Unpredictable
Justo cuando Tzuyu creía que las cosas no podrían mejorar descubrió que era posible siempre y cuando se encontrara en compañía de la japonesa.
Con Mina hasta el acto mas sencillo como caminar al lado de la otra era mágico, escuchando su voz de ángel, su suave risa, perdiéndose una y mil veces en su mirada y suspirando por su aniñada sonrisa.
Era tan extraordinario darse cuenta de que esa increíble chica correspondía sus sentimientos, parecía increíble que semanas atrás apenas y podía soportar hablar de lo que sentía y ahora no paraba de demostrárselo con cada uno de sus actos.
Tal y como había dicho, la nueva heladería estaba frente al parque que ella y su hermana visitaban de niñas, donde tenia buenos recuerdos de ella y sus mayores practicando con su patineta, recuerdos que ahora la hacían reír y tuvieron el mismo efecto en la ojiazul cuando después de salir del local decidieron dar un pequeño paseo por el lugar, que terminó con ella recostada en el pecho de la mayor que escuchaba con atención sus anécdotas y jugaba con sus manos y su cabello cual niña pequeña.
Nunca imaginó que Mina se atrevería a robarle un beso, y mucho menos dos. Pero en aquel parque fueron más de dos los besos que compartieron y que la japonesa iniciaba, haciendo que su corazón se hinchara de felicidad y amor, no sabía si era por el helado de chocolate que había incrementado sus endorfinas, por sus tranquilas y largas conversaciones, o por cumplir su promesa de "primero cita y después besos" pero la verdad era que estaba completamente conquistada por esa faceta que no conocía de su mayor.
Y una vez cayo la noche volvieron a la casa de la japonesa donde por petición de la misma Mina se quedo un rato compartiendo con la familia completa, aunque la pequeña Yeji se robara casi toda su atención, y con lo mucho que esta disfrutaba de estar tiempo con ella, paso buenos momentos a su lado, aunque al despedirse tuviera que calmar a una casi celosa Mina que se sintió desplazada, pero que entendió la situación pues ni siquiera ella misma podía resistirse a la ternura de su hermanita.
Y esa fue otra noche que las dos enamoradas durmieron felices debido a los hermosos sentimientos y la historia que empezaban a escribirse sobre ellas.
A la mañana siguiente la japonesa llego en el auto de su padre y Tzuyu en el de Jeongyeon, aprovechando de pasar tiempo con ella y su hermano que curiosamente también viajo con ellas, robándose todas las miradas cuando los tres llegaron al instituto juntos.
Ese día era uno en los que la Taiwanesa y la japonesa no coincidirían en sus clases, y ni siquiera a la hora de la entrada pudieron verse, pero por supuesto que Tzuyu no permitiría que aquello durara demasiado, gracias al tiempo que ambas tenían conociéndose era normal que conocieran los horarios de la otra, y la morena sabía que ese día saldría unos minutos antes que la ojiazul por lo que apenas escuchó la campana le pidió a su Unnie que la esperara en su auto mientras iba por la japonesa, sin darle tiempo a la peliazul de responder cuando salio a toda prisa hasta el salón de la nipona.
Pero no esperaba encontrarse con Jungkook en su camino, mirándola con el mismo odio de siempre, incluso temió al ver al chico observándola de aquella forma, sin embargo estaba dispuesta a seguir su camino pasando por su lado cuando la mano de este rodeó su brazo deteniéndola. — Tenemos que hablar, Zhou.
Tzuyu soltó un suspiro tranquilo posando su mirada en el agarre antes de subir al rostro del muchacho que mantenía la misma expresión seria. — No me vuelvas a tocar, Jeon. — Su voz era suave pero firme, haciendo que el pelinegro la soltara despacio.
Jungkook jugó con su lengua en su boca, chocándola contra su mejilla, claro signo de su rabia, era obvio que no se dejaría intimidar por una chica y lo demostró cuando su mirada se mantuvo firme con la de la morena. — ¿Que crees que estas haciendo con Mina? — Preguntó directamente.
Tzuyu lo miro incrédula y rió sin gracia, mordiendo su labio mientras negaba suavemente, sin poder entender que quería lograr el chico con todo aquello. — ¿Estas hablando en serio? — Cuestionó sonriendo divertida, cosa que hizo que Jungkook apretara la mandíbula y frunciera el ceño. — Amo a Mina y quiero estar a su lado. — Confesó con calma. — ¿Eso responde tu pregunta?
El rostro del chico se lleno de sorpresa y por la fuerza que empleaba al apretar sus puños, sus nudillos se tornaron blancos, se sentía indignado creyendo incluso que la japonesa realmente lo había dejado por culpa de la castaña, cuando la verdad estaba muy lejos de eso. — Eres una... — Dijo con desprecio, era curioso que estuviera mostrándose tan tranquilo, pero quizá se debía a que se encontraban en el instituto y no quería meterse en más problemas allí, pues ganas de desquitarse con la castaña no le faltaban, ya que los rumores que habían llegado a él sobre la cercanía de las chicas no le agrado. — Escúchame bien Zhou, en este instante te exijo que te alejes de ella, Mina no es una desviada como tú o tu hermana y todas tus amigas.
La sangre de la morena hirvió al escuchar la forma despectiva en la que se refirió a su hermana y amigas. — No Jeon, escúchame bien tu a mi. — Bramó acercándose de forma desafiante a él, ella era capaz de pasar que Jungkook dijera lo que quisiera de ella, pero si algo estaba claro era que no dejaría que se metiera con su hermana o alguna de sus amigas. — No te voy a permitir que te metas con mis amigas y mucho menos con Mina o mi hermana, ellas no tienen nada que ver en esto. — Tal fue la fuerza con la que apretó sus dientes que una vena en su cuello se marcó.
— No voy a dejar que conviertas a Mina en una asquerosa...
— Te advierto Jeon.... — Lo interrumpió tomando el cuello de la camisa del muchacho. — Que si no te detienes en este instante, te parto la cara.
El pelinegro sonrió ampliamente dejando sus dientes perlados a la vista. — Si, claro. — Se burló alejándose de su tacto y arreglando su prenda. — No eres más que...
— ¡Te lo advertí imbécil! — Le gritó la morena después de impactar sus nudillos en su mejilla y parte de su boca.
Un delgado hilo de sangre de salio del labio de Jungkook que se sujeto de la pared y paso su mano por su boca para limpiarlo y después mirar con odio a la responsable. — Eres una zorra, estoy seguro de que fue por eso que Mina se fue detrás de ti. — Bramó mientras la morena lo miraba levantando una ceja. — No me sorprendería que tu la hayas enredado para que terminara conmigo, fue tu culpa que ella dejara de amarme. — Acusó dándole un empujón en el hombro que aunque la hizo retroceder, no logró provocarla. — Tú me la robaste.
En otro momento la menor incluso se hubiera reído en su cara al escucharlo, pero la sorpresa que le generó escuchar aquello no se lo permitió. — ¿Que yo te la robe? — Cuestionó irritando al chico cuando sonrió divertida. — Por favor Jeon, eso no tiene ningún sentido. — Se burló soltando un bufido. — ¿Sabes porque? Porque uno no abandona lo que quiere por lo que esta empezando a querer. — Explicó acercando su mano hasta el hombro del pelinegro para alejarlo de ella. — ¿Eres capaz de entender eso? — Preguntó ladeando su rostro.
Jungkook por su parte fruncio el ceño pasándose las manos por el cabello con frustración. — ¡Mientes! — Habló entre dientes. — Ella no te quiere, ella me ama a mi... Tan solo esta confundida. — Aseguró, realmente quería creer en sus palabras pues de lo contrario ni siquiera él mismo podría con la vergüenza de saber que su novia lo había dejado por una chica, y no cualquiera, sino la que menos soportaba en toda la escuela.
— Mina no te ama y no creo que lo haya echo alguna vez. — Volvió a hablar Tzuyu sonriendo de lado. — Si ella te amara... En todo el tiempo que estuvo contigo sus ojos habrían brillado cuando te miraba o cuando hablaba de ti siquiera, pero adivina que, ni siquiera acelerar su corazón lograbas. — Había malicia y algo de diversión en su voz, y es que claro, estaba disfrutando como nunca decirle todo aquello al chico después de todos esos meses soportando en silencio como el coreano trataba a la japonesa como una chica más, cuando para ella Mina merecía todo el amor del mundo. — Ahora dime algo ¿Quien es verdaderamente confundido aquí? — Cuestionó sin borrar aquella sonrisa divertida de su rostro, misma que el pelinegro deseaba borrar para siempre.
Tenía el orgullo herido, y la castaña lo vio en sus ojos llenos de rabia. — Me las pagarás Zhou Tzuyu. — Amenazó tomándola del brazo y apretando su agarre.
Tzuyu miró el contacto y de un movimiento se zafó de su agarre bruscamente. — Estaré esperándote Jeon. — Dijo sonriendo con amargura alejándose de él antes de que su paciencia se agotara y un golpe fuera lo menos que le diera al pelinegro.
Tuvo que detenerse unos metros antes de llegar a su destino a controlar su respiración, lo último que deseaba era preocupar a Mina y arruinar las cosas con ella por culpa del pelinegro, por lo que una vez estuvo más tranquila retomó su camino, viendo como la ojiazul salía del salón de profesores cargando una caja en sus brazos.
— ¿Necesitas ayuda con eso Unnie? — Apareció al lado de la ojiazul que se sobresalto al escucharla, la caja que cargaba era de un tamaño mediano, y por la palabra PINTURA escrita en uno de sus lados, la castaña supuso que pertenecía al salón de Arte, y que de seguro Mina, como presidenta de la clase debió ayudar a su profesor devolviéndola hasta el cuarto del depósito, un piso más abajo.
— ¿Esta fallándote la vista Zhou? — Bromeó la ojiazul sonriendo divertida, se alegraba de ver de nuevo a la castaña pues en todo el día ni siquiera habían podido cruzar palabra debido a sus clases separadas.
Tzuyu rió suavemente parándose frente a ella deteniendo su caminata. — No es eso, es que lo único que puedo ver es a ti. — Dijo sonriendo coqueta y dándole un beso en la mejilla.
Las mejillas de Mina se tiñeron de un leve sonrojo mismo que no pudo ocultar por tener ambas manos ocupadas con la caja. — Zhou. — Chilló mordiendo su labio tímidamente, la morena siempre encontraba la forma de aprovecharse de su facilidad para ponerse nerviosa.
— ¿Que? Tu empezaste. — Se defendió la nombrada sonriendo inocente. — Permíteme ayudarte con esto ¿Si? — Apenas termino de hablar cuando sin esperar respuesta de la japonesa, tomo la caja y con uno de sus brazos y la cargo sin dificultad, dejando clara su diferencia de fuerza.
— Presumida. — Murmuró Mina cruzándose de brazos para iniciar su caminata a su lado, mientras Tzuyu simplemente sonreía divertida pensando una nueva forma de molestarla.
Mina lo supo en el momento que se quedó callada, ya que ni siquiera cuando dejó la caja en el depósito dijo algo y eso era demasiado sospechoso.
No fue sino hasta que caminaban de vuelta al piso superior que la mas alta volvió a hablar. — Sólo cuido de ti cariño. — Dijo tomando la mano de la japonesa, entrelazando sus dedos y mirándola con aquella linda sonrisa ladeada que derretía su corazón.
— ¿Cariño? — Preguntó Mina a pesar de estar disfrutando de aquel tierno momento junto a la mas alta.
— Eres mi cariño ahora. — Contestó la menor con simpleza y las mejillas de la japonesa ardieron sonrojándose de nuevo ante su confesión.
El resto del trayecto que constaba de un par de pasillos hasta el área de salones, que a esta hora estaban todos cerrados, fue silenciosa, y sin poder sacarse las palabras de la castaña de la cabeza Mina volvió a hablar. — ¿Que quieres decir con... — Empezó a decir, siendo interrumpida por el jalón que le dio Tzuyu a su mano, entrando con ella en uno de los salones y recortándola de la puerta cerrada. — ¿Que pasa contigo? — Cuestionó al verse aprisionada entre la puerta y el cuerpo de la morena que la miraba con picardía, una picardía que conocía bastante bien.
Y en el momento que sus miradas chocaron, contuvo la respiración, reprendiéndose por no prestarle atención a lo que hacía la castaña, que probaba cada pomo de las puertas por las que pasaban, ahora entendía el porque.
Pero todos sus pensamientos fueron callados cuando la menor finalmente la besó con desesperación sin dejar de lado la delicadeza y el cariño, bajando una de sus manos hasta su cintura.
Mina se entregó a su beso, subiendo sus brazos hasta el cuello de la contraria y acercándola mas a ella, sintiéndola como todo el día había estado esperando.
— Quería hacer esto. — Contó Tzuyu juntando sus frentes dándole otro beso mas corto antes de separarse para controlar su respiración.
— Estas loca Zhou. — Jadeo la japonesa de vuelta, muy cerca de sus labios, apretando el cuello de su camisa sin abrir sus ojos, luchando por controlarse, pero la menor no se lo dejaba fácil.
— Llámame trastornada si quieres, pero no dejes de besarme. — Habló Tzuyu volviendo a besarla del mismo modo.
Mina sentía que el cualquier momento su corazón saldría de su pecho gracias a la fuerza con la que latía en su interior, pero no quería detenerse, no quería que terminara.
Le daba igual si el mundo terminaba en aquel momento, si su vida terminaba justo allí, o si el cielo desaparecía, pues los labios de Tzuyu eran el paraíso entero y eso era suficiente. — Eres insoportable. — Susurró cuando los labios de la menor se separaron de los suyos y bajaron a su cuello dejando varios besos húmedos allí.
Y cuando volvieron a mirarse la sonrisa coqueta de la menor estaba dibujada en su rostro. — Pero bien que no puedes resistirte a mis encantos. — Alardeó volviendo a besarla.
— Esa es la peor parte tonta. — Dijo Mina como pudo entre el beso, que aunque fue menos acelerado, no fue el último que compartieron en aquel salón.
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No revisé errores so, perdón si hay alguno, se les quiere.
Saludos.
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