🌜Capítulo 11🌛
Klaus
Me tiene en un puto trance donde no me importa estar en un sitio reducido, rodeado de mis alumnos, donde cualquiera puede ver lo que hacemos. Justo ahora no podría interesarme menos. Y ese es su maldito efecto.
Dejó de importarme desde que me dijo que era su fantasía. Dejó de importarme cuando volví a comerme esa boca que sabía a cereza, pero sobre todo me perdieron cuando por fin me llené la boca con sus deliciosas tetas.
¡Oh Dio!
Me había convertido en un maldito cavernícola muerto de hambre. Las succionaba, mordía y chupaba con tanta vehemencia y aún así me parecía no ser suficiente. Los gruñidos y jadeos sacuden con fuerza mi erección que está a dos movimientos más de su mano para explotar.
No puedo con tanta carne para devorar, morbosear, y follar. Es exquisita y suave como la seda por donde la toque y eso me tiene mal. Siento como se me empapa la ropa interior y correrme en los boxers no esta en los planes que tengo ahora.
La caliento. La hago retorcerse debajo de mi, porque eso me crea la enferma satisfacción de devolverle todas las veces que me dejó en ese estado durante estas semanas, pero sobre todo por estos días en los que nadie sabía de ella, ni siquiera respondió alguno de los mensajes que le envié cuando conseguí su número y se lo cobraría justo así.
Eran tantas mis ganas de verla que terminaba masturbándome, recreando en mi mente las escenas del salón de arte y la biblioteca.
Tironeo varias veces las bragas hacía arriba, esas diminutas de color blanco que tuve la oportunidad de ver segundos antes y las meto bien adentro en su raja para que se excite un poco mas. Paseo mis dedos por toda su abertura hasta llegar por su clítoris y lo froto suavemente. Lo estímulo apretándolo y pellizcándolo para luego seguir frotando en círculos que bajan por sus pliegues y terminan de repartir su excitación por todo su coño. Impregnándome los dedos con esa deliciosa humedad que muero por probar.
Tan mojadita, ese coño depilado y tenso como todo su cuerpo cuando percibo que está por llegar. Así que repito el juego. Subo mis dedos, mojandolos más con sus jugos; subo y bajo antes de penetrarla con el anular y el dedo medio juntos, haciendo movimientos cortos pero fuertes y rápido, haciéndola arquearse más hacía mi, gimiendo como poseída.
Demasiado entrecha, demasiada presión. Siento la espectacular forma de sus paredes la contraerse, apretándome, haciéndome desear con ansias desmedidas que mi verga se entierre en esa delicia.
Porque no dudo que si asi juega con mis dedos, apretando, soltando y mojandolos no quiero imaginarme como será con mi polla partiendole ese rico coño suyo. Con las venas que se me engrosan cada vez que estoy duro con ese metal del aro potenciando mi placer.
Me sorprendo cuando toma mi mano y marca un ritmo feroz, potente y lascivio, restregando mis dedos por su sexo lubricado. Saca los dedos de su interior y los aprieta contra su piel haciendo fricción en su botón hinchado contra mis yemas frotandolos una y otra vez a gran velocidad hasta hacerse correr con mi mano.
Quiero alargar esto hasta el final de los tiempos, pero hay un petición que debo y voy a cumplir así se este acabando el mundo. Su fantasía.
Que mente tan diabólica y retorcida tienes, ragazzina. Y merda, como me gusta.
Chorrea orgasmo y yo no me puedo permitir desperdiciarlo. Cazzo, no puedo hacerlo cuando me tiene durísimo y pajeandome a su nombre cada noche. Saco mi mano de su ropa interior y me lo llevo a los labios, chupado mis dedos uno a uno, deleitándome en ese dulce sabor del manjar que tengo servida debajo de mi.
Tironeo de las finas tiras de sus bragas hasta dejarlas inservibles en el suelo. No pienso perder un segundo más.
Su boca crea una O perfecta que solo me hace fantasear con tener mi polla atravesando esos lindos labios, pero será para la próxima porque justo ahora tengo otros planes.
-Quiero otro de estos- sigo succionando mis dedos como si no hubiera tenido suficiente- y me lo vas a dar.
No aguanto las ganas de follarmela a lo hijo de puta como viene pidiendo a gritos desde hace tanto. Hoy se lo voy a conceder, poniendo atención en no lastimarla de mas. Pero me la voy a coger porque ya comprendí que estas ganas no se van a ir por arte de magia asi que solo me queda resolverlo con la fuente de mis tormentos.
-Levántate- ordeno y por el tono de mi voz o por sus propias ganas no refuta.
Abro las piernas para que tenga espacio entre ellas y la giro para dejarla de espaldas a mi como tanto pidió.
Hago un puño con su pelo obligándola a arquearse y chocar contra mi pecho para poder chupar y lamer su cuello. Su piel sabe a nutella, sus labios a cereza y su coño a gloria bendita. En conclusión un coctel perfecto para hacer caer en el pecado hasta al más casto de los hombres.
No la dejo bajar como noto que son sus intenciones. La detengo, dejando una mano en su cadera luego de empinarla en pompa para mi.
-Sujetate del asiento delantero y no te atrevas a moverte. Cada vez que me desobedescas pararé y te quedarás sin orgasmo. ¿Está claro?- no responde y con el pelo que aún sostengo en mi mano le giro la cara hacía y le estampándo la otra en la mejilla dejando ese delicioso escozor se expanda por toda mi mano y su rostro- hice una pregunta piccola, y espero una respuesta.
No sé si es masoquista o una mierda pero gotas de su húmedas caen sobre mi glande y ya es una necesidad poseerla.
-Si
- Si ¿qué?
-Si, professore- jadea- Está claro.
-Asi me gustas, dolcezza. Obediente y cumplidora- me voy a morbosear un poco con su reacción cuando sienta que él frío metal se restriega por su vagina.
Suelto su pelo antes de alejarla para hacerla entender de una vez que cuando caes en mis manos solo yo tengo el control. Quien permite que pase y que tanto pase cuando se me antoja soy yo. Vuelvo a apretar su cadera, y con la mano libre tomo mi polla.
Que putas ganas tengo de dejarla caer de una vez bañando mi polla con ese delicioso coño, pero antes...
Bombeo mi falo estimulándolo un poco más disfrutando de las vistas. Las venas se me engrosan, los jugos resbalan en mi palma y mi aro me pone a temblar mi glande, dejándome mi verga dura como una estaca en la mano.
Separo sus labios gruesos y empapados, lamiendome los labios al sentir aún su sabor en mi boca y me contengo de lamerlos, escupirlos y chuparlos hasta que acabe en mi boca, pero eso quedará para la otra ocasión. Acerco mi punta en esos resbaladizos pliegues y el contacto de pieles es brutal. Su reacción es viagra, porque su jadeo es celestial hasta comenzar a rozarce de una forma que me pone el corazón a mil.
-No te muevas o se acaba aquí.
Ella se queda inmóvil nuevamente, pero antes tira más su trasero buscando un mayor contacto que decido darle porque ya tengo las bolas moradas de las ganas de descargarme y vaciarse en ese estrecho canala.
- Si llego a saber que solo necesitaba hacer que te corras para tener esa lengua viperina tranquila lo hubiera hecho mucho antes.
No la dejo responder y me lleno con su humedad repasando su raja una y otra vez. Abriéndole las piernas, subiendo y bajando por toda la abertura, excitandola con mi piercing y volviéndola completamente loca de deseo.
Cuando llego a su clítoris hinchado, resultado de su primer orgasmo y de los continuos estímulos, aprieto con mis dedos los labios de su coño envolviendo la punta de mi miembro con ellos. Restriego la punta contra ellos en un ritmico movimiento. Los hago resbalar en su estrechez, sacandolos y volviendo a repetir en seguidas ocaciones, dejando que las sensaciones la hagan colapsar y lo logro cuando aumento la velocidad. El aro se frota contra su clítoris y acaba en chorros blancos que se deslizan por toda mi verga hasta caer en gotas sobre mis testículos.
-Buena nena- meto un dedo en su interior para recoger ese elexir de la vida que sale de él para volver a probarlo. Podría volverme a dicto a su sabor- ahora dame el tercero de la noche y consideraré no ser muy brusco por tu condición- trato de calmarme porque de como entre de una la destrozaré- por qué me dejarás entrar en ese lindo coñito. ¿Verdad? Dime qué si y te lo meteré tan rico que te derretiras sobre él- la tomo de las caderas para evitar darle otro bofetón por no responder- no te escucho, piccola.
- Súplica y seré yo la que te destroce la verga de los sentones que pienso darte- mierda con esta demone.
- Yo no suplico.
- ¿Estás seguro?- ni siquiera puedo coordinar mi mente con mi boca cuando su pequeña mano rodea y glande y juguetea con mi argolla poniéndome tenso y cachondo. Su mano se moja inmediatamente con sus jugos y mi líquido preseminal- vamos. Dime lo que quiero escuchar y te dejaré llenarme todo el coño- me mira por encima de su hombro y juro que la quiero matar a punta de embestidas.
¡Porca puttana!
- Montame- aprieto más mis manos en su cintura y estoy seguro que quedarán marcas.
-No te escucho, profesor- y sonríe la muy cagna.
-Montame de una puta vez- muerdo mi labio porque las palabras se me hacen pesadas en la lengua- por favor.
La odio.
- Rico. Así me gustas más. Flojito y cooperando, professore.
Me debato entre ver mi polla perderse en su vagina desde atrás o comerle la boca mientras entro en su encharcado canal, pero termino rápidamente en decidirme por la segunda.
Así que paso la mano por sobre su hombro y cerrarla en torno a su garganta empujándola hacía mi.
Gruñe y se que esta por decir alguna cosa que ahora mismo no me interesa escuchar, seguramente preguntar sobre el aro y yo puedo pensar en otra cosa que no sea entrar de una sola estocada en esa vagina que pide a gritos ser embestida.
Le como la boca acallando su voz, abro sus nalgas y hago que su cuerpo se alinee para que vaya descendiendo de a poco. No es ser presumido pero no tengo un tamaño y un grosor que puedas tomar a la ligera. Ya la preparé lo y está lo suficiente dilatada como para meter al menos la mitad de una sola vez.
La atraigo hacia abajo para que mi polla se entierre lentamente en esa estrechez que promete partirmela a la mitad.
-Joder, que delicia
- Eso es, piccola, sientela. Siente que tan mal me pones. Me tienes duro y es solo por ti.
Los dos soltamos un gemido cuando esta casi alojada a la mitad y la invito a salir para luego dejarla caer un poco mas profundo, hasta que se acostumbre a mi tamaño.
Siento su coño contraerse apretando mi miembro, estoy ardiendo y mi respiración es una mierda. El morbo de la situación, la magistral imagen de ella arqueada de espaldas sobre mi y sus nalgas abiertas, mismas que devoro con los ojos y a ese delicioso letrero de Kiss Here junto a una llama que tiene tatuado en el derecho. Los gemidos acallados, las ganas inhumanas que tengo de levantarme y darle hasta que no de mas me superan, pero recuerdo que ya esta haciendo un descomunal esfuerzo en mantenerme el ritmo con sus lesiones y me dejo caer en el espaldar y espero que sea ella quien marque el ritmo como sospecho desea hacer.
La veo apoyar las manos en el espaldar del frente hecharse hacía adelanté y levantarse hasta sacarlo por completo tomarlo con su mano y dejarse caer otra vez. Ahora sí me entierro completamente en sus pliegues y yo me siento en el puto jardín del Edén.
Sus pies se ponen en punta, imagino que para no lastimarse más el tobillo mientras comienza a contonearse, saboreando cada centímetro de mi verga que su coño engulle como si no lo quisiera soltar en la vida.
Es estrecha pero aprieta su canal adrede y eso es algo que me vuela la cabeza, es malditamente adictivo y delicioso.
- Scopami piccola. Fammi impazzire. Muoviti per me- me rindo al deseo y pido todo lo que quiero que me haga. Que me vuelva loco por ella, más de lo que ya estoy.
No lo resisto juro que lo intento pero sus rápidas subidas y bajadas, la onda de su cadera cuando la mueve en círculo y como esas nalgas rebotan en mi polla como si bailara twerking me tiene cantando canciones infantiles en la mente para no acabar de una jodida vez.
La disfruta, se que la disfruta porque sus gemidos son imposible de acallar y en unos escasos segundo el reproductor cambia de una canción para la otra el bus queda en silencio y debo soltarle el cuello para ponerla en su boca, poniéndole fin a esa deliciosa melodía de jadeos que salen de sus labios.
En un momento veo que su pierna lesionada está por ceder y la tomo por debajo de las rodillas abriéndola completamente para mí y ahora soy yo el que la penetro desde atrás con movimientos rápidos y fuertes.
Aumento el ritmo, penetrandola con furia y apremio. La vista de sus tetas desde aquí, saltando y rebotando con cada embate es todo un espectáculo que no puedo perderme. Sigo y sigo con estrellones rápidos, duros y profundos.
- No voy a preguntar cuanto te gusta porque tu cuerpo me lo esta diciendo a gritos, te encanta mi polla- mi pelvis se estrella contra su trasero y su cuerpo explota porque sus gemidos y casi grito se escapan de su boca y yo me lo devoro como la sinfonía más hermosa de la galaxia. No podría privarla de gritar ni aunque lo hubiera querido y a este punto me importa una mierda quien nos escuche.
Unos embates después su coño cerrado se derrite como hielo y termina matándome de deseo y éxtasis cuando llega a un orgasmo que detona el mio.
Gruño como perro rabioso cada que me saboreo esas resbaladizas y estrechas paredes envolviendo mi verga haciendo que los espasmos sean voltios eléctricos desde mis testículos hasta mi glande.
Lo saco en el último segundo y me dejo ir, bañándole el vestido que sigue arremolidando en su cintura y la preciosa mariposa de su obligo. Lo veo deslizarse por su pelvis hasta perderse en su coño. Doy los últimos embates presionando mi pecho contra su espalda antes de sentirla girar la cabeza como si estuviera en busca de lo mismo que yo. Comiéndome la boca con un apetito insaciable y descontrolado.
-Eso estuvo rico. ¿Cuándo repetimos?- dice una vez que la acomodo a mi lado e intento limpiarla con un pañuelo pero me lo quita y lo hace ella misma.
Esta niña es insaciable.
Pero eso me gusta, joder como me gusta, y a mi polla también visto que sigue erecta. No a bajado una milésima ni aún después de vaciarse.
- Esto es cosa de una vez, tu me tenías ganas y yo a ti. Ya nos saciamos y hasta aquí llega- sigo su ejemplo y comienzo a arreglar el desastre de mis pantalones al ver por la ventanilla que estamos atravesando la calle del hotel.
- ¡Ay cosita! ni tu te lo crees. Si fuera así, tu polla no seguiría estando erecta queriendo perderse en mi hasta dejarme en silla de ruedas. No te quieras hacer el de rogar que tu cuerpo siempre te traiciona cuando se trata de mi.
- Eres mi alumna y ya cruce la línea en este viaje. Creeme que no volverá ocurrir. Es mi última palabra.
- Imbécil, a mi no me dices cuando se acaba. Esto lo empecé yo y lo terminó yo. Y creeme profesor, cuando yo digo algo se hace, tu no serás la excepción.
-No en esta ocasión- digo con toda la seriedad con la que soy capaz de hablar.
- Ya veremos.
Está molesta, se le nota en cada poro de su piel pero aun así lanza un beso antes de acomodarse para alcanzar las muletas y levantarse por si sola. Llama a su amiga para que se mantenga cerca de ella mientras da los primeros saltos por el pasillo alejandose de mi, porque no se le dio la gana que yo la llevara.
Caprichosa de mierda que no puede aceptar un no por respuesta.
-¿Te gustó lo que viste? ¿Quieres ser la próxima?- La escucho decir pero por estar tan embobado mirandola acostumbrarse a usar las muletas y velar para cogerla en caso de que pierda el equilibrio, no me había percatado que Pamela nos estaba viendo desde unos asientos por delante y por su expresión lleva mirando desde hace un buen rato- No hay y no te toca, guapa. Es solo mio así que duérmete o metete en tus cosas.
Yo dejo que una sonrisa divertida se dibuje en mi rostro por sus palabras. Suyo. Ya quisiera yo ser suyo en verdad.
Esta equivocada si cree ser la única que sabe jugar a esto. Yo no planeo ser uno más que desecha cuando se aburre como lo he visto hacer más de una vez.
La he observado. La he analizado y me gusta, pero me niego ser otra de sus presas, asi que este se acaba de volver en un juego de poder y dominio sobre el otro y quien terminara cayendo antes.
Si ella entró en mi es solo por una razón. Porque yo la dejé y porque ya decidí que se va a quedar conmigo. Me elegirá a mi por encima de todo y todos.
Yo ya caí en sus provocaciones, ahora quiero que sea ella quien venga pidiendo más. La quiero escuchar suplicar por una vez más. Pero como la conozco del tiempo que llevo estudiandola como mi materia preferida, se que ella no se quedará de brazos cruzados ante el desafio lanzado.
Le veo atravesar la puerta del hotel y solo sonrio, llevándome las bragas olvidadas y rotas al bolsillo.
- La primera de muchas que tendré.
Esto será interesante.
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