CAPÍTULO 18
Narra Aarón
Maldigo el momento en el que me dejé llevar por las presiones y no luché por el amor que siento por Abigail, fui un total estúpido, pero ¿Qué podía hacer yo en ese momento? Estaba dispuesto a terminar con Mónica cuando regresó de su viaje pero me sorprendió con una noticia que cambiaría nuestras vidas.
Un hijo ¡Dios! Un hijo fruto del cariño que un día le tuve, una persona inocente en la mitad de esta batalla interna entre mis sentimientos y el raciocinio, un pedacito de mí que me necesita más que nada, un hijo mío con Mónica.
Por un momento pensé en decirle de todos modos y terminar con esto de una buena vez, respondería por mi hijo y trataría de ser feliz con Abi, la princesa que hizo realidad mis sueños más bonitos, que me dio una bocanada de felicidad cuando ya no recordaba lo que era eso, la que con un rayito de luz suyo iluminó mi vida, mi princesa...
Pero no podía ser egoísta, hay muchos niños que crecen con la ausencia de uno de los padres pero yo no quiero ser ese padre ausente, quiero convivir con él, verlo crecer y darle todo mi amor, hubiese querido que ese bebé se gestara en el vientre de Abigail, hice el amor con ella tantas veces sin protección con la intención de que quedara embarazada y no trataran de separarme de ella por nuestro hijo, suena ridículo lo sé y doy gracias a Dios porque eso no ocurriera, no sé qué sería de mí si ambas estuviesen embarazadas en este momento.
Desde que estuve con Abigail la primera vez solo tuve sexo con Mónica en una ocasión, no me nacía, ya no sentía ni un mínimo de deseo por ella, lo hice con protección pero el embarazo viene de antes, con casi dos meses de embarazo entre mi madre y ella acordaron adelantar la boda para que no se notara su vientre un poco abultado.
Nos casamos y nos fuimos de luna de miel ese mismo día, el día en que Abigail me llamó y se enteró de mi matrimonio pero no fue de mi boca, ha sido la miel más amarga que he probado, ha sido el momento más infeliz de mi vida.
Regresamos hace un par de días y no he hecho más que pensarla y querer verla, la he llamado infinitas veces pero su celular está apagado, parece que hubiese cambiado de número para no saber de mí. Es casi medio día y estoy en el apartamento con Mónica, he decidido ir hoy a la universidad dónde estudia Abigail para hablar con ella, Mónica comienza a tocar mi pene con la intención de que tengamos sexo pero en mi mente no hay cabida para otra cosa que no sea mi princesa. Me levanto le doy un beso en la frente y salgo de allí.
Son las doce y treinta del medio día y voy rumbo a la universidad de mi princesa, llevo el corazón en la garganta a punto de salir de mí, me estaciono frente a la entrada y esperaré hasta que salga, no importa cuánto tiempo me tome.
A los quince minutos de espera no la veo salir pero veo que otra chica se acerca al auto, mira la parte delantera como si examinara que todo está bien después de chocarlo y luego toca el metal de la puerta del lado del piloto donde estoy sentado, bajo el vidrio de la ventana y en un tono de pocos amigos me pregunta. -¿Eres Aarón Vásquez?- La miro extrañado y asiento con la cabeza. -Supongo que vienes para saber si hay noticias sobre Abigail.- ¿Noticias? ¿Cómo que noticias? ¿Acaso ocurrió algo mientras no estuve?
-¿Le sucedió algo a Abigail?- Pregunto anhelando que todo sea una broma de mal gusto y luego salga Abi diciendo "Caíste" o algo así.
-¿No estás enterado de la situación?
-En absoluto, llegué hace dos días y no me he podido comunicar con ella, sube por favor y me cuentas qué ha pasado.- Mi preocupación es evidente, temo que le haya pasado algo malo y no volver a saber de ella.
-Ya veo porque Abigail decidió desaparecer.- Dice la chica señalando el dedo anular de mi mano izquierda donde reposa la alianza de matrimonio, después de haberse subido al auto. -El anillo, hasta donde sé no estabas casado... Así que supongo que te casaste y por eso ella se fue, por cierto mi nombre es Sara.
-Que gusto eh... Pues ya sabes mi nombre, ahora dime ¿Qué pasó?
-La mamá de Abigail murió hace 17 días y Abigail lleva 15 días desaparecida.- Mi mundo se derrumba al escuchar esas palabras, hace exactamente 17 días hablé con ella por última vez, mientras ella lloraba la muerte de su madre y buscaba refugio en mí yo le fallé, yo estaba en otra Ciudad de luna de miel con quién según la sociedad es mi esposa.
-Hablas de ella asegurando que se fue ¿Cómo saben que no le sucedió algo?
-¿Acaso estás confesando haberla matado para poder vivir tranquilo con tu mujer?- Inquiere con una ceja levantada.
-No sería capaz de lastimarla.
-Pues por si no te has dado cuenta ya lo hiciste. Y con respecto a tu pregunta la buscamos en los hospitales y la morgue y no ha llegado nadie con sus características.
-Gracias por informarme, desde hoy comenzaré la búsqueda por mi cuenta.
-Suerte.- Sacó el celular de su bolso y mandó un mensaje el cual llegó a mi celular, quedé totalmente desconcertado, ¿Cómo es que ella sabe tanto de mí? ¿Abigail le habrá dado mi información? -Ese es mi número, si sabes algo por favor avísame.- Sin más se bajó del auto y se fue.
Te voy a encontrar mi amor...
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Narra Fabián
Hoy no pude buscar a Abigail, hoy fue mi tan anhelada ceremonia de graduación, por fin soy un arquitecto como tanto había querido serlo, debería ser el día más feliz de mi vida y en parte lo es pero otra parte de mí se desvanece así como las posibilidades de encontrar a Abi, había pensado llevarla como mi invitada pero ni siquiera me dio tiempo de proponérselo, pensé en buscarla durante la noche pero mis amigos insistieron en ir a celebrar nuestra graduación, es un acontecimiento especial y no podíamos dejar pasar el momento.
Son las 10 de la noche y acabamos de llegar a Diva's Night Club, mis amigos reservaron con anticipación una mesa en la parte más exclusiva del lugar, el orden de la noche alcohol y sexo, disfrutamos de la primera tanda de cerveza mientras vemos mujeres realmente hermosas bailar en tubos sobre el escenario lleno de luces, a pesar de llevar antifaces y algunas incluso llevan pelucas una de ellas captó mi atención, mi corazón comienza a latir sin control, mi garganta se ha secado por completo y mis ojos parecen no caber en sus órbitas, esas curvas sin duda yo las conozco, esos labios gruesos y delicados que más de una vez besé son los que estoy viendo frente a mí, se mueve realmente bien, me levanto e intento subir al escenario dispuesto a quitarle el antifaz para corroborar que es ella pero dos de los guardias del lugar me lo impiden.
-No puede subir, si desea estar con alguna de ellas debe solicitarlo y pagar.- Al parecer cuidan mucho de las chicas en este lugar.
-¿A quién debo hacerle la solicitud?- Ambos señalaron hacia un hombre bien vestido y no mayor de 50 años, sin pensarlo me acerco para pedir a la chica que quiero.
-Buenas noches, ¿Cuánto me costará el rato con la chica del antifaz dorado?- Han sido las palabras más amargas que he tenido que pronunciar, no puedo creer que la mujer que quiero esté involucrada en esta vida y lo peor es que su sonrisa me dice que lo disfruta.
-¿Cuánto tiempo?- Pregunta analizándome como para asegurarse de que tenga con qué pagar.
-No sé cuánto tiempo tardaré, aquí tiene mi tarjeta, deje la cuenta abierta.
-Perfecto, ingrese por esa puerta y diríjase al tercer piso, cuando esté allí dígale a la chica que está en la recepción que le entregue las llaves de cualquier habitación, en cuanto la chica termine de bailar la mandaré para allá.
-Gracias.- Le digo con la mandíbula tensionada, el echo de imaginarme que ella si es Abigail y este tipo la está forzando a hacer lo que hace viene a mi cabeza y me imagino mil maneras de acabar con su vida.
Al pasar por la puerta me encuentro con un elevador, subo y presiono el número 3, al llegar veo que el lugar es más lujoso de lo que aparenta, le pido a la chica de la recepción que me entregue la llave de alguna habitación tal como me indicó el tipo de abajo, me la entrega, le agradezco y me encamino hacia la habitación, al entrar no la detallo, comienzo a dar vueltas en el lugar con mucho nerviosismo, rogando que aquella chica no sea Abigail, al cabo de unos minutos siento el picaporte de la puerta girarse y me quedo con el frente de mi cuerpo hacia la puerta que da al jacuzzi con los ojos apretados rogando por milésima vez que no sea ella.
La chica ingresa y cierra la puerta tras ella, tomo una gran bocanada de aire y me giro para ver de quien se trata, al verla ya sin la máscara me maldigo por haber tenido razón, caigo al suelo de rodillas y llevo mis manos a la cara, algunas lágrimas se han escapado de mis ojos pero no quiero que ella me vea llorar.
Abigail por su parte ha quedado inmóvil al verme, pero al detallarla no noto ninguna expresión en su rostro cosa que me desconcierta más, me levanto del suelo, limpio mi rostro y la miro de pie a cabeza aún sin creer que esa chica dulce con la que una vez estuve es la misma que estaba bailando en ese tubo hace un momento y que vino hasta aquí dispuesta a tener sexo con un desconocido, aunque analizando bien las cosas cuando estuvo conmigo yo también era un desconocido, me permitió besarla, tocarla y hacerla mía en la discoteca. Todo dentro de mí se derrumba al saber que esa es su naturaleza, que eso es lo que le gusta a ella y que yo fui uno más.
-Entonces... ¿Aquí has estado todo este tiempo?- Mi voz salió un poco estrangulada debido a la rabia, el dolor y las ganas de llorar que siento.
-Si.- Es todo lo que se limita a responder.
-¡¿Acaso sabes por lo que hemos tenido que pasar Abigail?¡ ¡¿Sabes lo preocupados que hemos estado por ti?! ¡¿Sabes lo largo que se han vuelto nuestros días y nuestras noches al buscarte?! Eso no se hace... NO SE HACE ABIGAIL...- La ira se apodera de mí y exploto tirando al suelo los objetos decorativos de una de las mesas de noche, ella sigue sin inmutarse, solo me mira.
-Estás aquí por voluntad propia ¿Cierto?
-Si.
-¿Por qué?
-Porque me siento bien, porque me gusta estar aquí y porque allá afuera ya no tengo nada.
-¿Qué hay de Sara? ¿Qué hay de mí?- Pronuncio estas palabras con dolor y dejo salir las lágrimas que había estado conteniendo. Por primera vez en todo el rato veo un poco de la Abigail que creía conocer, sus ojos se nublan un poco por las lágrimas y baja la cabeza.
-Ustedes pueden continuar con su vida, por mi parte siento que ya no tengo ningún lugar allá afuera, no te das cuenta que perdí a la única persona que tenía en este puto mundo...
-Estás muy equivocada, salgamos de aquí por favor, te prometo que jamás te dejaré o te haré sentir sola, prometo darte todo mi amor, te prometo que podrás contar conmigo siempre...- Tomo su rostro en mis manos y el llanto en ella se intensifica. -Abigail yo estoy enamorado de ti, dame una oportunidad y te prometo que te haré muy feliz, no te vas a arrepentir.
-Fabián vete por favor- Dice soltando delicadamente mis manos de su rostro.
-¿Acaso no disfrutaste los momentos en que estuvimos juntos?
-Fabián vete.
-Si me voy te juro por el amor que siento por ti que no voy a regresar.
-Está bien.- Dijo con total frialdad y salió de la habitación dejándome solo y con el corazón destruido. Salí como alma que lleva el diablo de allí, reclamé mi tarjeta y me fui.
En el trayecto a mi casa he pensado en todo lo que ha sucedido esta noche y en que definitivamente a mí tampoco me queda nada en este lugar, he decidido que aceptaré la oportunidad que me están brindando en Italia, tal vez la distancia me ayude a olvidar.
Le informo a Sara a través de un mensaje de texto dónde está Abigail para que sea ella quien se encargue, está más que claro que el único que se enamoró fui yo y qué tal vez no valga la pena seguir luchando por alguien que no quiere ser rescatado.
Mensaje de texto a Sara
Abigail se encuentra en Diva's Night Club, ha estado allí todo este tiempo, su vida ahora consiste en bailar y prostituirse, yo estoy fuera, encárgate tú de eso.
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