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Be Mine (Final)

Los días que siguieron a aquella noche, Mina había notado a sus amigas y a la Taiwanesa comportándose algo extraño, y no era que Sana y Momo no actuaran raro a veces, pero era un tipo comportamiento diferente, como si ocultaran algo.

Lo mismo ocurría con Tzuyu a quien por mas besos que le daba no lograba sacarle información.

Pero pronto tendría todas las respuestas que estaba buscando sobre el actuar tan raro de sus amigas y su enamorada.

— ¿Pero que... — Irreal, hermoso y perfecto, fueron las palabras que llegaron a su mente cuando al llegar al sitio donde la había citado la Taiwanesa se encontró con un jardín lleno de flores iluminado por  diferentes luces de colores que le daban un aspecto de ensueño.

Y su emoción aumentó cuando en medio de aquel jardín vio a la menor, que rodeada de tantas flores solo conseguía opacar la belleza de estas con su sonrisa de ángel. — Chewy... ¿Que es todo esto? — Preguntó cuando sus miradas se encontraron, pero en lugar de responderle la castaña extendió su mano para que la tomara, cosa que hizo sin pensar.

Esto... Empezó a hablar Tzuyu una vez la tuvo frente a ella, perdida en la forma en la que la ojiazul parecía brillar entre tantas flores hermosas. — Esto es tan sólo una de las mil formas que tiene mi corazón de mostrarte que te ama Minari. — Una de sus manos subió al rostro de la mayor dejando una caricia en ella, mientras con la otra entrelazaba sus dedos para dejar un beso en la ajena.

Decir que Mina estaba nerviosa era poco, pues lejos de lo especial que le parecía aquel detalle de la morena, la forma en la que esta le había hablado y la miraba mientras dejaba aquel beso en su mano, le hizo sentir como si de pronto todo el calor de su cuerpo subiera a su rostro, creando una combinación de su rostro sonrojado y su corazón acelerado que la chica frente a ella disfrutó como nunca.

Una pequeña mueca de sonrisa se dibujó en el rostro de la menor al notar su tímido actuar y como si no tuviera suficiente con su intensa mirada, añadió a su juego de tortura un beso en la comisura de su boca, cosa que dejó a Mina con una extraña sensación de ansiedad en su pecho, pero antes de que pudiera protestar, la castaña ya la estaba guiando hacía otro lugar del jardín.

¿Esta es la razón por la que estuviste actuando tan raro estos días? Preguntó viendo como la menor sonreía y asentía cual niña pequeña sin soltar su mano. — Es muy hermoso. — Comentó deteniendo su caminata, con la mirada fija en la fuente a la que llegaron luego de unos segundos.

Había una mesa lista para lo que parecía una cena romántica a un par de metros de allí, y sus ojos se llenaron de emoción al ver la hermosa decoración que la rodeaba, preguntándose como es que nunca había visitado un lugar como ese.

Realmente lo es. — Apoyó Tzuyu parada a su lado, Mina creyó que se refería a lo que ella miraba, pero al volver su rostro hacia ella, se encontró con sus orbes fijas en ella, con un brillo demasiado especial aquella noche, y en aquel momento, supo que algo realmente importante estaba por suceder y cambiar la vida de ambas.

¿Aceptas cenar conmigo? — Le preguntó, su voz y su sonrisa cariñosa la sacaron de su mente y al no poder con la emoción que aquello le generó, Mina solo pudo asentir, siendo guiada por la menor nuevamente, esta vez hasta la mesa donde su comida favorita las esperaba.

La cena fue tan especial como esperó, con la mirada de la morena siempre fija en ella y las anécdotas que le contaba, con sus manos entrelazadas sobre la mesa, y con sus sonrisas siempre en sus rostros, tan mágico como alguna vez había soñado.

Y como en su sueño, en su velada también hubo besos y un baile que unió sus cuerpos mientras la lenta melodía los guiaba, su corazón salto de alegría cuando se encontró a si misma abrazando el cuerpo de la morena, escuchando los calmados latidos de su corazón, solo para después separarse y compartir un beso tan cariñoso y suave que sintió como si la menor temiera romperla con aquel delicado roce.

Pero estaba lejos de sospechar lo que realmente pasaba por la mente de la mas alta.

¿Sabes que te quiero más de lo que digo verdad? — Le Preguntó Tzuyu haciendo que sus ojos azules se posaran en su rostro luego de terminar abrazadas observando las formas que la fuente frente a ellas hacía con el agua, relajandolas y haciéndolas olvidarse del mundo entero solo estando así.

— Creo que has sido suficientemente clara con eso, mi Chewy. — Respondió ella acariciando la mejilla ajena antes de darle un corto beso. — Además todo esto fue muy hermoso y... ¿Porque me preguntas eso? — Una mueca de confusión invadió su rostro al ver la forma en la que la menor sonrió y cuando se separó de ella definitivamente no le gustó el rumbo de aquella conversación.

Espera aquí. — Dijo la menor soltando su cuerpo caminando hasta la mesa en la que antes estuvieron compartiendo su cena buscando algo en el bolso que hasta aquel momento Mina había ignorado que existía.

Sus ojos se iluminaron y sus párpados se ampliaron al ver como la menor sacaba de este un pequeño obsequio envuelto, con un pequeño moño dorado en el. — ¿Que es... — Trató de decir siendo detenida por la morena cuando ésta volvió a llegar a su lado.

Perdí la cuenta de las veces que imaginé este momento. — Empezó a hablar la menor procediendo a abrir el obsequio que ahora notaba era una pequeña caja, con algo muy importante en su interior, o fue lo que dedució Mina al ver la forma en la que sus dedos luchaban por no dañarla. — Las muchas veces que soñé estar de pie frente a ti, haciéndote esa pregunta con la que deseo que nuestra historia de amor inicie. — Continuó diciendo y ella contuvo la respiración al sospechar de lo que estaba hablando la contraria. — La pregunta con la que no sólo una nueva etapa en nuestra relación tendrá lugar, sino también en nuestras vidas.

La pequeña tapa de la caja fue retirada y cuando su contenido quedó a la vista, Mina jadeo cubriendo su boca, sin embargo la menor no dejó de hablar incluso cuando sus miradas se encontraron de nuevo.

Porque si de algo estoy segura, es de lo mucho que significas en mi vida Myoui Mina, y de que no deseo que te vayas de ella, incluso cuando sea muy molesta con mis bromas, cuando sea demasiado pesada con mis chistes malos, incluso cuando sea demasiado pegajosa con mi amor, quiero que tu estés allí conmigo, en cada etapa, en cada una de mis fases, en cada uno de mis momentos difíciles, así como yo quiero estar en los tuyos. — Los ojos de ambas se cristalizaron aunque las dos sonreían ampliamente en ese momento, Mina vio como la menor sacaba una de las delgadas cadenas con un dije de diamante en forma de corazón para colocarlo en su palma. — Por eso en este momento, en este hermoso lugar, mientras tus ojos, mi pedazo de cielo favorito me miran, rodeadas de tan hermosas flores, que son las únicas capaces de compararse a la belleza de su ser, quería preguntarte si tú... ¿Quieres ser mi novia?

Una lágrima se deslizó por la mejilla de la japonesa que después de luchar con la emoción del momento tomó aire para responder. — Sólo si tu aceptas ser mía Chewy. — Dijo llevando su mano libre hasta uno de los bolsillos de su vestido para sacar un par de pulseras con varios dijes de flores en ellas, pequeñas flores con forma de tulipanes que dejaban claras todas las promesas que no podía expresar con sus palabras. — Se mía y te prometo que te cuidaré y te amaré como tú me has amado siempre, como solo a ti puedo amar. — Su mirada azul se encontró con la de Tzuyu, notando como era ella quien lloraba esta vez, pero estaba segura de era por la felicidad.

La felicidad de que Mina le dijera aquello, y de que al parecer habían tenido la misma idea de hacer de aquel encuentro uno inolvidable y muy especial.

Una suave risa de la menor se escuchó. — Pero Minari... — Sonrió dejando sus hoyuelos a la vista mientras acariciaba las mejillas ajenas con cariño. — ¿Como podría decirte que no? Si yo soy tuya desde el primer momento que te . — Cuestionó sellando su respuesta con un suave beso que terminó en un cariñoso abrazo y muchas risas de parte de ambas.

Y una vez las dos tuvieron puestas sus prendas, celebrando su felicidad con muchos besos decidieron dar un paseo por la ciudad, su primer paseo como novias, el que por supuesto se encargaron de disfrutar como siempre que estaban juntas.

Sus manos nunca se separaron y sus labios debieron contenerse únicamente por no incomodar a los demás con su gran afecto, pero claro eso no evitó que sus ojos se dijeran en todo momento lo mucho que se amaban la una la otra.

Y tiempo después, mientras Tzuyu disfrutaba de la vista que estaba teniendo del cielo nocturno con la mayor recostada en su pecho en un hermoso parque la escuchó hablarle de nuevo. — ¿Es por esta razón que todas actuaban tan raro? — Cuestionó la ojiazul con una seguridad que la dejó sin oportunidad de defenderse. — No te atrevas a negarlo Zhou, conozco a Sana y Momo muy bien, no son tan discretas que se diga, y no por voluntad propia, son tan sinceras como lo es Yeji cuando hace una travesura, ella misma se delata. — Río al final recordando las incontables veces que las mayores les habían contado sus secretos sin darse cuenta, aunque puede que se aprovechara un poco de su intuición.

Puede ser... — Rió Tzuyu besando su mejilla recostando su mentón en su hombro. — Pero oye fue por una buena causa ¿No? — Y su sonrisa juguetona no pudo faltar haciendo reír a Mina que la premió con un beso en la mejilla.

Una hermosa razón, tú eres una hermosa razón, mi razón. — Apoyó acercándose más a ella acurrucandose en su pecho, aunque la noche no era especialmente fría, le gustaba aprovechar de cada oportunidad que se le presentaba de disfrutar del dulce perfume de su ahora novia.

Era un mágico momento que ambas deseaban se prologara para siempre, solo ellas dos contra el mundo, en su propio mundo, con el cielo que Tzuyu veía en los ojos de Mina, y las miles de estrellas que la japonesa veía en la mirada de la morena.

— ¿Porque un tulipán? — Preguntó de pronto la menor de ellas observando con detalle la prenda alrededor de sus muñecas que ahora notaba venían a juego, como sus dijes.

Mina mordió su labio inferior, debatiéndose sobre si decirle aquello sin sonar demasiado cursi decidiéndose al final por voltearse para acariciar su mejilla mirándola con todo el amor en su corazón. — Porque son las flores de las promesas eternas, como mis sentimientos por ti. — Contó sonriendo con timidez acelerando el corazón de Tzuyu que la abrazó con fuerza sin poder creerse que aquello tan hermoso le estuviera sucediendo, aunque la mayor no dejara de mostrarle que era muy real.

¿No dejarás de sorprenderme con tus hermosas palabras verdad? — Cuestionó sintiendo como la mayor se subía en su regazo empujándola suavemente para dejarla acostada debajo de su cuerpo, produciéndole una sensación de extrañeza pues por lo general aquello ocurría al contrario.

¿Y porque tendría que hacerlo? — Mina la sorprendió con su sonrisa coqueta dejando un beso en su mejilla para después volver a mirarla. — Tu me dijiste que el amor que no se confiesa rompe tu corazón y mientras viva siempre te diré lo que siento por ti. — Y otra agradable sorpresa invadió su cuerpo al escuchar aquellas palabras de parte de Mina que rozó sus narices subiendo sus manos sobre su cabeza para posteriormente entrelazar sus dedos. — Y lo que siento es que te amo mi Chewy. — Confesó y finalmente Tzuyu sintió aquello como una buena jugada del karma.

Mina tentándola a cada segundo, inmovilizando su cuerpo con el suyo y sus manos con las suyas, dejándola a su merced, aunque eso no era tan difícil, mirándola tan intensa y cariñosamente que la derretía a cada segundo, haciéndola desear que de una maldita vez la besara y terminara con su tortura.

— ¿Vas a besarme o no? — Suplicó al sentir los labios de la mayor rozar los suyos una vez más abriendo sus ojos ya cerrados para encontrar su mirada juguetona burlándose de ella, pero no duró demasiado pues la mayor la beso segundos después.

De pronto todo su cuerpo se sintió como gelatina, y fue una suerte que estuviera acostada pues de estar de pie estaba segura que habría perdido la fuerza de sus piernas gracias a aquel intenso pero delicado beso.

Te amo más Minari, mi cielo. — Habló una vez se separaron encontrándose con aquella hermosa mirada invadiendo cada espacio de su corazón, tal dulce y desenfrenadamente como el cielo azul en un nuevo día.

Y lo mejor de todo es que en aquel momento mientras compartían mas besos, risas y caricias, ya no tenía duda de que era y sería para siempre, adicta a ella.

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¿Lo que más me gustó de esto? Al igual que Tzuyu, también recordé el primer capítulo con este.

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