Enero 18
Enero 18
Hoy me dieron un par de billetes. Tuve que ponerlos encima de mis labios para asegurarme que no pertenecían a perfumes baratos. Se sintió tan extraño. Con el dinero en la mano, el brazo me picó, me acabé tan pronto la goma de mascar de la mañana.
Y tuve tantas ganas de caer solo un poco.
Quise
sentir
esa
caída
eterna.
Tuve que correr para quitar las ansías, corrí al primer invernadero que encontré. Señalé a la primera flor que encontré, luego a otra, y a otra, y a otra. Compré siete macetas. Las abracé para cargarlas hasta la casa. Jacintos, geranios, amapolas y no sé qué más he traído, pero mis uñas se llenaron de tierra.
Ya no tengo mucha de esa felicidad. Estoy guardándola. No podría admitir esto en las luces. Me quedo en silencio entre las butacas. Pienso en Loto, pienso ti, pienso que quiero dejarte conmigo, pienso que quiero alejarte; pienso que quiero encontrarte alguna vez en el restaurante, pienso que quiero dejar de esperarte porque ya te has ido muy lejos.
Luna me animó a que hablara mañana. ¿Te acuerdas de ella? Tal vez hable de este nuevo nombre que tengo. No te preocupes, nuestro jardín eterno se mantiene en secreto. Este que construiré aquí. ¿Te parece bien?
¿Te parece bien si comienzo nuestro jardín en las paredes que trataste de salvar?
Jacintos, geranios, amapolas, y los jazmines que siempre serán tuyos.
-Loto, desesperado.
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