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Capitulo 1


Era fácil.

Solo enciendes la computadora.

Verificas estar conectado a una red Wifi.

Entras a la red.

Vas a tu página de compras de confianza.

Buscas tu producto.

Compras.

Pagas.

Esperas.

Y luego recibes.

Pasos muy sencillos, aunque un poco desesperante el tiempo que demora, pero vale la pena al final. Tal vez podría mejorar el tiempo de envió pagando extra, pero su sueldo no se lo perdona.

Tiene muchas cosas que pagar, la vida de todo adulto está atada a pagares por el resto de su vida; tiene que pagar la renta, los servicios, uno que otro dinero que debe, la comida, seguir abonando al seguro y su pequeña propina por ese pobre chico que le reparte la pizza, ah claro, y lo que daña en su trabajo como piloto de pruebas.

Que gran vida.

El mundo de los adultos puede ser triste y cruel, tan gris como la mierda de la paloma callejera, pagando casi por el resto de tu vida.

Parece ser que el dinero movía casi todo el mundo.

Casi, el dinero no lo es todo.

Pero hay una cualidad que tiene el dinero, y es le consigue preciosas cosas que le hacen feliz.

El dinero puede traerle su satisfacción.

El dinero puede comprar su adicción.

Y el, no es rico, algo demasiado obvio.

Pero le alcanza para darse cuando puede un lujo fundamental en su vida.

Podría tener un apartamento mejor, si, hace tiempo que podría tener uno mejor, pero si lo hacía, tendría que abandonar el gasto de su adicción, y no puede hacer recortes de otro lado, ya ha hecho muchos, así que es mejor conformarse con su hermosísimo apartamento.

Aquí la pregunta es...¿Cuál es su adicción?

La mayoría de las personas tiene adicciones, una cosa que les hace débil, una cosa que les da placer, y quieren eso las 24 horas del día, no se conforman con pequeñeces, si no con más y más y más.

Las comunes en las calles son los dulces, las apuestas, las drogas, el sexo tal vez...pero tiene una diferente.

Es adicto a Batman y a Bruce Wayne.

Se ha preguntado si es de verdad sano, pero el hacer visita de un psiquiátrico le da miedo, porque no quiere dejarla, cual vil alcohólico que no deja su botella.

Acaba de comprar en línea otro poster del héroe favorito de Gotham, le llegara en aproximadamente 3 días a su residencia.

No le costó mucho, solo 15 dólares, o eso es lo que quiere pensar, su excusa, era de edición limitada.

Al igual que los 8 que tiene guardados recelosamente en un fondo falso del penúltimo cajón del mueble de su habitación.

Maldita sea.

Acaba de ensuciar su playera de Batman con la leche de su cereal.

Si su yo de hace 10 años lo oyera, le daría tremendas bofetadas por ser un enfermo acumulador obsesivo compulsivo, pero ese es su yo del pasado, hoy no le importa la gran cosa.

Le da flojera lavar, pero si no la lava entonces olerá mal, y no podrá dormir otra vez con ella.

Y no sabe lavar...para nada.

La lavandería cerca de su casa esta cuatro calles de aquí, cerro por mantenimiento, y la más próxima está a más de 25 calles, y le da un fastidio tener que caminar hasta allá.

Y no, se ha repetido muchas veces, que de las múltiples estupideces que ha hecho con el poder el anillo, no lo usara solo para ir a la maldita lavandería.

¿Cierto?

Y hablando de adicciones, ahí está la suya, en televisión.

Bruce Wayne.

Su Bruce Wayne.

Está enfermo de ese hombre, lo sabe, lo es, es absoluto, es completamente cierto, que lo encierren ya.

Bruce era su ruina, Batman su desgracia.

Díganselo a su cuarto que está lleno de poster del caballero de la noche, peluches de él, figuras de acción, accesorios, camisetas, y cuanta más mierda que acumula en su pequeño departamento.

Su corazón le pertenecía a Spooky, sin duda alguna.

No sabe cuánto tiempo lleva enamorado, o como se diría correctamente en esta situación, y porque lo es, trastornado y obsesionado por Bruce. Le adoraba, le celaba, le amaba, le lloraba, le dedicaba cada victoria a él, pero el destinatario no se enteraba, y ni se debe enterar jamás.

Su amor era un imposible, inalcanzable como una estrella en el cielo (por supuesto que habla en un sentido figurado, porque el literalmente puede alcanzar las estrellas).

No podía imaginar mejor media naranja que él, todos sus intentos de liarse con otras personas para olvidarlo fallan, siempre esta comparándolos con el Drácula de la noche, coger otros pasatiempos sanos terminan en dibujar un murciélago o pensar que ficha de ajedrez movería Bruce en esta ocasión.

Todo le lleva a Bruce.

Es Brucequizofrenico.

Mierda...

No podría definir cuando comenzó ese flechazo, de un momento otro no podía quitar de su vista al murciélago, no dejaba de desobedecer sus órdenes con tal de tener una atención especial a su persona, cualquiera que le provocara al señor de la noche con tal de tener sus ojos en él.

La acumulación de cosas comenzó primero en un árcade, una noche lluviosa en ciudad costera, luego de que su cita se fuera enojada por arruinar la noche, se refugió en los juegos que le encantaba entretenerse cuando Barry venia de visita. No fue hasta que caminando a la salida después de estar un buen rato que lo vio, el juego inocente del gancho para tratar de obtener premios. Nunca le habían interesado ese tipo de juegos, era frustrante a veces tratar de conseguirlos, pero ante sus ojos, el premio mecería la pena.

Era un tsum tsum de Batman, ahí, entre los de Robins, Mujer maravilla y Superman, quedando enamorado del juguete, pensando que estará llevándose Bruce a su casa y abrazarlo en la comodidad de su cama.

El Tsum Tsum basto una semanas, antes de decidir que no le era suficiente con una cosa, y volvió a llevarse más.

De ellos llego a los peluches, de peluches a figuras de acción, fotos, recortes y más...

Después que salía de la base con sus amigos, o se iba después de reunirse con Barry o Oliver, secretamente iba a tiendas a conseguir más.

No era suficiente

Siempre quería más...

Lo quería a él.

Y no podía tenerlo tan cerca como quisiera, y por ello ha tratado de buscar consuelo en algo que consideran patético.

Obtener cosas o formas de Batman le hacía sentir, en su enferma mente, que tenía un pedacito de él, es como si todos sus muñecos fueran el, y de verdad le amaban y hacen compañía en la soledad de su cuarto, sintiéndose feliz a ratos.

Pero había momentos que se daba cuenta de la realidad, y a veces en un momento de ira, tomaba uno y lo despedazaba, llorando por saber que su Bruce nunca le querrá como él quiere que lo haga, para luego arrepentirse de haberlo destruido y tratar de remendarlo o conseguir otro para llenar su vacío.

Quiere controlarse, no solo por salud mental, sino también porque quedara quebrado si sigue comprando compulsivamente en internet cualquier cosa de Batman o x relacionados.

Pero no puede dejarla, por más que lo intenta no puede, no quiere hacerlo en el fondo, no quiere dejar a Bruce.

Bruce Wayne / Batman es su adicción, y cuanto le gustaba estar drogado por ello.

Al fin al cabo, no hace mal a nadie.

-¿Hal? ¿Amigo?, he llamado varias veces pero no contestas...- dio un brinco en su sitio asustado al escuchar la voz de su amigo en la contestadora.

-hola Bear- contesto enseguida con tono alegre, mirando su playera de Batman distraídamente.

-¡Hal amigo!, ¡llevo llamándote desde anoche!, no contestaste mis correos, o llamadas, pensé que tal vez debería ir a tu departamento para...-

-¡no!- grito para luego cubrir su boca rápidamente.

no era su intención grítale a Barry, pero había entrado en pánico, no podía dejar que su amigo velocista entre en su morada y vea sus extrañas obsesiones, Bruce esta en todos lados, podría qué decirse no tanto, le faltaba el techo para ser oficial, pero eso podría ser un problema.

Nadie podía saber que era un raro, no lo decía en si porque le guste un hombre, si no lo mal que se vería escena de un departamento lleno de cosas de Batman.

Prometerá arrinconar todo en un solo armario para evitarse estos dolores de cabeza.

-¿no?-pregunto algo dolido y confundid.

-¡no no no!, ¡no lo malinterpretes Barry!, es que está bien sucio y esta una mierda este departamento, y no me gustaría que entres a este desastre- rio con gracia.

-bueno, podría ayudarte a limpiar, no me demoraría más de 3 minutos con 16 segundos- se ofreció.

-¡no!- se dio un golpe en la frente por gritar de nuevo.

-¿no?-

-digo, no quiero molestarte, yo quiero hacerlo- trato de sonar convincente.

-¿seguro? Tú odias limpiar, tu cuarto de atalaya lo dejas un desastre, dejaste una batipaleta derretirse en el colchón, y Bruce no está contento-

-¿Qué?- pregunto siéndose helado de repente.

-¿Hal, estas bien?- pregunto preocupado.

Obligo a su mente a tranquilizarse, que se haya comido un helado con el emblema del murciélago no significa nada, esas paletas son populares, en el congelador de la atalaya siempre hay helados que graciosamente son de ellos, hay superconos, wondersplits y demás, no creo que noten que solo se come las batipaletas, además son las únicas de chocolate, comería la suyas, los Greenhelados, pero eso sería redundante, y son de limón, pero a Diana no le importa, ella se está comiendo a ella misma.

-¡si si!, ¡estoy bien!, nada de qué preocuparse, yo limpio Bear, todo controlado- quiso sonar despreocupado.

-ok...supongo que no tienes problema de transporte para ir hoy ¿verdad?-

-¿hoy? ¿Qué hay hoy?- se rasco la cabeza, mirando el reloj de pared que marcaban las once y media.

-a la pequeñita gala de Wayne, la que todos acordamos ir-

Ah, esa.

Está dividido entre ir o no ir. Si iba, podría ir a echarle ojo al dueño de sus obsesiones, y deleitarse con él desde las lejanías, cual vil acosador, mirando a su presa, y robarse algo de él. Por otro lado, podría salir mal, porque si lo ve coqueteando con una mujerzuela, ese Hal linterna rojo aparecería en su pecho, y los deseos de que le pase una desgracia a una civil son fuerte, y no quiere castigarse toda la noche, y que ninguna salga herida. No ha pasado, pero más vale prevenir que lamentar.

-no lo sé Barry, hoy no tengo ganas de estar entre tanta gente ricachona- se sobo el cuello, mirando tu taza de Batman llena de café ahora frio.

-te entiendo, voy porque laboratorios Stark están interesados en una alianza, y Iris quiere noticia con Lois, ya sabes, chismes y eso, pero podrías ir después de las 8, a esa hora se van los demás y solo queda la liga y amigos, estás en tu descanso de OA ¿no?, y Carol te dio de baja por un tiempo, no te ira mal salir un poco con los chicos.-

Si lo ponía así, era muchísimo menor el porcentaje de quien ponerse celoso de su héroe favorito, además que le vendría bien pasar un rato con sus amigos, y no terminar de enloquecer en su departamento.

-está bien Bear, iré, dile a señor tenebroso que llegare volando-

-te veo allá- colgó el teléfono.

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