You Never Know
En el piso de la habitación de la chica Taiwanesa, sobre la cómoda alfombra de color lila, en una posición bastante comprometedora se encontraban las dos chicas que minutos antes terminaban una tarea y ahora una de ellas luchaba por controlar los latidos de su corazón, mientras la otra se encontraba sentada a horcajadas sobre su cuerpo con sus manos sujetas sobre su cabeza.
— Por favor Chewy bajate. — Rogó la japonesa intentando moverse, pero la estatura no era lo único en lo que la menor la superaba. — Por favor, no me hagas esto. — Pidió mirando los ojos marrones que la veían con cariño y algo de picardía.
Tzuyu sonrió divertida al ver como los colores invadían el rostro de la chica de cabello castaño claro. — ¿Porque haría algo así? — Rozó sus narices antes de que Mina volteara su rostro. — ¡Vamos Minari! — La verdad era que se moría de ganas por besarla pero también sabía que nunca obligaría a Mina a hacer nada, por lo que su sonrisa divertida solo creció.
— Sabes que tengo novio. — Susurró Mina, luchando por mantener la calma.
— Y tú y yo sabemos que no lo amas. — Tzuyu acarició su mejilla con la punta de su nariz, dejando después un corto beso sobre esta.
Mina cerró sus ojos y apretó los labios por el montón de emociones que ese simple roce había despertado en su interior. — Tzuyu, por favor... — Rogó una vez más decidiendo encararla.
La menor se alejó unos centímetros de su rostro sin borrar su sonrisa, aunque ya no había algún rastro de picardía en ella. — Tranquila, no te haré nada, además lo que sucede en el piso de mi habitación se queda aquí. — Le guiñó un ojo y Mina negó. — ¿Y que caso tendría que te besara ahora verdad? — Hizo una mueca. — Seguirías sin aceptar que no lo amas.
— Lo quiero Tzuyu. — Volvió a decir mirándola directamente a los ojos, pero por alguna razón sentía que intentaba convencerse a si misma, pues teniendo a la morena menor tan cerca, a tan sólo centímetros de su rostro, sólo quería besar sus labios y olvidarse del resto del mundo.
— Pero no es suficiente. — Susurró Tzuyu sacándola de sus pensamientos, y por su sonrisa burlona Mina temió que se hubiera dado cuenta de la forma en la que se quedo viendo sus labios.
— Lo es para mí. — Dijo Mina de inmediato, tratando de sonar convincente, odiaba la forma en la que Tzuyu la hacía dudar de su propio autocontrol. — ¿Es demasiado difícil de entender? — Cuestionó provocando que la contraria sólo riera suavemente.
Y odiaba tener que admitir que amaba ese maravilloso sonido.
— ¡Si! — Respondió Tzuyu moviendo sus hombros. — Porque no te creo — Agregó en un susurro que estremeció a la japonesa. — ¡Sólo mirate! — Se burló acercándose a su rostro de nuevo sin moverse o permitirle hacerlo. — Estás aquí a mi merced y jamás te he visto tan nerviosa cuando él te toca o te habla siquiera. — Terminó de decir.
Pero Mina no aguantaba toda la tensión que había crecido entre ellas por lo que suplicó con la poca cordura que le quedaba. — Sólo para, por favor.
Y después de mirar sus ojos y perderse en su intenso color azul, la Taiwanesa bufó rendida. — Esta bien. — Dijo antes de recostarse en el pecho de la japonesa que permanecía con las manos inmovilizadas por las suyas. — Pero no te dejaré ir tan fácil, que lo sepas. — Bromeó. — Sé que no lo amas. Y sé que sientes algo más por mi. — Aseguró.
Mina suspiró cerrando sus ojos. — No sabes como te odio ahora. — Sonrió rendida.
Tzuyu se levantó de su pecho. — Eso es bueno. — La miró sonriendo coqueta. — Significa que no te soy indiferente. — Susurró acercándose peligrosamente a su rostro una vez más.
Y como Mina creyó que esta vez si haría una locura, por lo se apresuró a hablar. — ¡Detente! — Pidió escuchando la suave risa de la contraria. — ¿Porque me haces esto? — Preguntó haciéndose la molesta. — ¿Tienes idea de cuan difícil es? — Volvió a preguntar notando como la menor sonreía dejando a la vista sus hoyuelos y volvía a recostarse en su pecho.
— Lo siento, pero no sé como ordenarle a mi corazón que deje de amarte. — Confesó dejando sin palabras nuevamente Mina, a quien de por sí le estaba costando resistirse a ella.
Mina clavó sus dientes sobre su labio inferior. — Tzuyu, lo quiero. — Volvió a decir como si de una oración se tratase.
La menor suspiró sin moverse de su pecho, aunque soltó sus manos finalmente. — Pero no lo amas Mina — Aclaró cerrando sus ojos. — ¿Acaso eres la única que no ve la diferencia?
La japonesa volteó a un lado cerrando sus ojos, mientras empezaba a acariciar el cabello de la chica en su pecho.
«Por supuesto que lo hago Chewy, pero nunca lo sabrás. No puedo permitirmelo» pensó soltando otro suspiro en el que dejaba libre gran parte de su frustración.
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¿Que tal les pareció?
Sólo puedo decir... me pudieron las MiTzu, es que son demasiado tiernas, pero el Jeongmi sigue siendo mi OTP que quede claro.
Saludos.
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