🌜Capítulo 17🌛
Me estiro sobre una mullida cama mientras me despierto por la molesta luz que entrar por la ventana. Noto al segundo que no es mi cama en la que duermo ya que no tiene mi olor a lavanda preferido, este es mas amaderado y caigo en cuenta de donde estoy una vez abro los ojos y me veo en una habitación de un azul oscuro, algunos cuadros y estantes con libros, una pequeña tumbona a un lado y unas enormes cortinas blancas balanceándose con el venir del viento que se filtra por la ventana abierta.
Esto grita Klaus por todos lados.
Me siento en la cama de un salto y lo veo dormir boca abajo y la cara girada hacia la otra dirección ignorante de toda la tormenta que se está creando en mi mente.
¡Mierda! ¿cómo carajo me quedé a dormir? esto no estaba en los planes. Yo nunca me quedaba como tampoco permitía que ninguno de mis ligues durmiera en mi casa. Exceptuando a Dante, claramente.
Pero aun así no se como carajo pasó. O bueno si. Viene a mi mente la platica frente a la chimenea, la botella de vino que vertió sobre mi cuerpo antes de chupar y saborear cada parte de mi cuerpo mientras me embestía y bebía de mi. Como luego me llevo a su cuarto y me despertó cerca de las cinco de la mañana con su boca enterrada entre mis piernas dándome una comida de coño de putísima madre. Descubrí tarde que mis manos estaban estiradas por encima de mi cabeza esposadas a los barrotes del cabecero de la cama permitiéndole hacer y manejar mi cuerpo a su antojo mientras me estrellaba una y otra vez cuando me puso en cuatro.
Mierda, fue la mejor puta noche de mi jodida vida.
Mis muñecas dolían. Mis hombros sufrían. Mis senos ardía, y mi entrepierna difícilmente vuelva a hacer la misma alguna vez, estaba inflamada como el infierno.
Me levanto despacio tratando de no despertar a Klaus y se me escapa una mueca de dolor al tener mis pies sobre el suelo. Joder, ni con las orgías había terminado tan reducida.
Camino lento hacía el baño de la habitación y debo morderme el puño para no gritar al ver mi reflejo en el espejo cuando veo todas las marcas de sus dedos en mi cuello, al igual que mi mejilla que aun siente las bofetadas de las noche anterior y que yo pedía como sino estuviera bien de la cabeza, bueno no es como que estuviera muy bien ahora que lo pienso. Pero joder que parece que un camión me pasó por encima y luego dio marcha atrás para terminar el trabajo. Tengo cardenales en todo el cuerpo. Marcas de dientes en mis senos y a lo largo de mi abdomen y piernas. Mis nalgas y mi espalda no se salvan ya que al darme la vuelta veo perfectamente como tengo moretones de cuando me estrelló contra la pared y el sufrir de mis nalgas resultado de cada delicioso azote que me dió y recibí con todo el morboso gusto del mundo.
Maldigo todo ser existente porque tendré que gastar media botella de base para cubrir cada marca del cuerpo pero repasando bien mi mente yo tampoco me contuve en marcar cada parte de su cuerpo que tenía al alcance. Decido tomar una rápida ducha para largarme de aquí antes de que despierte porque no necesito pasar por el incómodo momento de la mañana siguiente, un clásico. Así que me doy prisa sin mojarme el cabello y saliendo envuelta en la toalla paso lentamente por la habitación intentando no hacer algún tipo de sonido que lo despierte.
Llego al salón y me cago en su madre al ver mis bragas hecha mierda en un extremo del sofá junto a un inservible sujetador.
Maldito animal.
Bueno tampoco es que me queje. Me encanta que sea agresivo, solo que no calculé que tendría que salir completamente desnuda a la mañana siguiente, cubierta solamente por mi abrigo. Bendito sea el sentido de mujer precavida que me hizo tomar ropa de repuesto y que está en mi coche.
Me subo sobre mis tacones y pongo mi abrigo cerrándolo lo máximo posible, no necesitaba que hubiera un accidente cruzando la calle y me vieran tal y como vine a este mundo. Por último veo mi cartera la cual había dejado caer junto a la puerta al entrar en el departamento. La tomo y ya estaba suspirando de alivio cuando mi mano se cierra en torno al manubrio de la puerta y veo que está cerrada con llave.
-¡Maldita mierda!- digo para mi. ¿Cómo carajo se supone que voy a salir ahora? Tampoco es como que pueda saltar por la ventana, son ocho pisos aunque vi unas escaleras de incendio desde el exterior que...
- Debí ser un bravo stregone en el pasado para adivinar que intentarías huir a la primera oportunidad, motivo por el cual cerré con llave y ésta se mantiene lejos de tu alcance. Ya te lo dije, de aquí no te vas hasta que yo lo diga- me giro para encararlo y veo como me mira divertido con los brazos cruzados sobre su torso desnudo. Unos jeans negros bajos deja perfectamente a la vista, la V de su pelvis que se pierde entre esa desgraciada tela que no me deja apreciarlo como más me gusta, desnudo.
(Buen brujo)
- Te puedo demandar por secuestro. Espero que estes listo para que mis abogados acaben contigo, no puedes encerrar a la gente en contra de su volun...
-Si ,si. ¿Cómo tomas el café?- me da la espalda caminando hacía la cocina dividida del salón por una barra de desayuno ignorando por completo lo que le digo y veo su perfecta espalda tallada por el mismísimo Miguel Angel moverse ante mi.
Mierda ahora bajo la luz del día se nota a la perfección el estado en que quedó su espalda, tal parece que dos gatas en celo tuvieron una pelea a muerte sobre ella. Joder, al parecer él no fue el único que no se midió a la hora de desfogar su deseo.
-¿Admirando tu obra de arte?- ni si quiera se voltea para comprobar que efectivamente lo estoy mirando pero no hay que ser adivino para saber que no se puede despegar los ojos de su escultural figura.
- Desde luego, si la fotografío y la enmarco podría cobrar millones al venderla. Mis manos hacen arte en todo lo que tocan, y tu espalda no es la excepción.
- Completamente de acuerdo, solo que la mitad de ese dinero es mio, podría demandarte por derecho de autor- me guiña un ojo al mirarme por encima del hombro. Y es como si cayera en un hechizo al verlo asi, relajado y nada incómodo como imaginé que sería al despertar junto a él. Dejo caer la cartera sobre la encimera mientras tomo asiento en una de las sillas, mirandolo moverse por la cocina preparando lo que supongo es el desayuno. Ahora que lo pienso no tengo ni la menor idea de que hora es- ¿te gusta?- pregunta y yo pestañeo saliendo del embrujo en que me tiene su grande y tosca espalda.
- ¿Perdona?- me cogió con la guardia baja porque ya me estaba imaginado como sería ser empotrada sobre la encimera aun con la vagina en las dolorosas condiciones en las que está, pero es que de solo mirarlo ya estoy cachonda.
- El café ¿como te gusta el café?- pregunta divertido como si supiera por donde andaba mi mente.
- Con leche- respondo con picardia dándole énfasis a todo el doble sentido como quería, lamiendo mi labio superior antes de morder el inferior.
Rodeo la barra hasta llegar a su lugar antes de quitarle la taza de sus manos y dejarla sobre la barra. Me inclino mientras abro a propósito mi abrigo dejando que tenga una vista espectacular de mis tetas desde arriba y saco su verga del pantalón que comenzó a levantarse desde que caí en rodillas ante él.
- ¿Me darás mi lechita mañanera, daddy?- lo escucho gruñir cuando mi mano se cierra entorno a su polla y dejo caer saliva en su glande para luego tener la intención de recogerla con la lengua, y digo intención porque cuando ya los dos estábamos listos para lo que estaba por suceder y su mano se cerró tirando con presión de mi cabello y mi boca a centímetros de su roja punta mi teléfono comenzó a sonar jodiendo toda la sofocante atmósfera sexual que se respiraba en esa cocina.
-Mierda- me levanto de un salto de suelo y muerdo mi labio escondiendo una mueca de dolor al estar en pie y busco el celular que no para de sonar- mierda- vuelvo a repetir al ver el nombre de mi madre en la pantalla y 20 llamadas perdidas. De esta me desheredan.
-Si Maita hermosa de mi corazón, no lo olvidé, lo juro- intento poner el parche antes de que salga el agujero que crearán sus reclamos por mala hija al olvidar el almuerzo. Carajo ¿qué hora era?
- Espero que estes a minutos de llegar porque ya están todos y no quiero tener que ponerte a lavar la vajilla de todo el batallón que está en casa para el almuerzo.
- Si si, es que hay un tráfico tremendo ni te lo imaginas. Nos vemos ahora ma.
Cierro rápidamente y veo la hora en mi celular, 1:15pm.
- Carajo- me quiero dar un tiro o fingir mi muerte. Lo que salga antes- Klaus tienes que abrirme ya. Me tengo que ir.
- Bien, niente colazione. Me pondré los zapatos, una camisa y nos vamos... ¿que? también voy de salida, quiero pasarme por el hospital esta tarde- aclara cuando levanto una ceja en su dirección al escuchar nos vamos.
(Nada de desayuno)
- Klaus no tengo tiempo para esto, mi pellejo esta en juego ábreme la puerta de una vez y ya luego vez tu que haces- mis palabras eran de urgencia y no es para menos.
- Solo será un minuto- clava los dedos en mi nuca y me atrae a su boca a la cual debo ponerme en puntas porque no llego ni aun estando en tacones. Me controla, devora y derrite en un solo beso rematando con una ligera mordida en el labio inferior antes de separarse- ahora si. Buongiorno, piccola mía.
(Buenos días, pequeña mía)
Se va por mi lado y yo quedo turuleca al no esperarme esa acción que vino de la nada y sin segundas intenciones. Esto no me esta gustando, o mas bien si me gusta porque salió de él y significa que ya derribé al completo esa barrera que me mantenía alejada, pero a la vez me pone incómoda porque yo no soy de este tipo de gestos sin malas intenciones o sin buscar un contacto más allá.
Eso trae un millón de malos entendidos que no me voy a poner a aclarar justo ahora porque como bien dijo aparece rápido por el pasillo acomodándose un abrigo beige largo hasta las rodillas sobre una polera negra de cuello alto. Lo veo con el cabello sin una pizca de fijador, sus manos arreglando la solapa de su abrigo y un reloj en su muñeca. Hasta aquí me llega su rico perfume y tengo que espabilarme cuando se gira hacía mi.
- ¿Vamos?- logro asentir y lo sigo hasta la puerta y luego al ascensor poniendo una sana distancia entre su cuerpo y el mío, porque Klaus y yo más un lugar cerrado, trae como resultado peligro. Y recordemos que yo sigo desnuda bajo mi abrigo, doble peligro. Ah, y seguimos calientes por la mamada que ni llegué a empezar, peligro al mil.
Por suerte el descenso es rápido y en menos de nada estoy cruzando la calle rumbo a mi coche que logré parquear justo frente al edificio.
- ¿Qué haces?- me detengo con la puerta abierta de mi jeep al ver a Klaus mirar en ambas direcciones de la calle.
- Buscaré un taxi para ir al hospital, mi coche está en el taller- santa mierda me voy a arrepentir de esto y ni siquiera lo he dicho.
- Hagamos algo, tu no tienes auto y yo necesito llegar a casa de mis padres, vestirme y maquillarme por el camino. ¿Por qué no me haces de chofer, me dejas allá, te quedas con el auto y luego me pasas a buscar? Así puedo vestirme en la parte de atrás en lo que conduces y me ahorras tiempo.
-Sospecharía que lo tenías planeado de no ser porque acabo de decirte lo de mi coche.
-¿Klaus vienes o no? no tengo todo el día- lo veo caminar hacia mi y le lanzo las llaves antes de subir al asiento trasero y comenzar con la magia que necesito para vestirme y ocultar cada marca que tengo en el cuerpo.
Se pone tras el volante y siento sus ojos sobre mi a través del retrovisor cuando me quito el abrigo y debo meterme entre los asientos para subirle a la calefacción porque me estoy congelando el culo aquí atrás.
- Ojos al frente, daddy. No quiero tener un accidente porque no puedes quitar tus curiosos ojos de mi desnudez- lo veo tragar mientras aprieta las manos sobre el volante cerrándolas en torno a este con tanta fuerza que los nudillos se ponen blancos- la dirección de la casa está en el navegador del coche.
-Lindas marcas- su gesto se relaja un poco al conseguir que sea yo quien lo mire mal a través del retrovisor cuando ya estaba poniéndome el brasier.
Lo ignoro intencionalmente y sigo poniéndome unas medias largas hasta medio muslo que me mantendrán calentita unos botines bajos hasta los tobillos y de tacón, una falda de vuelos y una polera de cuello alto y mangas largas al igual que la suya. Con mi cara debo hacer maravillas para arreglar el rímel corrido y darme un poco de colorete para ocultar sus dedos que aun se marcan en la mejilla. Por suerte estamos en temporada fría y voy lo suficientemente cubierta para no tener que cubrirme el cuello con maquillaje.
Ya sería jodido explicarles a mis padres como su hija terminó hecha una dactilopintura andante.
Casi 20 minutos después estamos atravesando la reja principal de la casa de mis padres y habían como diez coches en la entrada. Mi madre no exageró con la cantidad de gente que vino. Le pido a Klaus que no entre y me deje caminar la entrada de gravilla hasta el porche de la casa pero como caía una fina llovizna me ignoró y rodeó la fuente de la medialuna hasta detenerse junto a los escalones.
Ya lo estaba mandando al diablo para que se fuera antes que alguien lo viera. Por nada del mundo permitiría que el tío con el que follo se una a mi familia, esa era una de mis pocas reglas inquebrantables. Pero mis pedidos no fueron escuchados y antes de poner un pie fuera ya tenía a mi madre, abuela y hermana bajando con sombrillas para recibirme.
-Klaus largate de una vez. Vamos muévete ya- salgo rápido cerrando la puerta esperando que me escuche pero mi madre pasa de mi y se pone justo delante del coche deteniendo el escape.
-¿Malvavisco no te enseñé modales? ¿Cómo traes un invitado y luego lo mandas a volar? Vamos joven, donde comen dos comen tres y será un placer tener al primer invitado de mi hija en una reunión familiar- la condenada había caminado hacía la ventanilla del piloto y veo a Klaus mirarme con los ojos abiertos en alarma, y apuesto que los míos estaban igual o peor.
- Un gusto conocerla señora Wolf- lo escucho hablar aun del otro lado refugiada bajo la sombrilla de mi hermana que me mira divertida- No quiero molestar solo venía a traer a Khaity porque tuve problemas con el coche y me brindo el suyo. Pero le agradezco el ofrecimiento, muy amable.
-Tonterías, ya estas aquí y además está diluviando- mi abuela se va donde Maita y abre la puerta de Klaus- no te irás a ninguna parte muchacho. Vamos, entra que para nosotros es un gusto por fin conocer un amigo de nuestra chiquita. Siempre es una caja fuerte con sus cosas y conocidos- lo saca por el brazo antes de entrelazar el brazo con el suyo y refugiarlo bajo su sombrilla caminando hacia nosotras.
Partida de viejas locas las dos.
- Pueden parar su locura por un momento y escuchar- me atravieso en su camino empujando a mi hermana conmigo para no mojarme- Klaus ya tiene planes y no pueden llegar ustedes par de locas y arruinarle su salida. ¿verdad Klaus?- le abro los ojos con exageración para que capte la directa de que se largue y que no lo quiero aquí.
-Eso es cierto, de verdad me apena con ustedes, han sido muy cordiales sin conocerme pero yo debo irme- la verdad es que él se le nota abochornado por la situación pero eso a mi me importa mierda no lo quiero aquí y punto.
-Bobadas, te quedas y es mi última palabra- mi abuela comienza a subir los escalones tirando de él antes de volver a gritar- Luigi, encárgate del auto.
Su chofer aparece de quien sabe donde y se sube a mi coche para a diferencia del resto que continúan afuera, meterlo en el garaje y es ahí donde caigo en la horrorosa realidad, ya no hay salida ni manera alguna de que mi familia entera no conozca a Klaus. Ahora mismo me vendría de puta madre que me caiga un rayo y me parta en dos.
- Te lo tenías escondidito hija- mi madre se pone a mi lado quedando yo entre ella y mi hermana hiendo unos pasos detrás de la abuela que cuchichea con Klaus que de donde nos conocemos.
- Ni tanto ma, yo ya lo conocía. Vino una vez al departamento de Kay cuando yo estaba allá, aunque no nos presentaron- la fulmino con la mirada antes de quitarle el paraguas.
-Duende yo que tu no hablo de ese día, entre las dos tu tienes más que perder- la veo tragar saliva al caer en cuenta de lo que digo y subo los escalones con rapidez tratando de alcanzar a la abuela y evitar que suelte un disparate.
- Y asi fue como pasó- mi abuela termina diciendo sabrá Dios que anécdota cuando llego al rescate y ya habían atravesado la entrada de la casa.
Señor, si sobrevivo al almuerzo sin una sola pelea juro que iré mañana a misa. Amén
Tiro la plegaria al cielo antes de ir un paso por delante entrando al salón donde estaba reunida toda la familia, esperando internamente que la atención se centre en mi y no en mi acompañante.
Papi Roger es el primero en verme y se separa de Akira, su esposa para levantarse del sofá y abrirme los brazos para que vaya con él, cosa que hago sin siquiera pensarlo.
-Papi- me gira entre sus brazos como cuando niña y los dos reímos cuando escuchamos gruñir a mi padre a mis espaldas
-Roger tienes un segundo para quitar tus sucias manos de mi pequeña antes de que te de una paliza- me toma del brazo separándome de su amigo antes de envolverme en un enorme abrazo de papá oso- cochino degenerado- le ladra acariciándome la espalda como si yo hubiera sufrido una gran ofensa y no puedo borrar la sonrisa en mi cara- y tu enana ¿cuántas veces te debo decir que no el digas papi?
Le hago un mohín comico que siempre le termina ablandado el corazón con la frase que reservo para estos casos.
-No seas celoso pa, tu eres el único en mi vida- sonríe satisfecho y le saca la lengua a Roger como si fueran niños de 5 años peleando por un juguete en el kínder.
Akira se levanta del sofá para venir a saludarme y detrás de ella su hijo. No sé como diablos hace Tyler para parecer siempre un fantasma, probablemente por su piel tan blanca cubierta de ropa negra la gran mayoría del tiempo pero ni siquiera eso le quitaba lo atractivo que era ante los ojos de cualquiera.
-Veo que lo conseguiste- habla en mi oído solo para los dos y no hay que ser adivino para saber de que va- pero debo decir que nunca imaginé que fuera tan fuerte como para traerlo a casa en una reunión familiar. Dante se va a caer de culo cuando lo vea.
¡Mierda, Dante!
Hermanas mías vayan haciéndome una recogida de fondos para la lapida, se me juntó el ganado.
Como si lo hubiéramos llamado este aparece junto a mis tíos Erika y Kike desde el pasillo de la cocina y se quedan en la puerta mirando algo a mis espaldas, o mas bien a alguien a mis espaldas.
Y no solo ellos, toda la familia lo hace y yo quiero ser la mujer invisible y perderme de aquí.
- Familia tenemos a otro invitado- mi abuela se adentra al salón con Klaus aun del brazo y mi madre y hermana por detrás. Este me busca con la mirada pidiendo ayuda y yo ahora mismo no se como asociar a Klaus y mi familia en la misma oración y peor en la misma casa.
Salgo de los brazos de Tyler ya que la mirada de Klaus quema mi pie con brazas de fuego y me voy junto a él intentando inventarme alguna historia en los escasos cinco pasos que nos separa.
- Al parecer Dante no es el único que nos tiene que dar alguna noticia- y yo ignorante a que viene el comentario de abuelo Williams que permanece junto a la chimenea echándose todo el chisme sin compartir.
Pero no me quedo mucho tiempo con la duda ya que al volver a mirar hacia Dante veo a una linda pelinegra detrás de él con un pantalón alto y un suéter suelto. Se me hizo bonita, sería la típica con la que Dante se iría a la cama después de conocerla en una discoteca y mi mente como si estuviera uniendo puntos en un caso de CSI hace click callendo en cuenta que seguramente es la chica de la que me habló esa noche.
¡Uyy, esto será interesante!
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