mesita de noche, la habitación estaba ordenada, reinando el color rojo y gris, esta era fácil, es de Jason.
La siguiente puerta a revisar era obvio que se trataba del cuarto de Dick cuando venía de visita a Gotica, se nota por los posters de Gimnasia, frases de paz y el color azul de algunas calcomanías.
Salto a la última, no tenía la puerta nada en especial, pero al analiza con el anillo la cerradura, se dio cuenta que era una con lector de huella digital en el pomo, imperceptible a la vista.
Tuvo que abrirla desde dentro, deslizando por debajo de la puerta una mano creada de su anillo para girar el pomo del otro lado.
Al tener acceso entro, encontrándose con una habitación amplia, muy ordenada, no tenía decoraciones particulares como las de sus hermanos, era simple, el color blanco reinaba, el culerecho de la cama era gris ratón, los libros era lo único distinguible aquí, un estante enorme que cubría toda una pared, y si se fijaba bien, tenía una granja de hormigas en uno de los estantes. Al parecer Damián le gustaba los animales, había al lado de la cama un poste de arañar para gatos, y no se le escapo la pelota de tenis debajo de la cama.
Escaneo la habitación, por todo rincón necesario, sin señales algunas de lo que buscaba.
¿Dónde estaría?
Ya había pasado la media noche, pero la fiesta continuaba, los de la liga estaban en una esquina apartados de los jóvenes, sentados en mecedoras, sillones o sillas de sol en un círculo con trago y brandi, no muy lejos de ellos estaban los adultos jóvenes, como los hermanos mayores de Damián, que socializaban entre sí, o competían en juegos de trago.
Jon estaba sentado en el tejado de la torre sureste de la mansión, meciendo sus pies en el vacío, mirando todo desde arriba.
Y no muy lejos, un arma de francotirador le apuntaba detrás de la torres noreste, con un ojo verde mirándolo desde la mira.
Damián se preparaba para disparar, un tiro en la nuca sería suficiente para derribarlo cual avecilla en cacería de temporada.
Había citado a Jon en el tejado a las 12, con la excusa que quería estar lejos del bullicio y si quería acompañarlo sería bien recibido.
Ya eran las 12:13, por alguna razón comenzaron a temblarle los brazos.
Hace unas horas estaba seguro que ejecutaría la labor sin problemas, pero ahora mismo no podía hacerlo, no podía jalar del gatillo.
Lo de hace algunas horas en la cocina le dio un sabor amargo, y le mantuvo emocionalmente inestable toda la velada, y eso le irritaba.
Ya debió disparara hace más de 10 minutos, tenía todo listo, estaba en buena posición, sabe dónde caerá cuando dispare, tiene puesto un chaleco que inhibe los latidos de su corazón para que no le detecte, y el arma tiene silenciador a prueba de sonido, todo era prefecto, y estaban todos distraídos por la fiesta.
Había cambiado.
Claro que había cambiado, no mataba, ya no era el mismo niño antisocial, sabia respetar incluso la vida más insignificante como una mariposa, no era el mismo arisco y asocial prepotente, aprendió a convivir y valorar a todos, sin menospreciarlos a las primeras. Se ganó el aprecio de sus hermanos, tiene un gran padre, un abuelo, tiene aparentemente todo...
Pero no tenía a Jon.
Lentamente bajo el rifle, mientras le invadía los pensamientos.
Cambiar era difícil, pero lo había hecho, ¿el disparar mandaría todo al diablo?
Pero quería a Jon, quiera tenerlo para él solo, por más egoísta que suene ese pensamiento.
Levanto de nuevo el rifle, apuntando al kriptoniano.
Podía ver a Jon, más hermoso que nunca, con el aire despeinando sus cabellos, la piel virginalmente blanca de su nuca, y su figura aparentemente frágil y tierna.
Con Jon podía sentirse completo, tener a Jon seria decir que al fin se sentiría completamente feliz...
Pero...
Había cambiado.
No era su madre.
No quiera ser su madre.
Esto seguramente haría su madre.
Y no quiera ser su madre.
¿Verdad?
Disparar significaría mandar todo al diablo, todo lo que ha obtenido hasta ahora se iría al diablo.
¿De verdad echaría todo a perder, por solo un enfermo amor? uno que no era correspondido.
Una obsesión.
Recordó nuevamente como se sintió de bien que su padre le abrazara y le consolara, permitiéndole cometer los errores que quisiera, se sitio tan bien, que por un momento sintió que había nacido del vientre de ese hombre, y no en una probeta.
Apretó los dientes, chasqueando la lengua frustrado, entrando a la mansión por la ventana de donde vino, sintiéndose de repente un monstruo.
Porque eso era, un monstruo.
El callo cual agua fría lo que estaba a punto de hacer, lo que hubiera hecho a Jon a partir de solo jalar el gatillo del arma, y sellar su destino.
¿Qué debía hacer?
-no fue fácil ¿eh?-abrió sus ojos en grandes al escuchar la voz, volteándose hacia la puerta abierta por la que entraba la luz del pasillo, reflejando la sombra de cierto piloto en su persona.
Por un momento se sintió perdido, luego le invadió el pánico al darse cuenta que Jordán había visto todo, lo que se estaba a punto de desatar si no hubiera pensado más las cosas.
-tú también lo piensas ¿cierto?-pregunto casi a la nada, que Hal tuvo que parpadear un momento para saber que era dirigido hacia él.
-¿Qué?-
-que soy como mi madre-dijo, mientras miraba el rifle en sus manos.
Porque eso haría ella, Talía consigue lo que quiere, incluso si eso significa pasar de todos y recurrir a estos métodos poco convencionales, sin importarle los demás.
-no es cierto-dijo sin más, cruzándose de brazos.
Damián se desconcertó un poco.
-¿Qué no veías lo que estaba a punto de hacer?- frunció el ceño.
Hal lo miro con ojos entrecerrados, analizándolo de pies a cabeza ante la incomodidad del hijo del murciélago, soltando al final un suspiro.
-pero no lo hiciste enano, y eso lo entiendo- le dedico una mirada de comprensión.
Damián miro un momento hacia los brazos del piloto, encontrándose con una foto de Jon en su mano, dejándolo de repente helado, para luego ser invadido por la rabia.
-¡tu!...-murmuro molesto.
-sí, yo- sonrió de lado.
-¿Cómo es que tienes el descaro de...?-
-¿..Invadir tu santuario del minisúper? Del mismo modo en que tu invadiste el mío, de cierto modo estamos a mano- dijo mientras miraba la foto de un sonriente Jon.
Resulta que entre obsesivos se entienden, y le pareció extrañamente peculiar el poste de arañar que estaba al lado de la cama de Damián, primero, no estaba hecho del material usual que era laborado para que los gatos puedan afilar sus garras, era liso pero de lejos se podía percibir que era de otra contextura, obra de la habilidad artística de Damián. Simplemente movió un poco el poste y descubrió que era la manija para deslizar una puerta corrediza hacia abajo.
Se aventuró a lo que parecía una especie de guarida, pero algo pequeña, como del tamaño de una caja de un refrigerador, no tan ancha pero si largo, apenas y cabía ahí. Con la luz verde de su anillo encontró un interruptor de encendido, prendiéndose luces blancas de navidad por todo el lugar, revelando lo que sería un gran tesoro. El lugar era cual santuario hacia el hijo de Superman, fotos de Jon en distintas poses, dibujos, pinturas, poemas, piezas de música dedicas a él, y por supuesto, fotos con notas llenas de odio hacia una rubia.
No solo encontró eso, también cálculos de disparo, planos de la mansión del techo, y diseños de capsulas con fórmulas. Tan pronto unió cabos, se dio cuenta del plan en mente del pequeño Wayne, dejando todo como estaba, corriendo hacia la azotea más cercana.
Voló por los alrededores, encontrando a un jovencito con un rifle francotirador apuntando a un inocente Jon que miraba la fiesta a espaldas del peligro.
Se vio tentado a crear un guante y agarras al niño Wayne, pero en su interior algo le dijo que lo hiciera, y no lo hizo, confió en sus instintos y solo se quedó como espectador de lo que se acontecería.
-lo vi todo Damián, lo que ibas hacer no era lo correcto-suspiro.
El más joven sabía que la rabia no le ayudaría en nada ahora, sería algo hipócrita de su parte enojarse con la invasión de su santuario cuando claramente él lo había hecho también, además estaba ahora en la parte la balanza más liviana, Jordán tenia ahora todas a su favor.
-lo se...-susurro.
-siempre hay otra forma-la respuesta de repente le confundió.
-¿lo hay?- Damián le pregunto directamente, mirándolo a los ojos.
Hal le devolvió el gesto con la misma intensidad de sus sentimientos, contestando de manera segura.
-siempre-le contesto serio.
Damián parpadeo un poco, antes de soltar una risa irónica.
-no lo hay Jordán, tú lo sabes bien, entre todas las personas, tu serias la que más me comprendería. Tu...sabes lo que se siente amar a una persona que no te corresponderá, sabes lo que se siente saber todo de ella, vigilarla, amarla, coleccionar todo, odiar todo lo que le haga daño y todo lo que se interponga entre ti y el, sabes lo que siente. Entonces...- se acarició el entrecejo.
-¿entonces...?-interrogo Hal.
-¿Cómo es que hay otra forma correcta?-murmuro sintiendo rebullir la desesperación.
Hal lo medito, sintiendo que lo diga aquí, será determinante para el niño.
El también se dijo en el pasado si habría otra forma, muchas veces ha encontrado situaciones en las que podría sacar ventaja y como bonos de sus poderes, tener al murciélago para sí mismo, pero no lo ha hecho, porque apenas quiere moverse, siempre hay algo que le dice que puede haber otra forma.
Pero el nunca a ha buscado esa forma, siempre se ha quedado en la sombras, es bueno que no haga nada que su mente obsesiva le imagina hacer, pero tampoco que se eche a no hacer nada mientras se pudre.
Nunca se ha esforzado por encontrar esa forma, no hasta ahora que después que el Robín le robo esa noche, el pensamiento de hacer algo le ha llegado con más fuerza que antes.
-te diré...que no lo sé-se encogió de hombros.
-¿ah?-respondió el robín con enojo y desilusión, esperando alguna respuesta para que pare todas sus agonías y ansiedades.
-pero yo sé que existe, siempre la hay, y si no la hay, entonces crea una forma. Lo único que tengo claro, es que no es correcto forzarlos. Varias veces he pensado que pasaría si obligo a tu padre con mi poder a que sea mío, en mi cabeza de sentiría bien, pero en la realidad sería totalmente distinto. Tu padre me odiaría, me despreciaría y asociaría todo lo negativo conmigo, y aunque mi obsesión es fuerte, mi amor por él lo es aún más, y mi amor me da la fuerza para no hacerle ningún daño, al contrario, recibiría una bala por él, mi amor es tan fuerte que prefiero su felicidad por encima de la mía. Y si es feliz sin mí, me basta- le explico, sintiéndose de repente triste como liberado de aquella carga.
Damián se había quedado en su sitio, parado mirando a la nada.
-pero...no es justo-
-¿pero sería justo hacerle eso a Jon a la fuerza?-
-no...no quiero que me odie- cerro los ojos derrotado, soltando el rifle de sus manos.
-y eso es lo que me confirma que no eres como tu madre, allá fuera me probaste que tu amor por él es mucho más fuerte. Y lo acepto, me equivoque en un principio, has cambiado de verdad enano- se acercó a él, agachándose a su altura y poner una mano en su hombro.
Por una vez se sintió comprendido, una persona compartía sus mismos demonios.
-te diré una cosa, gracias a tu...invasión en mi departamento. Me he decidido a que buscare la forma de llegar a Bruce, y si no la hay, pues el maldito linterna verde, yo puede hacer lo que sea- sonrió de lado.
-no te creas tanto Jordán-rodo los ojos de fastidio.
capitulo muy flojo en mi opinion, pero no tengo mas.
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