Capitulo 5
Había pasado más de una semana, una tranquila, demasiado para sus nervios.
En las primera noches fue fácil dormir, pero ahora la conciencia parecía que acabo su dieta, y comenzó a comer cual maratón la culpa, siendo cada vez más pesada.
Si, robo kriptonita, se la dio a un niño aún más irresponsable que él, y sin saber para que la quiere.
Bueno, en si no se la dio, al ver el Robín que ya estaba inclinándose a llevarla lejos del alcance de sus manos, le disparo un dardo a su brazo, quedando en segundos desmayado, para después despertar en su cama, y llevarse la manos en su rostro al recordar lo que acaba de pasar.
Un chiquillo le robo, a el...a linterna verde.
Bueno, tampoco es que tenga una buena posición, la camiseta de Batman y boxers son la prueba.
Después de despertar, pensó que lo mejor sería ignorar el problema, confiaría en la palabra del chico, y disfrutaría de su miserable obsesión por Bruce Wayne otra vez desde la comodidad de su departamento, rodeado de Tsum Tsum de Batman.
Pero ahora, después de 7 días de estar fingiendo que no pasa nada, llego a la conclusión que era un idiota.
Lo que hizo no era propio de él, había roto los principios que se forjo desde que recibió el anillo en su dedo, ahora se sentía como mierda.
No ayudo mucho que Batman ayer en la misión, reconoció abiertamente su buen trabajo en la misión, dando un aplauso que fue seguido de los demás miembros al hacer algo estúpidamente heroico que fue saltar casi a un agujero negro con tal de salvar una capsula llena de inocentes.
"eres un buen hombre Jordán"
Recibir esas palabras por parte del amor de su vida no tuvo la sensación que espero, se sentía culpable, sé que puede ser algo tonto sentirse culpable por robar algo no muchos le dan significado, pero lo hizo a espaldas de todos, era algo en contra de su naturaleza, y se la dio a alguien que dudaba que le diera un uso apropiado, sus instinto le gritaban que no era algo bueno.
Y por ello se hará responsable, mirando por la ventana del autobús en el que viaja hacia Gotica.
Quiso viajar por la opción más lenta, y reflexionar más de sus acciones, sentado al lado de la ventana de un autobús.
Hoy era el cumpleaños de Dick Grayson, y se iba a celebrar en la comodidad de la mansión Wayne, la excusa perfecta para ir al hogar del murciélago.
No ha trabajado mucho con Dick, pero Bruce le había invitado por petición de su hijo mayor y a la liga de la justicia, a pasar un buen rato, entre más mejor, era una fiesta después de todo.
Su motivación final para llegar a la mansión, fue que ciertos kriptonianos irían, no dudando en tomar su chaqueta de aviador y lentes.
Los cinco hijos del planeta de Kripton estaría en la afamada fiesta, Clark, Bizarro, Kara, Kon y el pequeño Jon.
Damián tenía en su poder una kriptonita rara, y dentro de poco llegarían a sus garras cinco sujetos de pruebas para experimentar a su antojo.
Si la kriptonia dorada tiene el efecto de hacer perder para siempre los poderes de los Kriptonianos, no quería saber para que serviría la rosa.
No se arriesgaría a no hacer nada.
Pero no sabe exactamente qué hacer, si comentárselo a Bruce o enfrentar el mismo al Robín sanguinario.
El resto del camino le fue demasiado corto, de un momento a otro se había bajado del autobús, desaparecer en un callejón y elevarse por los cielos hacia la mansión Wayne, no tenía dinero para taxis.
Se dijo que era estúpido dejarse dominar por la emoción humana llamada nervios, estaba siendo un poco evidentes ante una familia llena de detectives.
Era el cumpleaños de su hermano mayor, y este teniendo la fama de parrandero, por supuesto que quería una fiesta en lugar de una simple reunión familiar.
Le ha tocado la repostería con Alfred, de los 4 hermanos era el único con capacidades culinarias, por supuesto que le enviarían a la cocina, podrían haber mandado a Jasón, él no se quedaba tan atrás, sabes cómo preparar sopa de pollo decente.
Los cupcakes le han quedado de maravilla, como siempre ante el fino paladar de Alfred, pero se nota a lenguas la ansiedad que ha comenzado a invadirlo, ha puesto descuidadamente la crema chantilly encima de estos, unos quedado con más que otros, a simple vista no era notable y no les daría importancia, pero todos conociéndolo, saben que arrojaría los cupcakes al incinerador y hacer otros perfectos.
Su padre, bebiendo el café desde la barra de la cocina, alzo una ceja de sospecha al notar esta particularidad, pero no comento nada, y eso lo agradeció Damián.
La razón de sus ansias no era nada más que cierto grupo de aliens que llegaran pronto.
Ya tenía todo listo, sabe que hará, como lo hará, pero siempre ante sus planes, a veces hay algo que los frustra y terminan en desastre.
No ha podido quitare de la mente la imagen de Jon saliendo tomado de la mano con Katy de ese concierto. Después de su presentación de violín en la escuela, decidió ir a la granja Kent con el permiso de su padre para pasarla con Jon, pero al llegar le informaron que había salido, cuando claramente le dijo el medio kriptoniano que estaría en su casa, "supuestamente haciendo la tarea".
No por cual razón sentirse más molesto, si por el hecho que estaba aun con la rubia (cosa que ya sabía mucho antes) o el hecho que le haya mentido, y no solo eso, faltado a su promesa que si decidía partir hacia la granja, estaría allí sin falta para pasar lo que quedaba de la noche juntos.
Marco varias veces el número, pero era inútil, era probable que lo hubiera dejando en casa.
Regreso al auto donde Alfred le esperaba pacientemente, con un par de toques en su teléfono pudo triangular la ubicación del teléfono de Katy, dándole las instrucciones a Alfred para llegar a la dirección deseada.
Llegando a las afueras de metrópolis del otro lado de donde estaba la granja Kent, pudo observar el bullicio, juego de luces y monto de personas reunidas a lo lejos en un campo abierto, un concierto de la banda favorita de Jon según recuerda.
Le ordeno al mayordomo parar en alguna cuadras de distancia, indicándole que le esperara por unos minutos, agradeció mucho que no le preguntara nada.
En el auto se había cambiado por algo más discreto, un buzo con capucha, unos lentes que su padre le había obsequiado y unos pantalones sudadera, caminando y mezclándose entre la multitud, buscando a su alíen favorito.
Después de muchas vueltas, se había cansado, no quedándole de otra que irse. No fue a un par de calles de donde estaba estacionada la limusina, que pudo reconocer a un par de jóvenes que iban tomados de la mano, esperando el autobús.
Detrás de los lentes oscuros sus ojos jades se abrieron enormemente al ver a su Jon, a su amado Jon, de la mano con una sonriente Katy, conversando entre ellos y esperando el autobús que estaba avanzando hacia ellos.
Aun después de minutos de haberse ido la pareja, se quedó en su sitio, confundido de no sentir las emociones correspondientes que debería sentir, ¿Dónde estaba su ira? ¿Dónde estaba su enojo? ¿Dónde estaba el pensamiento asesino de matar a Katy? No estaba, no estaba sintiendo nada, camino cual fantasma hacia el auto mercedes que le esperaba pacientemente.
Tan pronto se subió, le indico en susurro al leal mayordomo que le llevara a casa. Durante el camino, Alfred no dijo nada, pero cuando ajusto el espejo, se sorprendió al ver en los asientos de atrás por primera vez unos ojos verdes derramando lágrimas.
Damián tan pronto sintió la humedad que se deslizaba en sus mejillas, fue consiente del sentimiento de ahogo, destrozo y soledad que le comenzaba a llenar cada vez más.
Tristeza.
Apenas llegaron a la mansión, camino de manera pesada hacia adentro, no teniendo ganas de hablar con nadie ni pelear como es costumbre, fue derecho a su habitación, y no salió al siguiente día.
-creo que eso es mucha crema hijo-le menciono su padre, con voz preocupada.
Damián fue consiente que estuvo sumido en un letargo, mirando como había hecho montaña de crema en la mesa, manchándose en el proceso.
-Siento mi distracción Madre, sé que estos errores no son tolerados y aceptare cualquier castigo, no volverá a pasar- limpio mecánicamente, para luego detenerse, congelado en su sitio después de darse cuenta de lo que acaba de decir.
Bruce también se congelo, con taza a medio camino a sus labios, sintiendo lo helado que se convirtió la cocina.
-Hijo... ya no estás en ese lugar, puedes equivocarte y nadie te va juzgar por eso, es solo crema-Bruce murmuro preocupado, la educación de Talía de que el mas mínimo error se castigaría cruelmente aún seguía vigente en su vástago, sabía que Damián no dejaría atrás todo de la noche para la mañana, pero no era sano seguir conservando esos esquemas.
Damián por otro lado miro sus manos sucias de crema, recordando todo los azotes que recibió en la espalda por solo tropezarse un poco en una kata.
-¿Damián?- llamo su padre, mirando como su hijo comenzaba a temblar, apretando el trapo en su mano dolorosamente.
-¿Por qué no me castigas?-murmuro con un tono enojado.
-¿Qué?-pregunto sorprendido.
-me estoy volviendo como mi madre...yo soy mi madre-murmuro.
-no es cierto- se paró de su sitio, rodeando la barra.
-acéptalo padre, una vez viste a Talía en mí, soy igual a ella, actuó como ella, tengo sus ojos, sus artimañas, yo...¿Qué soy?-se le quebró la voz.
Bruce no desperdicio tiempo alguno y le abrazo por detrás, acariciando sus cabellos.
-no sé que soy padre...no soy humano siquiera, nací de una probeta y volví de la muerte, yo...- se le corto la voz.
-para mi eres Damián, no importa de dónde vengas o como luces, para mi eres Damián Bruce Wayne. Es lo único que importa- le acaricio la cabeza.
-pero, lo que dije...-
-tienes sus ojos cierto, pero eres idénticamente a mí, aunque eso no es tan importante. Te gusta mobidick, el cine clásico, la fascinación del arte y admiración por las formas de vida incluso las más insignificantes como las hormigas, y eso no viene de tu madre, ella lo aborrece. ¿Quién dijo que para ser humano tienes que venir de un vientre? Con solo el hecho que puedas sentir compasión por un simple gato callejero y traerlo a casa es suficiente para probar que si tienes un corazón noble, no sientas que no has cambiado, lo has hechos y pasos gigantes, no te convenzas de lo contrario, a mis ojos, eres perfectamente imperfecto- a pesar que ya sea un adolecente de 16 años, no le era impedimento para arrullarlo en sus brazos.
Damián muchas veces había tenido episodios de crisis de identidad como estos, el proceso de mejorar para una persona que viene de un ambiente lleno de guerra y muerte es muy doloroso, observo como a su hijo le dolía transformarse cual oruga en mariposa, pero no se rindió, y por el simple hecho de ver que quería cambiar para mejor, era prueba suficiente de saber que no era un niño malo.
-¿Por qué demonios tarda tanto la comida?- Bruce cerro los ojos irritado a que interrumpieran el momento, más cuando es el insensible de Jasón.
Dick desde la puerta de la cocina le lanzo un cuchillo, siendo retenido fácilmente por el mercenario con los dedos, mirando molesto a Jasón y haciéndole señas para que callara.
El tampoco consideraba gracioso ver estos deslices de Damián, era un tema tabu en esta mansión, ni Jason le puyaba por esa parte.
Todd al captar que pasaba suspiro cansado, murmurando un ¿tenía que pasarle precisamente este dia?
-ahora...¿Por qué no vas a tu habitación y te cambias? Ya comenzó la fiesta allá afuera- le recomendó.
Asintió, pasando de largo de sus hermanos mayores, directo a las escaleras.
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