Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 21

Kaia

Me voy a trabajar como un zombie. Por mas base y corrector que me pusiera no podía esconder mis ojos hinchados y las ojeras que tenía. Salgo de la casa de mi amiga después de asaltarle su armario porque no era lo ideal ir dos días seguidos con la misma ropa. No salí de mi cubículo en todo el día, solo miré como el reloj marcaba los segundos y como ese dolor en el pecho que no se iba.

¿Por qué no podemos tener un botón para dejar de sentir? ¿Por qué nos empeñamos en sufrir de una manera tan masoquista?

Somos tan estúpidos que aun sabiendo que algo nos lastima seguimos empeñados en seguir ahí.

Pasé el resto de las horas en el trabajo con una idea latente en la cabeza, era más que evidente que ya se había hartado de mí, tal vez hasta ya tenía otra.

La solo idea de imaginarlo con otra me quemaba como si estuviera dentro de una hoguera, eso no podía ser. Por fuera parecía que estaba en el limbo, pero por dentro solo derramaba lágrima tras lágrima, armando todo un río a mis pies. No lo soportaba más y busqué su ubicación en mi móvil.

Y si, le había puesto un localizador. Se lo disparatado que podía sonar eso, pero solo planeaba usarlo en caso de una emergencia y desde mi perspectiva esta era una. Debía tener respuestas, esto no podía acabar. Me negaba a perder el amor cuando recién lo sentía por primera vez.

Por lo que cuando vi que estaba cerca de mi departamento algo dentro de mí se llenó de ilusión con la idea de que iba a buscarme para arreglar las cosas. Solo faltaban 15 minutos para mi salida así que recogí todo y salí como alma que lleva el diablo por la puerta.

Correría a sus brazos cuando lo tuviera en frente, le pediría perdón y cogeríamos como sino hubiera pasado nada.

Me detengo de pronto cuando lo veo cruzar la calle en compañía. Aquello hizo que creciera la desconfianza. Lo persigo a lo largo de la calle a una distancia moderada para que note mi presencia. Sabía que algo pasaba, pero darme de hostias con esta realidad era muy doloroso, seguramente este es el motivo por el que em pidió que me fuera.

Ahí, junto a él, estaba esa tal Catalina que no me acababa de dar buena espina. Odiaba a esa mujer como no podía explicar, sobre todo porque era más que obvio que para ella nunca fue solo sexo, pero él, hombre al fin, no lo quería ver.

La odie desde el momento uno en que Aaron nos presentó y que supe su historia juntos. Suena infantil, lo sé, pero el solo hecho de saberla aún enamorada de él y que en cualquier momento podrían revivir los viejos tiempos me comía las entrañas cada vez que se iba a trabajar.

Y ahí estaban, en una cafetería, corrección, nuestra cafetería. Donde toda esta locura comenzó y la que fue testigo del nacimiento de nuestra historia.

Yo estaba que hervía de rabia y él, ajeno a todo mi torbellino, estaba como si nada. Me quedo espiándolos por la ventana, tratando en vano de escuchar lo que hablaban, mientras siento como una lágrima de enojo recorre mi mejilla al sentirme usada.

Usada, engañada, traicionada y con mucha bronca dentro. ¿Cómo se atreve a dejarme en medio de la calle un día y estar de brazos con otra al otro?

«Eso sin contar que no hayan dormido juntos anoche» que la vocecita de mi cabeza dijera aquello no ayudo en lo mas minimo a mi inquietud.

Los veo hablando y cómo un momento después se toman de las manos.

Aquello era más de lo que yo podía soportar, así que como un maldito huracán categoría un millón, entré sin importarme una mierda lo que estaba haciendo. Tomo un vaso con sabra dios que cosa de color verde vomito que estaba sobre una mesa y lo vierto completamente encima de aquel hijo de puta.

Tuvo un efecto exquisitamente satisfactorio.

-¡Cabrón!- no puedo evitar decirle mientras lo dejo hecho una sopa- sabía que en algo debías andar para que me dejaras como si no fuera más que un cero a la izquierda. No puedo creer que me hicieras esto ¿cómo pudiste?- digo presa de la furia y el dolor- ¿Sabes qué? Haz lo que quieras, no quiero volver a verte. Y tu maldita zorra- me dirijo a la cara de medusa que lo acompañaba- espero que ya estés satisfecha. Te lo regalo, ya está un poco usado, pero todavía funciona.

Me giro y salgo de allí hecha una fiera rabiosa. ¡Maldito capullo, infeliz, bastardo, y todo lo malo que se le pueda decir a una persona! ¡ojala te vayas al infierno! Tenía la vista nublada por las lágrimas, por más que me las limpiara con el dorso de la mano mientras caminaba por la calle volvían a salir al instante. Iba tan cegada por el rencor y odio también hacía mi misma que solo llegué a sentirlo cuando ya me tenía tomada de las muñecas, cortándome el paso.

-Suéltame, lo diré una sola vez ¿Ya no estás satisfecho con tu conquista? ¿Quieres un trío para terminar de inflar tu puto ego de mierda?- tiro de las muñecas para liberarme con la idea de comenzar a golpearlo pero su agarre entorno a ellas no me lo permitía.

-Kaia escúchame, maldita sea. No sé que rayos está pasando por esa cabeza loca que tienes, pero no es nada de lo que estas pensando, solo quería un consejo.

-¡Ay, por favor! no me hagas reír. Tan idiota me crees que soy como para tragarme semejante gilipollez. Y quítame tus cochinas manos de encima si no quieres quedarte sin huevos.

-Vale, si no es por las buenas... - me carga sobre su hombro como si de un saco de papas se tratara llevándome por toda la calle dando un espectáculo del que luego le haría arrepentirse.

-Suéltame o juro por dios que te castro en cuanto toque el suelo- le amenazó pero no surte efecto.

-Me importa un mierda, me vas a escuchar lo quieras o no.

En el resto del camino no dejé de golpear su espalda para que me bajara. Me dolían los puños de lo fuerte que eran los golpes, pero el no me detuvo ni una sola vez, tan solo apuró el paso para llegar antes a mi departamento. Reconozco que una pequeña parte masoquista dentro de mi estaba gozando como una niña chiquita en parque de diversiones con todo aquello.

No paraba de reír con la cara que se le quedaba a la gente mientras nos veía pasar, aquello era de locos. A quien más se le podría ocurrir si no a mi loco particular.

Llegamos a nuestro destino y en cuestión de segundos ya estaba sobre la mesa y su boca sobre la mía callándome y quitándome el poco aire que aún entraba a mis pulmones. Pero si de algo me complacía mi carácter era que podía llegar a ser un verdadero dolor de huevos para él. Así que me regodeé al morderle el labio inferior y ver cómo se relamía la gotas de sangre que se le escapaba de la herida que le acababa de abrir.

-Con que quieres jugar ¿no es así?- sabía por lo general que cuando empleaba ese tono ronco y su mirada se volvía casi felina de que lo bueno estaba por comenzar- juguemos entonces.

-Te dije que no me tocaras maldito cerdo asqueroso. No quiero verte, largate con tu maldita zorra de una vez-lo vi tomando los paños que habían sobre la mesa- ¿qué haces maldito loco?

A una velocidad increíble me amarra las muñecas con uno de ellos y me estira para unir la otra punta con esquina de la mesa. Yo miraba horrorizada como llevaba acabo el proceso sin dejar de gritar por ayuda. Si los vecinos llamaron una vez, pueden hacerlo de nuevo y esa era ahora mismo mi única esperanza.

Tenía las manos amarradas a dos de las esquinas de la mesa pero cuando trató de hacer lo mismo con mis piernas no se lo puse fácil, patie con toda la fuerza que pude, pero ni aun así fue suficiente en su contra.

-Ahora tienes dos opciones tal como lo veo- dice y se pasa el dorso de la mano por la frente, se veía tan sexy jadeante- puedes seguir gritando como loca, obligándome a que también te amordace o te puedes callar de una jodida vez y dejar que te explique.

-Puedo gritar tanto que los vecinos llamaran a la policía una vez más, déjame en paz. No te quiero en mi vida. Tu has la tuya con tu zorra que yo hare la mía perfectamente con Enmanuel.

Se que ahora tal como estaban las cosas yo tenías las de perder. Estaba amarrada e indefensa a su merced, pero hay ocasiones en que las palabras duelen más que un golpe. Y sé, que así como yo no puedo verlo junto a otras, él se ciega de celos con la simple idea de que un ser con polla y dos testículo respire a dos metros de mi.

-No tienes ni puta idea de lo rico que me coge en su oficina, es tan delicio...

« Ay hija pero tu lo que quieres es morir. Definitivamente no conoces lo que significa peligro, ni aun estando en él. ¿Cómo demonio se te ocurre decirle algo así a la bestia esta? Bueno como sea, fue un gusto conocerte. Nos vemos en la otra vida»

¿Qué palabra se puede usar para explicar su reacción? ¿salvaje? ¿troglodita? ¿cavernicola? ¿neandertal? ¿vikingo? Creo que si sumamos todas esas y unimos con lo que hace un terremoto y un tsunami tenemos la respuesta exacta.

Sus ojos se encendieron con una ira preocupante mientras se acerca a mi con una lentitud que me estaba haciendo arrepentirme de cada una de mis palabras y rezar a dios por mi alma. ¡Ay mamita que hice!

¡AYUDAAAA!

Se pone entre mis piernas mientras su mirada oscura y teñida de rabia se va deslizando por todo mi cuerpo, desde mis tobillos hasta mis ojos en un silencio agonizante. Por cada segundo que pasaba callado la excitación crecía en mi y si lo conocía como quería creer, nada bueno se le estaba pasando por la cabeza en ese momento.

-Justo ahora puedo hacerte lo que quiera y tu no podrás impedírmelo. Así que puedes ir rezándole a ese dios tuyo que tenga piedad de ti, porque me están viniendo muchas ideas a la cabeza, y puedo jurarte que ninguna de ellas es buena.

Su mirada se posa en mi entrepierna y antes de lo pensado ya sus dedos estaban acariciando mi clítoris que ya estaba más que listo para él. Me maldije mentalmente por no usar bragas precisamente ese día. Al sentir mi humedad esa sonrisa siniestra suya aparece en sus labios antes de desatar su cinturón.

¡Padre nuestro que estas en los cielos, santifica! ¡AYYY!

Mi plegaria se vio interrumpida cuando acaricia mi clítoris con dicho cinturón que tenía doblado a la mitad en una de sus manos.

Lo frota en forma circular en mi palpitante vagina antes de golpearme con él justo en esa zona. Primero fue el dolor, que se centró en ese sensible lugar, para luego expandirse por cada parte de mi cuerpo como si mi este estuviera recibiendo una descarga eléctrica.

-¡Maldito bastardo hijo de...!

Sus dedos vuelven al ataque introduciéndose sin problemas en mi coño mojado y maldije mi traicionero cuerpo por excitarse de una manera tan enferma como lo hacía. Mis caderas tomaron vida propia y comenzaron a balancearse en busca de mayor satisfacción y justo ahí volvió a quitar sus dedos para darme otro azote, esta vez mas fuerte que me hizo contraer cada dedo de mis pies y la busca en vano de la liberación de mis manos.

Estaba mucho más que cachonda aunque no lo quisiera reconocer ni con un arma en la cabeza. Repite la acción de los dedos, pero esta vez aumentando la velocidad y la presión de estos al entrar y salir de mis resbaladizas paredes. Quería gritar, maldecirlo y mandarlo a la mierda pero solo pude morder mi labio inferior y disfrutar de esas sensaciones que estaba poniendo mi cuerpo al borde.

-Ahora que ya tengo toda tu atención y estás más que dispuesta a escuchar, hablaremos. Y si aprecias tu vida estarás callada y no volverás a repetir la estupidez que has dicho poco antes. No te conviene jugar con mi paciencia Kaia

-Gilipollas- le escupo la palabra que tan bien lo describía.

-Pero asi me amas ¿No es así? Entre Catalina y yo no hay nada, te lo juro- escuchar su nombre de su boca fue como recibir un jarro de agua fría, bajándome de todo el nivel de excitación que estaba recibiendo en ese momento pero rápidamente sus dedos volvieron al ataque haciéndome perder noción de cuál era el motivo de mi enojo- ya no. No desde que descubrí que mi perdición eras tu. Y si estaba con ella era porque me vio hecho mierda en el set y solo necesitaba hablar con alguien. ¿Sabes? no soy una máquina y también necesito desahogarme.

-¿Y para qué coño me tienes a mi? ¿Para florero?

-No sabía cómo acércame a ti después de lo de ayer, se me vinieron mil imágenes tuyas y de ese condenado mentor de las narices en mil posiciones distintas y me dejé dominar por lo celos.

-Pero ¿qué tanto lío con Enmanuel? solo trata de ayudarme y tu como mi pareja deberías estar feliz de que alguien tan profesional me quiera ayudar. Sabrías cómo acercarte a mi si en lugar de echarme como si tuviera la peste hubiéramos hablado como dos personas civilizadas.

-¿Cómo lo estamos haciendo ahora?- siento sus dedos volver al ataque para volver a detenerse segundos después.

-¡Joder!- digo entre dientes.

Estaba tan cerca y este maldito capullo se detuvo en el último momento, dejándome más frustrada de lo que estaba. Obligo a mis piernas a cerrarse para cortarle el acceso, pero se me hacía imposible estando amarrada a cada punta de la mesa como una X.

-Necesito que me creas, Kai- vuelve a repetir el proceso de antes para dejarme justo cuando sentía esa deliciosa sensación bajando por mi columna- nunca te traicionaría de esa manera, nena. Dime que me crees.

-¡Maldita sea! si te creo... te creo. Ahora pon tu maldita boca en mi coño y chúpamelo como tu sabes hacerlo, papi. No lo aguanto más, muero por sentirte.

Si, ya lo sé, perdí la batalla, pero cómo poner resistencia cuando ya no quedaba una célula en mi cuerpo que no gritara que lo liberara. En este punto pensamos, ¿qué pesa más? ¿el orgullo o una buena mamada? Definitivamente gana la segunda.

Su maldita sonrisa ladeada fue lo último que vi antes de sentir como su boca subía por toda mi pierna hasta detenerse a unos centímetros de donde más lo necesitaba. Me mira una vez mas y yo iba a protestar porque este no era el momento para tomarse su tiempo, yo lo quería ya. Como si me leyera, su boca se posa en ese lugar que lo aclamaba a gritos y que tan sensible estaba debido a sus juegos de antes.

Juro que al notar esos labios encerrarse sobre mi clítoris para tirar de él al chuparlo vi un nuevo paraíso abrirse ante mi. Su lengua viajaba por todo mi coño para luego penetrarme de forma posesiva. Sus manos se aferraba mis muslos evitándome así que pudiera moverme mientras seguía devorándome de una manera jodidamente deliciosa.

Sabía que no iba a durar mucho tiempo, mis piernas temblaba, mi vagina se contraía y mi piel se enchinaba al explotar en su boca como nunca en la vida lo había hecho. Me dejé caer en el abismo del orgasmo, podía ver incluso estrellitas en el techo. Él no se despega de mi coño hasta que terminó, yo apenas estaba calmando mis gemidos y mi dificultad para respirar con normalidad cuando siento como ese trozo de carne que tanto me encantaba mamar entrando con todo en mi, de una sola embestida.

-¡Joder, nena! no se si ya nos hicimos adictos a las peleas por lo rico que son los polvos de reconciliación o solo para molestar al otro, pero solo sé que ya no puedo vivir sin esto.

Sus embestidas son feroces y salvajes. Apoya una mano en mi cadera sin dejar de mirarme de esa manera morbosa que tanto me prende. Yo no aparto la mirada, se la sostengo mientras arremete con todo contra mi y mis manos se mueren por enterrar mis uñas en esa enorme espalda.

Con una rudeza indescriptible me marca sus dedos en mi cadera para luego tomarme del cuello y hacer la justa presión sobre este hasta sentir como tus huesos se derriten del placer. Sus movimientos no paran, son cada vez más incontrolables pero yo solo puedo alzar la pelvis para recibirlo en todo su esplendor. No quería que hubiera un solo espacio en mi que no llenara. Cosa que no era difícil teniendo en cuenta que su polla era... ¡diosito bendito! no hay palabras para describir lo que te hace sentir esa bestial polla gorda, grande y venosa. De solo tenerla delante me hacía salivar.

Siento que me partirá en dos cuando vuelve a hacer ese movimiento circular para luego volver a arremeter de manera feroz tomando mi cadera con fuera, estrellándola contra su pelvis.

-¿Quieres correrte?- yo estaba en una nube de placer tal que no lograba articular palabra.

¡Dios, creo que no he sentido esto jamás!

Gimo y lloriqueo al estar tan cerca y percibir como él reduce el ritmo.

-Tus gemidos son musica para mis oídos, nena. Pero te estoy haciendo una pregunta.

Su mano comienza a estimular mi clítoris sin dejar de salir y entrar en mi, chocando sus testículos contra mis nalgas una y otra vez, y yo sintiendo que voy a estallar en cualquier momento.

-¡Si, joder si! No te detengas Aaron. Hazme gritar tu nombre.

-Tus palabras son ordenes.

Entonces lleva una mano al bode de la mesa para tener mayor apoyo y entonces comenzó a bombear fuerte, tan fuerte que esta comenzó a chirriar, la madera a crujir y temí por un segundo que llegara a romperse.

La rudeza que destapo me estaba matando de la manera mas deliciosa y gloriosa que existe

-¡Qué rico, si!

-Déjate ir nena, no lo contengas.

El éxtasis estaba llegando, ya lo sentía y supe que él también.

-¡Maldita sea, mírame! déjame verte esos ojazos cuando me bañes la verga.

Se muerde el labio inferior cuando obedezco, ni siquiera había notado que tenía los ojos cerrado. Y verlo sudado moviéndose sobre mi. Las venas marcándose en sus brazos y su cuello en tanto sus labios rosados bajan a poseer los míos con ferocidad y lujuria fue la muerte.

Siento su polla latir en mi interior en el mismo momento que yo tengo un orgasmo arrollador que me termina obligando a gritar su nombre con cada gramo de fuerza que me quedaba. El mezcla mi orgasmo con su eyaculación gritando también el mio, como una ola que nos arrastra a la deriva.

Apenas noté como mis muñecas y tobillos fueron liberados, estaba algo adormecida ya sea porque no pegué ojo la noche anterior o por el magnífico polvo que habíamos tenido hacía unos segundos, pero me dormí en cuanto me puso sobre la cama antes de que sus brazos me rodeaban.

-Te amo Kaia- fue lo último que escuche antes de dormir y no sabía si había sido cierto o solo resultado de mi imaginación, pero respondí.

-Yo también.

Se podría decir que después de eso las cosas volvieron a la normalidad. Aaron me prometió mantenerse alejado de Catalina siempre y cuando yo lo hiciera con Enmanuel.

Era bastante tonto sabiendo que los dos debíamos seguir trabajando con ellos, pero eso daba algo de paz y tranquilidad a mi mente, menos cuando el rodaje se extendía hasta bien entrada la noche o no volvía hasta el día siguiente. Me ponía como una araña trepando por las paredes cual bruja de cuentos, solo imaginar que dormirían cerca acababa con mi autocontrol aunque pusiera mi mayor esfuerzo en evitarlo.

Cada vez se iba haciendo más habitual que Aaron pasara fuera la noche por el final de la dichosa serie y yo me la pasaba en modo búho. Me fui volviendo adicta a los somníferos hasta el punto de pasar durmiendo noche y parte del día en el trabajo y como consecuencia trayéndome problemas.

-Nena, ya estas lista- la voz de Aaron me sobresalto y obligó a darme prisa con el pintalabios.

-Ya casi, dame 5 minutos- ahora el perfume.

-Cariño, ya estas hermosa. Les vas a encantar, y aunque no lo hicieras, cosa que es imposible, me importa un reverendo pepino su opinión. Ya lo sabes.

-Pero a mi si, es solo que estoy algo nerviosa. Nunca llego al punto de conocer a la familia de mi pareja y supongo que por eso no se que esperar

-Tu solo relajate, antes de que te des cuenta estaremos de vuelta en casa, específicamente en esta cama que ya siento que nos está llamando. Así que como sigas tardado le doy por culo a todo y cena, y nos quedamos aquí.

-Vale, vale ya voy- reviso que todo esté en su sitio y me levanto del tocador hasta ponerme justo frente a él.

Su mirada paseó por todo mi cuerpo, desde el discreto escote de mi vestido nuevo de color champagne que se ceñía a mi cuerpo quedando corto delante y con una discreta cola que llega a mis tobillos. Siguió hacía mis sandalias de tacón con suela roja en las que me había dejado mi paga de todo un mes solo por joder a la otra chica en la tienda con la que había peleado por ellos, ya que eran los últimos en todo el centro comercial.

Su mirada volvió a subir y mi cuerpo se calentó como si de repente hubieran subido la temperatura de la habitación.

-¡Estás radiante! ya me estoy arrepintiendo de ir. ¿En serio debemos hacerlo?

Su técnica de distracción para que accediera esta vez no iba a funcionar. Tenía mucha curiosidad en conocer al padre y al hermano de Aaron. Sabía que no tenían una relación muy amistosa, por decirlo de alguna manera, así que cuando me dijo que su padre nos invitaba a cenar no me lo podía creer.

Sabía que lo hacía más para demostrarme que tan en serio iba esta vez que para que conociera a su progenitor en realidad, y solo por ese motivo hacía explotar mi corazón.

No sabía qué esperar teniendo en cuenta que Raúl Wolf era un gran hombre de negocios con una de las mayores inmobiliarias del país pero desde luego mi imaginación había sido bastante pobre cuando pensaba en el lugar donde vivía este hombre.

Era increíble, en mi vida creí estar en un lugar semejante. Quedé como boba cuando Aaron puso sus dedos en mi barbilla para que cerrara la boca en la puerta de la entrada.

-No me imaginaba a tu padre viviendo en un castillo como el rey Midas.

-Digamos que pasar desapercibido no es su fuerte. Entremos- me guió poniendo su mano en mi espalda

Llama a la puerta y nos abre la señora mayor de la que Aaron ya me había hablado con mucho cariño haciéndome querer conocerla. Y la verdad era muy maja, no paraba de regalarme halagos poniéndome aún más nerviosa de lo que estaba al llegar, pero me agradó mucho .

-Mi rey, hay algo que debes saber- sea lo que sea que fuera a decir se quedó suspendido en el aire con la llegada de un chico que era una versión de Aaron algo mayor y descuidado, aunque los rasgos de su cara y esos ojos color miel eran inconfundibles.

-Al fin llegan, bienvenida Kaia. Aaron no a parado de hablar de ti, ya moriamos por conocerte en persona- viene hacia mi dándome dos besos en las mejillas y me abraza mientras siento a mi lado como Aaron se pone tenso sin soltarme de la mano.

-Tu debes de ser Alex. Al fin nos conocemos- digo con simpatía

-Si ya era hora que este cavernícola te sacara de su cueva y nos presentara. Pero ven, nuestros invitados están ansiosos por conocerte. Déjame decirte que estás fabulosa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro