Guys My Age
Al día siguiente cuando despertó y los recuerdos de aquellas fotos llegaron a su mente, Mina casi empieza a llorar de nuevo, pero luego recordó la forma en la que la Taiwanesa la cuidó, abrazándola y haciéndola reír con sus chistes malos, haciendo que simplemente recordara que su vida no se terminaría por el engaño de su novio, y eso bastó para se animara a iniciar su día con una amplia sonrisa en su rostro.
— Mina-chan. — La suave voz de Sana la sacó de sus pensamientos obligándola a volverse a mirarla encontrándose con ese tierno puchero que la hacía ver mucho menor de lo que era, pero no pudo evitar sonreír, su compañera parecía la ternura en persona.
— Lo siento Satang ¿Que decías? — Preguntó concentrándose en su compañera que la miró con los ojos entre cerrados.
Hasta los momentos la única que sabía sobre el tema de Jungkook era Tzuyu, y estaba agradecida por ello, pues sabía que de haberse enterado, sus casi hermanas mayores Sana y Momo, habrían ido a desquitarse con un para nada amable golpe en las partes sensibles del coreano, y por más molesta que estuviera con él, tampoco quería que pasara por un dolor propiciado por la mayor de las tres que era capaz de dejarlo sin descendencia.
— Estás rara. — La voz susurrante de la chica de flequillo que estaba sentada justo detrás de ellas la sobresaltó, y sólo la miró nerviosa pues ya no sólo tenia a Sana observándola como si quisiera saber todos sus secretos, ahora la mayor también la miraba de ese modo. — ¿No nos contarás que pasó? — Cuestionó haciéndola morder su labio con nerviosismo, estaba en un dilema, no quería ocultarle nada a sus amigas, pero tampoco quería que se metieran en problemas por ella.
— Y-yo... Estoy bien Momoring. — Cerró su libro de apuntes y se apresuró a guardar sus cosas cuando vio que estaba por sonar el timbre de almuerzo, rogando que la hora de la comida fuera suficiente para que las mayores se olvidaran del tema, y para su suerte así fue.
— De acuerdo. — Dijo Momo aún no muy convencida. — ¿Vamos a comer? Muero de hambre. — Puchereo ganándose un beso de su novia.
— Tu siempre tienes hambre Momori. — Rió Sana levantándose y tomando su mano para entrelazar sus dedos y empezar a caminar hasta la puerta. — ¿Vienes con nosotras Minari?
— Si, sólo pasaré por mi casillero a buscar mis cosas. — Respondió la nombrada para salir tras ellas y luego caminar en la dirección opuesta.
Una sonrisa boba se dibujó en su rostro al ver el mensaje que había recibido de parte de la castaña mientras caminaba, y sin borrarla le respondió diciéndole donde estaba, hasta que su momento de felicidad se vio interrumpido por quien menos deseaba ver en aquel momento, Jungkook.
— Mina. — Llamó el pelinegro llegando a su lado sin sorprenderse de que esta simplemente lo ignorara ya que estaba más que consciente de lo que había hecho su compañera de la noche anterior. — ¿Podemos hablar? Por favor dejame explicarte todo ¿Si? — Pidió mientras Mina seguía sin mirarlo pues, bien que lo estaba escuchando. — Te prometo que fue un mal entendido, yo...
— No te esfuerces. — Lo interrumpió levantando su mano para que guardara silencio, sin poder creer que él la creyera tan estúpida como para decirle aquellas palabras. — Ya se que todo es cierto, y no gracias a tu sinceridad. — Informó recordando el pequeño informe que le dio uno de los detectives de su papá antes de llegar al instituto, donde hasta la matrícula del vehículo de la acompañante del pelinegro le habían conseguido.
— Pero Minari, todo fue un mal entendido, te juro que yo no quise... — Con su mejor expresión lastimera y su mejor puchero el chico suplicaba, como si en verdad fuera sincero, como si en verdad lo lamentara, como si en verdad aquella escena fuera suficiente para que la ojiazul lo perdonara.
Pero Mina soltó una risa sin gracia y sonrió cínicamente, como si en su interior disfrutara de aquello cuando la realidad era que tenerlo frente a ella le recordó lo mucho que dolía que alguien que consideraba importante en su vida la traicionara de aquella forma.
— ¿Que no quisiste? — Se burló viendo como el chico fruncía el ceño. — ¿Y que me dirás? — Volvió a cuestionar mirándolo fijamente, sin una pizca de emoción en su rostro. — ¿Que ese vídeo es un montaje? ¿Que jamás estuviste allí? O no mucho mejor, que esa voz no era la tuya y que no son tus tatuajes los que te delataron. — Relató con calma haciendo una mueca.
— Mina, yo... — Suspiró Jungkook pasándose la mano por el cabello con frustración. — Si tan sólo me dejaras explicarte, las cosas no son como crees. — En un segundo la tomó de los brazos ejerciendo más fuerza de la necesaria escuchándola jadear frente a él, pues ver aquel lado violento de su novio la hizo temer, dado que en un año que tenían de relación este jamás la había tratado así.
— Sueltame Jungkook. — Susurró firmemente tratando de soltarse pero era obvio que por la diferencia de fuerzas no lo lograría.
— No lo haré hasta que me escuches, estaba ebrio ¿Entiendes? — Le gritó agachando la cabeza al instante sintiendo sus ojos cristalizarse. — No pensaba con claridad. — Murmuró lo suficientemente fuerte para que la ojiazul lo escuchara, pero ya no tenía caso, ni por aquel espectáculo que estaba dando daría marcha atrás a su decisión.
— Jungkook... Sueltame. — Pidió segundos después al escuchar al chico sollozar.
— No quise hacerlo Minari, yo te quiero a ti, siempre has sido tú. — Sollozó cual niño pequeño levantando la mirada y ni siquiera al ver sus ojos llenos de lágrimas Mina se conmovió, como si de pronto, después de quererlo tanto, ya no sintiera nada por él.
— Pero lo hiciste, y ya no hay forma de que puedas remediarlo. — Contestó aprovechando que esta había bajado la guardia y se soltó de su agarre dando un paso atrás. — Así que en este momento doy por terminada nuestra relación, no vuelvas a llamarme, a buscarme y si es posible, evita mirarme siquiera, porque tu ya no existes para mí. — Dijo seria decidida a marcharse y cumplir con su palabra.
— ¡No vas a dejarme Mina! — En un rápido movimiento el pelinegro volvió a tomarla de los brazos, pegándola sin ningún tipo de delicadeza contra los casilleros, provocando que Mina se preguntara en donde había quedado su cariñoso novio, o si alguna vez este había existido, ya que el chico que tenía frente a ella estaba lejos de igualarlo. — ¡Escúchame! — Exigió intensificando su agarre.
— Jungkook me haces daño. — Sus palabras salieron cargadas de dolor, aunque no era del todo físico, era el dolor que sólo provoca la decepción, el dolor que sólo un golpe de realidad destruyendo la imagen que tenías de alguien a quien amabas puede ocasionar, y para Mina en aquel momento no había nada peor que aquello.
— Por favor Mina no me dejes. — Escuchó suplicar al chico que a este punto ya lloraba, al igual que lo hacía ella aunque solo fue una lágrima la que bajó por su mejilla, pero eso fue suficiente para Tzuyu, quien al ver la escena se apresuró a tomar el hombro del chico y alejarlo de la japonesa.
— Ya sueltala idiota. — Bramó mirándolo con odio mientras este se tambaleaba y después de limpiar su rostro le devolvió el mismo gesto. — La estas lastimando ¿No lo ves? — Volvió a decir dispuesta a golpearlo, ya que ver a Mina llorar por su culpa otra vez la había cegado de ira, pero sintió la delicada mano de la ojiazul detenerla y llamando su atención.
Así que solo por eso decidió ignorar al muchacho volteándose para abrazarla después de mirarla con adoración y limpiar sus mejillas con cariño, brindándole paz y seguridad cuando sus cuerpos estuvieron tan juntos, creando su propia burbuja de amor al lado de la otra, misma que Jungkook rompió cuando volvió a hablar.
— ¡Largate de aquí Zhou! — Fue él quien la separó de Mina esta vez quedando ambos frente a frente, y la mandíbula de la morena se tensó confirmando que ya no le pasaría una más al coreano. — Estoy harto de ti y tus estúpidas interrupciones.
— ¿O que? — Lo interrumpió mirándole con odio, estaba suficiente cabreada con él por lo sucedido el día anterior, y ver a Mina llorar una segunda vez por su culpa, definitivamente hizo que su rabia detonara, aunque tal vez no estuviera midiendo lo que decía. — ¿Me golpearás como a Jihyo y a Jimin? O del mismo modo que estabas por hacer con Mina. — Una risa seca salió de sus labios y el chico se paralizó al ver la expresión de miedo en el rostro de la japonesa.
— ¿Que? — Musitó esta última cubriendo su boca con sus manos. — ¿Fuiste tu quien... — Su labio inferior tembló y negó despacio antes de dar un paso atrás cerrando su casillero de un solo golpe.
— Mina no... — Murmuró él intentando acercarse pero una furiosa Tzuyu y una decepcionada Mina no lo dejaron avanzar.
— No te me acerques nunca mas en tu vida Jungkook. — Le gritó la japonesa marchándose a toda prisa hacia la salida del lugar y una vez se quedaron solos, su atención y su rabia se dirigieron a la morena que miraba en la dirección que caminaba la ojiazul.
— ¿Ves lo que provocaste? — Le reclamó dándole un empujón. — Todo es tu culpa. — Y aunque la Taiwanesa quiso aprovechar para desquitarse con su lindo rostro y pagar sus frustraciones decidió que no valía la pena rebajarse a su nivel, en cambio usaría un arma mejor, las palabras.
— ¿Yo? — Se burló señalándose con su índice. — No Jeon, tú te hundiste solo, tú y tus problemas de ira no sólo te costaron tu autocontrol, sino también el cariño que ella y muchos te tenían. — Soltó tomando su mochila y dejándolo solo en medio del pasillo con los puños apretados y los ojos llenos de lágrimas otra vez.
Pero aquello estaba lejos de importarle cuando al llegar a la salida del lugar no vio a la mayor en ninguna dirección.
Hasta que una cabellera rubia oscura llamó su atención y corrió hacia ella. — Minari. — Dijo al llegar hasta la japonesa que se detuvo y la encaró mirándola con el ceño fruncido.
— ¿Porque no me lo dijiste Tzuyu? ¡¿Porque?! — Se notaba que estaba molesta, y la menor lo entendía, si que entendía esa sensación de haber sido engañada, pero aún así se animó a hablar.
— Ya estaba resuelto Minari, no creí que tú... — Su voz vaciló por un segundo y eso sólo hizo enfurecer a la japonesa.
— ¡¿Que ya estaba resuelto?! ¡Por Dios Zhou! — Le gritó haciendo que la menor solo apartara la mirada sin saber como responder a eso. — Yo misma ví lo mal que quedaron esos chicos ¿Como vas a decirme algo así? — El tono de reclamo en su voz fue evidente, y aunque Tzuyu se sintió pequeña por primera vez frente a la ojiazul, levantó la mirada mostrando la misma seguridad que la caracterizaba.
— Lo siento pero... No me correspondía a mi decírtelo Minari. — Habló sin burlas o dobles sentidos, sin una pizca de diversión o titubeo.
Pero la contraria la miró y rió amargamente. — ¿Es todo lo que me dirás? — Y cuando vio su mirada de decepción la menor se acerco a ella atreviéndose a abrazarla aún cuando la japonesa se quedó inmóvil por lo repentino de su acto, pero a parte de besarla para que se detuviera, no sabía que más hacer, mientras que Mina se preguntaba como era posible que incluso en un momento así, los brazos de la más alta fueran lo único que le brindara algo de paz y consuelo.
— No. — Respondió en medio del abrazo, sin importarle quien las mirara, sin importarle que no estaba siendo correspondida. — También te diré que antes de que me pidas alejarme de ti, y quieras golpearme por ocultarte lo imbécil que era tu novio, me quedaré junto a ti con mis infinitos intentos de molestarte hasta hacerte llorar de risa, y el inmenso amor que siento por ti. — Terminó de decir sellando su promesa con un suave beso en su hombro, que aún sobre su camisa, Mina sintió cálido.
— Eres una pesada Zhou. — Contestó de vuelta, no lograba entender como es que siempre la menor lograba ser tan linda y hacerla olvidar todo, era como ese fuera su súper poder, uno que deseaba jamás desapareciera.
Tzuyu sonrió y se alejó levemente de ella dándole un par de palmaditas en la cabeza otra vez viéndola rodar los ojos. — Lo sé. — Alardeó, y allí estaba el mismo guiño coqueto de siempre. — Pero... ¿A donde vas? — Apenas había notado que estaban frente a la escuela y miró a la mayor con curiosidad.
Mina solo suspiró y apretó el agarre en la correa de su bolso. — Me voy a casa. — Susurró como si de un secreto se tratase. — No quiero seguir aquí. — Confesó moviendo sus hombros.
Y Tzuyu lo analizó por varios segundos, perdería un par de clases si se iba en ese momento, incluso se ganaría una reprimenda de sus hermanos, pero joder, se trataba de Mina, la japonesa la necesitaba y no iba a dejarla irse sola con todo aquello que estaba sintiendo, no le importaba si estaba triste por su novio, mas allá de sus celos y del amor que tenia por ella, eran amigas y estar en las buenas y la malas era lo que hacían.
— De acuerdo, entonces te acompaño. — Habló empezando a caminar dejando atrás a la mayor, que la miró confusa, después se encargaría de avisarle a Jeongyeon donde estaba para que no fuera a preocuparse.
— Zhou no creo que... — Mina la tomó del brazo haciéndola voltearse y cuando ella miro su agarre y levanto una ceja sonriendo divertida esta la soltó sonrojándose al instante, como si sus manos jamás se hubieran encontrado.
— Ya te lo dije, no me iré aunque me corras. — Recordó sacando sus lentes de sol de su mochila, dejando boquiabierta a la ojiazul cuando se los puso como toda una estrella de cine frente a ella.
— Deja de ser tan molesta. — Bufó cruzándose de brazos viendo en otra dirección mientras empezaba a caminar para esconder su rostro enrojecido, aunque sus orejas no ayudaron mucho.
Y Tzuyu que caminaba a su lado solo rió suavemente. — Y tú de ser amargada. — Canturreo escuchando un nuevo suspiro de la contraria.
— ¿Que hay de tu auto? — Recordó Mina de pronto deteniendo su caminata, con la esperanza de que se desharía de ella. — ¿Lo dejarás tirado? — Había un deje de diversión en su voz lo que fue suficiente para que la menor la mirara encontrándose con una expresión triunfal, pero no le duró demasiado.
Se quito sus lentes con la misma lentitud y estilo que se los había puesto y acercó sus rostros lo suficiente para que el suave perfume de la menor invadiera su olfato antes de responderle. — Vine en el de Jeong Unnie hoy. — Contó ensanchando su sonrisa triunfal al ver como la de Mina desaparecía dando paso a una expresión vencida.
— ¡Aish! — Se quejó por lo bajo. — Bien. — Aceptó empezando a caminar de nuevo, sin mas opcion que aceptar la compañía de la menor, que muy en el fondo estaba disfrutando completamente, pero jamás admitiría en voz alta.
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¿Les gustó? Yo me reí y lloré con esto.
Tzuyu Best Girl.
Aunque ya quedan como tres capítulos más.
Saludos.
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