Aaron
Aun cuando nos despedimos, seguí mirándola desde la tienda del frente. La vi conversar con el dueño de la cafetería y como daba saltitos de felicidad al salir.
Obtuvo el trabajo, otro punto más a mi favor. Al final va a ser cierto que se me estaban pegando las mañas de mi personaje.
No me costó mucho que le llegara la notificación de empleo en su archivo de noticias, eso fue obra de la magia de Roger, solo faltó una simple visita al lugar y hablar con el jefe. Un cheque, y mi chica tendría trabajo, y yo su vigilancia asegurada.
Todo había salido según lo planeado. Sin contar lo del atraco de la señora, eso no estaba en la lista. Pero su reacción fue la que me dejó deslumbrado ¿Cómo podía esa criatura ser tan maravillosa?
Parecía surrealista tanta perfección en un solo ser. Sabía que pedir perdón era el primer paso para tratar de mejorar las cosas entre los dos, lo que no esperé fue su respuesta tan sincera y tan compuesta de mis mismos pensamientos.
Era como si conectáramos y pensáramos igual, pero cada uno a su manera. Había química, eso era innegable, pero más allá de eso había una conexión especial, pude sentirlo y se que ella también lo sintió.
¡Joder! No recuerdo cuándo fue la última vez que una tía me hizo reír con sus comentarios. Su ingenio era incomparable y contrastaba perfectamente con el mío. Sin duda iba a disfrutar de lo lindo con la convivencia.
Sabía que más temprano que tarde seguirla iba a dar sus frutos. Y quedó más que demostrado cuando supe que su amiga se iba. Escuché la conversación que tuvo hace unos días con Paola en la cafetería donde esta trabaja, cuando le contaba que su padre le había cancelado las tarjetas y su jefe no le quería devolver el trabajo.
¡Por Dios!, casi lloro de alegría cuando le contó los problemas que tenía para su tesis. Todo era tan perfecto que me pellizqué para saber que si era cierto. Cada uno de sus problemas eran como escalones que me acercarían a ella si sabía cómo manejarlos. Y así fue.
Salgo de la tienda y voy a mi coche, las grabaciones estaban en un punto crucial y mi papel cada vez necesitaba más de mi atención para desempeñarlo al máximo.
—¿A qué santo debemos agradecerle el milagro de que el señorito Wolf llegue a tiempo por primera vez en los casi 2 mese que llevamos de rodaje?
—Alex ahórrate las ironías ¿quieres? Hoy ni tu, ni miles de lenguas venenosas como la tuya lograrán que me ponga de mal humor— si, mi hermano podía llegar a ser peor villano en la vida real del que yo desempeñaba en escena. Aun me preguntaba porque seguía teniéndolo como representante.
—Lo dicho, un milagro. Deberé felicitar a la putilla de turno. Se nota que supo hacer bien su trabajo para que estes asi.
Uno ya no puede estar de buenas por un día porque luego tiene que pasar algo y como paloma en vuelo cagarte en la cabeza. Me lanzo hacía él en cuanto cierra la puerta del camerino a su espalda. Lo tomo del cuello y lo estampo contra dicha puerta.
—Si quiere mantener esa lengua que tienes que de seguro te la muerdes y mueres con tu propio veneno tal y donde está, será mejor que no me busques porque me vas a encontrar. Y no creeré ni en padre, ni en madre, ni en el espíritu santo. ¿Quedó claro?— asiente repetidas veces antes de que lo libere del todo. Me quito la chaqueta y la lanzo sobre el sofá ante de dejarme caer en el sillón que tenía delante del tocador con espejo extra grande que tenía en mi camerino— diles a las estilistas que vengan cuando quieran.
Logro decir antes de que salga por completo de la estancia acariciándose al zona dolorida del cuello.
Ni el encuentro con mi hermano logró que mi buen humor se evaporara. Estaba trabajando pero a la vez mi cabeza estaba en un departamento del primer piso. Era tan increíble que parecía falso. Pero como todo no puede ser reír y cantar, apareció él. Como si lo hubiera invocado en mi conversación con Kaia recibí un mensaje de mi padre, había reunión familiar esta noche y era de las que no me podría escarrear.
Estoy empezando a pensar que le debo algo muy gordo a alguien del otro mundo porque esto no podía ser verdad.
Ya sabía yo que tantas buenas noticias en un día no podía traer nada bueno. En fin, me resigné a la cena familiar a la que tendría que ser sometido en la noche, y como buena oveja negra de la familia me presenté de Armani todo negro.
En realidad no había sido mentira lo que le dije a Kai en la mañana. Mi padre había forjado una poderosa empresa inmobiliaria desde Alemania, donde viví hasta que cumplí 7 años para después mudarnos a España. Me había impuesto estudiar economía y dirección de empresa para ocupar la dirección del negocio cuando él se retirara, ya que mi hermano, siendo el favorito, si pudo estudiar cinematografía como deseó siempre.
Como ser humano, tenía sueños y esperanzas, y esos eran llegar a ser actor o músico algún día. Tenía cuadernos llenos con las letra de canciones que había escrito, pero cada vez se hacía un poco más difícil que me dejara hacer lo que me gustaba.
Así que al cumplir los 18 me rebelé y como era insólito, el señor Wolf no aceptaba un rechazo como respuesta. Así que me expulsó y me vi obligado a trabajar como jardinero para poder mantenerme, y he de agregar que debido al trabajo manual y físico que debía hacer debo agradezco mi buen aspecto físico.
Por pura casualidad del destino, en una de las tantas casas donde me contrataron, vivía un fotógrafo importante. Dicho hombre me pidió en una ocasión que posara para él en su jardín. No le vi nada de malo, así que lo hice. Solo que no imaginé que esas fotos impulsarían mi carrera como modelo en potencia. Tiempo después, Alex me ayudó en el casting para la serie y me aceptaron como protagonista, casi no me podía creer mi suerte.
Mi padre nunca aceptó que había perdido y que yo, lejos de lo que él imaginaba, pude despegar mi carrera en el mundo artístico.
Comencé a ser más conocido tras el estreno de la primera temporada y allí fue donde empezó la parte buena porque tuvo que tragarse su orgullo y extenderme una mano. Imagino su sorpresa cuando supo de mi suerte. Estaba seguro que mi sueños eran una pérdida de tiempo y que no llegaría a nada. Si bien aún seguía latente su desacuerdo, se lo tragaba porque sabía que ahora menos que nunca, iba a volver. Supongo que lo hacía para no perderme del todo.
Así que cuando llegaba una de esas invitaciones a reuniones familiares no me quedaba de otra que ir y tratar de no morir de aburrimiento y fingir lo bien que me la estaba pasando.
Como buen empresario no podía ser de otra manera que tener una casa fabulosa objetivo de habladurías en más de una revista. Debía reconocer que era magnífica, tres plantas, contraste perfecto de cristal, madera de sabrá dios importada de donde y piedra. Sin perder el buen toque español y alemán a la vez.
Tomo una buena bocanada de aire antes de tocar el timbre. Tenía llave pero aquella no la sentía mi casa así que nunca la usaba.
Rosa, la mucama de casa me abre la puerta y me regala una enorme sonrisa cuando me ve frente a ella. Le doy 5 besos en la mejilla derecha y un enorme abrazo. Era lo más cercano que había tenido de una madre desde.. bueno desde que vine a España.
—Tu padre me dijo que vendrías pero tenía mis dudas de que lo hicieras en verdad— dice cuando la pongo nuevamente en el suelo.
—Y perderme ese maravilloso cordero y esas nubes de patatas con quien sabe que cosas que preparas y me hace soñar con ángeles. Ni en la siguiente vida haría semejante estupidez— me da un amistoso puñetazo en el hombro ante mi comentario.
—Mas te vale o tendrás problemas jovencito esa era mi Rosa; gordita, bajita, canosa y más dulce que un algodón de azúcar— anda al salón en lo que termino de apresurar a la cocinera para servir ¡Ya mi rey está aquí!— me da un beso en la mejilla y se pierde en el corredor camino a la cocina.
—¡Que no se note que soy tu favorito!— grito antes de seguir sus indicaciones y dirigirme al salón cuando múltiples voces me llegan a los oídos justo ante de llegar.
Al parecer no seremos solo los tres. Y en efecto, estaba el señor Wolf en su trono cerca de la chimenea, mi hermano en uno de los sillones y en el sofá de piel frente a ellos, una pareja muy dispareja, me atrevería a recalcar.
Él, un carcamal de 60 años de seguro, con ese porte de hombre con dinero y derroche de poder por doquier. A su lado una chica que bien debería ser modelo.
Rubia, evidentemente operada, pero exquisita para cualquier hombre, de seguro el sueño húmedo de todo el género masculino. Me relamería con la idea de tenerla en mi cama, pero ese pensamiento solo lo corresponde a cierta morenita con la que viviría a partir de mañana.
—¡Ya está aquí! Justo estábamos hablando de ti querido— dice mi padre al ver que me acerco.
—Y que obra de caridad hice para que se me otorgara semejante milagro— la ironía me salía tan bien como la actuación. O sea, de puta madre.
—Tu siempre con tu buen humor ¿no?— su tono era divertido pero su mirada decía lo contrario— te presento al señor Rodríguez, es un nuevo socio para la expansión de los hoteles de la costa. Y ella es su hija Amalia— saludé cortésmente sin tener puta idea de para qué rayos me había llamado si tenía una reunión de negocios. Creí que sería como nuestras cenas juntos que hacíamos una vez al mes.
En cuanto me senté la conversación se volvió una oración de alabanzas sobre mí y mi carrera. Lo que me pareció de lo más descabellado, eso ni en mis mejores sueños ocurría por lo que me pareció demasiado sospechoso. ¿Alguien mas olía ese tufo a podrido? porque a mi me estaba explotando en toda la cara.
Ya en la cena, Amalia estaba sentada a mi lado, era muy mona y divertida, esa era la verdad. Pero no dejaba de sentirme como pez fuera del agua y un poco paranoico de que algo se estaba cociendo allí y yo aun no me enteraba. Para rematar, la sonrisa diabólica que Alex me dedicaba de vez en cuando no me hacía sentir más tranquilo. Ya cuando mi padre volvió a hablar, lo tuve todo más claro.
—Entonces Miguel, como te decía, Aaron estudió dirección de empresa y ya está listo para dejar su hobby y centrarse en cosas más importantes como los negocios— lo miro como si se hubiera vuelto loco, pero no lo saqué de su error, aún debía saber de qué iba todo aquello.
—Que gusto me da escuchar eso. Tal vez puedas ayudar a Amalia a integrarse también cuando las empresas se fusionen. ¿Se imaginan ser novios y directores de unas de las industrias más grandes del país?— dice el señor que estaba en el lado derecho de mi padre, que como buen patrón de casa estaba en la cabecera de la mesa.
Su mirada afectuosa me desequilibró y el sonrojo y sonrisa tímida de la chica a mi lado me hizo caer en picado con la historia que tenía ante mí.
¿Me habían hecho una encerrona? No pude hacer otra cosa que sacar la carcajada mas escandalosa que había escuchado en mi vida.
Así que era eso, tanto halago a mi actuación, tantas flores a lo que hacía al final era para esto. Siempre se trato de los negocios, unir sus empresas y si me unía a la tal Amalia estaría todo resuelto. Una técnica maravillosa, macabra, pero maravillosa sin duda, solo subestimaron un pequeño detalle. Yo.
Si alguien decía blanco, yo decía negro con tal de ir a la contraria y se lo recordé sin perder tiempo.
—Lamento bajarlos de la nube donde están volando pero me parece que aquí hay un error muy grande. En primera no dejaré mi carrera ni como actor, ni como modelo, y mucho menos me sentaré en una oficina para complacer caprichos de usted. A mi nadie me va a decir que hacer con mi vida.
—Pero ¿qué dice?— el señor se veía evidentemente confundido. De seguro mi padre le había dicho una gran sarta de mentiras que el pobre se había creído
—Solo una broma pesada de mi hijo, le encanta hacerlo. Pero nada de eso es verdad. ¿Díselos?— su mirada era amenazante que me atravesaba para advertirme que no le llevara la contraria. Yo solo disfrute en dejar unos segundos de silencio donde se escuchaba hasta la mas mínima respiración para matarlos de suspenso.
—Amo las bromas, Raúl. De hecho me considero el rey de ellas— sonreí con toda la maldad on la que fui capaz— pero en este caso digo la verdad. Ahora lo que me da mas diversión es que se presentaran como en el jodido siglo XX con una relación arreglada para sus negocios. No se de que droga se están haciendo ustedes pero no les está haciendo ningún bien, las alucinaciones son una mierda. Y a usted padre, si tan interesado está en esta fusión le aconsejo que case a Alex con ella, porque en lo que a mi respecta hace muchos años no soy su hijo.
Si antes eran rayos sus ojos ahora definitivamente estuviera fulminado.
—En fin, muy rico todo, no podría ser menos viniendo de las manos de mi querida Rosa pero yo debo irme. Bonita noche tengan todos.
Me levanto lentamente y camino hacía la salida, no sin antes escuchar los verdaderos pensamientos de Raúl sobre su querido bastardo, o sea yo. Tal vez en el pasado me hubiera dolido la cosas que decía y que incluso en el porche de la entrada se lograba escuchar, pero ahora, solo me daba lastima tener que verme dentro de este circo. Ya no más.
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