noviembre 15
noviembre 15
Querido Loto;
Espero encuentres raro que te cambie el nombre. Así como encuentres raro que te escriba de vuelta. No sé escribir, perdona.
Al menos no como tú.
He sido mala. Mis ojos han encontrado las cartas que escondías debajo de la baldosa floja del baño. Nunca se me habría ocurrido buscar nada ahí. Nunca se me habría ocurrido ahondar más de ti. Pero un día murmuraste que guardabas tus secretos en el baño.
Supuse que te referías a eso que hacías dentro. Cuando perforabas tus brazos y dejabas de ser. Es simbólico que solo te pierdas dentro de esas paredes blancas. Como si quisieras limpiarte enseguida lo que cometiste contra ti mismo. Una purga. Me parecía interesante que lo hicieras en un lugar tan pulcro. Tan blanco.
Loto, encontré las cartas que nunca iba a leer.
Gracias.
Gracias por escribirme y aferrarte a estas letras. ¿Sabes? Yo también observaba hacia acá. A las flores que nacían preciosas en tu balcón. Gracias por mantenerlas vivas.
Yo me aferré a ellas.
Gracias por las flores que trajiste a mi balcón en búsqueda de reemplazar las que estaban marchitas.
Traté de salvarlas.
Gracias por dejarme quedarme aquí.
Yo no sentí el fuego del departamento vecino, te lo he dicho. No me ahogué. No escuché gritos, no escuché el momento que derribaron mi puerta. Producto quizás del humo que se expandió a mis pulmones.
Pero esa noche dormí tan tranquila. Me agradaba asomarme a las flores, esas las tuyas, me agradaba verlas vivas. Me aliviaba que las regaras.
No puedo explicarlo.
No noté lo ennegrecido que había quedado mi apartamento, estaba distraída porque te ofreciste a darme un cuarto mientras buscaba un lugar donde quedarme. Porque ya habías entregado flores a mi puerta, y todo me parecía un poco más colorido.
Aún no puedo explicarlo.
Fue cuando llegué a este piso tuyo y volteé a mi departamento que noté lo triste que eran mis paredes. Lo oscuras que se miraban.
Tuve miedo porque no había manera de que yo pudiera reconstruirlo.
Es el mismo miedo que tuve cuando vine al baño en búsqueda de un secreto tuyo.
Y encontré este tesoro oculto. Y sé lo importantes que deberían de ser como para mantenerlas ocultas. Sé lo poco que quieres que el mundo se entere de ellas.
Pero hay un brillo parecido al del jazmín.
No puedo explicarlo.
Si hubiera quedado profundamente dormida esa noche, si mi cuerpo hubiera sido sacado sin aire, habría soñado eternamente con los jazmines.
Ojalá entiendas lo importante que son las flores para mí.
Ojalá puedas comprenderme.
En ti, encontré una flor que espero nunca se marchite.
Una que quiero cuidar mientras pueda.
Loto.
Loto es la promesa de pureza.
Y el nombre que yo te he puesto en secreto.
-Marchita, yo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro