Young Love
Y allí estaba Mina sentada en la barra de aquella discoteca con una botella de soda en la mano, rechazando toda invitación que le ofrecían para bailar, y cualquier otra cosa, con la vista posada en una imagen que no le agradaba para nada.
El peliblanco justo y como prometió la saco de fiesta esa noche, reuniéndose con sus amigas y la Taiwanesa que llegó con su hermana y Nayeon a aquel lugar que estaba convirtiéndose en una tortura para ella. No tenía idea de donde estaban Sana y Momo, quizá en algún lugar apartado de todos metiéndose mano, o Nayeon y Jeongyeon, que hace más de media hora habían ido al baño y aun no regresaban.
No recordaba cuanto tiempo llevaban ahí, pero fue el suficiente para que deseara marcharse y no volver, aunque sus razones fueran tontas para todos.
Momentos después Baekhyun llegó a su lado y al darse cuenta de lo que miraba con el ceño fruncido, no pudo evitar sonreír con malicia, aunque por estar absorta en aquella escena y el fuerte agarre en su botella de soda, ella no lo vio. — Wao, ella si que sabe como moverse. — Comentó el chico mientras ella de dio una mirada rápida. — ¿No te parece?
Y el mayor no se sorprendió de que no fuera una mirada amable, ya estaba suficientemente cabreada al ver a la Taiwanesa bailar de aquella forma tan sensual con ese chico que apenas conocía como para que además el peliblanco llegara y le dijera eso, era como si todo a su alrededor se hubiera confabulado en su contra para hacerla explotar de celos. — Deja de decir incoherencias Baek. — Dijo en un tono bastante molesto, y el nombrado solo la miró luchando por aguantar la risa.
— De acuerdo, tranquila sólo comentaba lo que todos están viendo. — Movió sus hombros tomando de su trago. — Pobre Jaehyun si supiera que mi pequeña Tzuyu es más gay que Kai. — Se burló, sin darse cuenta de la expresión sombría de la ojiazul que observaba como el pelirrojo empezaba a tocar más de lo que debía para ser un simple baile. — Aunque no lo culpo, si yo no lo supiera, también intentaría ligarmela, con el cuerpo que tiene ¿Crees que también se ejercita? — Preguntó mirando a su lado, pero la menor ya no estaba. — ¿Minari? — Llamó mirando por todos lados sin encontrar rastros de ella. — ¿A donde fue? — Rascó su nuca haciendo una mueca de confusión hasta que alguien más llegó a su lado.
— Esto estará muy bueno. — Apareció su hermano Kai señalando en dirección a donde caminaba la japonesa, y por su expresión, parecía que en cualquier momento explotaría, parecía que todo saldría como esperaba.
— Enhorabuena. — Celebró Baekhyun sonriendo divertido y levantando su vaso para brindar con el castaño que sonreía del mismo modo, y por su puesto que le respondió.
— Salud. — Dijeron al unísono chocando sus vasos y dirigiendo su atención nuevamente a las chicas.
Mina llegó junto a la pareja y sabiendo que no tenia derecho, apartó las manos del pelirrojo del cuerpo de la más alta, quien no se había dado cuenta de su presencia. — No la toques idiota. — Le dijo al chico que la miro confuso pero gracias al alcohol en su cuerpo le sonrió coqueto.
— Tranquila linda, solo bailabamos. — Dijo este levantando sus manos en señal de rendición mordiendo su labio al recorrer su figura con su mirada.
— Pues no me importa, alejate de ella. — Bramó la ojiazul y para el aumento de su rabia, el pelirrojo sólo sonrió divertido al reconocer aquella mirada llena de celos, que entendió al ver a sus amigos sonriendo desde la barra levantando las copas en su dirección.
— ¿Minari? — Cuestionó Tzuyu al verla enfrentarse a su compañero de baile, mirándolo además como si en verdad quisiera asesinarlo ahí mismo.
— Descuida preciosa no te la quitaré. — Escuchó decir al chico que miraba a la japonesa con diversión y fruncio el ceño al verlo alejarse.
— ¿Que te pasa? — Preguntó una confundida Tzuyu viendo como se había quedado sin pareja de baile otra vez. — ¿Porque hiciste eso? — Le reclamó sintiendo como su cabeza daba vueltas y por un segundo perdía el equilibrio, pero no tardó demasiado en recuperarse.
— No ¿Que crees que estas haciendo tú? — Cuestionó Mina encarándola con ganas de golpearla cuando la vio sonreír con obviedad y diversión.
— ¿Bailando? — Cuestionó con una ceja levantada. — Vamos Minari, se supone que vinimos a divertirnos ¿No? — Volvió a decir, y fue una suerte que la música no estuviera tan alta pues de otro modo la japonesa no la habría oído.
Aunque quizá la forma en la que la vio suspirar y pasarse la mano por el cabello tan sensualmente atrapándola en un instante, habría bastado para que Mina dejara de escuchar el resto del mundo y se centrara solo en ella.
— Si pero... — Fue su turno de suspirar mordiendo su labio al ponerse nerviosa ante aquella mirada chocolate, recordando la razón principal de su actual situación. — No se trata de que te dejes manosear con el primero que se te atraviese y menos...
Tzuyu amplió su sonrisa lo suficiente como para que sus hoyuelos se marcaran, dando un paso al frente para acercarse a ella. — ¿Y con quien debería dejarme manosear según tu? — Su mirada cargada de picardía así como su sonrisa lasciva fueron suficientes para que la japonesa quedara rendida por ella otra vez.
Su corazón se aceleró y mientras tragaba con dificultad sintió sus piernas temblar, con el perfume de la mas alta invadiendo sus fosas nasales y su aliento chocando con su rostro. — No lo sé, yo solo... — Murmuró agradeciendo que las tenues luces le ayudaran a esconder su sonrojo.
Y una vez más, la Taiwanesa sonrió sumándole a su ataque una caricia en su mejilla, tan lentamente que Mina sintió como si sus dedos la quemaran. — ¿Segura? — Cuestionó acercándose a su oído. — Porque parecía que querías ser...
— ¡Nada! — La interrumpió Mina alejándola tomando sus brazos, mientras los dos chicos que las miraban atentos, gritaban como fan girls esperando a que al fin se decidieran por besarse, pero aquello estaba lejos de suceder.
— Yo no quería... — Trató decir pasándose la mano por el cabello con frustración, definitivamente aquella Taiwanesa lograba descontrolarla. — ¡Aish! Solo estoy cuidando de ti. — Se excusó viendo como la contraria la mirada incrédula cruzándose de brazos. — ¿Es que no notaste como te miraba? Se le notaba que solo quería aprovecharse y pasar un buen rato.
La castaña asintió como si pensara en sus palabras y la sorprendió acercando su rostro al suyo otra vez, ya había entendido lo que sucedía con su Unnie, o eso es lo que quería creer. — ¿Y que te dice que yo no quería también? — Susurró sonriendo divertida buscando molestarla. — Es más, ahora mismo voy por él. — Trató de girarse para ir en busca del chico pero obtuvo justo la reacción que esperaba.
Mina la tomó de la mano y la detuvo. — Nos vamos. — Dijo antes de arrastrarla hasta la salida del lugar esquivando el montón de personas que bailaban en el camino.
Ambas estaban sorprendidas por aquel impulso, aunque la menor sonreía feliz, mientras Mina mantenía en su rostro una expresión seria e intimidante, asombrada por la fuerza que había sacado repentinamente para poder con la más alta, e incluso obligarla a subir al auto cuando llegaron a este, pero lo asoció al grado de alcohol en el cuerpo de la contraria.
— ¿Que es lo que te sucede? — Le preguntó Tzuyu cuando le puso el cinturón de seguridad pensando en que ella era incapaz de hacerlo.
Tal vez había tomado un par de copas demás pero no como para pasar por aquella situación, según ella, aunque no hizo más que cruzarse de brazos con un puchero cuando Mina ignoró sus quejas y rodeó el vehículo para sentarse tras el volante con esa expresión seria que si bien lograba molestarla un poco, la enamoraba más.
— Nos vamos a casa, ahora. — Informó la japonesa poniéndose el cinturón de seguridad encendiendo el motor y marchándose del lugar al instante.
— No, espera no quiero irme Minari. — Habló la menor tratando de zafarse de su cinturón para bajar del vehículo, pero ya era tarde pues la japonesa había arrancado, lo que la hizo bufar rendida y cruzarse de brazos una vez más, luchando con las náuseas que sintió al momento que el auto se puso en marcha, definitivamente una mala señal.
Mina suspiró y apretó su agarre sobre el volante mordiendo su labio con la imagen de la menor siendo tocada por ese chico grabada en su memoria, atormentándose con las palabras que le había dicho esta ¿Hablaría en serio? ¿En verdad era capaz de irse con ese chico por un rato de diversión? Esperaba que no pues el sólo pensarlo, la hacía querer volver y desquitarse con él.
Estaba realmente sorprendida por su arrebato y sus pensamientos ya que ella no se consideraba ese tipo de chicas celosas o posesivas, con Jungkook jamas le ocurrió algo parecido, siempre respetó sus amistades femeninas, pues frente a ella eran sólo eso, pero con Tzuyu era diferente el simple hecho de imaginar que alguien más estuviera con ella, que la tocara, que la viera sonreír, que la besara.
Sacudió su cabeza agradecida de que la menor tenía la vista posada en la ventana, ajena a su debate interno, y le dedicó una mirada fugaz cuando se detuvieron por algunos segundos frente a un semáforo, sonriendo de lado al ver el puchero en su rostro, aunque sabía que nada bueno lo había provocado, pero era tarde para pensar cuando ya todo estaba hecho.
— De acuerdo, tu ganas. — Escuchó decir a la castaña que la señaló con su índice en forma de advertencia. — Pero no quiero ir a mi casa, si llego sin Unnie mamá hará preguntas y...
— No dije que fuéramos a tu casa. — La interrumpió de inmediato sin mirarla, y sin darse cuenta de que sus palabras harían explotar a la menor. — Necesito mantenerte lejos de esa fiesta, y estando conmigo es la única forma de...
— ¡¿Que es lo que pretendes?! — Le preguntó Tzuyu elevando la voz aunque claro con lo bajo de su timbre, apenas parecían gritos. — Dímelo Mina, porque yo ya me canse de intentar averiguarlo. — Exigió sintiendo sus ojos cristalizarse y Mina se sintió terrible al verla de ese modo, pero no le respondió. — Me canse de ser la patética chica enamorada que se la pasa detrás de ti, esperando que te decidas a aceptar lo que todos saben que sientes. — Agregó mientras la primera de sus lágrimas bajaba por su mejilla.
Sin embargo ni siquiera después de ver eso la japonesa se digno a hablar, ya tenía claro que era lo que quería decir, y definitivamente no quería tener esa conversación en su auto con una Tzuyu actuando bajo los efectos del alcohol, arriesgándose a tener algún accidente de tránsito, absolutamente no.
Pasaron otros 10 minutos cuando estacionó el vehículo en su garaje, y sin dirigirle la palabra otra vez, la menor bajó del auto dando un fuerte portazo que la hizo suspirar. Sabía que Tzuyu tenia razón en estar molesta, su cobardía era un problema incluso para ella que sentía vergüenza de ser tan terca, pero estaba decidida y daría fin a ello, aunque solo se ganara el rechazo de la castaña se arriesgaría.
Solo una vez se armo de valor bajó del auto y entró a la casa, donde no encontró a la morena sino hasta que subió a su habitación y la vio sentada en la orilla de su cama, con la misma expresión molesta y los brazos cruzados.
«Al menos esta suficientemente consciente como para quitarse los zapatos» rió para sus adentros al ver estos a un lado de la cama junto a sus pertenencias.
Por lo que procedió a hacer lo mismo, no sabia como resultaría todo, y era preferible estar cómoda para ello. — Bien, creo que ya podremos hablar con calma. — Dijo parándose frente a la menor ofreciéndole un vaso de agua que había ido a buscar momentos antes a la cocina, y que no se sorprendió de que esta rechazara.
Lo que si hizo fue mirarla haciendo una mueca. — Pues yo ya no tengo ninguna intensión de...
Mina levantó su mano deteniéndola de inmediato. — Dejame hablar ahora a mi, Zhou. — Le exigió soltando un suspiro antes de pasar su mano por su cabello mientras Tzuyu miraba a un lado negando.
— Como sea. — Murmuró entre dientes con la mirada fija en la ventana.
— Escucha Chewy, yo... — Empezó a decir la japonesa mordiendo su labio sintiendo el fuerte galope de su corazón en su pecho, no esperaba que fuera tan difícil. — También me canse de todo esto ¿Entiendes? — Confesó ganándose la atención de la castaña que soltó una risa amarga y la miró molesta.
— ¿Y que es todo según tú? — Preguntó a la defensiva sin poder creerse que la mayor tuviera el descaro de decirle aquello.
Mina se arrodilló frente a ella y tomó sus manos a pesar de que intentó apartarlas. — ¿De seguir ocultando que te quiero? — Cuestionó haciendo un puchero. — ¿De que estoy más enamorada de ti de lo que creo? — Agregó haciendo una mueca y moviendo sus hombros mientras la contraria sentía su corazón acelerarse cada vez mas. — ¿De que no hay un momento del día que no piense en abrazarte fuerte y poder descubrir que se siente besar tus labios sin ninguna restricción? — Suspiró dejando una caricia en sus nudillos con su pulgar. — ¿De ser una estúpida por no haber sido sincera conmigo misma desde el principio?
Tzuyu sintió sus ojos cristalizarse y cubrió su boca sorprendida por la confesión de que estaba escuchando de parte de la japonesa, la confesión que durante tanto tiempo había estado esperando y que ahora al fin obtenía. — ¿Me prometes que esto no es un sueño? — Preguntó con la voz temblorosa, sintiendo su estómago dar un giro por la emoción que aquel momento le provocó, o eso creyó, cuando la mayor asintió suavemente y volvió a tomar sus manos dejando un cariñoso beso en ellas. — ¿Me prometes que no me dices esto a causa del alcohol? — Volvió a preguntar escuchando la suave risa de la contraria que le respondió negando antes de hablar otra vez.
— Pues no se si lo recuerdas pero soy alérgica al alcohol. — Agregó Mina sonriendo levantándose y extendiendo su mano para que también se levantara.
— Tú... — Tzuyu tomó su mano y no resistió el impulso de abrazarla antes de mirarla y acariciar sus mejillas con delicadeza.
Mina le sonrió y por primera vez sus labios se unieron moviéndose despacio sobre los de la otra, sintiendo como el amargo sabor del alcohol era opacado por sus labiales de frutilla, Mina rodeo su cuello y ella su cintura, sintiendo como al igual que siempre sus cuerpos encajaban a la perfección y sus corazones latían al mismo ritmo.
El momento fue casi tan mágico como ambas soñaron, Mina jamas había creído que aquello se sentiría tan bien y se lamentó el haberse tardado tanto en aceptar sus sentimientos, mientras Tzuyu comprobaba que todo era mejor de lo que esperó.
Pero su momento mágico se vio interrumpido por dos razones, la primera fue la necesidad de oxigeno. — No tienes idea de cuanto espere este momento, en verdad Minari yo... — Contó Tzuyu acariciando sus mejillas una vez más, maravillada por el carmesí que pintaba las mejillas de la japonesa.
Y la segunda razón fueron las nauseas que la invadieron nuevamente y que esta vez le provocaron unas arcadas que de no haber corrido en dirección al baño, habrían provocado que vaciara todo el contenido de su estomago sobre la mayor.
Mina se sorprendió de su acto pero cuando escucho los sonidos que provenían de su baño hizo una mueca de asco. — Demonios Zhou, eres la persona menos romántica que he conocido en mi vida. — Bromeó parándose tras la puerta, que la menor había cerrado. — Pero bueno, supongo que si merezco algo así por tardarme tanto, y de paso elegir un momento así. — Rió escuchando como después de unos minutos la menor abría la llave y lavaba sus dientes.
— ¿De verdad al fin admitiste que me quieres? — Fue lo único que dijo la Taiwanesa al abrir la puerta y encontrarla parada junto a esta.
Mina le sonrió y se abrazó a su cuerpo refugiándose en su cuello. — Con todo mi corazón Chewy. — Contestó separándose de ella para darle un beso en la mejilla. — Pero... ¿Ya estas bien? — Cuestionó viendo a la menor asentir. — Entonces vamos a dormir.
Los ojos de ambas brillaban de felicidad y con las manos unidas caminaron hasta la cama donde Tzuyu durmió recostada en su pecho y aunque a ella le costó un poco mas conciliar el sueño, disfrutó de ver el rostro pacifico y angelical de la morena mientras acariciaba su espalda y cabello, y dejaba uno que otro beso en su frente.
Al final no supo en que momento de la noche termino por dormirse, pero si supo cuando había amanecido gracias a el sonido de una cámara muy cerca de ellas.
¿Una cámara? pensó abriendo los ojos al instante.
— Aewww ¿No son lindas Kai? — Escuchó al rubio y lo primero que vio fue como el hermano de este revisaba su cámara seguramente viendo la foto reciente de como ella, aún era abrazada por Tzuyu.
El castaño sonrió con ternura y se volvió a mirarlo mientras la ojiazul pestañeaba repetidamente adaptando su visión a la luz de la habitación. — Lo son Baek, y ya las tengo capturadas. — Celebró sonriendo ahora de forma satisfecha.
— ¡Hey! ¡Ustedes dos. — Habló Mina sorprendiéndolos y el castaño sospechando el mal humor que tendría la menor de los tres decidió huir antes de que su preciada cámara pagara las consecuencias. — ¡Fuera! — Ordenó lo suficientemente alto como para que el mayor la escuchara pero no lo suficiente como para que la menor despertara.
El rubio se puso nervioso al ver su semblante sombrío. — Pero Minari sólo...
— Fuera Baek. — Lo miró seria y por su mirada el rubio supo que era lo mejor antes de que un pequeño pingüino rabioso se lanzara sobre él.
— ¡Aish! — Bufó rendido. — Pero que sensible, esta bien, sólo no tarden bellas durmientes, el desayuno esta listo. — Informó saliendo de la habitación y cerrando la puerta con cuidado de no hacer ruido. — ¡Kai! ¡Ven aquí desleal cobarde! — Lo escuchó gritar en el pasillo y suspiro negando volviéndose a mirar el rostro tranquilo de la Taiwanesa, sin resistirse la tentación de dejar un beso en sus labios.
Se sorprendió totalmente cuando la menor la correspondió y cuando abrió sus ojos y notó como esta sonreía levemente, su sonrojo no tardó en aparecer. — Buenos días, Chewy.
— No sabía que eras de las que abusan de damiselas con resaca mientras dormían Minari. — Bromeo la menor de vuelta empeorando su estado y Mina hizo un puchero dándole un pequeño golpe en el hombro.
— Oye... — Puchereo y fue Tzuyu quien le dio un pequeño beso. — Yo solo quería...
— Esta bien Minari. — Rió la morena haciéndola negar al instante. — Solo bromeaba, estaría más que feliz si abuses de mi siempre. — Dijo sonriendo coqueta y Mina mordió su labio ocultando su sonrisa aunque el color de sus mejillas era mas difícil de esconder. — Por estar así contigo soportaría esta resaca mil veces más. — Susurró sonrojando a la mayor que sonrió levemente pero cuando iba a responder, otra voz la interrumpió.
— ¡Minari, Tzuyu, bajen de una vez, se enfriara el desayuno! — La voz de la japonesa mayor se escuchó desde la cocina y después de compartir una risita traviesa y un par de besos ambas bajaron con las mejillas ardiendo al estar bajo las atentas miradas de los Myoui y los hermanos Park.
Pero para suerte y tranquilidad de las dos, a pesar de los comentarios del rubio que Mina silenciaba con una mirada seria, los mayores no hicieron preguntas fuera de como les había ido en la fiesta y como habían dormido.
Y por primera vez en mucho tiempo cuando la japonesa fue a dejarla a su casa y se despidió de ella con un cariñoso beso, Tzuyu sintió que todo estaría bien, que al fin su sueño mas deseado se había vuelto realidad y no había nada que pudiera arruinarlo ya.
Pues Mina la amaba y eso bastaba para que todo estuviera bien.
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No se si calificaría esto como drama pero... ¡¡Ya era hora que Mina aceptara todo!!
Se suponía que este era el final, pero estoy escribiendo otro capítulo ya, uno con más MiTzu.
Espero les haya gustado.
Saludos.
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