Diciembre 20

¿Estará bien imaginarte de lejos? ¿Estará bien levantarme temprano y omitir esas manchas negras que rodean el espacio que ocupabas? Porque me acostumbré a hacerlo. Siento fuego en los talones, del frío de la madrugada, de la imagen tuya que se ha vuelto autónoma. Me he acostumbrado a odiarla, esa imagen, porque se cree lo suficientemente poderosa como para imitarte. 

La imagen, que no eres tú, pero mi mente cree que lo eres, tiene también tierra muerta. A diferencia de ti, que lo intentabas, ella hecha alcohol y le prende fuego a los restos del jazmín. Absorta entre las llamas, desea que no crezca nada de nuevo. Sus ojos están cansados de lo desecha que se mira la planta. 

¿Estará bien quererla abrazarla?

Porque alzo los brazos como niño pequeño hacia la imagen. Esperando rozar un poco de ese fuego, algo que me aclimate el alma. Quiero tocarle. La memoria me quema, por eso rehuyo de ti y trato de borrarte, abriendo más heridas que me hagan sangrar, que me hagan olvidar que ya nadie intentará revivir mis flores muertas.

¿Está bien quererla verla caer?

¿Está bien desearla?

¿Amarla?

¿Está bien soñar que estoy entre esas llamas?

¿Está bien imaginarte de lejos? Déjame hacerlo. Déjame odiar tanto como pueda a ese espejismo tuyo. Me he acostumbrado a sentir tus tersas manos acariciándome antes de empujarme al mismo infierno, tanto, que prefiero acostumbrarme a la pesadilla de tu imagen regando con fuego mis recuerdos antes que seguir odiándote a ti. 

-El demente maldito.