Narra Sara

En cuanto recibí el mensaje de Fabián le di la información a mi padre para que fuera por ella, no me arriesgué en ir yo porque sé lo terca que puede llegar a ser Abigail, tampoco quise preguntarle a Fabián cómo se enteró, cómo la encontró, porque sé lo difícil que debió ser para él verla allí o lo que le dolió el simple echo de saber que está allí.

Al cabo de una hora recibo la llamada de mi padre informándome que ya sacó a Abigail de ese lugar, que no fue fácil porque ella se resistía y ya es mayor de edad, pero mi padre la amenazó con decir que la tenían en contra de su voluntad y podría meter en problemas al dueño del lugar, mi padre jamás actuaría en contra de la ley pero su actuación fue convincente y Abigail cedió, la llevaron a una clínica para verificar que esté totalmente bien, le pedí a mi padre que en cuanto terminen la traiga a nuestra casa para que no esté sola y poder vigilarla para que no regrese a ese lugar.

En cuanto la veo atravesar la puerta de la entrada de la casa corro hacia ella y le doy un abrazo fuerte, ella corresponde el abrazo y comienza a llorar desconsolada, permanecemos así durante unos minutos y cuando se calma un poco la llevo conmigo a mi habitación, no sé en qué estaba pensando cuando decidió irse sin decir nada y menos lo que la llevó a prostituirse pero no la voy a saturar de preguntas, seré su apoyo, ese hombro en donde pueda reposar su cabeza y permitirse llorar.

Son las 2:30am y Abigail se ha quedado profundamente dormida, parece que en todo este tiempo no había tenido paz ni en sus sueños, pero apesar de tenerla aquí en casa esta noche se me dificulta conciliar el sueño, las palabras de la psicóloga no paran de resonar en mi cabeza, el echo de que ella haya escogido ese lugar para desaparecerse de nuestras vidas le da más credibilidad a esas palabras, le mando un mensaje a Fabián informándole que ya Abigail está con nosotros y su respuesta la cual fue inmediata me deja impactada.

Mensaje de Sara a Fabián

-Hola Fabi, disculpa la hora, quería avisarte que ya Abigail está con nosotros, en mi casa, está bien, gracias por avisarme dónde estaba.
2:35am

-Era lo que debía hacer y ya sabía como está, no te preocupes por la hora, gracias.
2:36am

-Si quieres pasar a verla mañana eres más que bienvenido.
-Por cierto felicidades por tu graduación, sé que serás un excelente arquitecto.
2:36am

-Gracias, aspiro a ser uno de los mejores y con respecto a lo otro no iré, debo arreglar todo, en unos días me iré a Italia.
-Lo que tenía que decirle a Abigail ya se lo dije y supongo que lo que me dijo ella fue todo también.
2:38am

No le respondí nada más, no sabía qué decirle... No puedo creer que Fabián se vaya tan lejos y tampoco que ya haya hablado con ella, lo que me demuestra que la vio en ese lugar y quién sabe en qué circunstancias, él no es de hablar así tan serio, debe estar destrozado, me duele la cabeza de tanto pensar, así que me acuesto para tratar de dormir y olvidar por un momento el tormento de estos días.
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Narra Abigail

Me despierto y veo a Sara dormir a mi lado, aunque no haya pasado mucho tiempo es grato para mí verla de nuevo, al parecer Fabián tenía razón y puedo contar con ella, no es lástima lo que la mantiene a mi lado, es afecto, cariño, tenemos muchas cosas en común que nos unen aún más, de lo que no estoy segura es de poder confiar en él, tuvo sexo conmigo cuando era una total desconocida, quién me asegura que no se comporta así con todas o que lo que siente por mí no es solo un capricho y el día de mañana se le va a pasar... Siento como si apretaran mi corazón y comienzo a llorar.

El recuerdo de los besos y las manos de Aarón recorriendo cada parte de mi piel viene a mi mente, su voz dulce susurrándome palabras bonitas al oído, sus detalles, cómo me hacía el amor y las palabras de Mónica al teléfono diciendo que estaban de luna de miel parecen dagas que atraviesan mi pecho, la muerte y el entierro de mi madre me refrescan la memoria recordándome porqué decidí alejarme de todo y de todos.

Siento como si sujetaran mi cuello impidiendo el paso del oxígeno, siento que me ahogo, siento que muero, siento que no soy yo, que no me pertenezco, siento que algo me falta, salgo corriendo de la habitación de Sara tratando de encontrar ese no sé qué que siento que necesito.

Cuando estoy apunto de llegar a la puerta de entrada el padre de Sara, quién está preparándose para ir a trabajar me detiene y trata de calmarme, yo sigo sin poder respirar, las lágrimas no dejan de salir, tengo los nervios de punta y la ansiedad hace que muerda mis uñas. Sara quién se ha despertado por la conmoción llega a la sala donde estamos nosotros con los ojos cristalizados y sus palabras me llenan de desconcierto.

-Abi tú no estás bien, hablé con una psicóloga y me dijo que podías estar padeciendo una adicción al sexo, que es tratable pero si la dejamos avanzar va a ser muy díficil y vas a comenzar a sentirte como cuando los drogadictos están en abstinencia. Ella quiere ayudarte y nosotros te vamos a apoyar en todo momento.- ¿Una adicción? ¿Qué?

-¡¿Acaso te has vuelto loca?! ¡¿Cuál adicción?! ¡Yo no sé de qué hablas ni quienes se creen como para decidir sobre mí! ¿Esa mujer cómo puede ser una profesional si emite un diagnóstico sin ver al paciente?

-Entonces salgamos de dudas y vayamos a verla, ella me pidió que te llevará en cuanto aparecieras.

-¿Y luego qué? Accedo a ir y ¿Después qué? ¿Me van a encerrar un manicomio?

-Claro que no, no conozco el tratamiento pero mira cómo estás de alterada, tú no eres así.

-Y según ustedes ¿Cómo debe actuar una persona que acaba de perder al único ser que tiene en el mundo?- Miro a Sara y a su padre que aún tiene sus brazos enrollados en mi cintura para que no me vaya.

-Abi déjate ayudar.- La cara enternecida de Sara no me deja de otra que darme por vencida y aceptar ir a ver a la psicóloga.

Después de 2 horas nos encontramos en el consultorio de la doctora, ingresé hace 5 minutos y no ha parado de detallarme sin decir una sola palabra, la incomodidad de su atenta mirada me invade y no hayo cómo sentarme, hacia dónde mirar y las ganas de irme incrementan, he acabado con la mayoría de mis uñas y ahora el atacado es mi labio.

-¿Por qué estás tan nerviosa?

-No lo sé, tal vez por su mirada acusadora y porque no quiero estar aquí.

-¿Cómo te sientes?

-No lo sé, por momentos bien, por otros mal, otros nerviosa, otros quiero salir corriendo y al mismo tiempo quedarme.

-Tu amiga me contó algunos detalles de tu vida, cuéntame un poco de tu niñez por favor.

-No lo recuerdo.

-Y la relación con tu madre ¿Cómo era?- No puedo evitar sentir una punzada en el corazón al escucharla mencionar a mi madre.

-Era buena- Me limito a decir.

-Veo que no quieres hablar...- Por fin una observación inteligente de su parte. -También veo que tienes un bloqueo en tus recuerdos de la infancia. Puedes decirme ¿Qué crees que te llevó a ir y quedarte en ese lugar donde te encontraron?

-No lo sé, llegué ahí por accidente, me pareció agradable el lugar y me quedé.

-¿Te forzaron a hacer algo que no querías?

-No, todo fue a voluntad.- Siento como si la silla ardiera y me pongo de pie, la cabeza me rasca por todos lados como si tuviese piojos, solo una cosa se repite en mi cabeza: "Sexo" y siento mi cuerpo activarse ante mis oscuros pensamientos, siento el impulso de hacerlo ya mismo y mi parte racional rendirse ante el más primitivo de los instintos, esto no es normal. -POR FAVOR AYÚDEME- Le digo con desespero y ella asiente, llama a Sara y le dice algo que no logro escuchar, finalmente Sara se retira con cara de preocupación.
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Narra Sara

Salgo del consultorio de la psicóloga y recibo una llamada de Aarón, me debato entre responder o no, no sé cuáles son sus intenciones, pero finalmente decido  responder.

Llamada de Aarón a Sara

-Hola Sara, ¿Cómo estás?

-Bien, ¿Qué necesitas?

-Quiero saber si has sabido algo de Abigail.

-Sí, anoche la encontramos, está bien

-¡De verdad! ¡Esa es una excelente noticia! necesito verla y hablar con ella, no me lo vayas a impedir por favor.

-No puedes hablar con ella ahora, hoy mismo la llevaremos a una casa de reposo, ella necesita alejarse de todo lo que le hace mal y además... Debes saber algo y es que Abigail es adicta al sexo y necesita tratamiento.

-¿Qué? ¡Dios no...! Sara lo que sea que necesites para el bienestar de Abigail no dudes en pedírmelo.

-De hecho... Mi familia no tiene como costear todos esos gastos.

-No te preocupes, tú dime cuánto es y dónde debo cancelar el dinero y... Si verla le hace daño, no te preocupes tampoco, no insistiré con eso, cuando ella esté bien y quiera verme ese día será.
Yo sé que suena hipócrita de mi parte pero te juro que mis sentimientos hacia Abigail son sinceros, le fallé y voy a enmendar mi error.

-Está bien, adiós.

Les comenté a mis padres lo que me dijo la psicóloga y también de que Aarón el supuesto novio de Abigail sé hará cargo de los gastos, mi mamá fue hasta la casa de Abigail a recoger algunas prendas y mi padre paso por ella y luego por nosotras. Luego de una hora de trayecto ya estamos en la casa de reposo, queda a las afueras de la ciudad, el lugar es muy amplio y limpio, no tiene aspecto de clínica en absoluto apesar de haber doctores y enfermeros, hay un pequeño huerto, algunos animales y muchas plantas con flores, es un lugar muy tranquilo y acogedor, Abigail pasará alguno meses aquí hasta que se sienta lista para enfrentar el mundo y su realidad nuevamente.