•7•
Entré al consultorio y fui directo al baño para mojar mi rostro.
Suspire viéndome en el espejo y cerré los ojos, aquellos recuerdos eran tormentos para mí.
–¿Por qué Taehyung? ¿Por qué regresaste?–
–Para tratar de arreglar mi error– abrí mis ojos y volteé a verlo ya adentro del baño.
–¿Qué haces aquí?–
–No has querido hablar conmigo, me evitas, tenía que encontrar alguna solución– por lo menos no quiso venir hacía mí– Beà tenemos mucho de que hablar–
–¿Hablar?– asintió, reí sin gracia – ¿Hablar de que Taehyung ? Tú y yo no tenemos nada de que hablar – negué – Ahora por favor sal de mi consultorio – empezó a caminar hacía mí – No te acerques – mi voz se estaba quebrando y mis manos se aferraban com fuerza al lavabo.
–Quiero pedirte disculpas Beà, de mil manera quiero pedirtelas– cerré los ojos al tenerlos tan cerca de mí – ¿Me tienes miedo? Por favor Beà no te haré daño– sus manos tocaron mi rostro y bajé mi cabeza negando – Esta bien, no te voy a tocar pero ¿Me vas a oír? –
–Vete por favor– lo miré con mis ojos cristalizados – Marchate –
–No, no llores– negó y volvió a tocar mi rostro limpiando mis mejillas– Yo te hice llorar mucho, no quiero que lo hagas, no las merezco– cerré los ojos y sentí como salieron más, su tacto en mis mejillas sentía que me quemaba pero no quería que se fuera.
Volví abrir los ojos y vi su rostro muy cerca del mío, sus ojos miraban mis labios y los míos los suyos.
–Beà– nos separamos y sequé mis mejillas.
–Creo que no esta aquí – eran Alejandro y Richard. Ignoré a Taehyung y salí del baño– Oh, si está – me miró sonriendo y su vista pasó hacía atrás de mí.
–Los dos estaban aquí – dijo Richard y fui hacía mi bolso bajo la mirada de todos y tomé en donde estaba el pedazo de pastel de manzana y se lo di a Richard este empezó a celebrar, yo tomé mi bolso.
–Yo me voy chicos, estoy de guardia en la noche– estos asintieron y pasé por su lado para salir del consultorio, apresure mi paso para ir hacía el ascensor.
¿Qué estuve a punto de hacer hace solo uno minutos? No, no yo no.
Las puertas del ascensor se abrieron pero antes de que pudiera entrar una chica de cabellera rubia me hizo frenar.
–Hola Beà, cuanto tiempo sin verte– se acercó a mi y yo apreté con fuerza las asas de mi bolso.
–Compermiso– pasé por su lado para entrar al ascensor. Presione el botón del estacionamiento para separar que las puerta de este se cerraran.
–¡Tae!– gritó aquella chica al ver al nombrado y tuve que presenciar la imagen de ver como se abrazaban, más bien de como ella lo asfixiaba.
Cerré mis ojos mientras me recostaba a la pared del ascensor sintiento como bajaba, llevé mi mano a mi pecho y di leves golpes en él.
Isabela, la chica que lo condujo hacia ese mundo de las drogas, solamente espero que no lo haga caer de nuevo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro