Enero 30

Sé que estoy mal cuando te encuentro sentada en la puerta del baño.

Enfrente de mí.

Y tus ojos no están llenos de esperanzas vacías sino de una sonrisa tierna.

Estoy mal ahí.

Sé que estoy mal cuando Otoño lleva la mejilla morada de nuevo.

Y me quedo callado acerca de mi andar pesado. 

Pero ¿qué voy a decirle? ¿Que volviste a casa? Si para él nunca te has ido. Si para él eres la flor que cuelga de mi jardín siniestro. La blanca. Que riego todos los días, después de llorar con las lilas. 

Sé que estoy mal, porque no recuerdo la última vez que probé un bocado. 

Y no contesto el teléfono a pesar de que es papá. Pero, ¿y si me pregunta de la foto de mamá? La he perdido. ¿Y si sabe que fui a las luces y las he dejado de nuevo? Me he perdido. 

Luna, ¿te acuerdas de Luna? Se ha reído de mí la última vez que fui a las luces.

Porque me paré.

Y callé.

Sé que estoy mal. Y odio que estés aquí. Porque no estás. Y odio este jardín. 

Porque no es eterno. 

Es siniestro. 

-Loto.